domingo, 1 de mayo de 2011

NORAH

Para los que creemos que la carrera de Fritz Lang fue progresivamente a más, hasta culminar con sus mejores películas en el último tercio de su vida - finalizando con sus dos máximas obras maestras -, resulta verdaderamente frustrante tener que defender a "The Blue Gardenia" como uno de sus grandes films.
Los grandes triunfos en su haber desde la etapa de creación de formas en el cine mudo (y me refiero mucho antes a "Spione" y "Dr Mabuse, der spieler" que a "Metropolis" o "Frau im mond") y hasta "Das testament des Dr. Mabuse" en 1932, apenas han sido discutidos por nadie, pero a partir de entonces hay pocas películas que generen adhesiones generalizadas.
Tal vez las rodadas durante la guerra (y no todas), quizá "The big heat" y "Rancho Notorious" puedan haber conquistado un consenso, pero del resto es habitual encontrar tantos partidarios como detractores, a veces furibundos. El prestigio, grande en tiempos y otorgado por distintas generaciones, de "Fury" o "Moonfleet" no sé qué tal puede conservarse.
Son cuestiones bastante extrañas en torno a uno de los, por otra parte, más indiscutidos gigantes del cine.
Habrá que pensar que la exigencia  del langiano es demasiado langiana. Imagino que se encuentra tanto rigor y una maestría tan extraordinaria en las obras que se prefieren, que por comparación se tiende a ser injusto con las que se entienden como que no alcanzan ese estado de perfección clásica asociada a su nombre, negra como el zafiro, implacable y despiadada.
Si ese es el criterio elegido, el de la perfección germánica, supongo que mal se entenderá que entre las favoritas puedan encontrarse un aparantemente rutinario film bélico como "American Guerrilla in the Philippines", un inapropiado melodrama, "Clash by night", un "falso Oriente" - sin serlo - como el díptico "Der tiger von Eschnapur / Das indische grabmal" o esa digamos innecesaria vuelta de tuerca a su más famoso personaje con el milagro alemán de fondo, "Die 1000 augen des Dr. Mabuse", cuatro de las siete que prefiero.
Con "The Blue Gardenia", como ocurre con la malhadada "House by the river", que encuentro igualmente excelente, no ha habido lugar a dudas. Es a todos los efectos, simplemente el film fallido del 53 como "The big heat" era el bueno.
A estas alturas, cuando no hace ni dos años que un fofo remake de su más impresionante film dentro del cine negro (cuando no el mejor nunca hecho en ese género), "Beyond a reasonable doubt" apenas sirvió para recordarlo y hasta dio pie increíblemente a algunos para considerar superado el modelo original, poco puede esperarse de la suerte futura de "The Blue Gardenia", que apenas puede considerarse tangencialmente como perteneciente a ese tipo de films por muy catalogado que esté entre ellos, no cuenta con la presencia del característico Dana Andrews ni con esa encarnación de la traición sobre dos tacones, Joan Fontaine - la verdadera mujer fatal y no tantas arribistas con melena rubia y ni un céntimo en el bolsillo - sino con una pareja menos pegadiza, Richard Conte y Anne Baxter, ni tampoco trata un tema tan socio-políticamente apasionante.
No es desde luego la única película considerada mayoritariamente como fracasada a pesar de estar filmada por un gran y muy estudiado realizador, sin salirse demasiado de sus terrenos predilectos, con lo que hablamos de un problema de expectativa alterada.
"Unfaithfully yours" de Preston Sturges, "Timbuktu" de Tourneur, "Suddenly last summer" de Mankiewicz (de nuevo disiento: me parecen entre los mejores respectivos) han venido siendo entendidas como "The Blue Gardenia", una variación rítmica o de tono inesperada, excéntrica, desconcertante.
Demasiado densos y oscuros para lo que era habitual en una comedia, más abstractos e irreales de lo normal hasta el punto de parecer más inverosímil que aventurera, sorprendentemente turbios y arrojados a las profundidades de la psique, casi sucios e inelegantes... en el caso de "The Blue Gardenia", y no es el único film de su carrera que sufre tales acusaciones, la fama que la precede es la de su decepcionante falta de identificación estilística y por ello resultar desvahída, destensionada.
Tal vez si la mirada se aparta de la investigación policiaca, que ciertamente es diáfana, no postulada como un misterio y que difícilmente podría haber absorbido el interés de un cineasta tan inteligente y consciente de sus poderes como Lang (no a esas alturas de su trayectoria sin ser un proyecto impuesto ejecutado de mala gana y no después de tantas pruebas fehacientes de su dominio de cualquier clave cinematográfica por muy americana que fuese) para desplazarse al punto de vista del personaje de Anne Baxter y la hitoria de amor que surge entre ella y el periodista que incorpora Richard Conte, pueda entenderse el entusiasmo que algunos sentimos por el film.
"The Blue Gardenia" desde ese ángulo es una prolongación mucho más sobria y colindante con el thriller, del terreno ya cubierto en "Clash by night", la otra genuina women´s picture de Lang, que me temo nunca será famoso por ellas como Bergman, Ophüls o Cukor.
El ambiente creado por las suave melodía a piano de Nat "King" Cole - y no está de más recordar la importancia que cobra en el film la música de "Tristán e Isolda" cinco años antes de que Bernard Herrmann compusiera, inspirado en buena parte en ella, la banda sonora de "Vertigo"; Hitchcock, siempre tan atento a los movimientos del maestro vienés, como por otra parte también prueban dos escenas clave como pueden ser la identificación de Norah en la comisaría, con el ritual de las huellas dactilares, que anticipa la de Manny Balestrero en "The wrong man" y el intento de suicidio de la dependienta de la tienda de discos que parece sacada de "Topaz" -, recubre y acolcha el laberinto al que se ve arrojada la protagonista, marcando un engañoso ritmo: como siempre en Lang, a dos velocidades dramáticas, la exterior, atemperada, estable  y la interior, desequilibrada, dominada por grandes conflictos que acabarán dando la cara.
"The Blue Gardenia" apuesta discretamente por el control de todos y cada uno de los resortes de puesta en escena sin importar lo convencional y poco distinguido de sus diálogos y personajes - y aún así es uno de sus films más armoniosos, quizá el más clásico fotografiado nunca por Nicolas Musuraca - y alcanza de esta manera una de las primeras cumbres de la afortunada (para quienes admiramos el reto, uno de los más apasionantemente esencialistas que ningún director se haya planteado) y supongo que extraña (para quienes idolatraban en los 20 y 30 sus llamativas composiciones) "involución" estilística de Lang, que ya no tendrá vuelta atrás.

28 comentarios:

Sergio Sánchez dijo...

¿Llegaste a leer que el remake de Hyams era superior al film de Lang?. Yo por mi parte siento no tener ese tipo de rigor crítico pero no tengo tiempo de pararme a comprobar si un realizador como Peter Hyams ha superado o no a una de las obras maestras de Lang, las posibilidades de que eso suceda son inversamente proporcionales a las posibilidades de que acabe irritado y desquiciado por el tiempo perdido comprobándolo.

Es cierto que de Lang se espera tanto que torcemos el rictus en exceso ante obras que no lo merecen. Por lo menos se va superando la dicotomía entre la obra alemana y la obra americana.

También es cierto que mis favoritas alemanas no son las habituales y "Metrópolis" no se cuenta entre ellas, desde luego. Y mi predilección más íntima es el díptico de Esnapur.

Jesús Cortés dijo...

Sí, lo leí y además dos veces, aquí y fuera. No es cuestión de rigor, tropezé con ello y me sorprendió.
"Beyond..." fue un film muy criticado en USA en su día, con lo que tampoco me extraña.
El díptico indio ha sido mi obra suya favorita también, desde hace muchos años; es la que más admiro y la que más me emociona. Lo que pasa es que poco a poco tengo más dudas con "Die 1000 augen...", exactamente el mismo caso y muy en paralelo estilísticamente que me sucede con Renoir y "The river", que pienso ya se me quede por detrás de "Cordelier".

Anónimo dijo...

A mí también me gusta mucho, Jesús, nada raro porque me gustan casi todas las películas de Lang. Yo creo que es fácil identificar a THE BIG HEAT como la sombra que ha tapado sus virtudes: Quiero decir que los cinéfilos que disfrutamos haciendo listas no tenemos forma de ensalzar MANPOWER el año que Walsh también estrena HIGH SIERRA, THE STRAWBERRY BLONDE y THEY DIED WITH THEIR BOOTS ON. Irremediablemente queda eclipsada por el fulgor de las otras.
Otra historia es lo del díptico indio, que arrastra, sobre todo en USA, una incomprensible mala fama. Hace poco participaba en un foro de habla inglesa en la votación de mejores películas de 1959 y fui el único (!) que votó por ella entre 30 cinéfilos. Están por allí tan acostumbrados a leer reviews tan poco elogiosas que ni siquiera le dan una oportunidad (para que luego se discuta la influencia de los críticos cinematográficos).
Ángel.

Sergio Sánchez dijo...

No, con rigor quiero decir que no me da tiempo de dar una oportunidad a una película como la de Hyams, de la que más allá de la duda razonable tengo los suficientes prejuicios (o sólida información previa) como para no esperar nada. En la criba que uno hace queda descartada en primera ronda.

Jesús Cortés dijo...

Entiendo lo que dices Ángel, pero eso es sólo problema nuestro, no de los directores. La gente se cansa de todo, hasta de lo bueno.
Precisamente esas listas de las que hablas cada vez incorporan más a directores de obra corta, fácil de abarcar y obvia a los prolijos y empecinadamente productivos, cribando injustamente.
Es un hecho que Walsh, Guitry, Dwan y compañía eran capaces de hacer cuatro obras maestras en un año y así hay que contarlas.

Anónimo dijo...

Yo también soy de los que opina que Lang, que siempre fue un cineasta excepcional (grande entre los más grandes) cada vez filmaba mejores películas, de este modo creo que el díptico y su último Mabuse superan a todo lo que hizo antes en Alemania incluso a M, y que sus mejores obras norteamericanas son las de los años 50 como Moonfleet, Racho Notorius, Beyond a Reasonable Doubt, While the City sleeps, The Big Heat, Clash by Night Human Desire, sitúo The Blue Gardenia y a Clash by the River algo por debajo de las anteriores pero a un nivel muy alto y lamento no haber visto Guerrilleros en Filipinas que tan mala fama tiene incluso entre los más fervorosos langianos, espero verla un día sin prejuicios ya que nunca he visto una mala película de este director e incluso las más flojas como Western Union o Metropolis tienen grandes virtudes que las sitúan a un nivel excelente.
Lo de la dicotomía etapa alemana versus etapa norteamericana, como el hecho de que supuestos especialista consideren que de lo que Lang rodó en EEUU sólo merecen la pena Fury, The Woman in the Window y en los últimos años (porque antes ni eso) You Only Live Once, Scarlet Street y The Big Heat; estas dos cuestiones para mí sólo merecen que yo particularmente lo sienta mucho por ellos, no saben lo que se pierden que se queden sólo con Metrópolis y M y otras películas mudas como Los Nibelungos o las tres luces y que las vean mil veces.
El problema que tenemos en un país como España es que los libros sobre Lang que se han publicado siempre han incidido en la misma idea de la superioridad de la obra alemana y de que sólo Lang demostró su talento en EEUU en contadas ocasiones desde el libro inicial de Méndez Leite padre hasta el de Jenssen en JC o uno más reciente que se ha publicado, sólo el simpático e interesante (pero insuficiente) de Quim Casas ha ofrecido una versión diferente, porque más vale olvidar el pedante libro que escribió Losilla que sirvió básicamente para que el susodicho exhibiera sus conocimientos sobre literatura alemana y austriaca de principios de Siglo XX, casi siempre sin venir a cuento. Lang es antes que ningún otro gran genio del cine un director que necesita un buen libro sobre su obra en nuestra lengua. Alguien se anima, Miguel, Jesús...

Jesús Cortés dijo...

A mí me gustan mucho "Der mude tod" o "Die nibelungen", más que los primeros westerns en USA por ejemplo, pero el Lang que me prefiero y el que me importa es el que viene más tarde.
Esto de las etapas está muy bien para los libros de consulta, pero yo creo que un cineasta con talento y si no le coartan o machacan las circunstancias, normalmente crece. Quizá no hará películas tan emotivas o desgarradas (o quizá sí) pero madurará, tendrá otra perspectiva más amplia, mirará diferente. Algo tan puro como "You only live once" no parece probable que la pudiera hacer a mitad de los 50, pero igualmente hubiese sido inimaginable tal y como es "Monnfleet" a finales de los 30.
"American Guerilla..." me parece entre las máximas obras suyas, al igual que "Clash by night", las dos desde luego muy por encima de su por otra parte muy buena "M", de la que prefiero el remake de Losey.

Igor dijo...

En general muy de acuerdo con el artículo y casi todo lo dicho.
Lang es uno de los directores por los que primero sentí verdadera devoción en mi vida cinéfila, junto a Hitch.
Obras olvidadas como "Clash by Night" serían obras maestras en muchas listas si fuesen únicas al estilo de "La noche del cazador".
Sólo me asombra el entusiasmo de Jesús por Guerrilleros, que se que comparte Marías pues la puso en una lista de las mejores pelis de los 50. Es la única película de Lang que realmente no me gusta y me parece muy floja. Aclaro que sólo he podido verla una vez y en una copia muy regular. Tendré que revisarla cuando tenga ocasión.

Jesús Cortés dijo...

"American Guerilla..." es una de sus más intensas películas. Dicen que se parece demasiado a muchas otras contemporáneas, pero yo veo una constante reinvención de los lugares comunes y tópicos en los que es fácil caer, casi se diría que como homenaje involuntario al que iba a ser el director original, Henry King (que debía haberla realizado coincidiendo con el final de la guerra). No tiene heroísmo - casi parece más un film sobre la Guerra de Corea y así más cercano a Fuller - y sí una excepcional adaptación al rodaje en exteriores atípica para quien había dirigido "Man hunt" y "Ministry of fear", que además tenían ese elemento "antipatriótico" - por ser alemán, quiero decir - que aquí se diluye para (tristemente, es lo que venía y lo que aún tenemos) modernizarse: ya no sabes dónde se esconde el enemigo, cómo piensa. Es un film episódico (no llega el guión de Lamar Trotti al de "Yellow sky", pero se queda cerca y era mucho más difícil), nada acumulativo, una aventura más que un film de aventuras.

Anónimo dijo...

Ah, Lang fue siempre tan bueno que es muy complicado poner orden de preferencia. Yo hoy mezclo todas las etapas y todos los colores y los géneros, aunque se me mantiene desde 1961 en cabeza "Der Tiger von Eschnapur-Das indische Grabmal", menospreciada tanto por los seducidos en su juventud por las estupendas "Die Nibelungen", "M" o "Metrópolis" (aunque yo siempre he preferido otras, sobre todo "Spione" y los Mabuses del 32 y del 22, como por los que también creen que "La isla del tesoro" es un libro para niños (y por tanto, parecen presuponer, pueril), agravado tal desprecio en USA por haberse estrenado comprimida en 90 minutos (y no sé cuántos se habrán molestado en verla entera; temo que pocos). También el último Mabuse, tan vilipendiado, me parece una de sus cumbres máximas (y la mejor del ciclo). Y, lo siento, no tengo particularmente encumbradas - con ser magníficas - las más famosas, "Fury", "You Only Live Once", "Hangmen Also Die", "The Woman in the Window", "Scarlet Street", ni siquiera "The Big Heat" o "While the City Sleeps", prefiero cosas más modestas o más incomprendidas, como la casi invisible "You and Me", "The Ministry of Fear", "Cloak and Dagger", "American Guerrilla in the Philippines" (que asocio con "They Were Expendable" de Ford, "The Odyssey of Dr. Wassell" de DeMille e "In Harm's Way" de Preminger), "Clash by Night", "The Blue Gardenia", "Moonfleet" y "Beyond A Reasonable Doubt". En los 50, cuando se estrenó, casi todos los de "Cahiers" votaron "The Blue Gardenia", pero luego parece haber sido olvidada y sepultada por algunas de las posteriores. De todos modos, Lang es, como Hitchcock, Dreyer, Ozu, Ford, Naruse, Hawks, Chaplin y otros, más "un autor de obra" que un "director de películas", y unas dan sentido a otras.
Miguel Marías

Duke dijo...

Yo cada vez, al menos para mí mismo, hago más difusas las clasificaciones de lo bueno y lo malo, prefiero disfrutar directamente de las películas y por un lado, evaluar la obra en conjunto del director, y por otro buscar las virtudes de cada película en particular de esa obra.

Con Lang en particular, del que creo firmemente que no tiene ninguna película realmente fallida. Tanto puedo disfrutar una tarde con Espíritu de conquista, que en teoría es de las menos logradas, aun siendo un western estupendo; como a la tarde siguiente deleitarme de la misma forma con M, de su etapa alemana.

Jesús Cortés dijo...

Bueno, una cosa es clasificar bueno y malo, valioso y prescindible, que me parece necesario y hasta obligatorio (y uno de los grandes problemas si no el mayor de la crítica: todo es aprovechable, de todo se puede hablar bien y mal) si uno quiere poner en orden sus ideas, por muy poco que guste hacer listas o llevar registros, por pura fijación de las cosas que importan más y las que menos; otra cosa muy distinta creo que es diferenciar etapas como si fuesen bloques cerrados, autónomos, suspendidos en el espacio. Con Lang, no tiene sentido por ejemplo mirar con agrado y extraer conclusiones a nivel de influencias o estructura de su primer remake de Renoir y hablar con desdén del segundo (superior al original para mi gusto y dicho sea de paso ya que ni yo ni nadie la ha mencionado antes aquí), que se tiene por adocenado y oportunista, por el sólo hecho de estar rodada en los estertores de su etapa americana, tan distinta de aquella que le otorgó duradera fama en los 40, cuando ya no concedía entrevistas si no estaba presente su dichoso mono y no hablaba bien de nada ni de nadie ni de él mismo.

Duke dijo...

"otra cosa muy distinta creo que es diferenciar etapas como si fuesen bloques cerrados, autónomos, suspendidos en el espacio."

Exactamente a eso es a lo que me refería, Jesús.

Por cierto, te felicito por la excelencia del blog. Lo encontré hace poco y te digo sin pelos en la lengua que es de lo mejorcito que he leído últimamente en la red en crítica cinematográfica junto al esbilla.wordpress.com de Adrián Sánchez. Espero que sigas así mucho tiempo.

P.D: Encima veo que le dedicaste una líneas a mi divinidad idolatrada actoralmente hablando al principio de la andadura del blog. You're great.

Anónimo dijo...

Veo que, al menos entre los que participamos en el blog, hay consenso: estamos todos de acuerdo en la grandeza de Lang. Apuntaré algo más: al contrario que otros grandes (como Ford o Renoir, nada menos), Lang nunca hizo una mala película, ni siquiera una regular (sus películas menos buenas, como "Metropolis" o sus primeros westerns, son estupendas).
La crítica valoró primero, en exclusiva, la etapa alemana, y luego, también en exclusiva, la americana. Imagino que ahora ambas estarán bien (maticemos: excelentemente) consideradas por la crítica. Cuando hablo de crítica doy por sentado que nos referimos a la seria, a la informada, a la que medita sobre lo que ve. A aquéllos que escriben sobre cine pero que no citan a Lang (ni a otros como él) bien porque no han visto ninguna película suya (supongo que no lo considerarán necesario) o si han visto alguna, no ha dejado mella en ellos, a aquéllos, repito, yo desde luego no los considero críticos. Hay muchos.
Rodrigo Dueñas

Jesús Cortés dijo...

Yo no he visto las dos primeras y tengo un recuerdo algo difuso de "Die spinnen".
"Harakiri" sí la he podido ver - tampoco la conocía - en la copia restaurada y es realmente buena.
Una de las tradicionalmente menos valoradas, "You and me" es estupenda, mejor incluso que "You only live once" que quizá fue algo sobrevalorada por aquello de ser su film con "huída de una pareja" y asimilarse a tantas grandes y/o famosas cintas ("They live by night", "Bonnie and Clyde", "Tabu", "Chikamatsu monagatari", "Berg-Ejvind och hans hustru", "The gateaway", "Way of a gaucho", "Pierrot le fou", "Deadly is the female", "The burning hills", "Shinjû: Ten no amijima"...)

Anónimo dijo...

Por mi parte, no he visto, fuera de "Das Wandernde Bild", las anteriores a "Der müde Tod", ni "Lilion" (que veré dentro de poco) ni "You and Me" (que, tras vuestras recomendaciones, tengo ahora aún más ganas de conocer).
El problema con "You Only Live Once", al menos conmigo, es que la intensa emoción que provoca su primer visionado (y el segundo, incluso el tercero) no se puede repetir indefinidamente. Pero sigue siendo una de las grandes películas que cuentan amores perseguidos o de proscritos, como señalaba una crítica (a la que creo que aludes) inolvidable, breve e intensa, a propósito de "Party Girl" y en la que, además de algunas de las que citas, también incluía a "Colorado Territory", "Casque d'or" y "Bande à part".
Rodrigo Dueñas

Jesús Cortés dijo...

Creo que me vino a la memoria un texto de Manolo Marinero sobre "They live by night", no algo sobre "Party girl" de Godard u otro Cahier, pero quizá tengas razón.

Anónimo dijo...

Me refería a un texto de Marías en el número 5 de Casablanca; seguro que lo conoces.
Cambiando de tema, he estado pensando por qué razón se minusvalora a "The Blue Gardenia". Quizás por ser una película de género (y por consiguiente, comercial, y por consiguiente, añadirá más de uno, convencional) cuya trama no es especialmente intrigante (aunque al final, de improviso, descubrimos al tiempo que la protagonista que la asesina es otra), que concluye con el pertinente final feliz. Vamos, otra película policíaca o, como tú señalas, otra película romántica.
Y sin embargo... qué película más rara. Empezando por la pareja protagonista, una Anne Baxter y un Richard Conte que despiertan pocas simpatías (justo lo contrario de lo que se busca en el cine clásico y sobre todo en el producido por los estudios). Donde los personajes positivos son o manipuladores o traidores o frustrados. Y donde el menos malo de todos es el malo (que encima es el asesinado).
Me pregunto si lo que desagrada a los que la ven, y que hace que la rechacen tachándola de convencional, es justo aquello por lo que es tan original, por lo que rompe normas y expectativas.
Rodrigo Dueñas

Jesús Cortés dijo...

He buscado ese texto y es efectivamente excelente. Lo había leído pero sigo pensando que lo de las parejas se lo leí a Marinero.
"The Blue Gardenia" es muy rara, sí, hoy día no la dejarían estrenarla y la rechazarían los festivales.

Anónimo dijo...

Un texto de parejas que huyen de Marinero es muy factible.
No sé si "The Blue Gardenia" se podría estrenar hoy (desde luego destacaría como una anomalía entre todo lo que aparece ahora; incluso forzaría a que se viera con más atención que la que se le dedicó en su tiempo). Los festivales seguro que la rechazarían. Aunque también lo hubieran hecho (y seguro que con mayor indignación) en su época si alguien hubiera osado ofrecerla.
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Rodrigo, yo creo que el problema (menor, por otra parte) de "You Only Live Once", además de que, como dices, no consigue mantener permanentemente la intensa emoción que produce la primera vez, es el mismo de "Fury" (y también de "Rebel Without A Cause" y "Bigger Than Life", pero no de "They Live by Night", "Run for Cover" o "Party Girl"), y es la caducidad de ciertos elementos (algo teóricos y algo retóricos) muy de su época respectiva. Por otra parte, el propio Lang (entrevistado por Bogdanovich en "F.L. en América") era muy consciente de que en USA se fue depurando su estilo, abandonando símbolos y metáforas (las gallinas de "Fury"). Ese proceso continuó, de ahí quizá la preferencia (en bloque, aunque con excepciones individuales) que cabe sentir por sus últimas películas. Es un poco el caso al que aludía Jesús, "Human Desire" muy por encima de "Scarlet Street" (que es maravillosa), y ambos remakes de Lang, para mi gusto, superiores a los originales (magníficos) de Renoir (entre los que "La Bête humaine" es, creo yo, mucho mejor que "La Chienne"). También sucede que, a partir de un determinado nivel de excelencia, las matizaciones son delicadas y las preferencias absolutamente subjetivas (y quizá enigmáticas para uno mismo). Por cierto, a base de precisión, rigor, desnudez creciente, antisentimentalismo y otros rasgos (simetría, implacabilidad, dureza hacia los personajes), Lang se ha ganado una fama de "frío" que no comparto: a mí pueden no emocionarme algunos de sus protagonistas, pero las películas me emocionan de una manera muy pura, en la que no me siento manipulado para hacerme sentir.
Miguel Marías

Anónimo dijo...

Miguel, comprendo que muchos prefiráis la última etapa de Lang, la de la depuración y la concisión. Frente a ella (o casi mejor decir "junto a ella") la etapa alemana ofrece una riqueza visual deslumbrante y una abrumadora innovación narrativa (ver y volver a ver el primer Mabuse origina continuas sorpresas).
"You Only Live Once" tiene el don de que en ella Lang está sin ambages del lado de sus personajes (digamos que no los juzga sino que los quiere), lo cual no es frecuente en su cine, y menos en la última etapa.
En cualquier caso, y como bien dices, la distancia con la que mira Lang a personajes y situaciones, nunca es fría: la emoción que continuamente nos provoca (indignación moral, pesar, melancolía) lo constata.
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Rodrigo, si se hiciera una (difícil) lista de los verdaderos inventores de formas, claro está que Lang estaría entre los primeros. Y yo pondría "Spione", "Der Testament" y "Dr.Mabuse, der Spieler" por delante de gran parte de su obra americana. Lo cierto es que ni los cineastas más evolutivos progresan cronológicamente: depende de tantas cosas tanto que algo salga realmente bien como que nos lo parezca a los demás, a cada cual y en cada momento, que puede ser casi un siglo más tarde...
Miguel Marías

Anónimo dijo...

Muchas veces las verdaderas innovaciones que aporta un cineasta (y más en concreto una obra suya) sólo se descubren y valoran bastante más tarde. En el caso de Lang, muchas de las obras de la primera etapa alemana ("Dr. Mabuse, der Spieler" y "M" en especial, y también "Der Müde Tod" y "Metropolis") impactaron en su época de manera tal que directamente modificaron, haciéndolo progresar a pasos agigantados, el lenguaje cinematográfico (en cambio obras tan valiosas y novedosas como "Spione" o "Das Testament von Dr. Mabuse" no fueron apreciadas como merecían). Asombrosamente, cuando después se elogió la etapa americana, la primera etapa fue rechazada con todo tipo de descalificaciones. Hoy en día se mira a dicha etapa con distanciado respeto y, creo, sin verdadero interés.
Y es una verdadera lástima porque, además de ser tan excelentes como tantas otras grandes obras de la historia del cine, son riquísimas: una parte de sus hallazgos se valoraron y se integraron en el lenguaje cinematográfico en su momento, pero una buena parte de ellos ni se retomaron, ni menos aún se profundizó en sus búsquedas (ni siquiera Lang lo hizo: él se dedicó a descubrir nuevas formas, y las depuró). Pienso que los directores que quieran salirse de lo trillado tienen en esas películas un campo en buena parte virgen que les puede servir de punto de partida para hacer sus descubrimientos (al contrario de la opinión mayoritaria -que no es la de los que intervienen en este blog- creo que en el cine no sólo no está todo dicho sino que aún hay muchísimo por innovar, por expresar, por revelar).
Y a propósito del siguiente artículo de Jesús (que, de Yuliya Solntseva, ha derivado en los comentarios a hablar sobre el cine ruso) sospecho también, como tú dices, Miguel, que el cine ruso (gracias a su aislamiento y a que, en principio, no tenía por qué ser primordialmente comercial) debe guardar obras insospechadas y que no se parezcan a nada conocido. Incluso deben aparecer grandes sorpresas entre el copiosísimo número de obras populares que se hizo (comedias, películas de aventuras y policíacas) y que nunca, que yo sepa, han salido de las fronteras rusas, quizás porque no se consideraban dignas de mostrarse fuera y menos en festivales. Precisamente por tocar temas y géneros poco sospechosos para la censura, los directores pudieron tener más libertad (o menos control) para hacer lo que estimasen conveniente.
En los próximos años, si los rusos se deciden, puede haber grandes descubrimientos.
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Cierto, muchas veces las verdaderas innovaciones que aporta un cineasta (y más en concreto una obra suya) sólo se descubren y valoran bastante más tarde. En el caso de Lang, muchas de las obras de la primera etapa alemana ("Dr. Mabuse, der Spieler" y "M" en especial, y también "Der Müde Tod" y "Metropolis") impactaron en su época de manera tal que directamente modificaron, haciéndolo progresar a pasos agigantados, el lenguaje cinematográfico (en cambio obras tan valiosas y novedosas como "Spione" o "Das Testament von Dr. Mabuse" no fueron apreciadas como merecían). Causa asombro el que, cuando después se elogió la etapa americana, la primera etapa fuese rechazada con todo tipo de descalificaciones. Hoy en día se mira a dicha etapa con distanciado respeto y, creo, sin verdadero interés.
Y es una verdadera lástima porque esas películas, además de ser tan excelentes como tantas otras grandes obras de la historia del cine, son riquísimas: una parte de sus hallazgos se valoraron y se integraron en el lenguaje cinematográfico en su momento, pero una buena parte de ellos ni se retomaron, ni menos aún se profundizó en sus búsquedas (ni siquiera Lang lo hizo: él se dedicó a descubrir nuevas formas, y las depuró). Pienso que los directores que quieran salirse de lo trillado tienen en esas películas un campo en buena parte virgen que les puede servir de punto de partida para hacer sus descubrimientos (al contrario de la opinión mayoritaria -que no es la de los que intervienen en este blog- creo que en el cine no sólo no está todo dicho sino que aún hay muchísimo por innovar, por expresar, por revelar).
Y a propósito del siguiente artículo de Jesús (que, de Yuliya Solntseva, ha derivado en los comentarios a hablar sobre el cine ruso) sospecho también, como tú dices, Miguel, que el cine ruso (gracias a su aislamiento y a que, en principio, no tenía por qué ser primordialmente comercial) debe guardar obras insospechadas y que no se parezcan a nada conocido. Incluso deben aparecer grandes sorpresas entre el copiosísimo número de obras populares que se hizo (comedias, películas de aventuras y policíacas) y que muy raramente, que yo sepa, han salido de las fronteras rusas, quizás porque no se consideraban dignas de mostrarse fuera y menos en festivales. Precisamente por tocar temas y géneros poco sospechosos para la censura, los directores pudieron tener más libertad (o menos control) para hacer lo que estimasen conveniente.
En los próximos años, si los rusos se deciden, puede haber grandes descubrimientos.
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Para mí es siempre un misterio que para defender a un autor parezca preciso "cargarse" a otro o para reivindicar una etapa de su obra sea requisito previo "desmitificar" su época más famosa, pero es una triste realidad: se rescató del olvido al inmenso Keaton... a costa del inmenso (y tal vez aún más complejo y rico) Chaplin; se descubre al ignorado Hawks a costa de oscurecer a Ford o Walsh, y sobre todo a Wellman; como la obra americana de Lang, Hitchcock, Ophuls, Renoir, Lubitsch, fue vilipendiada o menospreciada, su necesaria recuperación pasó a menudo por el trámite absurdo e injusto de desprestigiar o disminuir sus etapas "europeas"; para defender al Ford de los 50-60 hubo que caricaturizar su cine de los 30-40... Siempre he pensado (y dicho) que como, por fortuna, nadie me obligaba a elegir, optaba por ambas fases o ambos directores, aunque pueda preferir, personalmente, su fase de máxima depuración y madurez; pero da igual, es una retórica-táctica de oposición que encuentro cómica (si no fuera a menudo lamentable): recientemente, tras haberse elevado a su justa supremacía a Mizoguchi a costa del más conocido Kurosawa (grandísimo aunque más irregular cineasta), se le olvida cuidadosamente para encumbrar a Ozu, lo mismo que parece detectarse una cierta tendencia, para defender a Stahl, a "redimensionar" a la baja al tardíamente vindicado Sirk (cuando no se parecen nada). Creo que conviene actuar con prudencia y sin necesidad de desnudar a un "santo" para vestir a otro, ni de derribar un ídolo para erigir otro "nuevo". Afortunadamente, no hay un "numerus clausus" de grandes cineastas ni de grandes películas; cabe exaltar a Naruse o Shimizu sin que desplacen a Ozu y sepulten a Mizoguchi, cabe animar a conocer a Bauer, Vertov, Barnet, Donskoi, Basov, Soltseva o Khutsiev sin enterrar ni enviar a la "Siberia crítica" a Eisenstein, Dovzhenko, Pudovkín, Kozintev & Trauberg, Kuleshov y otros cuantos, que fueron tan poco "libres" (si no mucho menos) como los contratados de Hollywood, pero con menos alternativas (refugiarse en RKO o Republic) y menos posibilidades de actuar "subterráneamente", o quizá solapadamente. Lo que cuenta no es que N. Ray hiciese un horror (cualquiera tiene derecho incluso a varios) llamado "Flying Leathernecks", sino que consiguiese filmar "They Live by Night", "Johnny Guitar", "Bitter Victory" y otras cuantas maravillas, ni importa que Hitchcock fracasara de lleno con "Jamaica Inn", sino que al año siguiente hiciese "Rebecca" y luego "Under Capricorn", "Vertigo" o "Marnie".
Miguel Marías

Anónimo dijo...

Sí, no hay por qué elegir entre directores ni entre etapas de sus obras (aunque sí podamos valorar más a un director o a una etapa).
Recuerdo que de joven rechazaba a Kurosawa porque se le consideraba el mejor (o incluso el único: no se hablaba de Ozu ni de Mizoguchi) director japonés.
Había (igual que hay hoy) directores sobrevalorados, lo que daba lugar a que los rechazase de plano... Huston, por ejemplo. Hoy si pienso en Huston, recuerdo sus para mí tres extraordinarias películas y olvido las fallidas, las discretas y las que aún hoy siguen siendo juzgadas más por sus pretensiones que por sus resultados.
Estoy de acuerdo en que a un artista hay que recordarle por las ocasiones (aunque sean muy escasas y no constituyan la parte más representativa de su obra) en que fue grande.
Y en cuanto a las etapas de los grandes directores, quiero señalar que a veces se tiende a olvidar los aciertos y aportaciones (que luego el artista no retoma) de las primeras obras maestras frente a las rotundas y densas (aunque también menos evidentes, más modestas) de la madurez. Pienso en "Judge Priest" que, frente a la complejidad (rica y concisa a la vez) de su remake, ofrece una vitalidad que la obra posterior no posee, o no busca. Del mismo modo, hay mayor empatía entre los personajes y también de nosotros hacia ellos.
Las primeras obras maestras de los artistas (creadas en la juventud, o al comienzo de la madurez) suelen ser más apabullantes, más "brillantes" (buscan mostrar a las claras su valía) pero también más vitales e inventivas: pienso en las anteriormente citadas "La Chienne" y "La Bête humaine". La última es perfecta, amplia y al mismo tiempo centrada en pocos personajes, desgarrada y equilibrada a la vez. Y sin embargo, a mí me gusta aún más "La Chienne", menos perfecta, iregular a primera vista, más ingeniosa a la hora de narrar algo ya bastante contado y aún más abierta, con vitalidad y humor, al mundo.
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Ah, Rodrigo, ahí tienes razón, y es que hay que distinguir (sin que ello suponga valoración automáticamente mayor o menor) entre obras "juveniles" y de "madurez", que cada tiempo tiene sus virtudes y ventajas, a menudo incompatibles con las del otro: difícil ganar algo sin perder otra cosa a cambio. Eso sí, hay que evitar suponer que todas las juventudes son iguales y que la vejez es uniforme. Los hay que empiezan maduros y seguros de sí mismos ("They Live by Night"), algunos van poco a poco cobrando confianza, otros llegan a perderla. Hay viejos llenos de energía, al fin libres o más osados que nunca (porque nada tienen que perder o todo se lo permiten, "Cet Obscur Objet du Désir"), y otros vencidos, escépticos, desencantados, pero agudos y lúcidos como nunca lo fueron de jóvenes, idealistas e ilusos tal vez, o fanáticos o extremistas o ansiosos por destacar. También hay que tener en cuenta las diferencias entre autores de poca obra y de filmografías caudalosas o torrenciales (donde nunca todo puede estar al mismo nivel, aunque a veces hicieran cuatro joyas en un año), el afán de no repetirse o el empeño en revisar lo que ahora ven de otro modo o lo que no pudieron decir libremente o no supieron ver con 30 años y ven con claridad a los 70. Y hay jóvenes llenos de energía, inventiva e imaginación que luego (sin que necesariamente acierten siempre) juzgan esa profusión de ideas y hallazgos como algo no esencial y por tanto, además de ya "hecha" su aportación, como prescindible: no creo que el Dreyer de "Gertrud" tuviera la menor tentación de rehacer "La Passion de Jeanne d'Arc", pero la habría cambiado radicalmente, ni que Lang hubiera rehecho "Metrópolis" con un estilo muy diferente del de "Die 1000 Augen des Dr. Mabuse"; también es cierto que veo tanta inventiva en "Le Testament du Docteur Cordelier" o "Le Petit Théâtre de Jean Renoir" como en "La Chienne", "Partie de campagne" o "La Petite Marchande d'allumettes", y que lo más extraordinario que haya hecho nunca un cineasta puede encontrarse a veces en una película imperfecta o fallida..., que no votaremos nunca entre las mejores suyas ni de la H. del C., pero que atesoraremos en la memoria.
Miguel Marías