No querer vivir ni un segundo con obligaciones ni bajo órdenes, coger lo que gusta sin importar si pertenece a alguien o presenta resistencia, pensar sólo para actuar, tener el cine negro en la mirada... pocos personajes tan perfectamente desalmados habrá habido como Bert Galvin, el gangster incorporado por Richard Conte en mi película favorita de entre las que filmó el (mayormente) fotógrafo Ted Tetzlaff.
La pureza de esa conducta inmoral la define, tan definitivamente como a "La baie des anges" lo hacía aquella epicúrea Jeanne Moreau por encima de cualquier género.
Ni privándolos de todo, van a tener otra cosa en la cabeza.
"Under the gun" vive de la precisión de su exposición narrativa y de la inventiva sorprendente de su libreto, esas virtudes ideales del cine "de complemento" de una época en que muchos sabían hacer bien muchas cosas.
Cuando se infirió la autoría de tantos para basar toda una teoría crítica, que no sólo perdura sino que se ha hecho "única", dentro del cine americano algunos tuvieron menos suerte, eso es todo.
No son unos cualquiera quienes acompañan a Tetzlaff. Por destacar a dos y en la línea de esas mencionadas bazas, ahí tenemos sobre todo al a menudo brillante George Zuckerman, años antes de estabilizarse junto a Douglas Sirk, firmando uno de sus más imaginativos guiones y es otro ilustre colaborador del maestro, Russell Gausman, quien se ocupa de diseñar los espacios.
Aún quedaba en 1951 muy cerca su famosa "The window" pero el crecimiento desde entonces es notable, pese a que lo fácil con Tetzlaff haya sido siempre adjudicarle ese pequeño y único triunfo.
De poca fama desde luego han disfrutado películas tan buenas como "Riff-raff" del 47 o "The treasure of Lost Canyon" del 52, por citar las dos siguientes que prefiero.
Pese a las pretensiones de sus dirigentes por "prestigiarse", ya se sabe en qué línea se define por estas fechas el cine de la Universal y siguiendo con el corporativismo que diluyó la atención que debiera haber recibido Tetzlaff: presentar a los personajes en un plano, ahorrar literatura y descripciones, abreviar hasta lo indispensable a los secundarios - de ahí su impacto, parece que nunca pronunciaran una palabra superflua ni ejecutaran un gesto de más - o no servirse de ningún elemento para construir el siguiente, sino hacerlo inmediatamente significativo.
Las sorpresas vienen cuando películas como "Under the gun", que nadie se ha preocupado por editar en condiciones y que se conserva en una copia deficiente, son capaces de mirar a un sistema de justicia - o mejor dicho de corrección de las malas conductas - críticamente ("matas a un tipo y te echan veinte años, matas al segundo y vuelves a la vida" le dice Galvin, por fin impecable, para resumir su periplo entre rejas a la cantante que interpreta una agobiada Audrey Totter), cuando empiezan a hacerse cada vez más esenciales los encuadres conforme se define la trama, cuando alguna solución de puesta en escena le hace a uno saltar de la butaca... cuando cualquiera piensa en el "gran cine" si no tuvo la precaución de hacerlo antes.
Pero Tetzlaff pasa como una exhalación por los asuntos "importantes" y los equipara a los menores.
Como enseguida prescinde de la chica, tan sólo se le nota detenerse en mimar al personaje de Sam Jaffe, popular desde el año anterior en que había sido el ladrón de acento germánico de la célebre "The asphalt jungle".
Todo el atractivo de la segunda parte del film gira sobre su diminuta figura, con esa vieja dignidad de los que empezaron a ser inocentes cuando pisaron la cárcel.
Él conseguirá que el impenetrable Galvin muestre algo parecido a la admiración o al agradecimiento y hasta que aprenda a conjugar un verbo que le es desconocido: esperar.
Momentáneamente.
La pureza de esa conducta inmoral la define, tan definitivamente como a "La baie des anges" lo hacía aquella epicúrea Jeanne Moreau por encima de cualquier género.
Ni privándolos de todo, van a tener otra cosa en la cabeza.
"Under the gun" vive de la precisión de su exposición narrativa y de la inventiva sorprendente de su libreto, esas virtudes ideales del cine "de complemento" de una época en que muchos sabían hacer bien muchas cosas.
Cuando se infirió la autoría de tantos para basar toda una teoría crítica, que no sólo perdura sino que se ha hecho "única", dentro del cine americano algunos tuvieron menos suerte, eso es todo.
No son unos cualquiera quienes acompañan a Tetzlaff. Por destacar a dos y en la línea de esas mencionadas bazas, ahí tenemos sobre todo al a menudo brillante George Zuckerman, años antes de estabilizarse junto a Douglas Sirk, firmando uno de sus más imaginativos guiones y es otro ilustre colaborador del maestro, Russell Gausman, quien se ocupa de diseñar los espacios.
Aún quedaba en 1951 muy cerca su famosa "The window" pero el crecimiento desde entonces es notable, pese a que lo fácil con Tetzlaff haya sido siempre adjudicarle ese pequeño y único triunfo.
De poca fama desde luego han disfrutado películas tan buenas como "Riff-raff" del 47 o "The treasure of Lost Canyon" del 52, por citar las dos siguientes que prefiero.
Ted Tetzlaff |
Las sorpresas vienen cuando películas como "Under the gun", que nadie se ha preocupado por editar en condiciones y que se conserva en una copia deficiente, son capaces de mirar a un sistema de justicia - o mejor dicho de corrección de las malas conductas - críticamente ("matas a un tipo y te echan veinte años, matas al segundo y vuelves a la vida" le dice Galvin, por fin impecable, para resumir su periplo entre rejas a la cantante que interpreta una agobiada Audrey Totter), cuando empiezan a hacerse cada vez más esenciales los encuadres conforme se define la trama, cuando alguna solución de puesta en escena le hace a uno saltar de la butaca... cuando cualquiera piensa en el "gran cine" si no tuvo la precaución de hacerlo antes.
Pero Tetzlaff pasa como una exhalación por los asuntos "importantes" y los equipara a los menores.
Como enseguida prescinde de la chica, tan sólo se le nota detenerse en mimar al personaje de Sam Jaffe, popular desde el año anterior en que había sido el ladrón de acento germánico de la célebre "The asphalt jungle".
Todo el atractivo de la segunda parte del film gira sobre su diminuta figura, con esa vieja dignidad de los que empezaron a ser inocentes cuando pisaron la cárcel.
Él conseguirá que el impenetrable Galvin muestre algo parecido a la admiración o al agradecimiento y hasta que aprenda a conjugar un verbo que le es desconocido: esperar.
Momentáneamente.
10 comentarios:
Ni idea de esta película, de Tetzlaff he visto la celebre The Window que me pareció bastante bien tendré que consegur esta -parece dificil-.
Por cierto Jesus queria preguntarte por un japonés que he descubierto hace un par de semanas llamado Kohei Oguri, vistas The sting of death y Muddy river se me hace dificil comprender su escasa fama para mi, a falta de ver las otras 3 que tiene, lo pongo a la altura de Suwa o Kawase.
Y otra pregunta si no es mucha molestia ¿hay alguna serie buena? vistas Los soprano y Breaking bad y perdidas esas 150 horas de mi vida creo que estamos ante la broma del siglo.
No hay subtítulos que yo sepa para "Under the gun" y la única copia localizable es pobre, pero vale la pena buscarla.
No conozco nada de Oguri. Trataré de remediarlo. Por las fotos de las películas, parece interesante.
De series actuales no puedo responderte porque no sigo ninguna. Me suelo desanimar muy rápido con las que he probado, incluidas las más prestigiosas.
Algo bueno habrá, aunque una vez más, lo último visto ha sido un episodio de "Polizeiruf 110" porque lo dirigía Christian Petzold y me pareció de lo menos interesante que ha hecho. Hay varios de Dominik Graf, de buen aire, como es habitual en él. Graf está más hecho al formato, claro.
Perdón por la intrusión Jesús...aprovechando que leí Nicolás y Alejandra, esta semana me puse la película de Schaffner que tampoco es nada del otro jueves...
¿Podrías recomendar algunas de tus "recreaciones históricas" preferidas? haré deberes este verano
Buenas vacaciones para el Blog!
Fernando
Me parecen más interesantes los ficticios (¿quién podría compararse a un Dr Frankenstein, un Sherlock Holmes o un Don Lope?), pero suponiendo que te refieres a personajes relevantes y reales sobre los que casi todos los grandes han hecho algo, te puedes imaginar si me sueles leer los que elegiría: los filmadas por Rossellini, Mizoguchi, Guitry, Griffith, DeMille, King, Straub, Cottafavi, etc.
No suelo hacer vacaciones, escribo en cualquier momento. No sé "desconectar" de lo que me gusta. Otra cosa es que tenga tiempo - me ocupan mucho tiempo otros textos paralelos a estos que salen aquí, aparte de otros asuntos, claro - o tenga algo que decir y no me parezca una obviedad o una tontería.
Gracias, te leo siempre, disfrutó como un enano! Totalmente de acuerdo, pero era por si había alguna excepción.
Estaré con poca cobertura este mes.
Saludos
Fernando
Hola, me pintaron una peli titulada The Incident (Larry Peerce) como "obra maestra". ¿Merece la pena? Slaudos. Juan.
Yo no la he visto ni recuerdo ninguna de Peerce remotamente como tal cosa, pero nunca se sabe.
Perdón por la intrusión, pero por si vale de algo un consejo, mejor ahorrarse "The Incident", cuyo prestigio en su tiempo fue puramente temático.
No bía visto "Time Bomb"/"Terror on a Train"(1952/3), que ahora creo que es la que considero modestamente mejor de Tetzlaff, excelentísimo director de fotografía, por cierto, sobre todo de "Notorious", y realizador yo diría que bastante hitchcockiano cuando no se llevaba serlo o aparentarlo.
Por cierto, olvidé que un "Anónimo" (no sé cuál, debieran usar apodos o nombres clave los que quieran omitir su identidad) preguntaba por Oguri Kôhei. Como por razones múltiples procuro escarbar el cine japonés, me llamó la atención su interés, ya que de las 5 que conozco (y he vuelto a ver ahora) sólo la primera, "Doro no Kawa"(Muddy River, 1981) me parece realmente buena... y prometedora. Las otras tienen cosas interesantes, a veces muy buenas escenas, pero son fragmentarias y dispersas, a veces mezcladas con ciertas obsesiones japonesas que no están, para mí, entre las que encuentro más (artísticamente) productivas (los coreanos en general, las escolares apenas adolescentes de aire inocente), aunque quizá sirvan de muletas comerciales a un cineasta que ronda ya los 70 años y acaba de terminar su 6º largo, cuyas fechas son bastante patéticas: 1981, 1984, 1990, 1995/6, 2005, 2015. Me decepcionó mucho que en "Umoregi"(El bosque enterrado, 2005) cayese en uno de esos circenses desfiles circulares que practicaba Fellini cuando no sabía cómo terminar.
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