El que probablemente sea el gran musical* del cine soviético, no tiene ni coreografías ni diálogos o soliloquios cantados.
Un film hecho de música es "Skazanie o zemle Sibirskoy" y las notas parecen poder y querer fugarse, salir volando de cada fotograma, mientras los contempla el director y primer espectador Iván Pýryev, de larga trayectoria y mejor posición ya en 1947, una guerra después y dos banderas vistas ondeando en los edificios nobles de las plazas desde que empuñara por primera vez una cámara dos décadas atrás.
Herido y sanado por la música quizá sería el término justo.
El pianista Andrei Balashov, conminado - por su propia imposibilidad para tocar como solía, debido a las secuelas del conflicto bélico - a regresar a su tierra, Siberia, con un acordeón, encarna bipolarmente al melancólico popular, rictus casi siempre descompuesto mientras se alumbran las caras y se avivan los recuerdos de quienes se reúnen a escucharlo.
En los momentos de transición, de paz, de aceptación o incluso si se atisba un nuevo sentimiento de pertenencia, Pýryev acompaña exultante a la reconciliación y regala algunas de las más bellas estampas de todo el cine de su país, unos interludios de una plasticidad extraordinaria: las calles de Moscú, un paisaje quieto, una formidable ventisca, un coro de rostros o un avión buscando dónde aterrizar, volando bajo sobre un bosque, se convierten en planos-joya, que aunque sólo sirvieran para embellecer, emocionan puramente.
Se "escapa" distraídamente la cámara de Pýryev del encuadre elegido a la menor oportunidad, en busca del eco del instante reflejado en personajes o en la naturaleza, a los pies mismos de los eléctricos y los técnicos de sonido, que imagino maniobrando para dejar paso al cameraman, convencidos de que en algún momento algo indebido saldrá en plano. No importaría mucho que así fuese y hasta uno lo desea secretamente, para que el mismo cine sea una parte de lo mostrado con tanta devoción, no solo el medio.
Junto a dos historias de amor, la de Pýryev con las gentes y los colores de la taiga y la nuestra con los planos en que la traduce, hay tres más cruzadas de elemental desarrollo, elípticas, tímidas en exceso quizás, de respeto ceremonial, de sonrisas en presencia del otro y lágrimas en su ausencia. No son sobrecogedoras, avanzan castas y no aparentan tener osadía suficiente para desviar esta comedia dramática definitivamente hacia el melodrama, pero qué reales parecen y cómo se asemejan a las que no llegan a materializarse nunca, como está a punto de sucederles a todas.
A partir de los sketches que las componen, surge la épica un poco como lo hace la gran música desde esas canciones ancestrales de pastores y soldados de vuelta a casa, apenas amplificando los motivos y los escenarios donde se interpretan. No necesita Pýryev ni hacer como que borra el escalón a base de bonhomía porque el entrelazado resulta natural.
Afortunadamente, la inevitable propaganda de la querida tierra del norte - y aún faltaban bastantes años para que se descubriera que atesoraba, muy profundamente, petróleo -, el encaje de toda la sentida oda a su pasado, su riqueza, sus melodías y su idiosincrasia en la dura realidad encomiástica del cine durante el estalinismo, se limita al concierto que sirve de epílogo y a una escena en un vagón de tren, perfectamente escindibles del resto del film, aunque seguramente obligatorias para que llegara a existir.
Si se logra cerrar los ojos a partir de un bonito plano con hojas ocres cayendo sobre el cartel anunciador del opus vitae de Andrei, tan solo echaríamos de menos contemplar su triunfo, pero a cambio podríamos tener una compensación mayor: imaginarnos a todos los buenos personajes del poderoso Pýryev, libres.
Un film hecho de música es "Skazanie o zemle Sibirskoy" y las notas parecen poder y querer fugarse, salir volando de cada fotograma, mientras los contempla el director y primer espectador Iván Pýryev, de larga trayectoria y mejor posición ya en 1947, una guerra después y dos banderas vistas ondeando en los edificios nobles de las plazas desde que empuñara por primera vez una cámara dos décadas atrás.
Herido y sanado por la música quizá sería el término justo.
El pianista Andrei Balashov, conminado - por su propia imposibilidad para tocar como solía, debido a las secuelas del conflicto bélico - a regresar a su tierra, Siberia, con un acordeón, encarna bipolarmente al melancólico popular, rictus casi siempre descompuesto mientras se alumbran las caras y se avivan los recuerdos de quienes se reúnen a escucharlo.
En los momentos de transición, de paz, de aceptación o incluso si se atisba un nuevo sentimiento de pertenencia, Pýryev acompaña exultante a la reconciliación y regala algunas de las más bellas estampas de todo el cine de su país, unos interludios de una plasticidad extraordinaria: las calles de Moscú, un paisaje quieto, una formidable ventisca, un coro de rostros o un avión buscando dónde aterrizar, volando bajo sobre un bosque, se convierten en planos-joya, que aunque sólo sirvieran para embellecer, emocionan puramente.
Se "escapa" distraídamente la cámara de Pýryev del encuadre elegido a la menor oportunidad, en busca del eco del instante reflejado en personajes o en la naturaleza, a los pies mismos de los eléctricos y los técnicos de sonido, que imagino maniobrando para dejar paso al cameraman, convencidos de que en algún momento algo indebido saldrá en plano. No importaría mucho que así fuese y hasta uno lo desea secretamente, para que el mismo cine sea una parte de lo mostrado con tanta devoción, no solo el medio.
Junto a dos historias de amor, la de Pýryev con las gentes y los colores de la taiga y la nuestra con los planos en que la traduce, hay tres más cruzadas de elemental desarrollo, elípticas, tímidas en exceso quizás, de respeto ceremonial, de sonrisas en presencia del otro y lágrimas en su ausencia. No son sobrecogedoras, avanzan castas y no aparentan tener osadía suficiente para desviar esta comedia dramática definitivamente hacia el melodrama, pero qué reales parecen y cómo se asemejan a las que no llegan a materializarse nunca, como está a punto de sucederles a todas.
A partir de los sketches que las componen, surge la épica un poco como lo hace la gran música desde esas canciones ancestrales de pastores y soldados de vuelta a casa, apenas amplificando los motivos y los escenarios donde se interpretan. No necesita Pýryev ni hacer como que borra el escalón a base de bonhomía porque el entrelazado resulta natural.
Afortunadamente, la inevitable propaganda de la querida tierra del norte - y aún faltaban bastantes años para que se descubriera que atesoraba, muy profundamente, petróleo -, el encaje de toda la sentida oda a su pasado, su riqueza, sus melodías y su idiosincrasia en la dura realidad encomiástica del cine durante el estalinismo, se limita al concierto que sirve de epílogo y a una escena en un vagón de tren, perfectamente escindibles del resto del film, aunque seguramente obligatorias para que llegara a existir.
Si se logra cerrar los ojos a partir de un bonito plano con hojas ocres cayendo sobre el cartel anunciador del opus vitae de Andrei, tan solo echaríamos de menos contemplar su triunfo, pero a cambio podríamos tener una compensación mayor: imaginarnos a todos los buenos personajes del poderoso Pýryev, libres.
8 comentarios:
Hace muchos años que recomendé este film en una web amiga desaparecida. PREACHER me informa de que la has rescatado del olvido. El comentario es genial Jesús, poco se puede decir más a lo dicho por ti. No solamente es el mejor musical ruso, como dices, es uno de los mejores films rusos. Maravilloso, sencillo, poético, emotivo y sincero. A mi también me encantan de Pyriev V shest chasov vechera posle voyny, Lyubimaya devushka,Sekretar raykoma aparte de las más conocidas que no cito. Un abrazo
Y "6 P.M." también va a ser subtitulada. Estamos de enhorabuena.
Me he tomado la libertad de pedirle a nuestro amigo Marcos que se pase por aquí. Hace tiempo comentó su debilidad por este olvidado (por no decir denostado) film.
Ángel
Gracias a los dos por pasaros por aquí de nuevo.
Ya me gustaría entender la mitad de lenguas eslavas que Marcos para poder ver en mejores condiciones varias de las mencionadas, que mal conozco.
Por aquí tengo también varios Vladimir Braun o Iosif Kheífits y no hay manera de que comprenda gran cosa.
Y sigo insintiendo con Hrishikesh Mukherjee, que conste.
Sí, hay mucho cine por ahí que no parece interesar a nadie, tan fuera de onda que (adivino) debe ser buenísimo, jeje.
Hace poco me han puesto sobre la pista de Zhila-byla devochka de un tal Viktor Eysymont, que no sé si alguien habrá visto. ¿Marcos?
Ángel
No está a trasmano "Zhila-byla devochka", de impresionante belleza, una de las mejores películas sobre la infancia en tiempo de guerra, a la altura de sus contemporáneas de Rossellini y Shimizu. Aun sin entender una palabra se puede poner la mano en el fuego, del mismo que apostaría algo a que Sokurov (anunciado en varios pasajes) la conoce. En cuanto a Pyryev, es un viejo amor ruso. Aquí en España se nos reveló con un lejano pase de "El idiota" en la televisión pública (nocturno, semiclandestino, sin el menor eco) y luego con las emisiones de la RAI que algunos pescábamos ansiosos en los primeros días de internet. La aquí comentada se halla entre las mejores.
Sí, tiene gran pinta y está hasta en youtube: https://www.youtube.com/watch?v=DXeFBLSkgWM.
También "Malva" de Braun, que conecta con Mur Oti y Barnet o "Bolshaya semya" de Kheífits, de aspecto tan fordiano, pero un porcentaje importante de lo que contienen, no llega si no hay alguna clase de subtítulos comprensibles.
Los clásicos rusos vistos "a pelo" comportan un riesgo: bajo sus poéticas y hechizantes imágenes pueden discurrir mensajes tendenciosos y loas al partido. Pero como no sabemos si mañana vamos a estar aquí yo opto por ver lo que se ponga a tiro independientemente de que haya subtítulos (y de que estos sean buenos, lo que supone otra condición). Respecto a mi comentario anterior, aclaro que la obra maestra de Eisymont no es estricta contemporánea de las de Rossellini y Shimizu (las separan cuatro años), pero sí de otra rusa que admiro, "Raduga". Para los interesados existe un mkv en rutracker.
Aquí se pueden descargar las últimas películas que habéis citado:
https://rutracker.org/forum/viewtopic.php?t=5137117
https://rutracker.org/forum/viewtopic.php?t=5461824
http://7tor.org/viewtopic.php?t=3085049
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