"Les dernières fiançailles" es una de esas películas que nadie echa de menos no haber visto.
Pronto cumplirá medio siglo, triste efeméride para un triste ventura, la despedida de este mundo de dos ancianos que anhelaron sincronizarse para no quedar alguno de los dos solo.
Unas poco vistosas hechuras - actores casi desconocidos, espacios domésticos, sin música hasta la escena de clausura, pocas palabras, un premio de no sé qué cónclave católico -, el hecho de venir de una cinematografía como la canadiense, lejana en todos los sentidos y de un cineasta apenas notorio en los tiempos alborotados previos a esta obra como Jean Pierre Lefebvre, al que ya no se recuerda... todo contribuye al olvido.
Como para toda película de suspense, estas o cualesquiera otras líneas que tratasen de darla a ver o animar a buscarla, servirán más o menos, pero difícilmente restituirán el apreciable peso de estos fotogramas caseros enfrentados al mayor y más común de los misterios.
Solo con pensar que el más anónimo de los muertos conoce la respuesta a la pregunta que ningún sabio de las civilizaciones habidas y por haber ha podido responder, le concede una entidad a cada minuto y segundo menos que falta para tal momento, del todo desperdiciada en tantas películas donde es filmado puerilmente.
"Los relojes no pueden morir" dice Armand mientras pone cada día en hora al que tozudamente se retrasa respecto a los demás y debe ser la única frase que Lefebvre pone en su boca digna de ser llamada simbólica en noventa y tres minutos de discreto metraje, plantados en ese espacio final que debiera ser de lúcida recapitulación, velado sin embargo por el cansancio y las decepciones.
Naturalmente para él, enfermo del corazón o algo más agudo todavía por la expresión del médico que trata de convencerlo inútilmente para que se ponga en sus manos, la mirada no será tan limpia como fue, pero afronta lo que hace tiempo barruntaba. Dejará atrás lo poco que tiene y encomienda a ella tareas para conformarla: el pequeño huerto, las gallinas, la casa, la obligación de sentir la belleza de cada cosa como le remarca en un paseo como tantos que dieron y que ahora parece también querer legarle.
Rose en cambio tiene delante una ingrata misión para alguien con buena salud, quizá algunos años menos, ningún valor para ser su propio verdugo y no tanta fe como para atreverse a pedir vehementemente acompañarlo.
Cada vez que un encuadre la aísla, aparece primero una angustia que quisiéramos ver apaciguada en sus gestos; más tarde, cuando se conoce el desenlace, un placer en la admirable administración del tiempo por parte de Lefebvre.
La sencillez matemática de su puesta en escena acompaña sin épica ni casi conflicto a los personajes. Pasaron los años en que la vida estuvo llena de multiplicaciones y divisiones, sólo importan ya las sumas y las restas.
Encuadrado solo hay respeto y silencio.
Lefebvre lo filma de espaldas a él mientras se pone sus dientes postizos y no hace falta ningún plano más para saber que el afecto que le profesa es el que se tiene a un padre.
Rose solloza un momento cuando él no la ve, en un bonito travelling con intensos verdes al fondo que no encadena Lefebvre a escena alguna de empeoramiento o confirmación de las dolencias de su viejo esposo. Si lo hace en su presencia, un tanto avergonzada por haber podido darle un único hijo que le quitó la guerra, no sirve el momento más que para un tosco ademán de él, un poco como aquellas caricias que profesaba William S. Hart en los albores del western mudo y que tanto me conmueven.
De ninguno de los dos sabemos casi nada y poco habría que saber me parece, pero basta con que cada espectador acote su indiferencia y se disponga a mirar un reflejo, el que podría ser de sus abuelos o sus padres, de ellos mismos o, en el peor de los casos, de lo que nunca serán, para entender todo.
Esto último tiene un valor decisivo.
No le dará sentido, ni será una bendición ni supondrá ventaja alguna, pero unido inextricablemente al vértigo del final está el agradecimiento por poder haber recorrido el camino en pareja.
Pronto cumplirá medio siglo, triste efeméride para un triste ventura, la despedida de este mundo de dos ancianos que anhelaron sincronizarse para no quedar alguno de los dos solo.
Unas poco vistosas hechuras - actores casi desconocidos, espacios domésticos, sin música hasta la escena de clausura, pocas palabras, un premio de no sé qué cónclave católico -, el hecho de venir de una cinematografía como la canadiense, lejana en todos los sentidos y de un cineasta apenas notorio en los tiempos alborotados previos a esta obra como Jean Pierre Lefebvre, al que ya no se recuerda... todo contribuye al olvido.
Como para toda película de suspense, estas o cualesquiera otras líneas que tratasen de darla a ver o animar a buscarla, servirán más o menos, pero difícilmente restituirán el apreciable peso de estos fotogramas caseros enfrentados al mayor y más común de los misterios.
Solo con pensar que el más anónimo de los muertos conoce la respuesta a la pregunta que ningún sabio de las civilizaciones habidas y por haber ha podido responder, le concede una entidad a cada minuto y segundo menos que falta para tal momento, del todo desperdiciada en tantas películas donde es filmado puerilmente.
"Los relojes no pueden morir" dice Armand mientras pone cada día en hora al que tozudamente se retrasa respecto a los demás y debe ser la única frase que Lefebvre pone en su boca digna de ser llamada simbólica en noventa y tres minutos de discreto metraje, plantados en ese espacio final que debiera ser de lúcida recapitulación, velado sin embargo por el cansancio y las decepciones.
Naturalmente para él, enfermo del corazón o algo más agudo todavía por la expresión del médico que trata de convencerlo inútilmente para que se ponga en sus manos, la mirada no será tan limpia como fue, pero afronta lo que hace tiempo barruntaba. Dejará atrás lo poco que tiene y encomienda a ella tareas para conformarla: el pequeño huerto, las gallinas, la casa, la obligación de sentir la belleza de cada cosa como le remarca en un paseo como tantos que dieron y que ahora parece también querer legarle.
Rose en cambio tiene delante una ingrata misión para alguien con buena salud, quizá algunos años menos, ningún valor para ser su propio verdugo y no tanta fe como para atreverse a pedir vehementemente acompañarlo.
Cada vez que un encuadre la aísla, aparece primero una angustia que quisiéramos ver apaciguada en sus gestos; más tarde, cuando se conoce el desenlace, un placer en la admirable administración del tiempo por parte de Lefebvre.
La sencillez matemática de su puesta en escena acompaña sin épica ni casi conflicto a los personajes. Pasaron los años en que la vida estuvo llena de multiplicaciones y divisiones, sólo importan ya las sumas y las restas.
Encuadrado solo hay respeto y silencio.
Lefebvre lo filma de espaldas a él mientras se pone sus dientes postizos y no hace falta ningún plano más para saber que el afecto que le profesa es el que se tiene a un padre.
Rose solloza un momento cuando él no la ve, en un bonito travelling con intensos verdes al fondo que no encadena Lefebvre a escena alguna de empeoramiento o confirmación de las dolencias de su viejo esposo. Si lo hace en su presencia, un tanto avergonzada por haber podido darle un único hijo que le quitó la guerra, no sirve el momento más que para un tosco ademán de él, un poco como aquellas caricias que profesaba William S. Hart en los albores del western mudo y que tanto me conmueven.
De ninguno de los dos sabemos casi nada y poco habría que saber me parece, pero basta con que cada espectador acote su indiferencia y se disponga a mirar un reflejo, el que podría ser de sus abuelos o sus padres, de ellos mismos o, en el peor de los casos, de lo que nunca serán, para entender todo.
Esto último tiene un valor decisivo.
No le dará sentido, ni será una bendición ni supondrá ventaja alguna, pero unido inextricablemente al vértigo del final está el agradecimiento por poder haber recorrido el camino en pareja.
40 comentarios:
Apenas suceden cosas, solo las rutinas del día a día. Y mientras vemos esos mínimos y monótonos sucesos, sentimos y pensamos en el paso del tiempo, en la vejez, en la inminencia de la muerte, en la soledad, en el pasado. También en el amor, en el cariño, en el respeto. "Pasear a su lado por la vida fue muy agradable, señora".
¿Hola Jesús, de casualidad sabes sí existen subtítulos en español o inglés para esta película?
Esta copia lleva subtítulos en inglés:
https://mega.nz/#!xIFH1ajI!MJOcJSK0MMvGKj5vpGblaL-WSvaCWXD2szGAKUax4y4
Muchas gracias por compartirla.
¿Hola Jesús de casualidad sabes donde se puede ver "Parama" (1984) de Aparna Sen, es una película que siempre he querido verla pero no encuentro los subtítulos?
Con subtítulos en inglés debo tener copia. Si te sirve, la subo y la enlazo aquí.
Sí me sirve, te lo agradecería mucho sí subes el enlace. Gracias por la molestia.
https://wetransfer.com/downloads/e57df16b7ef9086970c751f5b1af425920191129210605/e54d7a81693f69ecaa9acb83973928bf20191129210605/3865c6
Ok. Ya la tengo. Gracias.
Hola Jesus, podrias unirte a la "mass media" y ofrecernos tu Top(10-19). Supongo que estarán Ade, Von trier o Glazer jeje
Ruy
Ni me había dado cuenta de que terminaba la década - o lo hará el año que viene, la eterna discusión - cuando vi que se publicaban votaciones.
Yo ya sabes lo que elegiría, vengo diciendo lo mismo hace años, con alguna incorporación más reciente: "La flle de nulle part", "Film socialisme" y "Le livre d'image", "Une autre vie" y "Mademoiselle de Jonqui¡eres", "O gebo e a sombra" y "O estranho caso de Angélica", "Outtakes from the life of a happy man", "L'ombre des femmes" y "L'amant d'un jour", "The Japanese wife", "38 témoins" y "Pas son genre", "Lastuja - Taiteilijasuvun Vuosisata" y "Sosialismi", "Sorg og glaede", "Cavalo dinheiro" y sigo sin poder ver "Vitalina Varela" pero puedo imaginarme su grandeza, "Battlecreek", "La prunelle de mes yeux", "J'enrage de son absence", "Les neiges du Kilimandjaro" y "La Villa", "Restless" y "The sea of trees", "Se eu fosse ladrão...roubava", "El botón de nácar" y "Nostalgia de la luz", "Les gardiennes", "Ad Astra" y "The inmigrant", "Tantas almas", "La deuxième nuit", "Cinéma doumentaire, fragments d'une histoire", "U ri Sunhi", "Les salauds", "Phoenix", "As boas maneiras", "Loving", "Le Havre", "Copie conforme", son tantas...
¿Otra mass media como la última de Baumbach no entraría entre tus incorporaciones recientes, al menos, entre las buenas? Soy consciente que no te gusta pero esta cambia de tercio.
DX
Sí, me parece buena y casi muy buena a ratos "Marriage story", desde luego mucho mejor que ninguna anterior del hasta ahora nulo Baumbach. Debería concretar y ahondar en esta dirección.
No te interesan "Atlantics" de Diop o "The Souvenir" de Hogg. Sight and sound la ha puesto muy arriba en su lista de este año.
No he visto ninguna de las dos.
Publicaras tu lista de las pelis del año?
DX
Ya veremos.
Perdón por otra salida de tema principal, pero, alguien ha visto "Café de París", de Neville? Veo que la ponen este mes en la filmoteca. Como mi tempo es MUY limitado, solo iría a verla con una recomendación grande. No soy el mayor fan de Neville, pero sus películas de los años 40 me parece que tienen mucho encanto (y además me gusta mucho Conchita Montes).
Y aprovechando que estoy aquí y otros han sacado el tema... Los fans de Beauvois de por aquí, entre los que me cuento... ¿Por qué no parece gustaros tanto "De dioses y hombres" como el resto de su obra? Para mí es la mejor película de la década 10-19.
Gracias de antemano.
McTeague
Sabía solo de la existencia de un fragmento de ese Neville. Si es copia completa, vale la pena, claro.
Pocos fans de Beauvois hay y sí muchos detractores. Feroces, además.
Yo prefiero "Les gardiennes" a "De hommes et des dieux" y esa a "La rançon de la gloire", pero los márgenes no son grandes.
Pues celebro compartir el gusto por ese Beauvois de 2010. Tampoco sabía que había acérrimos detractores, la verdad es que pensaba que Beauvois es más ignorado que odiado.
Sobre la de Neville no encuentro más información que la duración de 85 minutos que indica el programa de la Filmoteca...
McTeague
Sí, hay alguna primeriza que suele tener comentarios positivos, pero de un tiempo a esta parte, sin ir más lejos, aquí en el festival de cine de Sevilla, está tan ridiculizado y ninguneado como Guédiguian.
En fin, cómo está el patio... Y va a peor. Para una vez que una de las favoritas de los Oscars es realmente buena (Marriage Story), se dedican a decir que es gracias al guion y ningunean al Baumbach director diciendo que ni merece nominación... Y yo soy muy de experimentos, barroquismos y estilizaciones, pero no saber apreciar la sobriedad me parece tan grave... Así que así está el ninguneo a Beauvois y Guédiguian.
McTeague
Baumbach, como dije, necesita podar - la parte de los abogados es un horror de timing - y ser capaz de contar algo con la misma atención pero de gente inteligente o al menos interesante, no de un par de bobos como estos, implicarse y decir algo que no se atisbe a la milla, porque no sabe uno si este final es lo que cree que merecen o simplemente una cobardía.
Lleva años tratando de sacarse de encima el sambenito de "nuevo Woody Allen" y cuando aún no lo ha conseguido ya está cayendo en el mismo error de vejez de su precursor.
Ah y que un tipo con estos problemas de construcción o Scorsese sean candidatos en 2019 a premios anuales de cine, es para querer cambiar de sistema solar. Mejor suspender la entrega hollywoodiense de turno o darle el premio, sin pompa, a Garci, Rondón Gille, Amelio, Tonacci o cualquiera de los que han hecho muy buenas películas desde rincones ignorados.
Buenas, Jesús, ¿qué te parecen las películas de William S. Hart?
Todas las vistas, que no llegan a la decena de las cincuenta que hizo, por lo menos buenas. Algunas, como "The cradle of courage", muy buena y "The silent man", magnífica.
La misma rectitud moral y no muy distinta suerte que David W. Griffith: ambos fueron tachados de "superados" nada más llegar los trepidantes años 20.
El Rondón que mencionas arriba es el venezolano? Tiene gracia que pongas ahí a Garci porque en los Goya la han despreciado totalmente. No se "La trinchera infinita" o "Intemperie", no vistas, pero para entrar ahí tenía de sobra.
DX
Colombiano.
No sabía que no postulan a Garci para premios. Otras veces se los han dado sin merecerlo en absoluto, así que...
De todas formas e independientemente de acogida del público, críticas o premios me seguirá pareciendo que "El crack cero" es una de sus mejores películas.
Puse Rondón y quise decir Rincón, Nicolás Rincón Gille, perdón por el lapsus.
Que te parece "Me eneveneno de azules" de Regueiro?
Un absoluto horror, la peor que hizo y no la única, por desgracia, insufrible. Traté hace unos meses de volver a verla -esa y otras suyas - y no pude ni acabarla; dos pases seguidos y me tienen que ingresar, seguro.
Como hay una treintena de comentarios y apenas uno, el primero, está dedicado a Lefebvre, entro muy a toro pasado: una de las mejores películas modernas sobre lo que significa envejecer, sobre el tiempo que se detiene y la espera de la muerte. Nada que deba perturbar al joven cinéfilo.
¿Qué buena película hizo Garci últimamente, Jesús? Hace décadas que las pare viejas y apolilladas, simpatías al margen.
"El crack cero" se llama y es una especie de primera parte de la pareja "El crack" y "El crack 2", de principios de los 80.
Es incluso más precisa y perfecta que la anterior, "Holmes and Watson: Madrid days" y probablemente la mejor desde la que sigue pareciendo su cumbre, "Tiovivo c 1950".
Siendo generosos, Holmes and Watson me pareció un capítulo de Estudio 1 alargado, sinceramente. El uso de la técnica cinematográfica que hizo en ella Garci, francamente paupérrimo. Pero para gustos colores...
Un saludo
No sé a qué te refieres con pobre "técnica cinematográfica" - precisamente refiriéndote a esa, su película más elíptica y no narrativa - ni tampoco de dónde puede venir ese doble reproche del teatro televisivo, cuando no ha tendio nada que ver ni con uno ni con otro mundo nunca hasta hace tres años, cuando parecía que ya no rodaría más. Mejor o peor, pero solo sabe y quiere hacer películas o escribir sobre ellas. Y este país es muy duro para un oficio como este. Repasa el currículum de sus queridos Manolo Marinero, Juan Cobos o Miguel Rubio y verás cómo de duro.
A mí me gustan poco o nada sus amistades y parejas "mediáticas", me importa un pimiento el fútbol, no soy mitómano, no bebo gin tonics, no escogería los asuntos que le han movido a hacer películas ni de entre una montaña de posibilidades... y aún así sus películas me parecen de un tiempo a esta parte - 25 años ya, que no es poco - en general muy buenas y a veces magníficas.
Me ha conseguido emocionar con un cóctel letal de monjas y Maribel Verdú y me ha hecho volver a mirar a la cara al puñetero Alfredo Landa en lo más crudo de los años 80, entre otros milagros.
Jesús me gustaría saber tu opinión sobre dos películas: "Ochazuke no aji" de Ozu Yasujirō y "The Fugitive" de John Ford.
Gracias
La de Ozu es una de las más amargas que hizo; realmente puede llegar a odiarse al personaje de Kogure Michiyo. Quizá el balance conformismo/rebeldía no está tan brillantemente resuelto como otras veces, tal vez por la insistencia en construir claramente una barrera entre hombres y mujeres. No digo que sea un film con vocación de tesis de dominical, eso es imposible viniendo del maestro, pero a veces parece un poco simplificador.
"The fugitive", aparte de probablemente el film plásticamente más influyente para el cine mexicano junto a los de Eisenstein, es la última "adaptación de prestigio" que hizo Ford y un film extraño, una reverberación tardía - casi extemporánea viniendo después de "They were expendable", pero en cierto modo prolongando varios aspectos de "My darling Clementine" - de algunas películas de unos años antes, como la favorita de Welles, "The long voyage home" y también de "The informer" o "The prisoner of Shark Island".
Creo que le falta ligereza y humor y es muy rígida, no sé en qué porcentaje por culpa de la novela de Greene. A él le satisfizo mucho hacerla y creo recordar - no lo tengo a mano ahora - que le dijo a Bogdanovich que la vio imitada posteriormente en otras películas, supongo que de cine negro y algún western, aunque igual pensaba en alguna anterior en el tiempo.
Considerando al pasado Baumbach nulo. ¿Te gusta alguna película del género mumblecore?. Directores como Swanberg, Safdie, Bujalski, Alex Ross Perry...
Muy poco la que más y los Safdie ni cambiando de registro como en "Uncut gems" mejoran nada.
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