viernes, 31 de enero de 2025

SOÑAR, DORMIR, TAL VEZ MORIR

Una de las películas más enigmáticas de finales del siglo XX.
 
Al contrario que la mayoría de los cines, empezando por el español, que somos sus vecinos más próximos, singularmente carentes de misterio por muy interesantes que puedan ser las películas que se lleguen a materializar cada año, el portugués es rico en obras llenas de secretos, insondables por muy sencillas que sean sus maneras.
 
"Glória" (1999) de Manuela Viegas brilla como una gema extraña, insólita, como lo hacen las de tantos cineastas de obra única, pero especialmente como lo hacen las de bastantes lusos con carreras muy prolijas - incluso muy extensas en el tiempo - que han filmado siempre, una tras otra, operas primas, recomenzando cada vez que se ponen tras la cámara, sin astucias para hacerse con un territorio y creerse autores, qué importa si aburridos de sí mismos. 
 
No hace falta ser muy sagaz para deducir que no es esa la fórmula del éxito.

Recuerdo el caso, paradigmático, de Vítor Gonçalves. Tres películas, o casi porque la segunda, hecha para televisión apenas se extiende por una hora de metraje y se ha visto poquísimo, treinta largos años entre el primer proyecto y el último y una vieja colección de elogios de ilustres compatriotas entusiasmados con la promesa. "Uma rapariga no verão", su debut en 1986, ahora parece mentira, convocó a ese fantasma cansado que aparece siempre que alguien va a ser importante. Se citaron o debió haberse nombrado a Jacques Rivette, Ignacio Aldecoa, Raúl Ruiz o Paula Rego. Se habló de él como "hijo de Antonio Reis"... se dijeron tantas cosas. En el 89 llegó esa breve y elusiva "Meia noite" y para cuando estrenó su último film, "A vida invisível" (2013), mejor que la mayoría de los de la temporada, apenas ya hubo interés. Personal, sentido, sobrio, culto, pero tuvo mala suerte.
 
De la misma "familia" que Gonçalves desciende Viegas, montadora de algunas de las mejores obras de João César Monteiro, Rita Azevedo Gomes, Pedro Costa, Alberto Seixas Santos, António-Pedro Vasconcelos o João Botelho
 
Quien espere ver en "Glória" una selección de imágenes de todos ellos, no la encontrará. Antes bien todo parece pensado por primera vez, es decir, propio antes que nuevo y sin embargo vibra su película como un acertijo infantil, que parece fácil de resolver, intrínseco a la primera memoria, no siendo en ningún momento ni un thriller ni una aventura, géneros donde de entre los dobleces y los ángulos oscuros brota la intriga, surge la duda. 
 
Costaría incluso acercarla a la lumbre de algún referente o sería solo una aproximación. Me gustaría pensar que importaron mucho a Manuela Viegas las dos primeras películas de Víctor Erice, el más portugués de los cineastas españoles no por casualidad. Avergüenza, dicho sea de paso, no la poca herencia patria que han tenido nuestros dos mayores cineastas porque tampoco de Luis Buñuel hay ningún continuador, sino que apenas alguien aprendiese algo sin copiarlo.  
 
"Glória" escenifica un duro panorama, norma antes y ya triste epílogo hoy día. De lo verdaderamente rural solo sabe quien se queda a vivir allí. Pueblos vaciados, parentescos viciados, esperanzas vencidas y sueños vestidos de pesadilla. Si algo con la intensidad necesaria prendiese la película, esta tomaría impulso para justificar cualquier relato. De las acciones, surgirían las emociones, todo lo graves que se quiera, porque siempre se está a tiempo de corregir con un buen y tranquilizador final. Pero aquí estamos en el otro lado del cine y recordando aquella máxima, tan poco seguida, de "Notes sur le cinématographe", como las acciones vienen tras las emociones, si solo cunde el desaliento y el hastío...
 
Sería difícil tratar de explicar cuanto sucede en "Glória", pero no lo es en absoluto entenderlo. La inmediatez con la que se siente el deseo o la desconfianza, el desarraigo o el odio, son la mejor prueba de que lo segundo es lo que de verdad importa.
 
La magnética banda sonora de la película - que suena a Erik Satie sin que se escuche una sola nota de su música -, la precisión de los movimientos de intérpretes o la composición geométrica de cualquier plano, contrastan con la textura de las imágenes, porosa y láctea, con los diálogos, aludiendo a hechos de los que poco sabemos y todo ello no deja de ser un fondo para cuanto concierne a su protagonista, una adolescente que es un animal perdido por cañadas y bosques, los rincones salvajes que algún empresario convertirá en autopistas y urbanizaciones y preparará para las futuras postales del progreso, es decir, para que la chusma asole sus rincones en pos de algo auténtico... de lo que huir el domingo por la tarde.

Para que llegue ese mundo falta una eternidad si eres un niño en un mundo de viejos, como Glória, que habita un lugar donde todo es perezoso y repetitivo y no hay nada detrás del horizonte, nada cambia, nada sucede. Los que nacimos y crecimos en pueblos alejados de todo supongo que para siempre miraremos como ella, aceptando las cosas, con curiosidad un tanto célibe, no pidiendo mucho, no sabiendo ser otra cosa que lo que fuimos por muy lejos que quede todo aquello, por muy cerca que esté ahora al regresar. Capta Manuela Viegas en toda su intensidad el caminar sin rumbo, a deshoras, las vías del tren serpenteando paralelas al río, los ancianos que se apoyan en la pared y se quedan inmóviles hasta que se les marcha su sombra, el barro de los charcos colándose en las casas detrás de los niños, las caras de aviesos campesinos de los honrados estraperlistas o el dolor infinito del niño que está enamorado de Glória pero no sabe qué le ocurre, por qué todo perdió el sentido de repente y, en una escena desconcertantemente emocionante, le quiere golpear cuando la encuentra sola.

La tragedia acecha, sí, pero faltarán los gestos. No hay épica ni lírica para los que no saben reconocerlas. Tampoco ley ni Dios, solo sus huellas, pero se borran con la lluvia.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Iba a decir que me ha gustado pero el tercer acto es malísimo y destruye todo lo bueno anterior.
Lo de Erice y Satie no lo veo, sus dos referentes más que evidentes son "Mouchette" y "Furtivos".

Jesús Cortés dijo...

A Bresson lo mencioné. Borau es una referencia improbable, creo yo. Indagando un poco, resulta que Satie era el músico favorito de John Cage, que a su vez era el favorito de Gavin Bryars, uno de los que participa en la BSO, así que no es - por casualidad - una conexión tan extraña. Confieso haberlo escrito a la ligera, por pura intuición, pero tampoco me arrepiento, las películas no están ahí para vivseccionarlas, pero siempre será mejor que hacerles la autopsia.
Por último, la conexión con Erice me parece la más clara y al mismo tiempo la más difícil porque se relaciona con sus primeras obras como hacía el propio Víctor con las de Ray o Tourneur, sin tomar prestado, sin emular, aplicando las enseñanzas, interiorizándolas.

Miguel Marías dijo...

Magnífica película en efecto, Jesús. Me sonaba el nombre de Manuela Viegas como montadora, pero ignoraba o había olvidado por completo que había dirigido hace ahora un cuarto de una película entonces excepcional, hoy diría que imposible, y que desgraciadamente en todo ese tiempo no ha tenido continuidad. Verdaderamente original, aunque no sin misteriosas relaciones subterráneas, tal vez inconscientes o que proyectamos los espectadores tardíos y sorprendidos. Como tantas películas de muy diversos países, se detecta la huella de "El espíritu de la colmena", quizá cierta influencia de Bresson en color (sobre todo "L'Argent"). Su dura y seca paleta me hace pensar en los primeros largos de Maurice Pialat y alguno de Monteiro. La presencia de Bouvet trae coinsigo algún detalle de Vecchiali o Guiguet, pero no es una película que deba a otras nada sustancial ni deliberado, sino que se mueve con lo que ha absorbido de lo que le ha gustado o impresionado. Una prueba más de la envidiable ¿habilidad o capacidad? del cine portugués para generar o al menos permitir prototipos sin serie, tan diferente de la del cine español.

Anónimo dijo...

Gracias y enhorabuena por tu blog, Jesús. Es un misterio para mí de dónde has sacado el tiempo para ver tantísimas películas y rescatar joyas olvidadas. ¿Hay alguna forma de ver esta película por algún lado?

Al hilo del cine portugués, ¿Llegaste a ver Fuego Fatuo de Joao Pedro Rodrigues? Me consta que lo elogias mucho en otros posts y me interesa mucho tu opinión. ¡Gracias de antemano!

Alberto

Jesús Cortés dijo...

Por tiempo limitado, se puede descargar aquí:
https://we.tl/t-G93DDcwxz3
JP Rodrigues no ha filmado para mi gusto nada realmente bueno desde que hizo aquella decepcionante "A ultima vez que vi Macau" y de repente desapareció casi todo lo que me gustaba de su cine: la tensión, la pasión, el turbio equilibrio de sus imágenes. Solo "O ornitologo" en estos doce o trece años me pareció cercana al nivel que tuvo. La del rey bombero que mencionas me resultó insufrible.

Anónimo dijo...

Muchísimas gracias por el enlace! Me alivia saberlo: Fuego Fatuo fue mi primera película de Rodrigues y la verdad es que me gustó tan poco (bueno, directamente me pareció de las peores cosas que vi el año pasado) que me costaba incluso creer que hubiera podido tener películas buenas. Le daré una oportunidad al Ornitólogo y Morrer como un Homem, a falta de acceso a las anteriores. De nuevo, gracias!

Alberto.

Anónimo dijo...

Alguna de los Óscar que te haya gustado Jesús? A mi A complete unknown me pareció muy interesante.

Jesús Cortés dijo...

No la he visto. Tampoco alguna de las nominadas, como "Wicked", pero en general me parece una selección bastante lamentable de un por lo demás bastante buen año de cine; ahora que ya encuentran habitual premiar a films no anglosajones es menos comprensible que nunca.

Jesús Cortés dijo...

Vista y olvidada conforme terminaba.

Anónimo dijo...

A un film de habla no inglesa en categoría de mejor película, hasta ahora (que yo sepa) la academia de Hollywood le dio sólo el premio a Parásitos (el por qué, personalmente, lo tengo claro, aunque no es ahora el tema). Este año tenía toda la pinta de poder ganar Emilia Pérez (que se ajusta a la causa trans promovida hasta hace nada por la Adm. Biden y sus think tanks), pero los tuits xenófobos (entre otras lindezas) de K. S. Gascón han sido como un tiro en el pie. Yo apuesto por Anora, no porque me guste, no me gusta ninguna de las nominadas, sino porque así podrá vender Hollywood una imagen de promoción del cine "independiente". Eso sí, para contentar al sionismo, le darán a Brody el de mejor actor. Por cierto, ¿qué te parece el Nosferatu de Eggers? A mí (vaya por delante) un estruendo con monstruito. Ni siquiera la acabé, me salí de la sala y me pasé a otra película que empezaba antes de que acabase ésa.

Nostradamus

Jesús Cortés dijo...

Perdí el tiempo viendo las películas de este Eggers porque es inevitable hacerlo si se quiere conocer algo, pero no voy a perderlo apostando por ganadores a premios.

Anónimo dijo...

Barriendo más para casa y aprovechando que fueron hace poco, ¿rescatas alguna de los Goya? El 47 me parece abominable (a pesar de, o seguramente porque, me toca de cerca el tema), pero el otro día vi La infiltrada y me sorprendió encontrarme con un thriller con brío y varias cosas interesantes (algunas desaprovechadas).

Alberto

Jesús Cortés dijo...

No he visto "El 47", ni ganas. La otra la ojeé y no seguí, tal vez valga algo más adelante pero creo que muy poco

Santiago Gallego dijo...

No vale nada más adelante; hiciste bien en dejarla. De toda esta inmensa letrina del actual cine industrial español (y casi que también del no español) hay que apartarse lo más posible aunque por vicio profesional sigamos no haciéndolo. Ayer releía a Bresson ('Bresson por Bresson') y fue precioso leerle cómo anticipaba insistentemente lo que hoy ya empieza a ser presente: que el futuro del cinematógrafo (no esa reproducción del teatro a la que él llamaba cine) lo alejaría totalmente de la gran industria desarrollándose de espaldas a esta.

Anónimo dijo...

Hola Jesús, por curiosidad,alguna opinión sobre la recientemente ganadora de los Oscars y de la Palma de Oro de Cannes "Anora"

Jesús Cortés dijo...

Pues que es una vulgaridad sin gracia y mal planificada. No me extraña que haya triunfado.

Anónimo dijo...

Con respecto a La infiltrada, seguramente iba con muy bajas expectativas y subió en contraste con el 47, pero la verdad es que para una cosa palomitera y bastante torpe para con el suspense le vi ganas de crear personas y no personajes, y pude salvar gestos, diálogos y hasta imágenes (la noticia de la tregua de ETA con la bandera de Euskadi difuminada al fondo). Es ideológicamente cuestionable, no hay nada que haga bien que no se haya hecho mejor millones de veces, y muchas cosas que hace mal que tres cuartos de lo mismo. Pero mira, supongo que en comparación con el teatrito didáctico de cartón piedra del 47 entra mucho mejor.

Alberto.

Anónimo dijo...

Entiendo que si el cine español actual (el "industrial", entiendo que lo que hace unos años se llamaba "comercial") es mierda ("letrina"), habrá habido alguna época de cine español industrial más higiénica, limpia y libre de moscas sobrevolando. Me encantaría saber qué época fue esa.
No sé, miro por ejemplo los Goya de hace 25 años (ya ha llovido) y veo películas como "El bola", "La comunidad", "Lázaro de Tormes", "Your are the one" o "Besos para todos". ¿Son "La infiltrada", "La estrella azul", "Nevenka", "Segundo premio", "Los destellos", "El 47", "Volveréis" o "La habitación de al lado" (por no mencionar series como "Querer", "Celeste", "Nos vemos en la otra vida" o la de Sorogoyen) tan inferiores a las de hace un cuarto de siglo? Pero no veo una clara diferencia en calidad, sinceramente. Cuestión de gustos, sinceramente. A mí, por ejemplo, "El 47", la de J. Trueba y la de Almodóvar me parecen más bien flojas, pero las otras son bastante potables, en mi opinión, y alguna buena como "La estrella azul" o, a mi modo de ver, "La infiltrada". Algo parecido puedo decir de las de hace veinticinco años.
Me parece a mí, en resumen, que con exageraciones (¡inmensa letrina!) no vamos a ningún lado. Es un poco como toda esa gente que suele decir que el cine español es basura, que no vale nada, que no ven ninguna película española, etc. Todos conocemos ese tipo de discurso. Para mí, lo tuyo aquí expresado y el mentado tipo de discurso son dos caras de la misma moneda. Los extremeños, que siguen tocándose; el apocalipsis por exceso y por defecto.

Santiago Gallego dijo...

He dicho que no era exclusivo del cine español, no solo para no tirar piedras sobre mi propio tejado sino porque realmente lo pienso. Claro que ha habido una (una no, muchas) época del cine industrial español más "higiénica" que la actual (la última, por ejemplo, los años 70 e incluso los 80, donde conviven cineastas "nuevos" como Erice, Almodóvar, Zulueta, Guerin, etc., con aún varias de las figuras importantes del Nuevo Cine Español todavía en buen momento creativo, algunos como Regueiro, que aún hace dos películas soberbias en los 80 y se despide con otra magistral en los 90, o el propio Berlanga con 'La escopeta nacional' o 'Tamaño natural' en los setenta; por no hablar de cineastas malditos fascinantes por fuera de la gran/pequeña industria patria como Ángel García del Val o Chema Sarmiento, que no los encuentras ahora ni en sueños... si por tener teníamos hasta al propio Buñuel haciendo en España una de las grandes obras maestras de nuestro cine justo en la frontera de 1970), igual que la ha habido del norteamericano, ¿o es que a usted le parece la producción, en cantidad y en calidad, del cine industrial norteamericano de ahora igual que la de los años 30, 40, 50, 60 o 70? Pensar que no ha habido épocas luminosas y otras oscuras (ambas explicables por múltiples razones: industriales, económicas, políticas, sociales, etc. e incluso de desarrollo y evolución del propio arte cinematográfico por fuera de la gran industria conforme se han ido estrechando sus miras y las de sus productores y por el otro lado se han abaratado los costes de rodaje con la llegada del cine digital) en la historia de cualquier arte dentro de un país (o global, en una sociedad globalista como la actual) es un poco irreal y alejada de los hechos.

Santiago Gallego dijo...

Por otra parte, yo no utilizaría a los Goya de termómetro de nada: empezaron tarde, siempre fueron muy conservadores (bastante más que los Oscars, que ya es decir) y el cine español siempre ha tenido, incluso dentro de la industria, muchos cineastas excelentes (y a los que no les dejaron filmar todo lo que habrían deseado o podido filmar en otros países con industrias más potentes y públicos más abiertos) que han trabajado "por fuera" o en los límites de esta.

Santiago Gallego dijo...

Sin ser platos de mi gusto, 'Volveréis' y 'La habitación de al lado' son 'Sunrise' al lado de 'La infiltrada', así que se puede entender qué me parece una feria donde lo que se prefiere es precisamente eso o donde jamás aparecen, ni siquiera testimonialmente, cintas como 'Pacifiction' 'Negu hurbilak' o este tipo de cine que debe de ser malayo y no españolísimo, para no ser ni tan siquiera nominado jamás, como por lo visto sí es 'La habitación de al lado'.

Anónimo dijo...

Además, y ya por terminar de abusar de la paciencia de Jesús, 'El 47 (producción Mediapro)' y 'La Infiltrada' (producción Atresmedia Cine) son lo mismo (totalmente intercambiables) y salen del mismo matadero, de ahí el premio ex aequo: esa "exquisita" fábrica de gran televisión que representan Telecinco y Antena 3. Se trata en definitiva de exportar el mismo subproducto televisivo de la pequeña pantalla a la sala de cine sin que esto baste para convertirlo milagrosamente en "cine" (cosa que sí son las películas de Almodóvar o Jonás Trueba), sino que sigue siendo mala televisión actual solo que ahora en pantalla grande y dirigida mayoritariamente a un público desconocedor de las bellas, enloquecedoras y quiméricas aspiraciones del cinematógrafo y deseducado por todos los nuevos vicios del audiovisual y sus plataformas.