martes, 12 de enero de 2010

ÉRASE UNA VEZ EN TIANYUN

El 18 de octubre de 2008, a los 85 años, murió, donde había nacido, el cineasta chino Xie Jin. Dentro de unos meses, supongo, debe estrenarse su último trabajo póstumo, “One 2008th”, un film de cuatro episodios donde le acompañan otros tres directores, alguno de ellos discípulo directo me parece, Chen Kaige, Stanley Kwan y Tsui Hark.
Sólo conozco dos películas de Xie Jin y ambas de la misma época, de hace 30 años, con lo que no puedo saber cómo habrá evolucionado su carrera y qué puede ofrecer ahora.
Sólo sé que una de esas películas al menos (la otra, “Mu Ma Ren” del 82 la recuerdo muy vagamente aunque sospecho que tenía mucho que ver con ella) “Tian yun shan chuan qi (La leyenda de la Montaña de Tianyun)”, de 1980, es una obra maestra.
Haber nacido en un lugar como la provincia de Zhejian, en el este del país, y haber vivido en primera persona como le sucedió a Xie Jin, la instauración del régimen de Mao en los 50, permite tener una buena imagen de cómo eran las zonas más pobres de China y qué tipo de revolución llegó realmente a ellas.
Es interesante hacer el esfuerzo mental de calzarse los zapatos del protagonista, el intelectual exiliado (entendió mal "el mensaje" y tomó inciativas que disgustaron al Partido; cometió el error de tener ideas y para colmo no las abandonó) a la remota región de Tianyun, para hacerse una idea de cuál es el destino de los disidentes.
Luo Qun nos es presentado progresivamente, en uno de los mejores retratos “compuestos” (no sólo cuando sale y habla, también mediante libros olvidados en un desván, rumores de terceros, cartas desde el ecuador del film, fotografías...) que haya dado el cine, y esto ayuda sobremanera a comprender el objetivo del film, que es, aparte de contar una historia de amor malograda y recordada, retratar qué fue - y qué queda - de los que tuvieron la personalidad suficiente para tener voz propia aunque supiesen que les iba a costar su propia felicidad. Decían en “J´entends plus la guitare” que no todas las grandes historias tienen grandes finales y ese sentido de derrota reduce el impacto del sentimentalismo y otorga al film un carácter vívido, casi anti-elegíaco, si tal cosa existe.
Abordando el relato desde un prisma muy distinto a cómo lo hizo el Francesco Rossi de “Cristo si è fermato a Eboli” y en cambio recordando a algunas obras de otro cineasta tan poco conocido, para desgracia de todos los que llevamos años rastreando en vano sus films, como el ruso Marc Donskoi, hay en esta película maravillosa (una de las mejores filmadas sobre el desarrollo de un pueblo) un intenso sentimiento, más allá de consignas políticas, de pertenencia a una tierra, tan hostil y que ofrece tan pocas oportunidades a los ojos occidentales como la China comunista, terminando el relato justo en el punto en que empiezan a llegar los cambios que tan amplia e inteligentemente retrata Jia Zhang-ke en la monumental “Zhantai”.
Xie Jin no hace un retrato preciosista y embellecido de esta historia.
Poca gloria hay en tener que vivir una vida (la de él) coartada por las circunstancias y menos aún en sentir que la vivida ha resultado (para la chica que se marchó y renunció a él, Song Wei) tan cómoda como árida.
A Xie Jin le falta - voluntariamente - la distancia suficiente para resultar épico y además prefiere no dar el paso atrás y mirar desde la atalaya del que alecciona sobre su experiencia, esperando impresionar al espectador. Siente la historia demasiado cercana y le afecta tanto como a cualquiera que entre en contacto con ella para pretender adoptar otra postura más fácilmente asimilable a lo autoral y mirarse el ombligo. A ello contribuye el extraordinario trabajo de ambientación del film, nevado en el momento del relato, primaveral en el recuerdo de ella, rápido y dinámico, sin vano paisajismo ni ambiciosas reflexiones históricas en primer plano.
La película materializa de alguna manera la fantasía de "La vida en un hilo" de Edgar Neville: ¿cómo sería la vida de seguir un camino opuesto al tomado? La paciente y callada historia de sacrificio de Feng Qinglan, la amiga de la protagonista, que dedica 20 años de su vida a acompañar al paria Luo Qun no es un camino de rosas pero sí resulta más plena que la de Song Wei, casada todos esos años con el alto funcionario Wu, que no la quiere.
Pertenece Xie Jin a esa estirpe de directores que son capaces de enlazar inextricablemente el presente y el pasado, lo que ha quedado con lo que pudo haber sido, reflejando un sentido de fugacidad de la vida, que es contemplada en continuidad y además es capaz de transmitir todo eso cinematográficamente con herramientas sencillas, cristalinas, comprensibles por cualquiera, nada crípticas.
En pocas películas se refleja tan bien el paso (y el peso) de los años y las decisiones que se tomaron para encaminar la vida.
La Song Wei que recuerda sentada en su despacho, como Gertrud, es y a diferencia del sentimiento de orgullo intacto de esta última, uno de los personajes más derrotados que yo recuerde.
Ni siquiera el final, de alguna manera redentor y que trae nuevas esperanzas, consigue borrar tantos años malgastados.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Si no fuera por la única película que he visto del desconocido Bai Chen, consideraría a Xie Jin como el mejor cineasta chino, incluyendo los de los 30 y los actuales. De las 9 vistas (me faltan unas veinte, creo), al menos cuatro son obras maestras. Y si no recuerdo mal en YesAsia se podían encontrar DVDs chinos con (precarios y enigmáticos) subtítulos en inglés de tres de ellas, "Nülan wühao", "Mumaren" y la mejor de todas, "Tianyunshan chuanqi".
Miguel Marías

Carlos C. dijo...

Estupendo artículo, Jesús. No conocía a este cineasta. Me lo apunto. Por cierto, ¿qué te parece Li Yang? El otro día vi "Mang jing" y me gustó mucho.

Para Miguel: ¿cuál es esa película de Bai Chen que comentas?

Un saludo.

Jesús Cortés dijo...

Carlos, conozco esa película de Li Yang y también me pareció interesante; creo que la ví en el Canal Arte hace como tres años o así.
De los chinos actuales, intenta ver algo de Diao Yinan en el caso de que no lo hayas hecho. "Zhifu" de 2003 es prometedora y "Ye che" de 2007 es buenísima.
De Bai Chen no he podido encontrar nada, ni películas ni casi datos, es un fantasma.
De Xie Jin, ahora he localizado de nuevo "Mumaren" en AllZine y la podré revisar.

Anónimo dijo...

En primer lugar, enhorabuena y muchas gracias por los continuos descubrimientos.

El pinyin no lo controlo mucho, pero si "Ye Che" es "Nigh Train" suscribo que se trata una película tremenda y de lo mejor visto durante el 2008.

J.R.

Jesús Cortés dijo...

Sí, "Ye che" es "Night train". "Zhifu" tenía menos alcance, era obvia toda la peripecia desde que el tipo encuentra el uniforme y la chica aquella de la tienda ¡de casettes!
"Ye che" es misteriosa, taciturna y sorprendente. Al final resulta una historia de dependencia sentimental, tanto por parte de ella, como de él, que vuelve casi inconsciente, lógicamente, tal vez en el único impulso decente de su vida.

Anónimo dijo...

Para Carlos C., "Qiu tian li de chuntian"(1986). No recuerdo lo que significa, del tipo "Primavera en otoño": la historia se parecía mucho a "All That Heaven Allows" de Sirk (como algunos otros melodramas coreanos y chinos). La ví en Pekín en 1987, conocí a Bai Chen, muy viejo ya y muy "dañado" por la Revolución Cultural. A través de un intérprete, le pregunté, y parecía desconocer hasta el nombre de Sirk. No sé si sigue vivo, ni he logrado ver ninguna de sus cuatro o cinco otras películas.
Miguel Marías