En una fecha tan temprana como 1930 ya se antojaba una quimera que el mejor cineasta nacional - con Chaplin emigrado - contentara a una mayoría de espectadores adaptando a Agatha Christie o a cualquiera de las glorias británicas de la novela de misterio.
Ahora es fácil afirmar que Miss Marple hubiese sido una rubia imposible dentro del universo de Alfred Hitchcock, pero cuando se dispone, a punto de cumplir cuarenta años, a filmar "Murder!", su tercer film sonoro y último suspense tradicional, había aún muchas variaciones, elementos y novedades por llegar a su cine.
No hay más que echar un vistazo al plano de apertura con la maqueta de las casas alineadas en la calle y con el solo dato de que fue Alfred Abel el protagonista - por Herbert Marshall - de la versión alemana, ya se dirige la mirada a "Phantom" y Murnau, quizá en esos años en los que declina el cine mudo e irrumpe el sonoro (con Arthur Robison) y antes que Fritz Lang, uno de los autores germánicos a los que el maestro más veces miraba de reojo.
El tiempo acabaría demostrando que ni la venerable dama, ni el igualmente sagaz Poirot o el gran Sherlock Holmes pudieron tener cabida en su obra, no tanto por constituir "rivales" a su condición de controlador máximo de circunstancias narrativas, sino porque sencillamente ninguno podía ser ya entendido por el público como vulnerable y susceptible de encajar las contrariedades, a veces radicales, que sucedían a sus protagonistas.
Tendría que pasar casi medio siglo más para que Billy Wilder se atreviese a poner a Holmes en esa tesitura, con tanta pericia que ni echamos de menos que no lo hubiese intentado antes Hitchcock.
El tiempo acabaría demostrando que ni la venerable dama, ni el igualmente sagaz Poirot o el gran Sherlock Holmes pudieron tener cabida en su obra, no tanto por constituir "rivales" a su condición de controlador máximo de circunstancias narrativas, sino porque sencillamente ninguno podía ser ya entendido por el público como vulnerable y susceptible de encajar las contrariedades, a veces radicales, que sucedían a sus protagonistas.
Tendría que pasar casi medio siglo más para que Billy Wilder se atreviese a poner a Holmes en esa tesitura, con tanta pericia que ni echamos de menos que no lo hubiese intentado antes Hitchcock.
Una colección de libros para niños llamada "Las aventuras de Alfred & Agatha" fantasea ahora con la alianza de tales mentes privilegiadas para descifrar enigmas y la verdad es que, obviando el efecto pediátrico, desprenden una química rara, como aquellas conjunciones de monstruos estrella de la Universal.
Ni con niños ni con adolescentes se construye su cine, pero sus héroes y villanos a menudo se encontraban en situaciones por ellos impensables y se veían obligados a hacer uso de una inventiva, un arrojo propios de la juventud y ese sería el único punto de vista desde el que Hitchcock pudo imaginar también que vencería en "Murder!" a su "enemigo natural", el whodunit.
No parece casualidad que John Forsythe, que siempre pareció maduro y experto, encabece los repartos de dos de sus fracasos de taquilla, "The trouble with Harry" y "Topaz", aunque el mayor reto en ese sentido - más aún que en "The wrong man", casi el único film de su carrera factible de haber sido protagonizado por ancianos - fue sin duda "Vertigo", donde, quizá confiado en haber pasado la prueba de la limitación física ("Rear window", que por ser un apriorismo se aceptó mejor), quiso hacer mirar al público con los ojos poco lozanos o, peor aún, cansados, luego afligidos y finalmente desesperados de James Stewart.
En el tercio final del film, cuando Judy toma el testigo del punto de vista, Hitchcock trató de "rejuvenecerlo" un poco con los maquillajes "de soltera" de la chica (nada extraña el disgusto de Kim Novak, que parece que sólo entendió que daba vida a una señora, algo mayor que ella, desorientada, taciturna y luego a otra sin clase... que se transformaba en la primera) y haciéndolo a él jugar a un juego nuevo, ser un galán al estilo intransigente de Arturo de Córdova en "Él". No habrá momento más buñueliano en toda su obra que esa mirada de Midge al advertirlo enredado en la espiral del romance, ese perfume que le escamoteó a ella tantos años.
No parece casualidad que John Forsythe, que siempre pareció maduro y experto, encabece los repartos de dos de sus fracasos de taquilla, "The trouble with Harry" y "Topaz", aunque el mayor reto en ese sentido - más aún que en "The wrong man", casi el único film de su carrera factible de haber sido protagonizado por ancianos - fue sin duda "Vertigo", donde, quizá confiado en haber pasado la prueba de la limitación física ("Rear window", que por ser un apriorismo se aceptó mejor), quiso hacer mirar al público con los ojos poco lozanos o, peor aún, cansados, luego afligidos y finalmente desesperados de James Stewart.
En el tercio final del film, cuando Judy toma el testigo del punto de vista, Hitchcock trató de "rejuvenecerlo" un poco con los maquillajes "de soltera" de la chica (nada extraña el disgusto de Kim Novak, que parece que sólo entendió que daba vida a una señora, algo mayor que ella, desorientada, taciturna y luego a otra sin clase... que se transformaba en la primera) y haciéndolo a él jugar a un juego nuevo, ser un galán al estilo intransigente de Arturo de Córdova en "Él". No habrá momento más buñueliano en toda su obra que esa mirada de Midge al advertirlo enredado en la espiral del romance, ese perfume que le escamoteó a ella tantos años.
En "Murder!", que es donde se le ve más confiadamente afrontar un cara a cara con el problema, opta por combatir ese clímax final que todo lo devora, con tanta imaginación que quizá convierta al film en el mejor que hizo en Inglaterra.
Ni de la autoridad ni de la casualidad tuvo más pavor Hitchcock que de contagiar aburrimiento, con lo que este acelerón hacia lo desconocido provoca el efecto de servir de enlace entre épocas.
El aludido arranque no puede ser más mudo y conforme avanza el film, parece a ratos descabellado pensar que fuera concebido en un momento de asimilación aún dubitativa de nuevas técnicas.
Para que todo el encanto de su cine cuajase, era necesario dotar de una fluidez extra a la pesada maquinaria sonora y Hitchcock se apropia del monólogo interior, derriba paredes para permitir el movimiento entre estancias, trocea desde cualquier ángulo a Herbert Marshall, hace travellings hacia delante o dispone decorados al fondo de los principales para retrotraer en cualquier momento a los personajes al frente y no perder la unidad de espacio.
La comedia, el misterio y el melodrama con ropajes de un cine de acción donde no se corre ni se grita ni se pierden las maneras o el sentido del humor, negrísimo.
Con un bajo porcentaje de ese último ingrediente y un decálogo en ciernes del penúltimo, no es descabellado pensar que será el propio Lang quien recoja alguno de estos hallazgos para "M" y "Das testament des Dr Mabuse", que sí serán saludadas como hitos.
Ni de la autoridad ni de la casualidad tuvo más pavor Hitchcock que de contagiar aburrimiento, con lo que este acelerón hacia lo desconocido provoca el efecto de servir de enlace entre épocas.
El aludido arranque no puede ser más mudo y conforme avanza el film, parece a ratos descabellado pensar que fuera concebido en un momento de asimilación aún dubitativa de nuevas técnicas.
Para que todo el encanto de su cine cuajase, era necesario dotar de una fluidez extra a la pesada maquinaria sonora y Hitchcock se apropia del monólogo interior, derriba paredes para permitir el movimiento entre estancias, trocea desde cualquier ángulo a Herbert Marshall, hace travellings hacia delante o dispone decorados al fondo de los principales para retrotraer en cualquier momento a los personajes al frente y no perder la unidad de espacio.
La comedia, el misterio y el melodrama con ropajes de un cine de acción donde no se corre ni se grita ni se pierden las maneras o el sentido del humor, negrísimo.
Con un bajo porcentaje de ese último ingrediente y un decálogo en ciernes del penúltimo, no es descabellado pensar que será el propio Lang quien recoja alguno de estos hallazgos para "M" y "Das testament des Dr Mabuse", que sí serán saludadas como hitos.
16 comentarios:
Hola, Jesús. Mientras trato de hacerme con una copia de "Murder!" para revisarla, te hago dos preguntas: ¿conoces la versión alemana? ¿y la versión muda de "Blackmail"?
No he visto la versión alemana de "Murder!", no.
De "Blackmail" sí vi la (se supone) versión original, la silente y aunque hace bastante tiempo de esto, mi impresión fue que ni superaba (como se decía) a la hablada ni conseguía por tanto ser de los mejores Hitchcock de esos años. Yo prefiero la rara y muy "nórdica" en varios aspectos (otros dirán que hawksiana) "The manxman"
Todavía no he visto "Murder!", pero ¿la consideras mejor que "The 39 Steps"?
¿Y de aquella época, qué te parece la denostada "Waltzes from Vienna"? Creo que a Miguel Marías le gustaba bastante.
Sí, ¿por qué no?, aunque la diferencia no es muy apreciable respecto a esa, "Young and innocent" o "Frenzy", que son mis favoritas inglesas.
No considero a esa altura ni mucho menos "Waltzes from Vienna", pareciéndome buena.
He visto Murder y no me ha convencido. Las primeras películas de Hitchcock (incluso "las segundas") me siguen pareciendo proyectos, están sin cuajar, no tienen la madurez y profundidad de otros maestros coetáneos.
Sin ánimo de elucubraciones profundas, si el cine hubiese terminado en la década de los 30, ¿no saldría mucho mejor parado Hawks que Hitchcock, incluso que Ford?
José Antonio
Sí, también prefiero a Hawks en los 30 sobre Hitchcock y Ford ya tiene alguna muy grande en esa dácada.
Y ninguno de los dos supera claramente a Sternberg, Lubitsch, Guitry, Chaplin, Borzage, Ophüls, Renoir, Pagnol, LaCava, Naruse, McCarey, Donskoi, Shimizu, Capra o Lang.
Veo a "Murder!" como una película en la que Hitchcock lucha por adaptarse al nuevo medio. Lucha en parte fracasada por culpa de las dificultades ocasionadas por la toma del sonido, por el peso del diálogo y por la obligación de que la dicción sea muy clara, factores que provocan un ritmo moroso y el alargamiento de las escenas. Pero estos desajustes de ritmo se compensan con creces con su gusto por el realismo (de la descripción de grupos, clases y ambientes a los pequeños detalles -en la primera secuencia: dentadura postiza, ventana estropeada, ladridos-), el humor (ahí mismo vemos cómo muestra sin tapujos a la mujer desvistiéndose y vistiéndose mientras, en el mismo plano, "pudorosamente", del marido -que hace lo mismo- sólo vemos su sombra) y el ingenio para resolver escenas (Hitchcock traslada la típica y verbosa encuesta policial a los bastidores de una función, y así, mientras entran y salen de escena, dos agentes interrogan como pueden a actores y regidores). Como Lubitsch (o como Ford, aunque éste en esa época no era una referencia), consigue mostrar escenas cien veces vistas desde un ángulo novedoso e inesperado. Y a la vez continuamente busca y encuentra hallazgos cinematográficos, tanto visuales como sonoros (así esa música de "Tristán e Isolda" que el protagonista oye en la radio y que puntúa sus reflexiones, reflexiones que son sus pensamientos que oímos en off; doble hallazgo sonoro propio... de Murnau).
No cuento a "Murder!" entre las mejores obras de la primera etapa de Hitchcock (encuentro que hay otras, sobre todo entre las anteriores a ella, bastante más redondas). Eso sí, supera sobradamente a lo más aplaudido de cuanto hay hoy en la cartelera.
Aclaro que encuentro muy buena "Waltzes" y aún mejor "Champagne", y que encuentro injusto que se traten históricamente (desde Rohmer & Chabrol, Truffaut...) con desprecio, como sucede en la etapa americana con "Mr & Mrs Smith", que no me parecen menos hitchcockianas ni menos buenas que otras más famosa y a veces, incluso, muy inferiores. Pero eso no quiere decir que me parezca "Waltzes" (ni siquiera "Champagne") del mismo nivel que "The 39 Steps" (para mí uno de los diez mejores Hitchcock y el mejor inglés), "Young and Innocent" o "Murder!". Debo decir que los Hitch ingleses - que ahora se "revalorizan" para poco menos que atribuírselos a Alma Reville - me parece, en bloque, muy por debajo de los americanos, que algunos son incluso pésimos (en especial "Jamaica Inn") y que últimas revisiones (el año pasado, en Bolonia) han rebajado mi entusiasmo por varias, incluso "The Farmer's Wife", "The Manxman" o "The Ring", no digamos por "Downhill" o "Easy Virtue".
Yo no tengo a ninguno de la etapa inglesa entre mis diez favoritos, que son abrumadoramente (7 de 10) de los filmados entre el 55 y el 64).
Soy todo oídos para vuestras recomendaciones de cine británico mudo o de principios del sonoro. Hace poco vi "Underground" de Asquith, y para ser una película postergada en los libros de cine no está pero que nada mal...
Ángel
Poca cosa he visto yo que pase del mero interés histórico.
Algo de Maurice Elvey, poco de Herbert Wilcox o Asquith, sólo bien "The rat" de Graham Cutts, etc.
No he visto nada de Miles Mander ni parece muy apetecible y sí parece curioso en cambio lo rodado allí por el alemán itinerante Franz Osten.
De cine mudo británico tengo buenas referencias de algunas películas como "The Vagabond Queen" (Géza von Bolváry, 1929), "Champagner" (Bolváry, 1929), "The Battles of Coronel and Falkland Islands" (Walter Summers, 1927) o You (Harold M. Shaw, 1915), entre otras.
Jesús, ¿Franz Osten trabajó en el Reino Unido? ¿O solo consideras las co-producidas con la India?
Por cierto, si queréis ver una de sus películas alemanas, Der Ochsenkrieg (1920), aquí la tenéis:
http://www.filmportal.de/video/der-ochsenkrieg
Osten, que recorrió medio mundo, produjo con (creo) mayoría de capital inglés "Prapancha pash / A throw of dice", pero la rodó en la India.
Imagino que es un film anglo-germano-indio.
De Bolváry he visto de las mudas inglesas "The wrecker" del 29... y apuesto a que Hitchcock también.
Dos consultas, Jesús, sobre cine inglés. La primera: ¿qué tal es "The informer" de Robison?
Por otra parte, acabo de ver la excelente "The sniper", de Dmytryck, la mejor con diferencia de las películas suyas que conozco. Antes había hecho "Obsession" en Inglaterra ¿es ésta tan buena como algunos dicen?
No he visto "The informer" y estaría bien cazarla para comparar con la de Ford y ver de paso cuánto de Dudley Nichols habia ahí.
Tampoco conozco "Obsession". De Dmytryk la que prefiero es una que he visto este año, "The end of the affair", que me parece una de las mejores adaptaciones al cine de una obra de Graham Greene.
Acabo de ver el primer "The informer" y me ha parecido una buena película, aunque en su segunda mitad (hablada), está lastrada, como la mayoría de las primeras obras sonoras, por los diálogos, que están dichos de forma forzada (lenta, con excesiva entonación) a fin de ser inteligibles.
Ford, por lo que recuerdo de su versión, me parece que pretendió hacer una película que se apartara de la de Robison, y de las convenciones; para ello desdeñó el conflicto amoroso, potenció el "realismo" y la singularidad del protagonista y quiso deslumbrar utilizando buen número de efectos expresivos cinematográficos. Pero se le fue la mano.
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