martes, 12 de abril de 2022

HASTA QUE NOS VOLVAMOS A VER

Como parece no haber nada más excéntrico (serás indulgente y, horror, acrítico) que disfrutar de lo que realmente lo es, la grata sorpresa que depara "Tin aai hoi gok", el romance que el hongkongnés Lee Chi-ngai filmó en 1996, plantea de nuevo, sin remedio, la cuestión de la que no terminará nunca de librarse película alguna que no venga incardinada dentro de una obra de la que se tengan (buenas) referencias previas. 
Tanto es así, que lo fácil será suponer que es producto de la casualidad si notamos que en algún momento funciona, lo cual sin duda deja en peor lugar aún a los que lo seguimos pensando una vez que finaliza, al revisarla, al pensar en ella y al comentarlo, pudiendo llegar al paroxismo absurdo de estar tentado de defenderla de lo que no se ha dicho ni escrito acerca de ella.
Abandonada esa idea, convendrá empezar por el principio y con gran alegría volver a decir que aún quedan por encontrar películas tan emocionantes, insólitas, imaginativas y desconcertantes como esta, que ni siquiera se parece un poco a las escasas compañeras de filmografía que pueden recuperarse en Occidente de la obra de este cineasta poco conocido e inactivo desde hace más de una década.
Quizá si fuese, como decía Sarris, un "one shot director", se le podría haber valorado más y de hecho no faltan las obras estimadas en demasía por el simple hecho de no tener con qué compararlas, como si resumiesen todo cuanto fueron capaces de alcanzar cineastas de involuntaria, casual o maldita brevedad. A veces se hace uno cineasta sin nacer bendecido con los dones precisos y hay que hacer varias tentativas para llegar a algún buen sitio, equivocarse mucho e ir en dirección contraria para aprender a no hacerlo.
"Tin aai hoi gok", por su voz en off, su ambiente portuario, su audaz dinamismo físico y temporal y por varias escenas que viven en algún lugar entre lo onírico y lo surrealista, conecta paradójicamente con el cine de una auténtico autor, que quizá Lee Chi-ngai ni estime ni conozca, Raúl Ruiz. Efectivamente el carácter del film recuerda al gusto recurrente del chileno por las historias sin límites avistados, donde más a gusto campan los sueños, las leyendas, los laberintos de la razón, con una narrativa en constante retroalimentación, con personajes interesantes que surgen de todas partes, con múltiples caminos que se abren e impiden que se pueda anticipar nada... pero es otro su sentido del humor y del ritmo, otro su humanismo y está atravesado por una ingenuidad no elaborada ni tampoco evitada: por supuesto se trata de una película mucho más vulnerable.
Gracias a que precisamente no sigue modelo cinematográfico alguno, o a que sigue el único posible, el del afecto hacia todo que irradia vida, son posibles escenas tan asombrosas como la de la pesquisa para encontrar a la niña extraviada e iluminada por la imagen azulada de la pantalla, la del florecimiento nocturno de los rosales, las del antefinal en el acantilado "del fin del mundo" en Escocia... en realidad si algo está filmado en esta película es porque vale la pena saber de un personaje o cambiar a un nuevo escenario o reparar en un detalle, aquí no hay transiciones ni planos de base que soportan a otros mayores, el vértigo es absoluto incluso en las circunstancias del film - un personaje desahuciado - porque nadie sabe cuál será la siguiente parada del camino.
La confianza en dicha premisa, la que evita que el film se asemeje a una serie de disparates que se atropellan unos a otros, no es autosugestión ni una flaqueza, sino resultado de apreciar un encadenado de singulares aventuras con un lado oculto desolador (la enfermedad, el abandono, la marginación de discapacitados) pero ni un solo subrayado, tan admirablemente que uno, en secreto, espera que tal estremecimiento tal vez diga también algo de uno mismo.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Diez canciones de lo que va de siglo?

Jesús Cortés dijo...

¿Diez?, eso es imposible
"I envy the wind", "Stumblin through the dark", "The pot", "You and me", "The hustle", "Bad for good", "Blackstar", "Working them angels", "Holy mountain", "Brotherhood of the snake", "Midwestern blues", "Everything in its right place", "Persephone", "Hope there's someone", "Not for me to say", "The widow", "Portland Oregon", "Hell yawns before me", "No longer making time", "Debutante", "Puttin' people on the moon", "Movin work of art"...

ALFA-OMEGA dijo...

Que difícil es encontrar en un género (¿se le puede llamar "género" al cine romántico?) en el que se suele recurrir a los tópicos,obras como lo que parece ser esta. No la he visto pero si la relacionas con Ruiz debe ser bastante peculiar.

El "romance británico" (Richard Curtis, Roger Michell, Mike Newell), o el Young adult("The Fault in Our Stars", "Yeopgijeogin geunyeo","Tres metros sobre el cielo", "A través de mi ventana") ,son los subgéneros que ahora(o hace unos años)marcan tendencia.

Jesús Cortés dijo...

Este es un romanticismo no exactamente amoroso, más bien sobre varias ideas que lo rondan y lo condicionan: la pertenencia a un lugar, el aprovechamiento del tiempo que nos queda, la capacidad para arriesgarse, la resistencia a perder lo que se considera valioso, la perseverancia en no abandonar a los que nos importan sean cuales sean las circunstancias... nada muy "trendy" desde luego.
Siempre he pensado que las películas verdaderamente hondas en este "género" son una anomalía absoluta y están como mínimo unos pasos por detrás de su tiempo; el progreso pasó por encima de los románticos en el siglo XIX y el cine ya llegó con un mundo nuevo. Tal vez y solo tal vez en 1823 o en 1841 no hubiera cundido esa sensación, pero faltaban muchas décadas para que se estableciera y apenas algo del cine mudo la atrapa sin presentarla como extemporánea, exótica, inusitada, excepcional, anacrónica o excéntrica.

Anónimo dijo...

Hola Jesús:
¿Te gusta la banda SWANS? ¿Cuales son tus disco favoritos?
Gracias.

Jesús Cortés dijo...

El que prefiero es el disco que a estas alturas ellos odian a muerte, el más "accesible" dentro de la dificultad de su música, "The burning world", pero es una banda de directo totalmente y no me parece que hayan capturado en ningún album de estudio la zozobra, el caos, la oscuridad, la tortura sónica y el pasajero brillo de su música cuando la oyes en un concierto.
Dicho esto, es una banda que escucho de tarde en tarde, me ha caído simepre mal Michael Gira (el mismo problema que tengo con Mark E Smith de The Fall) y no han significado mucho para mí, para nada me "convertí" a ellos como parece obligatorio para apreciarlos según sus más locos fans. Prefiero, de largo, a algunas de las bandas influidas por ellos como Tool, los Bad Seeds o los Nine Inch Nails que han emergido cuando Reznor volvió del infierno convertido en un ser humano.

Anónimo dijo...

Jesus ¿Que te parece lo nuevo (y lo viejo) de Kendrick Lamar?

Jesús Cortés dijo...

No me gusta apenas lo que hace, me agota o me deja indiferente.

Anónimo dijo...

Hola Jesús,leyendo un libro que Ramón Freixas y Joan Bassa dedicaron al cine de aventuras, me he encontrado con títulos buenos y entrañables que tenía algo olvidados como "China seas" "Scaramouche" "Ivanhoe" "20000 leaugues" "The naked jungle"... faltando por supuesto muchos otros grandes ("Haji Baba"). Tu que películas destacarías dentro del género de aventuras hecho por Hollywood (entre los años 30 y los 60) más allá de los grandes maestros (Walsh, Tourneur Hawks ...).

Teniendo en cuenta la gran cantidad de obras que hay, si quieres puedes citar las 10 que te parezcan mejores o que te hayan dejado más huella.

Y por último ¿crees que existe algún equivalente actual de este género en la actualidad? Muchas gracias.


Jesús Cortés dijo...

Aventureras americanas de esa época hay muchas muy buenas "de segunda fila".
Por citar algunas que me dejaron gran impresión: "Captains courageous" de Victor Fleming, "If I were king" de Frank Lloyd, "King of the Royal Mounted" de William Witney y John English, "Escape" de Mervyn Leroy, "Son of fury: The story of Benjamin Blake" de John Cromwell, "Plymouth adventure" de Clarence Brown, "Wake of the Red Witch" de Edward Ludwig, "Crosswinds" de Lewis R. Foster, "Dangerous mission" de Louis King, "Many rivers to cross" de Roy Rowland, "The eternal sea" de John H. Auer, "The treasure of Pancho Villa" de George Sherman, "Quantez" de Harry Keller, "Harry Black and the tiger" de Hugo Fregonese, "The sins of Rachel Cade" de Gordon Douglas, "Desert sands" de Lesley Selander, "Fair wind to Java" de Joseph Kane, "Plunder of the sun" de John V. Farrow, "Pirates of Monterey" de Alfred L. Werker y muchas más.
Hoy día el único parecido a este extinto género supongo que es, siguiendo el razonamiento de Manolo Marinero en aquella gran crítica sobre "Im lauf der zeit", el de viajes, road movies y similares, que tampoco anda muy boyante desde que murieron Hellman, Romero, Cimino y Ruiz o se llevó la mala suerte a Vincent Gallo.

Anónimo dijo...

Has logrado ver "Promises Written in Water" de Vincent Gallo?

Jesús Cortés dijo...

No y no sé de nadie que haya podido hacerlo salvo los que asistieron a uno de los dos o tres pases que dieron en Toronto y Venecia previos a defenestrarla.
El mismo camino parece que ha emprendido la segunda parte de "Mektoub" de Kechiche tras el escándalo de Cannes.

Anónimo dijo...

Muy interesante película, en la que como comentas nunca sabes cuál va a ser el siguiente giro. Además de lo que apuntas, en lo que coincido, destacaría también el buen gusto en el tratamiento del paisaje, y no me refiero solamente al escocés, sino al urbano, así como la actuación de Takeshi Kaneshiro que nos regala una composición inolvidable, alejada de sus roles habituales o al menos los más conocidos . También cabe destacar ese final tan conmovedor como sereno, emociones que raramente se maridan bien.