Decepcionante y reveladora ha sido siempre la opinión de los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne sobre "Je pensé à vous", segundo largometraje de su carrera y del que se han venido declarando repetidamente "ausentes".
Para la realización en 1992 de este "bloque de mármol que apenas conoció su habilidad posterior con el cincel" (en palabras de un fan contrariado), los hermanos, a los que no debió haberles servido mucho en ese sentido su debut "Falsch", que transcurría en un espacio cerrado, afirman que no sabían dónde colocar la cámara.
Asimismo, se quejaban de que se tomaron decisiones importantes desde fuera, que aceptaron no se sabe si con candor, resignación o simple desconocimiento de una "mejor" solución, pero que más adelante no hubiesen aprobado.
En definitiva, que sólo les quedó un rédito: les enseñó qué no querían ser y qué no querían hacer.
Asimismo, se quejaban de que se tomaron decisiones importantes desde fuera, que aceptaron no se sabe si con candor, resignación o simple desconocimiento de una "mejor" solución, pero que más adelante no hubiesen aprobado.
En definitiva, que sólo les quedó un rédito: les enseñó qué no querían ser y qué no querían hacer.
Bueno, el caso es que la película es suya y de nadie más y ya podían sentirse orgullosos de ella.
En efecto, no sólo no hay nada de lo que avergonzarse - partiendo de que aprender debería ser un ejercicio deseable para muchos cineastas, aparte de necesario y empezando por emular lo que se ama han granado grandes carreras -, sino que en el camino que conduce a sus obras más reputadas se diluirán buena parte de las virtudes puestas al servicio de este film lleno de bonhomía y coraje, como varios de Ken Loach, Robert Guédiguian o Aki Kaurismäki por los alrededores de esta primera mitad de los años 90.
Hasta Jean-Claude Guiguet, un cineasta tan diverso a los futuros Dardenne, podría invocarse más allá de la presencia de Fabienne Babe (que no le pertenece a Guiguet pero que pocas veces estuvo mejor que en sus dos últimas sublimes películas) porque desde el mismo genérico con que comienza "Je pensé à vous", en cuanto suena su música (de Wim Mertens, con un cierto aire a Kate Bush) y comienzan a componerse sus primeros planos y presentaciones, tan vívidas y armoniosas pese al frío y feo escenario de factorías humeantes, vienen a la memoria las bellezas ingrávidas del maestro diagonale.
Revelador también decía y me refería a cuánto se estrechará, repetirá y obsesionará voluntariamente su mirada para llegar a las aclamadas "Rosetta" o "Le fils", que me parecen mucho menos ricas y variadas, no más intensas ni realistas por sus silencios y sus aplicaciones bressonianas, a veces inadecuadas, pues no las concibió y depuró Bresson pensando en personajes indolentes y victimistas, con los que nunca se hubiese identificado: es necesaria una dosis muy elevada de resistencia y pureza - reservada, pero advertida por la cámara - para que el "catecismo" funcione de verdad. No hay más remedio que acompañarlos, hasta el final, si se quiso crearlos.
En fin, que no volveremos a ver en su cine estos encadenados, ni escucharemos estos pianos, ni reiremos con sus personajes, ni percibiremos parecida calidez cromática.
Sea o no todo eso lo "no controlado", entre lo que también debe estar su gozoso optimismo, reverbera, resulta verosímil y poco debiera importar si no nació para ser inequívocamente de ellos.
A esta pareja que forman Fabrice y Céline, en aquel tiempo de reconversiones industriales (año 1980 en su Bélgica natal), de mal recuerdo para trabajadores de todo el continente (y como dice la canción, you ain't seen nothin yet), como el resto de personajes del film (los niños, un camarero discreto, el padre de ella, el recuerdo del de él) los siguen los Dardenne atentamente, sin endulzar una pizca situaciones en los que les veremos mostrarse poco razonables, crueles, injustos.
El premio a esa dedicación es grande.
Así, la última escena en el carnaval, que sobre el papel, en abundantes apriorismos teóricos o mañana mismo en cualquier festival de cine, sería y será recibida como un disparate, rima con el arranque, perdona varios sinsentidos y recupera audazmente la mirada perdida.
Hasta Jean-Claude Guiguet, un cineasta tan diverso a los futuros Dardenne, podría invocarse más allá de la presencia de Fabienne Babe (que no le pertenece a Guiguet pero que pocas veces estuvo mejor que en sus dos últimas sublimes películas) porque desde el mismo genérico con que comienza "Je pensé à vous", en cuanto suena su música (de Wim Mertens, con un cierto aire a Kate Bush) y comienzan a componerse sus primeros planos y presentaciones, tan vívidas y armoniosas pese al frío y feo escenario de factorías humeantes, vienen a la memoria las bellezas ingrávidas del maestro diagonale.
Revelador también decía y me refería a cuánto se estrechará, repetirá y obsesionará voluntariamente su mirada para llegar a las aclamadas "Rosetta" o "Le fils", que me parecen mucho menos ricas y variadas, no más intensas ni realistas por sus silencios y sus aplicaciones bressonianas, a veces inadecuadas, pues no las concibió y depuró Bresson pensando en personajes indolentes y victimistas, con los que nunca se hubiese identificado: es necesaria una dosis muy elevada de resistencia y pureza - reservada, pero advertida por la cámara - para que el "catecismo" funcione de verdad. No hay más remedio que acompañarlos, hasta el final, si se quiso crearlos.
En fin, que no volveremos a ver en su cine estos encadenados, ni escucharemos estos pianos, ni reiremos con sus personajes, ni percibiremos parecida calidez cromática.
Sea o no todo eso lo "no controlado", entre lo que también debe estar su gozoso optimismo, reverbera, resulta verosímil y poco debiera importar si no nació para ser inequívocamente de ellos.
A esta pareja que forman Fabrice y Céline, en aquel tiempo de reconversiones industriales (año 1980 en su Bélgica natal), de mal recuerdo para trabajadores de todo el continente (y como dice la canción, you ain't seen nothin yet), como el resto de personajes del film (los niños, un camarero discreto, el padre de ella, el recuerdo del de él) los siguen los Dardenne atentamente, sin endulzar una pizca situaciones en los que les veremos mostrarse poco razonables, crueles, injustos.
El premio a esa dedicación es grande.
Así, la última escena en el carnaval, que sobre el papel, en abundantes apriorismos teóricos o mañana mismo en cualquier festival de cine, sería y será recibida como un disparate, rima con el arranque, perdona varios sinsentidos y recupera audazmente la mirada perdida.
10 comentarios:
Es cierto que películas como "El hijo" o "El chico" son poco ricas y variadas, parecen estar más bien "encadenadas" a un estilo.
No tiene ninguna relación pero te pregunto: ¿Te gusta "Remando al viento" de Gonzalo Suárez?
Sí, me gusta y la creo de las mejores suyas de esa época (las que prefiero son "La reina anónima" y "Mi nombre es sombra").
Son también muy interesantes las del comienzo, como "Ditirambo", "Aoom" o "El extraño caso del Doctor Fausto", que ahora parecerán meteoritos - como aquella estupenda "Ginebra en los infiernos" de Chávarri - todas con lagunas, tropiezos e iconoclastia "indecisa", pero también imaginación, fuerza expresiva, muchas filias y ninguna fobia.
Al hilo de los Dardenne que hacen mucho cine de temática social quería recomendarles una película de la que nunca se habla o se menciona muy poco cuando se hace un recuento sobre las mejores películas que retratan el tema de pobreza, la discriminación y exclusión social y lo que es peor la explotación y el abuso infantil en ciudades tan contrastadas como Lima la capital peruana, donde existe mucho clasismo y racismo, bueno al menos esta era la cruda realidad de los 80's, ahora parece que la situación está un poco mejor. "Juliana" realizada por el grupo Chaski en 1988 está, para mí al menos, entre las grandes películas latinoamericanas que muestran sin tapujos la cruda realidad de los niños de la calle marginados y explotados que habitan en lugares inhabitables lejos de sus hogares porque en esos mismos hogares recibieron maltratos que no pudieron soportar y los obligaron a abandonar para buscar refugio en las duras y frías calles recurseándose vendiendo caramelos o cantando en los micros esperando recibir algún sencillo que les ayudara al menos a comer ese día. Teniendo referentes tan grandes como "El limpiabotas" de De Sica o "Los olvidados" de Buñuel, dos hitos dentro de este cine de temática social y la aún más grande "Alemania año cero" otra de las grandes películas con niños marginales de la historia, la película peruana "Juliana" poco tiene que envidiarles a estas obras maestras sin que esto suene a blasfemia pero esas películas siendo muy crudas y de una dureza difícilmente soportable levantando conciencia entre todo aquel que se acerque a ellas, aún decía se ven algo pulidas en relación a la tosquedad y aspereza de "Juliana" sin que eso signifique que puntos en contra al contrario pocas veces se ha visto reflejado tan bien el diario convivir de estos niños de la calle y sus labores diarias de supervivencia en una Lima sucia, desgarbada, cubierta de crisis económicas y terrorismo, en medio de la indiferencia social y abandono a su suerte de estos niños con sueños e ilusiones que tienen que afrontar la dureza de la vida a tan tierna edad sin haber pisado nunca un colegio y sin la ayuda de papá y mamá. Quizá lo que se le pueda reprochar es la enfatización en el dramatismo de las escenas testimoniales que buscan apelar a la tragedia de las narraciones de la dura vida de estos infantes que escaparon de casa y hallaron refugio en las calles de una Lima tremendamente discriminadora. Pero estos niños no son actores profesionales algunos de ellos son niños que viven en la calle en la realidad y de ahí que el amateurismo de las actuaciones unido a las jergas y groserías netamente peruanas que se utilizan en la película pueda chocar un poco a personas de otras nacionalidades. Acá es muy conocida la "criollada" o viveza, el más vivo que tiene que aprovecharse de los demás en todos los estratos sociales para sobresalir y eso la película lo refleja muy bien adaptándose al contexto y a la época en la que la película fue realizada. Sí Japón tiene su "Hachi no su no kodomotachi" o su "Umarete wa Mita Keredo", Italia tiene su "Sciuscià" o "Germania, anno zero", Francia tiene su "Les Quatre cents coups", "Mouchette" o su "Jeux interdits", México tiene su "Los olvidados", la India tiene su "Pather Panchali" o "Salaam Bombay!", Irán tiene su "Turtles Can Fly" o "Where Is the Friend's Home?", España tiene "El espíritu de la colmena", Rusia tiene su "Detstvo Gorkogo" entonces Perú tiene su inolvidable "Juliana" tan buena y tan humana como todas las anteriores. Les dejo el trailer y el enlace para que la puedan ver sí es que aún no la han visto:
Trailer:
https://www.youtube.com/watch?v=yRfApat9dEE
Película Completa:
https://www.youtube.com/watch?v=RYuu2mLrj8c
Me olvidé de mencionar el machismo y la violencia doméstica o familiar como enfermedades sociales que la película retrata también muy bien.
¿Será que realmente no me gustan mucho los Dardenne?. Aunque yo diría que sí, casi todas me parecen muy bien, si bien con ciertos límites, con algunas reservas... excepto "Rosetta", que encuentro extremadamente tramposa, manipuladora y restrictiva de la libertad del espectador, "identificado" a la fuerza (a rastras de planos muy cercanos)con un personaje que encuentro francamente detestable, y sin excusa, y que me hace detestar aún más la película. Pero el caso es que, desde que la vi, un tanto tardíamente, esta segunda película de los hermanos belgas, "Je pensé à vous" me pareció, y de lejos, la mejor de las suyas, y ahí se me mantiene, a pesar de que han seguido realizando buenas películas. Ignoraba que ellos la repudiasen, aunque veía sospechoso que en algunas filmografías y textos se diese "La Promesse" como su primer largo, y que nunca nadie mencionase "Je pensé à vous"... Me pregunto cuántos de sus más devotos "fans" la habrán visto. Quizá es que aún no había empezado un cierto proceso de "cibernetización" de su cine, que para mí es inmediatamente posterior a "La Promesse" (más prometedora)... recomiendo (re)leer el célebre artículo de André Bazin sobre el hoy olvidadísimo André Cayatte. Es un riesgo frecuente, del que han sido víctimas algunos cineastas desde el comienzo de su carrera, otros (Loach, Frears, Leigh, por ejemplo) al cabo de cierto tiempo (y de ciertos premios o elogios).
Disculpen el offtopic pero he leído unos artículos estupendos de Rosenbaum sobre Walt Disney y quisiera saber sí ustedes tienen en una estima muy alta las películas animadas que hizo Disney desde sus inicios. Quizá mis prejuicios hacia el cine animado no me haya podido dejar ver con claridad la valía de las mismas pero sí Rosenbaum coloca a "Alicia en el país de las Maravillas" y a "Cinderella" entre sus favoritas de los años 50's debe ser porque son más que simples cintas para consumo familiar o que sólo pueden deslumbrar a niños. Saludos.
"Cinderella" en particular no, pero yo aparte de muchos cortos, hay tres largos, "Alice in wonderland", "Snow White and the seven dwarfs" y, sobre todo "Peter Pan" que sí encuentro de verdad excelentes.
No desentonan para nada entre muchos grandes Walsh, Curtiz, Thorpe, Sidney y compañía. Tienen fantasía, humor y brío narrativo y un gran uso del color.
"Peter Pan", "Snow White", "Alice in Wonderland", pero también "Pinocchio", "Dumbo", "Lady and the Vagabond", hasta "Bambi" y alguna más entre los 30 y los 50, están muy bien, así como incontables cortos de Mickey Mouse, Goofy, etc., y fragmentos de algunas de los 60. Y eso que a mí no suelen apetecerme las películas de animación, y que suelen fatigarme pronto, salvo excepciones, en cuanto se acercan a la duración de un largometraje. Además, ni las valoro como recuerdos infantiles ni las añoro ni me mueve nostalgia alguna por la niñez. Por lo demás, he votado algunas en las listas de sus décadas, y Chabrol siempre mencionó entre sus películas favoritas "Snow White and the Seven Dwarfs".
Hola Jesús.
Esto que comentaste en el post sobre los Dardenne, el hecho de que los autores hubiesen definido un estilo posterior del que se diferencian sus (dos) primeras películas, me recuerda al caso de Bresson sobre el que muchos críticos y cineastas han tendido a decir que "Les anges du peche" y "Les dames..." son obras ajenas a su verdadero estilo.
No sé si en algun lugar esta publicada la opinión de Bresson sobre estas primeras películas y si se aproxima al desden con el que hablan los Dardenne de las suyas. En cualquier caso curiosamente en el caso de Bresson se encuentra tambien una de sus mas valiosas obras (Les dames...).
¿Tu crees que són tan ajenas estas dos primeras obras de Bresson, al igual que las de los Dardenne?
Las dos primeras películas de Bresson lo que son es más deudoras del cine que veneraba y sobre el que pensaba y menos el resultado de su estilo personal, un estilo tan delimitado y exacto que pueden parecer estas películas casi impersonales viniendo de él. Pero no, ahí están las influencias de Lubitsch, Renoir, Lang, Gance, Ophuls y compañía - auotres no precismente vulgares y ninguno inferior a él - y yo al menos disfruto tanto de ellas cono de otras posteriores, como lo hago con los óleos no abstractos de Kandinsky antes del cambio o de los primeros discos de Pantera previos a "Cowboys form hell" por poner dos de los ejemplos más extremos que se me ocurren ahora mismo.
Se puede ser varias veces excelente en diferentes etapas de la creación.
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