Será por la capacidad de su director para ser paciente filmando y sagaz montando, por haber sabido escuchar, mirar y propiciar la fluidez, será por su modestia para no subrayar los instantes en que se delatan contradicciones o asoman posibilidades que se podrán aprovechar más adelante, pero lo cierto es que "Adolescentes" de Sébastien Lifshitz (filmada entre 2013 y 2018, terminada en 2019 y varada aún a la espera de un estreno en cines) parece la película más certera posible sobre esa edad de la vida. Sin ejercicios de nostalgia ni expedientes informativos (es decir, ni apelando al pasado de cada espectador ni a lo que puede revivir en sus hijos), impresiona "Adolescentes" la única vibración que de verdad importa comunicar en toda investigación justa sobre un grupo humano, la ilusoria detención del tiempo. Quiero decir que las circunstancias familiares, tan opuestas, de estas dos chicas que polarizan la puesta en escena, apenas les importan a ellas y así las acompaña Lifshitz, que con toda facilidad les pudo haber tomado ventaja y dirigir el film a padres, educadores, políticos, sociólogos y a todos cuanto pudieran evaluarlas - o ni molestarse y solo mirarlas apáticamente - desde su experimentado punto de vista y no con el de ellas, pero no lo hace. Sencillo parece el secreto del entendimiento.
Al escuchar el tema de apertura, "This forgotten town", algo de la brisa que aún desciende de sus cimas, "Tomorrow the green grass" de 1995 y "Rainy day music" en 2003, mueve los surcos de "XOXO" (qué título horroroso), el nuevo álbum de The Jayhawks, una de las bandas - de mi tiempo - que más de cerca he seguido. Aún recuerdo aquellos viajes a Granada, Cádiz o al Puerto de Santa María para verlos en directo, cómo les echábamos una mano con el merchandising, la foto que conservo con Gary Louris y su hijo Henry una de aquellas noches... Han pasado los años y me alegro que cosechen elogios, pero no me volverá a doler tanto la dulce derrota de los días en que se frustraban por no tener el reconocimiento que merecían, los tiempos en que componían, inadvertidas para el mainstream, canciones dignas de haber aparecido en "GP" o "#1 Record". Nada será igual, pero me alegro de tener noticias de ellos cada cierto tiempo, con aquel vaso que suponía un pleito constante ya siempre medio lleno y nuevas melodías flotando.
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Cuando menos lo esperaba aparecen
rescatados, por fin, los textos de
Manolo Marinero, escritor sin par,
caso raro en el que tan importante es lo que piensa del cine (que es lo
que en exclusiva se requiere de un crítico) como su postura
vital y lo que, sin pretenderlo, trasluce de sí. Si a uno, agradecido ante una
selección tan amplia y rigurosa de sus escritos (tanto artículos como
poemas y relatos) no se le ocurriría pedir nada más, la edición de
Sergio Casado supera lo imaginado: buen gusto, cuidado por el más ínfimo
detalle, primor en la maquetación y en la impresión y un prefacio tan
inesperado como emocionante.
Manolo Marinero, vital y combativo
primero, golpeado pero resistente después, cansado y melancólico al fin,
noble siempre. Desde que leí su definición del
frontera lo estimo como a
pocos. Sé que bastantes más también.
Rodrigo Dueñas
-.-
15 comentarios:
De nuevo, abiertos los comentarios.
Te ha interesado "Autoficcion" de Lertxundi mucho, poco o nada?
Nada
¿Y qué te parece la última de Kelly Reichardt?
No me pareció de las mejores suyas, pero es buena película. Mi sensación es la misma que tengo con tantos discos de country lo-fi o alternativo, que se supone que recuperan algo esencial, pero luego les faltan melodías inéditas, fuerza y feeling.
¿De dónde sale el nombre “Apéndice”?, del extra enciclopédico no creo...
De Popular 1.
Ya que mencionas el country hago un off-topic. Conoces a Luke Bell? Es un señor que parece que se ha retirado de la música por su escaso éxito comercial y porque no disfrutaba, pero para mi tiene el mejor disco de la última década. Especialmente sus temas "All blue" y "Ragtime Trouble". ¿Qué opinas del género?
Pues no lo conocía, pero me ha gustado mucho. Buen material intemporal.
Me ha fascinado el country y sobre todo sus derivados desde siempre, incluso más que el blues por ejemplo. Nada que ver con el cine, ya me sucedía con 12 años. Hay cierto (abrumador si no se conoce un poco) inmovilismo en esta o cualquier otra música que no viva de las tendencias, con lo que hace falta dedicarle un tiempo que habitualmente tiene poca gente. No me refiero a estudiar o clasificar, investigar, hablo de tiempo de placer sin darte ni cuenta de las horas. No hay otra manera.
¿Qué te parecen los documentales de Ken Burns mas allá de su trio sobre la guerra - Civil, II, Vietnam -? El último es precisamente sobre el country.
No encontré aún "Country music", pero todo lo visto de Burns, desde las primeras, más breves y en busca de los márgenes (la dedicada a "The Brooklyn Bridge", la del muy desconocido en Europa pintor "Thomas Hart Benton"...) hasta las prolijas que vinieron luego, me parece valioso. Tiene una ambición menos sociológica que Frederick Wiseman, le gusta más la Historia y los mitos, mucho menos el funcionamiento interno y la captación del instante, con lo que se complementan bien.
Te interesa algún documentalista reciente más? Creo que en los documentales es de los géneros más difíciles de encontrar algo realmente valioso más allá de lo didáctico.
Sí, bueno, aparte de Lifshitz, hablé recientemente de Vincenzo Marra o Guillaume Brac, que algo o bastante han filmado en esta clave y también aprecio lo visto de Rodolfo Pimenta y Joana Torgal, Manuel Mozos, Nurith Aviv, Daniel Roher, Oskar Alegría, Kim Longinotto...
¿Lograste ver ya el último trabajo de Lifshitz, "Petite fille"? Curiosamente este año en el terreno del documental logra destacar un español con "El año del descubrimiento".
Sí, lo vi y me gustó muy poco, apenas me pareció algo intetesante.
La de López Carrasco es el timo de la temporada. No sé para qué ni quién puede sacar algo en claro de semejante amasijo de intrascendencias con pretenciosos efectos sociológicos.
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