Un gozoso rebrote, por muy pocos años extemporáneo, del cine de Luis Buñuel y mucho más tardío respecto a varios de los declarados o soterrados maestros del de Calanda, sobre todo Alfred Hitchcock, Tod Browning y Fritz Lang, supone "El corazón de la noche" dirigida por el mexicano Jaime Humberto Hermosillo en 1983.
En estos primeros años de la década de los ochenta, tan identificados con
la confluencia de varias de las mejores generaciones de cineastas
aclamados por ser creadores de situaciones y mundos tan extraños como
fascinantes, es divertido pensar que sea un film de un cineasta tan ajeno a toda presencia rectora en el
cine de los demás, de uno que nunca ha contado para nadie en realidad, como Hermosillo el que se lleve al gato al agua
El simple hecho de que pueda ser "El corazón de la noche" una obra tan o más alucinante e inverosímilmente exacta que las de David Cronenberg, David Lynch, John Landis, Lucio Fulci, Dario Argento, Lamberto Bava, Larry Cohen, Noboru Tanaka, Ridley Scott, Brian de Palma, Steven Spielberg, John Carpenter, Tommy Lee Wallace, Jean-Claude Brisseau, Raoul Ruiz, Paul Vecchiali o Wim Wenders es ya un triunfo considerable.
No quiero decir con esto que sea mejor que las películas que todos ellos filmaron en la difusa frontera del thriller y el fantástico, ni siquiera que yo la prefiera, pero sí que me asombra más, que me es más difícil de creer que pueda existir, que me congratula más su desafiante rigor espacial y narrativo, que verla desplegarse ante mis sentidos me produce mayor placer e incluso pienso que debiera servir como test, obligatorio, no sé muy bien para qué, para saber que uno habla de lo mismo que los demás cuando expresa algo, supongo, para ordenar o reducir el desconcierto inherente a esta azarosa manía de escribir y hablar sobre cine.
Como un exiliado en su propio país, Jaime Humberto Hermosillo fue odiado por buena parte de sus compatriotas no sé si debido a lo impermeable que se mostró a modas y corrientes, si por ser un solitario desde finales de los 60, por no esconder su homosexualidad... el caso es que fue visto como un incómodo heterodoxo, un provocador, cuando en realidad se trataba de un hombre tímido y modesto según cuantos le conocieron. Hablar claro a veces es más insoportable que gritar.
Si al menos se hubiese hecho a un lado y hubiese vivido revendiendo alguno de sus presuntos cachibaches, si se hubiese quedado armando en un rincón sus mecanos con toda probabilidad chirriantes y se hubiese olvidado de tratar de ser un artista cabal, hubiese sido tolerado. Pero Hermosillo tenía talento y de cuando en cuando demostraba que era capaz de filmar algunas películas inimaginables para los necios que le negaron el pan y la sal. Entre autores fieles a sí mismos y fieles al cinematógrafo, prefiero sin
dudarlo a los segundos, porque al menos no tienen excusas. Hermosillo nunca las buscó. Más de
ciento veinte años contemplan a cualquier cineasta, décadas y más décadas llenas de hitos, de logros excepcionales, fuera de todo
orden, cuando nadie esperaba nada, en contra de los más exquisitos
prejuicios.
"El corazón de la noche" es simplemente o nada menos que un film
que responde las preguntas del plano anterior en el siguiente, sin
acentos estilísticos de ninguna clase, una película ácrata y al mismo
tiempo ávida de justicia, con una muy patente debilidad canónica, el escaso carácter del protagonista, una falta de personalidad tal vez imprescindible para edificarlo porque hábilmente su creador buscó contrapesos, algunos muy germánicos como la iluminación - de Gabriel Figueroa - y la arquitectura, severa y laberíntica de planos interiores o exteriores y otros que no necesitaba importar: la enigmática belleza de la actriz Marcela Camacho y a Pedro Armendáriz Jr.
Imagino a Hermosillo acribillando a preguntas a este último sobre "Fort Apache" o cualquiera de las tres películas que el padre interpretó para John Ford, su director favorito - un orgullo que le perjudicó en su época de estudiante, cuando lo tachaban de reaccionario -, mientras trataba de convencerlo para que tomase parte en este guion perfecto sobre un argumento perfectamente descabellado de José de la Colina, este increíble film noir erótico, este bastardo que es difícil saber si es más hijo de "Viridiana" que de "Tristana", de "Ministry of fear" o de "M".
Desde el arranque, con me parece que un claro influjo del comienzo de la novela "Sobre héroes y tumbas" de Ernesto Sábato y hasta el final, que salta atrás en el tiempo, hasta los albores del cine sonoro, hasta "Freaks", reverberan mil detalles de puesta en escena.
Así, cuando escapan estos anónimos amantes y van a casa de un amigo de él - tras una inaudita colección de planos de ellos dos desnudos huyendo por ventanas, azoteas y parkings subterráneos -, al igual que cuando van a parar a casa de su madre como último recurso o en todo el sorprendente tramo final, los detalles de puesta en escena integran, como relámpagos, toda esa extrañeza: el cubo de ponche ardiendo en la fiesta de cumpleaños, un cenicero humeante que delata la rápida huida de quien iba a acogerles, la madre con el cabello rapado, como en "The naked kiss" (y hay más cosas que traen a la memoria el cine de Sam Fuller), descubierta por el hijo, la grúa, el linchamiento y el postrero sacrificio.
Gran banda sonora, la ultima que compuso para él, de Joaquín Gutiérrez Heras.
28 comentarios:
Insólita, fascinante, sorprendente. Como bien señalas, Jesús, trae a la memoria a Lang (y a sus sociedades secretas), a Browning (con sus "humillados por la Naturaleza y los hombres", como los califican en la película) y a Buñuel (pero justamente no el Buñuel celebrado, el del surrealismo, los sueños, el ataque a la religión y la crítica social).
Como también señalas, está llena de detalles (detalles que crean extrañeza y que son presentados y tomados por los personajes como algo normal). Me hace gracia cómo, al menor pretexto, desnuda a los protagonistas y los mantiene así en buena parte del metraje.
Parece que a Hermosillo lo que de verdad le hubiese gustado es hacer alguna vez un "North by northwest", culminar el sueño de la puesta en escena total, seductora, divertida, misteriosa... en fin, lo que esa monumental película lleva más lejos que ninguna otra, pero nunca pudo ni plantearlo.
De las 19 películas (un corto incluido) de Hermosillo que llevo vistas, sigo prefiriendo "La Tarea o cómo la pornografía salvó del tedio y mejoró la economía de la familia Partida(1991) y "Escrito en el cuerpo de la noche"(2000/1), quizá esta última la más surrealista de todas (dentro de lo surrealistas que tienden a ser casi todas las películas mexicanas), y precisamente una de las que confirma el lado más cinéfilo del director, con alusiones a Ford, Tarkovski y Truffaut, aparte de ser a la vez misteriosa, loca, divertida y hasta un poco musical, y mostrar su muy particular (justamente como en Tod Browning) empleo del espacio, pese a concentrarse en interiores. En "El corazón de la noche" (1983/4) ha logrado, creo yo, una de sus películas más redondas, con gran fotografía de Gabriel Figueroa aprovechando el gran escenario de cine de terror que puede ser Ciudad de México (imagino allí enloquecido a Lucio Fulci), muy apoyada en un gran trabajo del reparto: Marcela Camacho, Pedro Armendáriz, Jr., y la aparición de Jorge Balzaretti, María Rojo, Ana Ofelia Murguía y Roberto Cobo (el Jairo de "Los Olvidados" y La Manuela de "El Lugar sin límites"), aparte de la multitud de desheredados y demembrados que son el insólito y casi mudo centro de la enigmática e imprevisible acción. Creo que aún me faltan unas veinte de sus películas, entre ellas bastantes de los últimos años. ¿Alguien se había enterado de que murió hace ya tres años?
Yo prefiero esta, "Matinée" y "Juventud, desengaños y anhelos de Hernán Cortés Delgado", pero también me faltan muchas que parecen inencontrables.
Estimado señor Cortés:
A propósito de la obra maestra reciente de Víctor Erice, «Cerrar los ojos», y de lo que he podido leer sobre ella, he llegado a la conclusión de que poco malo nos ocurre. Y que, si el cine se muere (en cierto modo), no es por ninguna oscura conspiración urdida en un despacho de una plataforma, sino por culpa de la crítica y de los cinéfilos.
En ambos casos, pongo en duda que exista algo digno de ese nombre. Ni existe crítica cinematográfica (si acaso, escribidores sobre cine, algunos mejores que otros), ni existen cinéfilos (si acaso, consumidores o usuarios).
En lo escrito sobre «Cerrar los ojos» (en una mayoría, no en todo), lo que me encuentro es: 1) incapacidad para distinguir lo esencial de lo accesorio; 2) incapacidad para distinguir la obra del creador; 3) incapacidad para leer correctamente una imagen; 4) desconocimiento de las figuras retóricas de la gramática cinematográfica; 5) pereza; 6) desconocimiento de la historia del cine y del lugar que cada película ocupa en ella.
Con ese panorama, «Cerrar los ojos» me ha recordado la frase de que «hacer la revolución es volver a colocar en su sitio cosas muy antiguas pero olvidadas», de Huillet y Straub.
Ha habido textos buenos (las excepciones) en algunos blogs (Oliva, García Canga, Gallego Murillo), y la película encontrará sola su lugar en los escritos cinematográficos. Pero es tan triste el panorama.
Perdón, creo que he escrito más un desahogo, una invectiva contra todos, que un comentario. Creo que «Cerrar los ojos» se sale de lo corriente y que, si parece un OVNI cinematográfico, no es culpa de Erice, sino unos espectadores que han olvidado la diferencia entre ver una película y consumir un producto.
Me gusta mucho la película. Tres veces la he visto y pocas son. Vivo con el miedo de que la vayan retirando y no poder volver a verla en una pantalla grande. Si no la he visto más veces en estas semanas es porque cada vez he sentido la necesidad de olvidarla un poco antes de repetir, de no darme un atracón, de darle unas vueltas a su densidad antes de volver a asomarme.
Ha sido un gozo que Erice haya podido completar esta película y haber podido verla. No quiero dejar de mencionar lo mucho que me gustaría una entrada suya en el blog sobre la película. Y también algún comentario del señor Marías.
Gracias. Un cordial saludo.
Yo la pude ver en agosto, en un pase de prensa de Avalon, un mes prácticamente antes del estreno, bajo advertencia de que debía "entregar" lo que escribiera antes de publicarlo, lo cual me disuadió por completo y luego no he sabido pensar en su totalidad el film a pesar de haberlo visto de nuevo ese 29 de septiembre, subiéndome incluso la primera impresión, que ya fue un tanto abrumadora. Esa segunda vez me emocioné por las más pequeñas cosas, como ese libro de Manolo Marinero, "Juntos desde la muerte" que está al lado del del protagonista cuando se lo tropieza por casualidad buscando en el rastro.
He preferido no leer nada casi del film porque me indignan tanto o más las vacías alabanzas reclinatorias como las - pocas, me ha parecido - críticas negativas. Escribió un buen texto Alfonso Crespo o el mencionado Santi Gallego, el resto creo que se podrían haber escrito sin haber visto el film y prácticamente ninguna más habla de cine, sino de cuentos y leyendas que a Erice, que se siente más vivo que nunca, le deben dar risa. Debe ser extraño escuchar y leer hablar de ti como si te hubieses caído muerto con la última claqueta del rodaje y sería divertido ver a Víctor filmar a partir de ahora a ritmo de Oliveira.
Esa épica historia del maestro que vuelve después de décadas para alumbrar su último testamento es, me temo, una patraña. Me gustaría saber cuántos hubiesen arriesgado semejante prestigio mítico con un film producido por un canal autonómico. Erice siempre estuvo ahí, pensando y repensando el cine, el suyo y el de los demás y se siente influido por Hawks, Tourneur, Sternberg o Ray en presente, sin ejercicios de memoria porque son sus contemporáneos en sentido estricto, los que le llevan acompañando toda su vida.
Yo la vi en un primer momento como su "The Countess from HK", como una película fuera del tiempo, pero fue un error porque nada de eso hay en el film, que resulta fresco, dinámico, que va a su ritmo - un ritmo ni de otra época ni del presente, un ritmo de Erice -, donde cada imagen ha sido sentida antes que filmada, cada palabra escuchada antes de ser dicha y cada plano sin embargo parece frugal, limpio, libre de ningún peso agobiante de responsabilidad. Eso es lo que me ha resultado más impresionante, la sencillez y el paso de fotograma tan cálido y tan poco concernido con la cantidad de ojos que estaban deseando escrutarlos.
Hola Jesús. ¿Has podido ver Killers or the flower moon? De ser así cual seria tu valoración? Gracias.
Don Jesús, que le pareció si es que la ha visto Killers of the Flower Moon? Y Scorsese le parece un director fundamental o sobrevalorado? Es mi primer comentario y lo felicito por su blog. Gracias.
No, aún no he podido verla.
Si hablamos de fundamentales de toda la historia del cine, desde luego no. Pero a veces es un gran director, la última vez hace casi treinta años. Es como hablar de U2 por citar a otro monstruo masivo. Fueron grandes, pero hace tanto tiempo...
Por alusión de Juan Pablo, con quien creo estar muy de acuerdo, de la que sólo me entero ahora, al volver de Viena (donde vi otra maravilla, la última de Hamaguchi, en la que creí ver un homenaje a "El espíritu de la colmena"), y ya que me apetece hablar sobre "Cerrar los ojos" más que de ninguna otra película reciente (entre las que abundan las que no se merecen ni el trabajo de escribir algo negativo), aprovecho la ocasión y la hospitalidad de Jesús, y diré que no sólo pienso que es modestamente una grandísima película, sin pretensiones, trucos, aspavientos ni autopromoción (y digo esto porque quien no reniega de lo que ha hecho lo arrastra consigo, y sin ninguna vergüenza, por eso hay en "Cerrar los ojos" algunos detalles alusivos a cosas que hizo o que trató de hacer), sino, dentro de las pocas que ha hecho Víctor - y entre las que es difícil escoger como favorita una sola, que además tiende a ser la que uno tiene más reciente en cada momento - tengo claro que es una de las mejores, la más directa, la más sencilla, que no es lo mismo que la más simple - que en eso no ha caído ni haciendo cortos -, la que permite desenmascarar a los que, a pesar del relativo pero razonable éxito de todas, le han tildado de raro, minoritario, elitista, anticomercial, afectado y, sobre todo, le han reprochado un "intelectualismo" (ya se sabe que en este país el intelecto está muy perseguido) pese a la abundante carencia de pruebas. Para mí, "Cerrar los ojos" es el 4º primer film de Erice, ya que tantos años separan entre sí sus largos que en el entretiempo ha cambiado la situación del cine dentro de la cultura, su economía, una parte de su técnica, su marketing, su exhibición, los técnicos y los actores en activo. Es decir, que hay casi que empezar desde cero, y lo siento, pero como primera o como cuarta película, veo sobrevolar a altura estratosférica la nueva (y esperanzadora) de Erice, que emociona con sobriedad, sin sentimentalismo y con misterios que se niega a despejar por completo, que dura lo que dura sin que le sobre un plano ni un minuto. Hay cierta tendencia - qué prisa tienen algnos - a considerar "testamentaria" y hasta "póstuma" cualquier obra transparenbte de un autor de cierta edad; no veo en "Cerrar los ojos" la menor tentación sw cerrarlos, sino todo lo contrario: ganas de seguir abriéndolos y una afirmación de los poderes del cine y sus aún posibles virtudes.
Perdón por extenderme, y por no ser tampoco muy concreto, por temor a destripar algo de esta demostración en marcha de que un plano-contraplano y un fundido en negro son mucho más eficaces para ver más y mejor que muchas tomas cenitales desde un drone y cien planos de un segundo sin ningún punto de vista.
Estimados señores Cortés y Marías:
Muchas gracias a ambos por sus respuestas y por la conversación (en sentido figurado) en torno a «Cerrar los ojos». Estoy completamente de acuerdo con que no le sobra ni una escena, ni un plano, ni un minuto. Gracias por la referencia al texto de Alfonso Crespo, que desconocía.
También a ti gracias por la referencia al de Pablo García Canga, que no conocía y me parece tan brillante como todo lo que suele escribir.
Buenas sugerencias de textos variados sobre la película de Erice.
Me ha gustado especialmente la reflexión (más que una crítica) de Alfonso Crespo, aunque yo no comparta su entusiasmo por la película. A mí, modestamente, con muchas menos películas vistas que muchos visitantes de este blog (y que Jesús, claro), la película me resultó demasiado larga. Será quizás una simpleza, lo sé, pero es mi principal objeción, sobre todo por su primera mitad, con todas esas situaciones (escenas) dialogadas.
En cuanto a todas las influencias y homenajes presentes en la película de Erice a otras obras o directores, además de los citados por Crespo y otros, no sé si es disparatado mencionar a José Luis Garci. Pensé en algunas de sus películas en varios momentos de "Cerrar los ojos", por ejemplo en algunas de las escenas conversadas de Manolo Solo de la primera mitad y, también, en la parte final, donde más allá de la presencia de las monjas, pensé en "Canción de cuna" además por los planos de los presentes en la proyección, que me recordaron aquel otro momento creo que también final de la película de Garci.
Sí, ¿por qué no?, no todo son influencias deliberadas. Garci, el Almodóvar de "Volver", Llorca, Felipe Vega, Gonzalo Suárez... puede haber conexiones con muchos cineastas ahí a varios niveles involuntarias, casuales, derivadas de la producción, por los intérpretes que arrastran de una película a otra sus personajes, por la luz o el tratamiento de espacios, etc. Parece que Víctor improvisó o al menos cambió cosas sobre la marcha y eso hace virar o matiza el sentido de muchas ideas.
Es curioso lo de identificar conexiones con otros directores cuando ves una gran película, yo también pensaba en Zhangke o Oliveira viendo la película. Da una sensación de plenitud absoluta la película de Erice, de que ningún director actual es capaz de rodar a este nivel, solo Brisseau o Godard que filmaban hasta hace no mucho serian capaces superarlo.
Trueno
Al hilo de esto, pienso ahora en una lista de mejores de 2010-2019 que me pidieron hace un par de días y es desoladora. Tres muertos (Godard, Brisseau y Oliveira), un retirado (Malmros), dos con más de 70 años (Garrel y Van Sant), uno con casi 65 (Costa) y solo me salían dos "jóvenes" (Mouret y Hers) y un debutante (Rathjen) más bien ilocalizable y quizá autor de un solo film.
Evidentemente, es mi problema y tiene fácil remedio: podría haber puesto, si me gustaran, películas de Daniel Kwan, Chloé Zhao, Justine Triet, Adina Pintilie, Ruben Östlund, Julia Ducournau o Audrey Diwan.
Con "Cerrar los ojos" se esperaba, creo yo, una película lírica, pictórica, "estética", y resulta que nos encontramos con una primera hora y media de película hablada, a "lo Garci", y muy poco visual en los términos que ahora se estilan. Nada de paisajismo. Una película de ciudad con gente hablando en oficinas o cafés. Pero ahí, creo yo, está cierto meollo de la película. Porque muestra, cuando vuelve a su playa, que Solo estaba solo, exiliado. Y recordar, y luego recuperar, a su viejo amigo, puede salvarle. Para mí, es una película sobre la amistad, y las necesidades afectivas. Lo más emocionante son esos momentos en los que ambos van a la par en el asilo, haciendo nudos, encalando una pared o comiendo sin pudor. La doble anagnórisis del final es en cierta manera una sublimación de estos sentimientos.
Qué interesante y fructífera conversación sobre la nueva obra de Víctor Erice. Desde luego más enriquecedora que muchas críticas y debates que se han generado al rededor del film y que poco tienen que decir del mismo: que si es la primera película después de 30 años (algo totalmente falo y dañino para el cinematógrafo), que si es un "autoexorcismo" de sus proyectos fallidos... Además de pensar en Hawks y en Ray, el film me hace pensar en varios aforismos de Robert Bresson en sus Notas sobre el cinematógrafo: «Ninguna foto bella, nada de bellas imágenes, sino imágenes y fotografía necesarias», «Conmover no con imágenes conmovedoras, sino con relaciones entre imágenes que las vuelvan a la vez vividas y emocionantes» o «Retoque de lo real con lo real». Como decía Miguel, da la impresión de que la gente esperaba un Erice más estético o pictórico (en el sentido más superficial de la palabra), pero, en cambio, se ciñe a las enseñanzas de Bresson. Todas las imágenes en "Cerrar los ojos" son justas y necesarias, e impactan tanto como lo han hecho todos sus trabajos anteriores (largometrajes, cortometrajes, mediometrajes...) de una forma única y desconcertante de la misma forma que impacta en nosotros una película como Ordet del maestro Dreyer. Recuerdo entonces a Miguel Marías con su bello texto dedicado al film del director danés titulado "Lo increíble de Ordet" donde resaltaba la capacidad de la película por conmover y llegar al alma y a la mente a través de unos recursos cinematográficos tan "sencillos" o "transparentes". La resurrección de Ordet se nos presenta en primer plano, sin fueras de campo ni elipsis. Se presenta tal cual es, pero no deja de descolocarnos de una forma indescriptible. "Cerrar los ojos" también tiene un final que descoloca de igual manera por sencilla que sean todas sus imágenes. Hay algo en ella que está por encima de nosotros y nos atrapa. Así al menos lo siento yo. Sin embargo, poco se habla de la capacidad del film por conmover o la madurez de Erice -y constante construcción como cineasta- con sus imágenes y sonidos necesarios, entre otras cosas. Enhorabuena Jesús por su blog y a todos los compañeros que acompañan sus textos con interesantes comentarios.
¿Te valdrían como destacados, o importantes, o esperanzadores de los últimos años, aparte de los citados (fallecidos, retirados, añosos, jóvenes y un debutante) los siguientes: James Gray, Jeff Nichols, R. Guediguian, X. Beauvois, L. Belvaux, G. Brac, C. Denis, E. Green, C. Petzold, R. Hamaguchi?
Me valen, sí, Son, salvo Green, que no sé ahora cómo sigue, si vuelve a sus cabales o continua disperso, los cineastas que he venido nombrando durante años como los mejores recientes. Ellos y Suwa Nobuhiro, Apichatpng Weerasethakul, Axelle Ropert, David Oelhoffen, Patricia Mazuy, Eléonore weber, Ken Burns, Alain Guiraudie, Albert Serra, Scott Cooper, Pierre Léon y otros aún un poco indefinidos que habrá que ver como continúan y si lo hacen.
Está plática de recientes me hizo preguntarme si ha visto o tiene planes de ver pronto "El chico y la garza", la más reciente de Hayao Miyazaki que está actualmente en cines en España
También me da curiosidad qué piensa de su anterior película "El viento se levanta"
Sí, me pareció notable, pero un film derivativo de buena parte de su obra, cundiendo la sensación a veces de que es un "greatest hits" de hallazgos pasados. La primera parte es muy interesante y misteriosa.
Ni esta ni la anterior por la que preguntas creo que están entre sus mejores obras, pero son films legítimos de alguien que ha hecho de su imaginación un mundo cinematográfico.
Hola Jesús te queria preguntar por si has visto alguna de las películas del director mejicano Carlos Enrique Taboada (cuyas obras mas celebres se encuentran en el genero del terror). De las visitas me han gustado "Hasta el viento tiene miedo" y "Veneno para las hadas". Un saludo y gracias.
Vi la primera que citas hace poco tiempo y no me impresionó mucho. Veré otras a ver qué tal.
¿Qué te parecen las consideradas mejores del año Vidas pasadas, Los asesinos de la luna y El asesino?
¿Quién las considera?
Para mi gusto ninguna de las tres llega ni al mínimo suficiente. La mejor quizá sea "Past lives", que empieza muy mal pero algo remonta y tiene cuatro o cinco planos buenos.
La de Scorsese es exasperante, lentísima, apenas iluminada por alguna mirada de Lily Gladstone. No recupera absolutamente nada de lo mejor de su cine, más bien deprime y entristece porque una mayoría de planos los podría haber no ya pensado sino rodado cualquiera.
Por último la película de Fincher es una nulidad. Pésimo uso de a voz en off, mal escrita, efectista y desnortada. Vaya faena además la de Reznor con la música de los Smiths; debía pensarse que esto era un nuevo "American psycho".
Hola, buenos días con todos, me ha parecido interesante la película, la tendré en cuenta, tengo buena memoria y cuando aparezca por ahí, y todas finalmente aparecen, la veré. Me gusta el cine de Jaime Humberto Hermosillo, he escrito 3 veces de él. Sobre The killer -que leí al vuelo-, la ningunean demasiado, pero pasa en gral por esa lucha entre streaming y la sala de cine, a mi me ha gustado mucho. Fincher es uno de los grandes directores de nuestra contemporaneidad. Me gusta incluso mucho Mank, otra que no gusta a muchos. Saludos atentos.
Mario Salazar
Autor del blog especializado en cine Nenúfares efervescentes.
Hablando un poco de Jaime Humberto Hermosillo, me parece que fue de una filmografía irregular, tanto como prolífica, pero también denota que hacia verdaderamente lo que le nacía, era un autor auténtico, de ahí que esto te traiga más enemigos que amigos. Pero tiene películas realmente notables. Ésta película que mencionas en tu escrito aun no la he podido ubicar, pero espero hacerlo pronto. Un saludo.
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