jueves, 27 de noviembre de 2008

... Y JONÁS LLEGÓ A LOS 33




Pues sí. El niño de la esperanza de la generación que perdió en las barricadas de mayo del 68 la ilusión porque este mundo fuese distinto de lo que ha acabado siendo ha cumplido esos presuntamente fatídicos 33 años.
El aparantemente muy cerebral suizo Alain Tanner, el único verdadero heredero de Jean Luc Godard, rodó en 1975 "Jonas qui aura 25 ans en l´an 2000", la cumbre de su carrera y una de las tres o cuatro películas que más me han conmovido de esa década.

Volver a ver "Jonas...", un film deshilachado, con sonido directo, libre y rural es una experiencia que desembota los oídos y limpia la mente. Uno realmente quiere a esos personajes que no han perdido la fe en poder vivir una vida digna a pesar de que de antemano saben que no será justa. Cada cual tendrá sus favoritos. Yo estimo sobre todos al padre de Miou Miou, ese viejo ferroviario que añora cuando su locomotora se adentraba en el paisaje (que no es lo mismo que contemplarlo pasar, remarca) y al "rey de la mierda", que en uno de los travellings (en vespa, por supuesto) más hermosos de la historia del cine, se declara "resistidor" para el resto de sus días.

Esta sí es una verdadera película coral, que se acaba amalgamando en un canto colectivo a la ilusión porque todo es mejor si somos mejores, sin rencores y sin ironías, sin segundas intenciones, sin mentiras, de frente.

Para mí una de las cimas del cine europeo de la década, a la altura de "Angst essen Seele auf", "Lancelot du lac", "Nous ne vieillirons pas ensemble", "Bubú" o "News from home".

domingo, 23 de noviembre de 2008

LA GUERRA HA TERMINADO






Con el estreno de "L´heure d´eté", la última película de Olivier Assayas, aquí titulada (no por parecido, exacto, el sentido parece otro) "Las horas del verano" me acordé inevitablemente de la aún pendiente "Le petit Lieutenant" (2005), el impresionante último film de Xavier Beauvois, que tengo por el mejor "polar" de los últimos 15 años.



La película de Assayas, preciosista, de cadencioso y exacto ritmo, que se sigue con mucho interés, pero también en cierto sentido, timorata y sin acabar de tomar partido a tumba abierta por algo que desarrolla "en tercera persona" durante todo el metraje, viene a constatar que lo estamos haciendo tan rematadamente mal con este ritmo de trabajo o placer (tanto da, todo se acaba haciendo más rápido: hablar, comer, follar, dormir, desear, respirar... ) acelerado y sin tiempo para nada en que estamos inmersos, que estamos olvidando las cosas importantes de la vida. Perdimos la perspectiva y el pasado ya no nos importa: si fue glorioso, no sabremos valorarlo, si fue vergonzoso, lo olvidaremos sin aprender nada.



La película de Beauvois, actor correcto, es una de las experiencias más estimulantes de los últimos lustros en el género policiaco. Tiene la autenticidad de "Police" de Pialat, la elegancia de un gran Chabrol (de los de hace años) y el hálito del todavía gran Clint Eastwood.



Y viene a decir más o menos lo mismo que la película de Assayas. Ya nada podemos hacer. La delincuencia, las mafias organizadas, las hordas de maleantes (venidos de la Europa del este en este caso) ganaron la partida. A la policía le queda ir tras sus pasos, arreglando lo que puede, enmarañada en burocracia, oyendo mil barbaridades para olvidarlas al día siguiente como dice el personaje de Nathalie Baye, porque ya, como dice un taciturno bebedor en otra portentosa escena en la que Baye vuelve a beber después de creerse limpia durante dos años, ni siquiera París es ya lo que era, sin que nadie sepa cuando empezó a perderse esta batalla que ha resultado la Guerra.



El cine francés, siempre en vanguardia... incluso desde la retaguardia



viernes, 14 de noviembre de 2008

¿ESTÁ TODO PERDONADO?


Dentro de la programación del muy venido a menos (tampoco es que partiese de un punto muy alto, pero al menos otros años había donde elegir) Festival de cine de Sevilla se ha proyectado la ópera prima de la directora francesa Mia Hansen-Love, quien a sus 26 años ha conseguido con "Tout est pardonné" (2007) el casi unánime reconocimiento de crítica y público.
No es fácil poner de acuerdo a tanta gente, pero viendo el film se comprenden las razones: se trata de una gran película y además es perfectamente apreciable por cualquiera tal extremo.
Es un film equilibrado, sincero, con un gran trabajo de dirección de actores, que no cae en manierismos, de ritmo perfecto y encima bien resuelto; tanto el final como cada uno de los bloques que lo integran. Impecable.
Es asombroso que una chica tan joven tenga este dominio del cine. Es un caso parecido al de Jérôme Bonnell, el precoz director de las igualmente excelentes "Le chignon d´Olga" (2002) y "Les yeux clairs" (2005). Algo así es imposible verlo en España.
La película es el retrato de un fracaso personal, interpretado por un tan desconocido por mí como adecuado Paul Blain, contado como drama de pareja en un primer momento y a través de la mirada de una chica en su parte final.
Es una historia que no tiene nada de excepcional excepto lo que la puesta en escena es capaz de sacar de cada personaje. Cine con mayúsculas, vamos.
Escrita sobre un papel pudiera parecer sin interés y muy trillada. En pantalla es excitante, misteriosa, tiene suspense (el auténtico suspense tal y como lo definió Sam Fuller, el del comportamiento humano), es elegante y en ciertos giros, deslumbrante en su puesta en imágenes.
Para mi gusto la mejor película francesa que he visto este año en un cine junto a "Un conte de Noël" de Arnaud Desplechin (ninguna de las dos estrenada comercialmente en España).