jueves, 9 de marzo de 2017

VG

Con la publicación del manifiesto por un "free cinema", hace ahora 61 años, un buen número de retrógrados intolerables que gustaban del cine de género, como Val Guest, vieron coartada su evolución. Trece años llevaba rodando películas Guest cuando, mientras rodaba el thriller internacional "The weapon", le fue comunicada su mala praxis.
Películas musicales, de aventuras, policiacas, comedias o de misterio a un ritmo de cuatro al año últimamente... y ni una cumplía con los dogmas de Reisz, Anderson, Richardson y compañía, que ya es mala suerte.
Si la célebre misiva de Truffaut había relegado al desván de los chismes viejos a Delannoy, Autant-Lara y compañía, de esta nueva proclama se extraía que gente como Guest eran hasta ¡antipatrióticos! por no reflejar la diversidad de la moderna Gran Bretaña.
Lo cierto es que, como conviene desconfiar de cualquier generalización y hacer caso omiso de dogmas de toda clase, muy especialmente en el caso de Val Guest conviene ver todas sus películas antes de que le afectara negativamente la moda, ya que luego no fue nunca tan libre, ni tan interesante cineasta, ni estuvo tan atinado en mirar críticamente a cuanto filmó, para terminar cayendo en varias trampas y comodidades de las que por supuesto no se libraron tampoco sus "antagonistas".
Y ya que hablamos de justicia, si estos últimos no se hubiesen autoproclamado muertos en el 59 con un segundo comunicado - que sonaba a truco -, los hubiese ahogado de todas formas cualquier nueva ola de las surgidas a partir de entonces o, mejor aún, hubiesen sucumbido al verdadero tsunami que, esta vez sí, se levantaba en su país: basta mirar, hacia 1962 o 1963, por un lado a los entumecidos efectos del movimiento en los films que rodaba Joseph Losey allí y por otro cómo de alegre y excitantemente mezclaban músicas americanas las canciones de The Beatles, The Kinks, Small Faces, The Zombies o The Who para cambiar para siempre la cara del rock y el pop. Poco más habrá que decir si el mismo mes que la polvorienta "The servant" llega a las carteleras americanas, se graba en el Marquee de Londres "Five live Yardbirds", aún emblema de la modernidad dos años después cuando Antonioni rueda "Blow up".
No hay una gran distancia entre las mejores y las menos inspiradas de las películas iniciales de Val Guest que conozco, de modo que cualquiera serviría para mirar a sus virtudes, que nunca proclamó y hasta es probable que le sonara raro que alguien glosara. Por otra parte, hay varios puntos en común en su trayectoria con la del venerable Terence Fisher, así que quizá sea buena idea asomarse a los films más alejados de cuanto les une. Musicales y comedias.
Vale la pena ver "Penny princess" de 1952, la fantasiosa - divertida como un ataúd de bebé, en palabras de Dirk Bogarde, su muy desubicado protagonista -, y única película en color que rodó Guest con su mujer, Yolande Donlan, un caso de colaboración digamos "simbiótica" parecido al de Paul Czinner con su primera actriz Elisabeth Bergner. Si se estrenase ahora, muy pocos dudarían que la imaginaria Lampidorra era en realidad un muy conocido paraíso fiscal.
Aunque mucho mejor ver la encantadora "Give us the moon", rodada en plena guerra y barajando una idea que parece irónica pero no lo es: en la creencia de ganar el conflicto (y con la distancia física, claro, una vez cesaron los bombardeos), fue la época de mayor empleo, menor conflictividad y mejores posibilidades para los jóvenes, que hasta podían pensar en un futuro sin tener que trabajar.
Es, como tantos de estos años, un film nacido de seriales radiofónicos, donde prima la inventiva oral o la capacidad para ambientar con un sonido, un elemento visual o un detalle, precisamente de lo que iba a empezar a adolecer el cine inglés en cuanto trató de recuperar el ímpetu documental de otros tiempos... y cayó en la teatralidad.
Tampoco deja indiferente la muy astuta sátira "William comes to town" de 1947, a vueltas con un tema muy explotado por los "angry directors" que llegaban, el de la educación. Tres o cuatro gags del film, nada políticamente correctos, resultan más ilustrativos de lo que ninguna denuncia de represión podría conseguir.
Queda la misma sensación al verla que la que asalta al ver un film (a ratos o no constantemente) asombroso como "Two thousand women" de otro cineasta damnificado por los nuevos tiempos, Frank Launder.
Y me refiero fundamentalmente a que quienes tratan de enterrar los usos cinematográficos del pasado, primero deben conocerlos.

6 comentarios:

Ricar2 dijo...

Gracias por la guía de lectura de un cineasta prácticamente desconocido para mí, excepto por las películas de Quatermass que rodó (las dos primeras, creo). A ver si puedo ver las que citas, aunque por lo que cuentas, cualquiera de antes de los 60 merece la pena. Por cierto, no hace mucho pude ver una de las que dedicaste una entrada en su día, The next voice you hear, de Wellman, y me pareció extraordinaria.

Rodrigo Dueñas dijo...

Me parece que poco he visto de Guest. Compruebo que se han editado "Men of Sherwood Forest", "The Quatermass Xperiment", "Quatermass 2", "The abominable snowman", "Stop me before I kill!", "Where the spies are", "When dinosaurs ruled the earth" y "The killer force diamond mercenaries". ¿Recomiendas alguna en especial?

Jesús Cortés dijo...

Me gustan las dos primeras sobre todo.
"Stop me... / The full treatment" pudo estar muy bien, pero padece la sobreinterpretación de Ronald Lewis.
"The abominable snowman" es realmente interesante.
No he visto la última que citas.

Miguel Marías dijo...

Curiosamente, hablas de unos Guest (más antiguos) que no conozco. Encuentro muchos de los posteriores, hasta mediados los 60, muy interesantes, y estupendos los Quatermass. Los de CduC se dedicaron a denostar el cine inglés, con escaso fundamento, o exagerando sus limitaciones. Los genios se fueron a Estados Unidos (Chaplin, Hitchcock), pero había bastantes muy buenos artesanos y algunos curiosos autores, a los que se fueron sumando americanos exiliados por culpa de McCarthy.

Roberto Amaba dijo...

Sí señor, Val Guest. Nunca me gustó su Yeti, pero soy un fan incondicional de "Hell is a city" y "El día en que la tierra se incendió". Son maravillosas. Los Quatermass también me gustan, pero menos que estas.

Igual hay que escribir algo sobre los Boulting, porque sufrieron como Val Guest. "Seven days to noon" es una de las mejores películas sobre la amenaza nuclear. Pionera, sincera, doméstica.

Un abrazo Jesús.

Jesús Cortés dijo...

"Hell is a city" con aquella intriga mancuniana, sí. Buen actor Stanley Baker, tan bueno como otros con pedigrí teatral. Se retiró a la Costa del Sol, creo.
"The day the Earth..." hace buena pareja con la intriga "Break the circle" del 55, con ese viento racheado del telón de acero azotando.
"Seven days to noon" me falta por verla. Tomo nota.
Tienes texto en Shangrila sobre Guerin, ¿no? A ver si lo leo.