Las habladurías sobre el mundo imaginado por Alexander Ptushko - folklore, bonhomía, magia, mitología - son, por sí mismas y sin necesidad de ver sus películas, argumentos más que suficientes como para hacer correr despavoridos a una mayoría de cinéfilos actuales.
Ni con la mayor confianza en las posibilidades plásticas del cine, parece sensato esperar otra cosa salvo general extrañeza y alergia sentimental ante las imágenes que impresionó este cineasta consagrado a las más fantásticas historias.
Como me temo que solo conectaría con los condescendientes y con los que aún cultivan
"placeres culpables", que son dos de las actitudes que más desprecio, si solo fuese capaz de confesar que me
gustan notas y estrofas aisladas o los colores de sus obras, es mejor ir al grano y decir que en particular de una de ellas, “Alye parusa”, no solo disfruto de algunos de sus planos del mar, de la
música de Igor Morozov o de secuencias como esa serie de encadenados justo al comienzo, del
atribulado Longren, que ha regresado a su casa para encontrar que su mujer
se murió de frío tratando de sacar adelante a su hija, la ve crecer. En realidad, muchas revisiones y muchos años después de
la primera vez, a pesar de su previsible peripecia, me parece una película admirable.
Si retrocediéramos a su
estreno en 1961, ya sería difícil compartir la discreta emoción que puede comunicar una obra perdida desde su macimiento en
la noche de los tiempos y tal
vez solo si estuviese camino de cumplir "Alye parusa" un siglo - la novela de
Alexander Grin que muy elípticamente adapta es de 1923 - resultaría menos anacrónica su defensa.
El valor representativo del film es casi nulo porque no resume ni ejemplifica el cine de Alexander Ptushko, que es mayormente otra cosa, pero supongo que una anomalía desgajada de una obra tan alejada de cánones es doblemente singular.
Ojalá hubiese una docena de películas
maravillosas suyas, mas suele adolecer su cine de
ciertos excesos que “Alye parsusa” evita, pero que no la han rescatado
tampoco del olvido en que permanece sumida: abusos de vestimentas,
decorados y disfraces, de un blanquísimo sentido del humor o de una fantasía infantil que demasiados niños no
entienden cómo les fascinaba en cuanto crecen un poco.
Lo que bulle en la cabeza a pájaros de Assol, como le sucedía a la huérfana de "Lili" de Charles Walters, es estrictamente incomprensible para todos, espectadores incluidos, cuantos la miren por encima del hombro y lo mismo sucede con el desheredado Capitán Grey que nunca dejó de jugar a ser Robin Hood. Al propio Ptushko también, que no quiso filmar una miniatura del barco con las velas rojas que tantos años esperó Assol y mandó comprar dos mil quinientos metros cuadrados ante el asombro de la Mosfilm.
Nada hay más serio que la fe, los sueños o la rebeldía, así que ya pueden pasar otros sesenta años y "Alye parusa" no va a rejuvenecer un ápice ni revestirá su pequeña alma aventurera de novedades para ser abanderada de nuevas causas.
La que indiciariamente representa, la del romanticismo, no encontró en ella un arquetipo clásico, a pesar de las apariencias.
Personajes románticos, sí, pero por separado, ajenos a la posibilidad de compartir un destino común y de hecho tendrá que materializarse, casi por casualidad, una profecía tomada durante años por un disparate, para que no termine siendo el film una tragedia.
El parlamento final, oportuna y certeramente solemne - porque no son privados los gestos que lo provocan - da el último paso necesario para que sea este un raro ejemplo de film romántico sin amor, que debe ser lo más parecido a uno religioso sin Dios.
12 comentarios:
Hola Jesús,curiosa esta reivindicación de un film que parece como muchos otros de la misma temática y época,muy poco valorado a día de hoy, solo quizás por los nostálgicos de un tipo de cine de aventuras que en la actualidad es muy difícil de encontrar.
Creía no conocer nada de Ptushko, y buscando información he visto una versión de Guillver con animación stop-motion que me suena haber visto. ¿Conoces alguna de sus etas obras?
Me he acordado también del animador y director George Pal que se movió en ámbitos parecidos al suyo. No se que te parcerá su cine pero yo tengo un cariño especial por su "The Time Machine" y recuerdo también haber visto una que hizo sobre los hermanos Grimm.
Conozco lo enonctrable y hasta lo solo visible sin subtítulos de la obra de Ptushko y esa que citas es una de las "culpables" de que le cayera encima el apelativo de "Walt Disney ruso", como luego, cuando ya no hacía films con esa técnica del stop motion, el del Ray Harryhaunsen de aquellas latitudes. Es un caso parecido al del maestro checo Karel Zeman.
Hay varias suyas más buenas o interesantes, incluso muy buena como "Sadko", pero no es raro decepcionarse, sobre todo si no se persevera y se da de primeras con alguna menos inspirada. Sospecho que fue un cineasta encasillado a la fuerza en un cubículo del que siempre quiso salir.
Lo visto de George Pal me gusta y me entretiene, sobre todo "Tom Thumb", pero con máquinas del tiempo de por medio prefiero "Time after time" de Nicholas Meyer (1979).
Jesús has podido ver Antlers? Vengo de verla y menudo bluff después de Hostiles.
Aún no.
Si al menos el bluff solo fuera Antlers. Last Night in Soho, The Power of the Dog, The Last Duel, Zeros and Ones... muy lamentable todos los grandes estrenos, año olvidable.
Thomas Dunson
Aún recuerdo la época en que estos comentarios eran "off topic". Me pregunto si a alguien le interesa o ha reparado siquiera en Alexander Ptushko.
De las que citas solo he podido ver "The power of the dog" de Campion (horrible) y la de Ferrara, "Zeros and ones", menos desastrosa que todas las recientes, pero tampoco algo como para proclamar que vuelve a sus cabales. "Antlers" creo que no se estrena aquí en Sevilla en VO, así que toca esperar un poco. Tampoco es una gran maravilla la de Amalric, "Serre moi fort", vista en el Festival.
No va desencaminado el señor Dunson, mal año, sobre todo de parte de los que habían levantado alguna expectativa. Muchas decepciones: Carax, Hong, Amelio, Verhoeven, Shyamalan, Lowery, Haynes, Almodóvar, Green, Salomé...
Veremos qué tal termina todo cuando se puedan pescar las de Moretti, PTS, Apichatpong W., Hamaguchi y otras.
Por si interesa, decir que la última de James Wan Malignant me resultó bastante simpática y con varias escenas muy bien resueltas, no es poco en el actual Hollywood. También pude ver dos filmes indios notables Karnan y Joji, como siempre toca buscar en lugares poco visitados lo más notable del año. De los esperados muy bien Hamaguchi, Fendt, Dumont, Ropert, Soi Cheang, Chan, Apichatpong, Eastwood y Serra. Si alguien me explica lo de Titane se lo agradecería, de lo peor en mucho tiempo.
Por volver al pobre Ptushko, para mí es una de esas eternas "deudas pendientes" que tengo desde que leí un artículo sobre el cine de aventuras en los países del Este de Europa. A ver si cuando pase el Festival de cine de Gijón solvento esa laguna que tu estupendo post me ha recordado.
Iván Suárez
Por curiosidad, entre los que mencionas que esperas, ¿quién es PTS? El único que me sale cuando lo busco es un tal P.T. Selvakumar, de quien no he visto nada. ¿Se trata de él?
Es una errata. Me refería a Paul Thomas Anderson y "Licorice pizza", que puede ser buena.
Vista "Last night in Soho" de Wright deprimente. Del mismo director, algo mejor para los que hemos sido fans durante años por las imágenes de archivo, "The Sparks brothers". Malignant" no precisamente "simpática"
Aquí uno interesado por Ptushko. Quitando alguna de los 30 que me produce cierto ahogo (como las de Starewicz o, más recientemente, Svankmajer), su obra posterior reserva agradables sorpresas. En cierto modo devino un continuador cinematográfico de la ópera épica del XIX ruso (Glinka, Rimsky). La que comentas es una de las dos o tres mejores. Reivindicaría tambièn la que hizo un par de años antes en colaboración con el antiguo ducado: "Sampo".
Tiene también buena estela la última, "Ruslan i Lyudmila", que para mi gusto peca de excesiva, aparte de humorística. Hace años la motejaron "El señor de los anillos" ruso y es que parece que para los occidentales todo lo que hizo el pobre Ptushko fueron versiones menores y exóticas de varios de sus referencias culturales infantiles o juveniles.
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