miércoles, 24 de enero de 2018

RINCONES DONDE GUARECERSE

Una inocente escena de desnudo de la actriz Hildegard Knef, en circunstancias aceptadas para varias artes desde tiempo inmemorial - ella posa como modelo, en este caso de un pintor -, es el motivo más repetido para explicar la gran polvareda eclesiástico-política levantada por "Die sünderin" en el invierno de 1951.
Cualquiera que se haya acercado a esta obra de Willi Forst no podrá menos que asombrarse de ese dato, considerando la cantidad de detalles y giros  escabrosos que jalonan su metraje y hay que suponer que aún faltan algunas "incorrecciones", quizá las más graves, porque la copia en circulación tiene diecisiete minutos menos de los que debería.
El caso es que, no sé muy bien cómo - ¿el aperturismo de la posguerra alemana? - pero los varios comités y foros competentes, finalmente aprobaron (pronto se arrepentirían) el estreno de un film que Forst, productor de sus propias películas ya en los años 30 y con escasa tolerancia para las injerencias en su trabajo, fue despojando de una idea pseudo bíblica inicial hasta el límite de la despreocupación por escenificar castigos, señalar culpables o poner reparos morales a asuntos tan delicados como la prostitución, la eutanasia (homicidio más probablemente), el suicidio, el alcoholismo, los malos tratos, el lesbianismo, el incesto o el parricidio.
Quizá la polémica sería hasta mayor de ver la luz un film así ahora, pero todo esto poco significaría hoy día y casi no valdría la pena ni recordarlo, si no se tratase de uno de los más brillantes y de más compleja estructura, mejor iluminados e interpretados, más originales y febriles melodramas de una época pródiga en ellos.
Donde alcanzaban las sugerencias de los más audaces Pabst mudos y más allá del territorio en que se atrevieron a aventurarse los Teuvo Tulio más irreverentes, vive este film desencantado e imagino que intolerable para quienes hasta hubiesen admitido que había que mirar de una vez por todas a la cara de la degradación humana de los tiempos de la Gestapo, pero no tanto cuando se trataba de la Alemania de la reconstrucción.
Ni siquiera el cine negro y sus ambientes turbios en los que, brevemente, parece instalarse el film cuando acontece "en público" y amplía el número de personajes, ni la omnipresente voz en off de la protagonista (un flashback dentro de otro, atrás y adelante en el tiempo, con ejemplar claridad narrativa), que habitualmente sirve para amortiguar el relato, neutralizan, atrayendo hacia terrenos de mayor irrealidad o evocación, el efecto acumulativo causado por semejante retahíla de vivencias, tan realista y brutalmente expuestas, que parecieran comunes y cotidianas para cualquier espectador.
Ese torrente imparable de cine supera a cualquiera generado antes por Willi Forst, que tiene en su haber películas valiosas como la muy popular "Mazurka" de 1935, la ligera e ingeniosa "Maskerade" del 33, su "Bel Ami" del 39 (mejor, huelga decirlo, que la muy endeble versión de Albert Lewin) en pleno apogeo del Reich y con él mismo como actor en el conocido doble personaje o en ese mismo y fatídico año, la hábil y precisa "Ich bin Sebastian Ott", que pone en el centro lo que "Die sünderin" solo toca de pasada, el mundo del arte y su hipocresía.
"Die sünderin" se aparta de lo que había abundado en todas ellas, biografías, costumbrismos y romances. Precisamente el amor entre el atormentado Alexander y Marina, como si se tratase de una pesadilla, no se percibe como una adicción, un clásico amour fou, sino como una enfermedad contagiosa, de las que se contraen por no poder dejar de frecuentar a quien no conviene.
La línea marcada por las obras fundamentales del cine alemán surgido tras la guerra (con "Die mörder sind unter uns" de Wolfgang Staudte, "In jenen tagen" de Helmut Käutner y "Deutschland im jahre null" de Roberto Rossellini a la cabeza), se quiebra precisamente allí donde el film olvida o soslaya el pasado más traumático sufrido por un país en todo el siglo, en escenas llenas de risas pero hundidas en la más absoluta miseria, como aquella de Marina sentada en la barra de un bar, en la que Forst encadena a militares nazis y aliados en busca de diversión y ella dice que solo cambiaba el idioma.

42 comentarios:

Marcos dijo...

Desde hace bastantes años,- en mis tiempos de adolescencia y gracias a la vieja parabólica de mi tío - me interesa mucho el cine de Forst. Revisada el teletexto de los canales abiertos alemanes para ver que films emitían. No me importaba la nula comprensión del idioma. Mi interés y la narrativa visual compensaba la no comprensión del audio. Digo esto Jesús - porque si bien no comparto en este caso tu valoración - me agrada sentir la pasión con la que escribes. Willian Forst hizo film muy dignos, creo que en este punto pensamos igual. Die sünderin es la película que más busqué de Forst durante años. Mi admiración por su director, el tema, los problemas de rodaje, mi amor por Hildegard Knef… pero cuando por fin me comí el ansiado postre resultó ser una mala tarta.
Die sünderin trata un tema muy manido dentro de la historia del cine. ,” La puta de buen corazón”. Pienso en aquellos viejos melodramas mexicanos, italianos, argentinos, aunque el género está muy presente en el cine japonés y hindú. Emilio Fernández, Miguel Zacarías, Gavaldon,Mario Soffici, Matarazzo hasta Mizoguchi y Guru Dutt. Todos sintieron fascinación por este tipo de mujeres. La pecadora de Forst no pasa mi examen por los siguientes puntos:

Marcos dijo...

(FIN DE COMENTARIO)
1º Hildegard Knef está maravillosa, desborda erotismo en cada plano, pero Gustav Fröhlich está horrible, incapaz de mostrar calidez, parece que está perdido en los tiempos de Metrópolis. El resultado es una pareja de amantes sin química. Como se puede ser tan cara de palo teniendo de pareja a Hildegard Knef? Apreciado Jesús, donde tú ves calidez yo veo frialdad.
2º Todos los que me han tratado,saben que no me agrada la voz en off ni los flashback. Con esto no quiero decir que no los tolere. Pienso que el cine es ante todo un arte visual. En muchas partes de este film, la voz en off es excesiva, innecesaria. Las imágenes lo cuentan todo para que servirlas con una verborrea innecesaria.
Los estructura de los flashback de complejo no tiene nada. Son muy clasicistas - y para los más torpes - señalados con la dichosa voz de Marina. No se que tienen de virtuoso, virtuoso era Has con su Manuscrito encontrado en Zaragoza, y no pienses que por nombrarla me guste mucho.
3º El guión se lleva la peor parte.
Sobre Marina:
Marina es el claro ejemplo de aquel viejo refrán:”Puta la madre, puta la hija” . Empezamos con los disparates… Marina vive con su madre la cual ejerce la prostitución todas las noches. Su padrastro… sabe la profesión de su esposa y espera sumiso su llegada. Los años pasan y Marina es desvirgada por su hermanastro. La primera vez Marina acepta por curiosidad. Posteriormente detesta al hermanastro pero éste la compra con unos billetes. Este momento define la verdadera naturaleza de Marina. Es Puta; y no ejerce su profesión por falta de medios como posteriormente lo hará. Es ambiciosa, superficial y cambia por unos billetes su repugnancia hacia su hermanastro.
Pasan los flashback y se nos muestra el primer encuentro de la pareja. Marina muy elegante en un cabaret de alta alcurnia. De improviso, entra un pordiosero borracho (Alexander) ella siente piedad de él y lo lleva a su casa. Uno se pregunta: Cómo dejan entrar a este tipo con esa pinta aquí? -Tal vez en recuerdo a su etapa buena de pintor- el portero posteriormente recrimina a Marina por llevarlo en taxi cuando éste le dejó entrar previamente. El guión es muy poco convincente.
Seguimos con los saltos de tiempo y para más gracia, Marina descubre el cancer de Alexander por una simple caricatura. La deducción es digna de Holmes y Poirot juntos. Este momento roza el mayor de los absurdos.
Pasa el tiempo y el guión se desmadra cada vez más. Alexander con cáncer, en una situación económica mala y Marina se van de vacaciones por Italia. Donde sacan la pasta? En Italia hay mucha, eso sí es cierto
Llegan de vuelta de Italia, Alexander empeora y Marina quiere operarlo. Esa noche “descubre” que no tienen un duro. Todo se lo gastaron en Italia o un “padrino” les regaló el viaje. Entonces Marina vuelve a descender en los abismos para conseguir el importe de la operación. Va a su antiguo cabaret y observa a un señor. Para más gracia, adivina que es el médico de la caricatura de Alexander. Increíble, milagroso!! pero aquí todo resulta creíble porque Marina es Holmes y Poirot juntos. Después de la cumbre de la ridiculez el film va cerrándose de forma previsible pero muy eficaz. Lo mejor de la película es Hildegard Knef y la cámara de Václav Vich. Un verdadero maestro a reivindicar.

Jesús Cortés dijo...

De temas "manidos" o universales, depende del matiz que se les quiera aplicar, han salido muchas grandes películas y lo que cuenta es el tratamiento, en eso no creo que haya disidencia.
Respecto a tus puntualizados reparos, respecto al primero, no me atribuyas lo que no dije. Frölich no comunica (ni lo pretende) calidez y en mi opinión lo hace muy bien porque interpretar a un alcohólico echado a la calle por su rica mujer, pintor fracasado y con un tumor cerebral, ¿cómo resulta más verosímil?. Hacer de todo eso un cúmulo de gestos y tics es precisamente lo que evita reduciéndolo a arrebatos sin sentido ni orden, que ella no comprende ni sabe tampoco reconducir.
Que no te parezcan complejos los flahsbacks es precisamente lo que pretende el film, pero lo son, a veces mucho porque cuanto más se aleja del presente, más acentúan la sordidez y cuando son más cercanos en el tiempo, se vuelven ligeros, rápidos. Es una cuestión de ritmo, bien resuelta.
La voz en off es necesaria porque ella le cuenta todo a un muerto o moribundo, no a nosotros. Será un ardid que subraya y no es tampoco mi recurso preferido, pero me parece necesario. Además, su voz es muy bonita y en sus inflexiones y cadencias está también parte del drama, no entenderlo o creer hacerlo y, como siempre le pasó, tomar una decisión que no es la mejor y saberlo.
Ella efectivamente ve cómo su madre se prostituye delante de la familia y sin que nadie diga nada. Precisamente un amigo alemán me contaba una historia muy parecida de esos tiempos y la moral había "decaído" tanto que a nadie extrañaba cualquier clase de forma de ganar dinero.
Yo entiendo que Alexander fue el marido de una mujer con dinero y vida social y aún puede acudir a esos sitios, donde le conocen y ahora pueden reírse de él, como probablemente siempre quisieron.
Finalmente y para no eternizarnos, creo que se va a Italia con lo último que le quedaba. ¿cómo quieres que tenga previsión o sentido de la economía alguien así?

Anónimo dijo...

El Bel Ami de Albert Lewin no es endeble en absoluto!

Por lo demás, no he visto esta película pero me la apunto (de Forst solo he visto Maskerade, que me gusta mucho).

Solo una curiosidad... ¿A mí que la voz en off me parece un recurso especialmente cinematográfico? Solo en el cine puede usarse con tanta riqueza, por ejemplo irónicamente (cuando la voz en off dice una cosa y la imagen muestra lo contrario), o complementariamente (cuando el tono de una voz complementa el de una imagen, cuando los gestos de actores matizan o enriquecen lo que dice la voz...) A las palabras, en la literatura, les falta el complemento o contrapunto que en cine añaden la imagen, y los efectos que consigue en cine la voz en off son muchos, y muy exclusivamente cinematográficos.

McTeague

Marcos dijo...

Claro que es justificada la interpretación de Fröhlich. Personajes alcohólicos sabes que hay muchos en el cine y cercanos a la muerte. Lo que me desagrada es la falta de calidez hacia la mujer que lo ama. Cuando se conocen en el cabaret que ve Marina en él? Ella parece la Callas, es una prostituta interesada en lo económico. No encuento creíble que se interese por Alexander, no tiene ni dinero ni buen físico.
La voz en off es necesaria, por su puesto. No me agrada a mí, ya te dije que no me gusta su uso en el cine.
Se va a Italia con lo poco que tienen. Cierto. Aquí lo que me chirría es la actitud de Marina. Sabe el estado de salud de su pareja y en vez de intentar convencerle para que se opere se van a Italia. Ella le ama, lo cierto es que no sé que ve en él. Marina ama y en vez de devolverle las ansias de vivir, de aconsejarle que se opere, lo acompaña a Italia.
Como final… veo o entiendo, que la actitud de Marina a lo Holmes con la dichosa caricatura también te chirria.
Un saludo Jesús.

Jesús Cortés dijo...

"The private affairs of Bel Ami" me fastidia en buena medida, pero admito que también me gusta a ratos. Quizá fui injusto con ella.
La voz en off, que viene del teatro y del narrador literario en primera persona, es un recurso de gran potencia, a menudo mal utilizado o innecesario - remacha o anticipa lo que ya vemos suceder o está a punto de pasar en imágenes - pero hasta en esos casos puede usarse bellamente.
En "Die sünderin" opino que funciona, aparte de la musicalidad que imprime al film, por la sencilla razón de que sirve como argumentación exhaustiva del por qué (una vez más, como apuntaba antes, Marina siempre actuando equivocada o discutiblemente) de su gesto final. No hay que olvidar que Alexander no sabe o no solicita su "ayuda" y siento no ser muy claro en aras de quien no haya visto el film.

Jesús Cortés dijo...

Marina, Marcos, tiene una intuición con la caricatura y acierta, pero en un momento duda y el físico del médico invita a ello. Fíjate que se parece - no me parece causal - al John Carradine de "Bluebeard".
Si no hubiese ese plano en que ella cree haber topado con un psicópata, estaría muy de acuerdo contigo.

Anónimo dijo...

Hay que aclarar, para quien no haya visto la película, que la voz en off aquí no es un recurso narrativo puntual sino que es utilizada como fórmula hasta el punto de que casi no hay diálogos. A mí eso no me gusta, me genera distanciación.
Por el contrario, pese a mis convencimientos hawksianos y macmahonistas, casi siempre me resulta atractiva la narración acronológica y el flashback. Bien utilizada es una estrategia que ayuda a captar el interés del espectador.
Mi favorita de Willi Forst es Maskarade, no hay ninguna otra tan elegante, sensual, romántica o melancólica. Da no sé qué ver a lo que ha evolucionado el cine austriaco...

Ángel

Jesús Cortés dijo...

Todos llevan mal camino, Ángel. Hasta el francés, que era casi el único que aguantaba en pie.

Igor dijo...

Sin concretar mucho para no fastidiar a quien no lo haya visto como dice Jesús, pero ¿seguro que la ayuda no se solicita o al menos es aceptada aunque no sea explícito?
Yo creo que por el gesto de él y el sonido de lo que hace ella...Lo digo porque yo dudé y volví a ver la escena varias veces.

Jesús Cortés dijo...

Sí, yo también dudé.

Marcos dijo...

Que quieres que te diga Jesús... he vuelto a ver el film ayer porque siempre me interesa lo que escribes. A mí el guión me parece endeble y con momentos como el de la caricatura que me irritan. Ya es rocambolesco que el médico se encuentre en el cabaret, como lo es que por una caricatura Marina sepa que Alexander tiene cancer. Es de entender que lo supone por más cosas, pero me resulta muy ingenuo. Creo que la película cambiaría y mucho con Anton walbrook como Alexander.La voz en off es un recurso muy expresivo pero cansino si se emplea en demasía. Resulta curioso que también se me viniera en mente el John Carradine de Bluebeard. Para mi gusto, lo mejor de Forst es Maskarade apreciando sus musicales de los 30 y 40.
Sobre su Bel Ami, me parece buena.
Como despedida, decirte que me ha gustado mucho tu forma de defender este Forst que te gusta tanto. No pensar lo mismo no significa no entenderse. Creo que leí por algun lado que tu inicio cinéfilo no fue precoz. Para empezar en la adolescencia...mucho cine has visto. Un saludo

Miguel Marías dijo...

Tiene razón McTeague. Casi diría que la voz en off es un recurso expresivo exclusivo del cine sonoro. Su supuesto "equivalente" en el teatro no es off, porque no hay encuadre ni apenas selección del espacio, ni entradas y salidas de él ni lejanamente comparables a las que permite (o pide) el cine, aunque hoy la mayoría de los directores en activo y mejor pagados parecen no saber ni dónde ponen los pies ni qué mirar, y no se preocupan por ello.
Por otra parte, se podría hacer una larga lista con las grandes obras del cine que emplean (bien) la voz en off, sea ocasional, frecuente o hasta constantemente. Sin ella, la mitad del cine negro (y parte de las mejores del género) desaparecería. No hablemos de "Sunset Boulevard", varios Mankiewicz, Truffaut, Ophuls...
Por otra parte, la voz en off de la magnífica Hildegard Knef es fundamental para dejar claro que lo que Forst nos está contando es la versión del personaje de Marina, aunque afortunadamente no cometa el error de la cámara subjetiva. Y el orden... es su orden, no el que caprichosamente prefiera un espectador u otro. Y tampoco un truco para hacer elipsis.

Jesús Cortés dijo...

Sí, a mí lo que me gustaba era el rock n' roll, Marcos.

Jesús Cortés dijo...

Que en el teatro no haya encuadre es una de las razones por las que no me gusta, Miguel - aparte de lo predominante que resulta un estilo interpretativo que me resulta molesto y engolado -, y aunque no debería extenderme porque la mayoría del que conozco, ha sido leído, que yo sepa a menudo hay narradores y un punto de vista externo que compensa o guia esa estructuración espacial o temporal.
La voz en off aún tiene usos espléndidos, no es un recurso muerto.
En "L'amant d'un jour" puntúa oportuna y siempre necesariamente la acción y varios recientes Patrico Guzmán, Mariano Llinás o Marco Bellocchio, serían mucho menos sugerentes o directamente inconcebibles sin ellas.

Marcos dijo...

L'amant d'un jour tiene muy buen empleo de la voz en off Jesús. Mariano Llinás me parece uno de los grandes directores actuales. Me quedé perplejo con la primera parte de La Flor. Como señala Miguel Marias, el cine perdería muchas obras maestras del clasicismo sin lo voz en off. No obstante, creo que se ha empleado en demasía en todas las cinematografias. Que sería Xiaochéng zhi chun (1948) sin su voz en off o Las dos Inglesas y el amor. Estoy en contra del abuso de ese recurso. Creo que se ha empleado mal en un gran puñado de films. Hasta Bresson en Un condamné à mort s'est échappé la emplea mal en algun tramo donde narra lo que hace el preso Fontaine. Me pregunto: Por qué narrar en off lo que se visualiza en la imagen? El cine es ante todo un arte visual... Por eso prefiero el cine mudo.

Jesús Cortés dijo...

La voz en off de "Un condamné...", como es consustancial al recurso pienso yo, se sitúa después de los hechos y sirve para otorgar una calma, mitigar un suspense, que a Bresson le interesaba porque es en la mirada sobre cuanto sucedió donde él va de la mano con su personaje. Si la eliminas y queda todo por delante, cada acción pierde peso y sólo se piensa en cómo salvar cada escollo. Por eso Matarazzo no la usa nunca, porque él prefiere caminar siempre a la par de los hechos.
A veces ha sido posible comparar, como en el caso de las distintas versiones - no sé cuántas hay, pero al menos ví tres distintas - de "Blade runner" y la verdad es que con voz en off resultaba menos fría y, dentro de lo que cabe, menos oscura.

Marcos dijo...

Hace años que no reviso Un condenado... pero creo recordar pequeños momentos en los que se narra en off lo que visualmente se está mostrando. Para que resaltar con voz en off lo que se muestra al mismo tiempo con las imagenes. Mi crítica se refería a esos pequeños trozos dentro de un film que tiene un empleo genial de la voz en off consustancial. Chapo por tu explicación. Matarazzo siempre camina a la par... Hace años que siento que fue el mas grande del cine italiano junto Rosellini y De Sica.
Blade runner sin la voz en off es muy fría. Pienso igual aunque no me apasione tanto como a la gran mayoría del mundillo cinéfilo.

Jesús Cortés dijo...

Ahora "Blade runner" es un film más para mí, poco más que el que prefiero de un director que me gusta muy limitadamente y ya nada, pero hace muchos años sí fue importante, uno de los primeros films que me impulsó a buscar más para revivir esa emoción. Hablo de películas contemporáneos de esos primeros 80, como también "E.T." o "An american werewolf in London" y aún me parecen muy buenas. No diré que me enganché con "Der tod des Empedokles", buscando algo más "elevado" que los discos de Saxon.
De hecho sigo prefiriendo "Wheels of Steel" a "Der tod des Empedokles".

Anónimo dijo...

Un debate muy interesante. En relación con la voz en off me gustaría recordar "Une simple histoire" de Marcel Hanoun, a mitad de camino entre Bresson y "Le petit soldat" de Godard. El relato de la protagonista de Hanoun proporciona peso a los acontecimientos visuales, como Jesús ha explicado muy bien en relación con "Un condamné à mort s'est echappé", y tiene también un sentido musical, al margen de toda funcionalidad narrativa: como cuando en algunos momentos la narración de los diálogos (“me dijo: ...”) se superpone con el propio diálogo, que se escucha de fondo.

José Andrés dijo...

Muy buen comentario en la medida que se discute tanto con él como con la película de que trata. Personalmente suscribo casi todo, excepto la calificación de endeble aplicada al filme de Lewin, para mí el mejor de su carrera (y tal vez la mejor adaptación al cine de la novela de Maupassant, a falta de contar con una buena copia de la de Daquin). Como varios de los opinantes, yo tambièn creo que “Maskerade” es la obra maestra de Forst, película irresistible, una de las mejores alemanas de los años 30, hecha cuando aún no se habían ido ni Sirk ni Lang. Y en el grupo de mejores germanas de la posguerra yo incluiría “Irgendwo in Berlin”, de Lamprecht, y “Boda en la sombra”, de Maetzig. Como llego un poco tarde al debate de “Sünderin”, me limitaré a señalar que solo me chirría el episodio veneciano, que el relato es impecable (qué soltura de trazo poseía Forst) y que la aparición de “El ángel de la muerte” deviene quimérica por cuanto no pide nada a cambio y en realidad todo lo que hace es conceder una prorroga a la desafortunada pareja. El personaje de Gustav Frölich es retratado como una especie de hombre abocetado, incompleto, en cierto modo apócrifo (y que paradójicamente solo se define en la ceguera, magnífico hallazgo, lo mismo que la naturaleza de Marina, en la que no se hace nunca énfasis: NO es una prostituta, sino alguien que vende eventualmente su cuerpo, como tantas mujeres, obligadas a ello durante y después de la guerra). En un papel harto difícil, Hildegard Knef está perfecta; hermosa mujer, magnífica actriz (a punto ya de trabajar con King) y escritora por descubrir. De “Blade Runner” ya no hablo, pero la prefiero y preferiré a todos los Garrel de este mudo, incluido el último, que os regalo envuelto en celofán y con lacito incluido.

Anónimo dijo...

Tomo nota de todos estos nombres para mí desconocidos, pero a los que apetece conocer después de tan estupenda entrada y magníficos comentarios. No sería la primera vez en que uno descubre a un gran cineasta gracias a este blog imprescindible. Sobre el asunto de la voz en off creo que es uno de las herramientas expresivas más específicas del cine y, que como todo, es su uso es que lo valida o no dentro de una película. En "Blade runner", ya que se habla de ella, es para mí un ejemplo de uso baldío. Quizás sea porque viene sustentada por lo peor de la película, un Harrison Ford, otras veces magnífico dentro de sus limitaciones, que da la impresión de pasar por allí. Su voz me resulta impostada y, como en la escena de la muerte de Hauer, innecesaria.

Marcos dijo...

Al acertado comentario de José Andrés,solo recordarle que si bien es cierto que Marina es una víctima de la guerra para mí tiene una verdadera condición de prostituta. Recordemos que sin ninguna necesidad vital vende su cuerpo a su hermanastro en su segundo encuentro. Creo que deseaba comprar un abrigo. Todos tenemos deseos materiales, pero llevarlos hasta el extremo de vender su cuerpo hace que para mí Marina tenga condición de prostituta. Posteriormente su "oficio" es justificable. No cabe duda de que es una víctima de la guerra.
Sobre Blade Runner, para mí es lo mejor de un director que nunca me ha fascinado. (Comparto con Jesús esta opinión).Claro está que prefiero este film futurista a todos los Garrel del mundo.


Jesús Cortés dijo...

Creo entender lo que, sorprendentemente (no lo sabía o no lo imaginaba) os causa desapego o algo más respecto al cine de Garrel, no seré yo quien diga que me apetece sumergirme en sus historias en cualquier momento, pese a lo mucho que se puede disfrutar solo de cómo compone y ejecuta cada plano, cómo usa la música, cómo filma la noche y la ciudad.
En sus últimas películas (ya muy patente en "Les amants réguliers" y más acentuadamente desde "La jalousie") manifiesta sin embargo una mirada más serena y comprensiva -incluso casi cercana a Ozu en su último film -, olvidando o al menos "no tratando de tú" al nihilismo, la desesperación y el horror de morir por no poder vivir como mínimamente se quiere. No sé qué le parecerían a él mismo tales cosas si hace treinta años alguien le hubiese proyectado su cine futuro, pero prefiero verle así, aún interesado en los jóvenes y lo poco que aprenden, en qué desastre de mundo viven que anima a usar y tirar todo, incluso tu propia vida.

José Andrés dijo...

Siendo muy poco receptivo a Garrel, cuya mirada cinematográfica se asemeja para mí a un bostezo, no intento llevar mis fobias muy lejos, de hecho me interesa (y mucho en algunos tramos) "Les amants réguliers". No puedo decir lo mismo de las últimas.

Anónimo dijo...

Una pregunta: ¿y cómo se quiere vivir y por qué no se puede, qué quieres decir con eso?

Taxandro

Jesús Cortés dijo...

Pues para recordar uno de tantos ejemplos que atraviesan su cine, ¿recuerdas al Léaud de "Rue Fontaine", tirado en la calle como un vagabundo y recuperando pasajeramente la ilusión por aquella chica, para luego encontrar su rostro en el periódico y volver a perderlo todo?
Aquel personaje, del que no sabemos nada (solo hay una conversación, entre dramática y cómica, previa) encarna en unos pocos minutos cuanto necesita un tipo perdido en este mundo sin alguien que le quiera y después de eso no hay nada.
En "L'amant d'un jour", es el de Eric Caravaca el que se da cuenta de que no va a poder seguir adelante como le gustaría, incluso si estaba dispuesto a perdonar infidelidades y engaños continuos; él habla y dice cosas muy convincentes como lo que es, un profesor, pero no expresa realmente lo que siente, hasta que claudica y deja paso a los jóvenes, sin una palabra, sin un discurso.

Anónimo dijo...

O sea, que todo se recude a un corazón partido. Pues mira que no hay mujeres en el mundo. No me gusta lo que he visto de Garrel, la verdad. Le falta chicha.

Un saludo y felicidades por el blog

Taxandro

Mario Vitale dijo...

Yo, que soy garrelete perdido, no puedo evitar pensar en él. Y eso sabiendo que, efectivamente, no es para todos los días ni todas las horas. Puestos a estar solo en el quinto pino, sin compañía durante semanas, seguramente es preferible aprovisionarse de algo lleno de emoción, aventura, gracia, movimiento, humor y amistad: ¿qué os parece recluirse con las 7 películas de Walsh y Flynn? Garrel es otra cosa. Incluso antes de encontrar y perfilar ese metraje casi boeticheriano con los que últimamente arma sus tramas -los dos o tres tópicos que me maravillan en "La frontière de l'aube" o "L'ombre des femmes"- eran geniales y emocionantes "Liberté, la nuit" y "Les baisers de secours".

En principio la voz en off no me maravilla, porque usualmente no es más que un vehículo para que el director o el guionista vaya más cómodo. Pero en otras ocasiones me parece imprescindible y emocionante, arrebatadora y subyugante. Reconozco que me empacha un poquitín en maravillas como "Pandora and the Flyng Dutchman" o "Anatahan". No digamos en suicidios como "The Gold Rush", versión de 1942. Pero el auténtico proyectil que catapulta los gloriosos principios de "Rebecca" o "I walked with a zombie" son sendas voces femeninas que instalan automáticamente. Por no hablar de la que para mí es la más maravillosa, profunda, emocionante y consoladora voz en off que he oído nunca: Tanaka Kinuyo al final de "Ugetsu monogatari".

La película de Forst me parece genial, y la voz en off de la protagonista casi inevitable. Yo la siento con un tempo diferente al nuestro [atención: trama desvelada] -de hecho a nosotros nos dura casi 80 minutos, pero a Marina es el rato que media entre el trago de él y el suyo- y una necesidad de explicar y explicarse el horror -y el amor- vivido.

Jesús Cortés dijo...

Algo de Boetticher y, más aún, del Nicholas Ray de "On dangerous ground" o "In a lonely place", hay en este "nuevo" o "viejo" (o las dos cosas) Garrel.
Tampoco está mal la voz en off de "Yuki fujin ezu", ¿verdad, Mario?, pero eso nos llevaría de nuevo, a hablar de Mizoguchi, que es donde siempre terminamos.

Mario Vitale dijo...

Era yo. Pero me he liado.

Mario Vitale dijo...

Creía que había enviado un comentario anterior, pero ya veo que lo hice mal...

Decía que, además de Yuki, estaban esas risas del más allá más íntimo, y ya siempre unidas, con que concluía "Yokihi".

Marcos dijo...

Muy interesante tu comentario Mario. Ya de entrad,a avisas que tu pasión por Garrel no es válida para todos los días. No cabe duda que quedarse solo con Garrel puede aburrir y mucho. A ese encuentro con la soledad tampoco llevaría a Tarkovski a sabiendas del amor que le proceso. Creo que para pasar esa etapa en soledad todos nos quedamos con Walsh. El viejo maestro, tenía el don de poder complacernos a TODOS.
Sobre Garrel ni me apasiona ni me hace bostezar como a José Andrés. La apreciación de Jesús sobre la cercanía con Nicholas Ray es muy acertada. Claro que hay algo de Nick en este "Nuevo-viejo" Garrel. Esa forma tan íntima de tratar el amor y la frustración amorosa,esa sensación de que es mejor abandonar porque nada volverá a ser lo mismo. Pienso como Jesús "En un lugar solitario".
Sobre la voz en off en los films de Mizoguchi me resulta tan sutil como envolvente y que decir del flahsbacks de Ugetsu monogatari. De los mejores jamas rodados. Es que Mizoguchi lo hacía casi todo bien. Maldición... me despido que al final siempre acabamos con Mizoguchi.

Mario Vitale dijo...

No hay flashbacks en "Ugetsu", Marcos. Hay... otra cosa. Todas las escenas que no corresponden al presente están proyectadas, imaginadas o deseadas. Es el impulso, consciente o inconsciente, del deseo y el desconsuelo, rodado como casi nadie lo ha rodado nunca. Cuando el alfarero Genjuro ve a su mujer con el kimono que está a punto de comprarle, no la recuerda, la recrea, y lo tremendo es que está a punto de conocer a Wakasa... Scottie no anda muy lejos.

Marcos dijo...

Por eso es el "flashbacks" sin serlo que mas me gusta Mario. Por esa forma tan perfecta de romper el tiempo

José Andrés dijo...

Una aclaración: nunca dije que bostezara con el cine de Garrel, sino que su mirada cinematográfica se asemeja, para mí, con un bostezo. Bostezar, me hace bostezar "Star Wars", James Bond, Iñárritu, Amenábar, la crítica de festivales...

Anónimo dijo...

¿Hola Jesús una consulta sabes donde puedo conseguir la película "Amore Mio" de Rafaello Matarazzo que no sea en la mula mejor una página de descarga directa?

Jesús Cortés dijo...

https://mega.nz/fm/4Dh01CBA

Anónimo dijo...

Muy buenas, Jesús. Aunque sea un poco offtopic, ¿Cuál es tu top ten de Jean-Luc Godard en orden de preferencia? Muchas gracias.

Jesús Cortés dijo...

Ha ido y sigue cambiando mucho. A día de hoy seguramente sería:

- Histoire(s) du cinéma
- Pierrot le fou
- 2 ou 3 choses que je sais d'elle
- Sauve qui peut (la vie)
- Bande à part
- Le mépris
- Les carabiniers
- Nouvelle vague
- Soft and hard
- The old place

Anónimo dijo...

Que me recomiendas de Brakhage, Jesús?

Jesús Cortés dijo...

Nada, no me gusta recomendar. Que cada uno vea lo que le atraiga y saque sus conclusiones.
A mí no deberías preguntarme de todas formas por Brakhage.
No porque me falte una buena porción de su obra por ver, sino porque vistas unas 50, que tampoco es una muestra pequeña, sino porque no siento nada por sus películas.
Ha visto pocas en cine (no llegarán a quince y la última hace bastante tiempo), con lo que con la predilección/obsesión de este y otros - aún más – por no editar nada en dvd o formatos domésticos, supongo que no he visto muchas de la manera “adecuada”.
Esto sin embargo me preocupa poco. Tampoco he visto más que cuatro Mizoguchi en cine y las veces que más disfruté “Man of the west” no fueron los dos pases que pillé en pantalla grande. Será un problema mío, porque no aguanto los ruidos o la suciedad de los cines ni rara vez me caben las piernas en la butaca, con lo imagino que las condiciones ideales las tienen los millonarios en sus casas y cines privados, que no es mi caso.
Digamos que ya que no he visto apropiadamente a casi todos, no he advertido en Brakhage ni en ninguno asignado a este cajón de sastre del experimental (cine casero, vanguardias, no narrativo, pictórico...) lo mismo que en otros vistos en primera instancia o conocidos aún hoy en iguales o peores condiciones. Un Ophuls doblado, sí. Un DeMille cuajado de anuncios de compresas y coches, sí. Un Sjöberg en sueco sin subtítulos, sí.
Otro problema es que rara vez encuentro lo que se supone hay.
Alguien me mandó un texto muy interesante sobre “Quick Billy”, el film de Bruce Baillie, otro que he remirado por todas partes a ver si era tan bueno como decían. Baillie es el de “Valentin de las Sierras”, admirado por Apichatpong Weereasethakul, que no es tonto ni un bocazas. El texto lo firmaba ¿Miguel Blanco?; no estoy seguro. Visto el film, apetecía sumergirse en aquello, pero la crítica era mejor que el film y bien que lo sentí.
Que me perdone Blanco (o quien fuese, repito que no recuerdo bien), porque no era el caso - hablaba más de estructura y de sus percepciones, tan legítimas y personales como las de cualquiera -, pero muchas veces (y habitualmente con Brakhage, via Adams Sitney o quien sea) se anuncia una cosa muy penetrante, emotiva y radical y yo al manos no encuentro nada ni remotamente profundo ni conmovedor, ni nuevo ni a veces soportable.
Yo este placer abstracto lo encuentro en la música o en la pintura, pero no en el cine.
Pero lo sigo buscando y hace poco me gustó un breve Sistiaga y anoche mismo no estuvo mal un Gunvor Nelson.