Mario Vitale
(Para Miguel Mar铆as que, como
casi siempre, fue el primero en avisar)
Pocas carreras en la interpretaci贸n pueden
igualarse con la de Tanaka Kinuyo. En la excelente cantera del cine japon茅s muy
pocas como ella -en la parte de su enorme filmograf铆a que ha sobrevivido, y
dentro de 茅sta, la parte que ha traspasado las fronteras japonesas con los
imprescindibles subt铆tulos- conquistaron a la c谩mara transmitiendo autenticidad
y emoci贸n, modernidad y clasicismo, ofreciendo a la pantalla una potente
combinaci贸n de fragilidad sobrehumana que para m铆 s贸lo admite comparaci贸n con
Lillian Gish.[1]
Su inmensa popularidad y prestigio como actriz dej贸 ciegos y sordos a
demasiados. Afortunadamente van cayendo casi todos los velos para que podamos
ir descubriendo su descomunal talento como directora de cine. Como actriz,
todas las etiquetas con las que se le ha clasificado hasta hace poco son
insuficientes, imprecisas, globalizadoras, precipitadas, circunstanciales o
paternalistas. Por supuesto, fue una actriz cuyo nombre aparec铆a en los t铆tulos
de muchas pel铆culas que protagoniz贸 en los a帽os 30 del siglo pasado; una gloria
nacional que trabaj贸 a destajo; la actriz favorita de unos cuantos genios; la
musa de Mizoguchi; la privilegiada con “ayuda interna” para acceder a la silla
de directora y, tras su viaje a Hawaii y California a finales de 1949 como
embajadora nipona, la Bette Davis (!) del cine japon茅s… Y, sin embargo, nada de todo esto sirvi贸
demasiado para prolongar o incentivar su carrera de directora, partida en dos
mitades con un lustro en medio y con tres pel铆culas casi seguidas en cada una,
de las que yo, de momento, cuento cuatro obras maestras acongojantes, inauditas
y sublimes, capaces de aunar con pasmosa sencillez desgarro y serenidad,
urgencia y espera, elocuencia y vehemencia, reflexi贸n e impulso, oraciones y
blasfemias, estancias y paisajes o, en definitiva, lo que engloba todo: hombres
y mujeres.
Todas sus virtudes como actriz -suficientemente
conocidas y valoradas para cualquiera que la haya visto dirigida por Gosho,
Ozu, Shimazu, Mizoguchi, Naruse, Shimizu o Kinoshita, por nombrar unos pocos,
seguramente los m谩s importantes- pueden reconocerse tambi茅n detr谩s de la
c谩mara: elegancia, discreci贸n, sencillez, perspectiva. Los temas y asuntos que
abord贸 eran cercanos, urgentes, comprensibles para los espectadores a los que
se dirig铆an: las heridas de la postguerra, la desintegraci贸n familiar, el papel
de la prostituci贸n, la persistencia de los sentimientos… Todos los cineastas
anteriormente mencionados abordaron temas parecidos en una o varias pel铆culas.
Lo mismo puede decirse de los cineastas de la generaci贸n de la bomba at贸mica,
entre los que por edad podr铆a insertarse Tanaka: adem谩s del ya mencionado Kinoshita,
estuvieron Kurosawa, Kobayashi, Ichikawa, Imai, Sindo... etc ¿Por qu茅 entonces
ese desprecio tan inversamente proporcional a su aprecio como actriz? ¿Acaso
carec铆a de valor el punto de vista de una mujer en mitad del siglo XX sobre la
maternidad, el deseo sexual, la enfermedad, la fantas铆a rom谩ntica, el divorcio,
la violencia, la soledad, la amistad, la lealtad o la religi贸n? ¿Habl贸 Tanaka
de temas que no le correspond铆an, que no entend铆a o los plasm贸 de manera
irrespetuosa, simplista, estrafalaria o retr贸grada? Cont贸 con grandes estrellas
e int茅rpretes entre los que escamote贸 o suprimi贸 su propia presencia, medios
t茅cnicos y art铆sticos considerables, guionistas prestigiosos (Kinoshita
Keisuke, Ozu) o profesionales (Tanaka Sumie, responsable de algunos Naruse
imprescindibles, y Narusawa Masashige, 铆dem con Mizoguchi), ¿es que fall贸 algo
tras la c谩mara?
Tal vez parte de cierto paternalismo con el
que se han visto sus pel铆culas resida en ese “privilegio” de contar con
padrinos como Kinoshita, Ozu o Naruse, que la convert铆an poco menos que en una
bienintencionada intrusa, una aspirante a un oficio masculino sin m谩s talento
que el de cierto toque feminoide . Y, no obstante, dirigir los guiones de los
dos primeros no signific贸 metamorfosearse en ellos. “Koibumi (Carta de amor, 1953)", gui贸n del
hiperconcienciado Kinoshita (que la hab铆a dirigido y a煤n dirigir铆a muchas
veces, y que, tal vez, fue el 煤ltimo que la retrat贸 hermosa y palpitante en la
maravillosa “Konyaku yubiwa (Un anillo de bodas, 1950)", mantiene los pies en el suelo cuando habla de la
realidad japonesa de la postguerra, pero es capaz de alzar el vuelo cuando los
sentimientos y los deseos entran en juego para convertirse en el atormentado
periplo de su orgulloso protagonista en una ciudad ca贸tica, una combinaci贸n de
tonos y temas de las bressonianas “Les dames du Bois de Boulogne (Las damas del Bosque de Bolonia, 1945)” y
“Pickpocket (El carterista, 1959)”. Contiene, adem谩s, uno de los grandes flashback del cine, que
puede competir, y superar sin problemas, el probado talento de su guionista y
director con los saltos temporales. “Tsuki wa noborinu (La Luna ha salido, 1955)", gui贸n de Ozu y
Ryosuko Saito, no cae en la mimetizaci贸n de un mediocre disc铆pulo. Si bien los
temas son evidentes[2],
no aparecen por ning煤n lado toda la panoplia bordwelliana asociada a Ozu: no
hay tatami, ni pillowshots, ni eje de 360潞, etc… El uso de la c谩mara, del
decorado y de la mirada es de la directora, ostentando un dominio de la escena
apabullante. El tono chejoviano, entre crepuscular y guas贸n de Ozu, dirigido
por Tanaka adquiere una maravillosa gracia y lirismo casi mozartiano.
¿Tuvo que demostrar Tanaka Kinuyo su lugar en
el cine a partir de 1953? Precisamente creo que, como aquel maravilloso
personaje de Lubitsch llamado Clunny Brown, los protagonistas de sus pel铆culas
no saben d贸nde est谩 su lugar en el mundo. Son n贸madas alrededor de su propia
vida. Tal vez por eso, para cuestionarlo, casi todas sus pel铆culas comienzan
con la llegada a un hogar casi siempre provisional, dudoso, inestable o
convencional. Pensemos en la llegada del hermano de Mori a su propia casa en
“Koibumi”, donde 茅ste le recibe de espaldas, entre orgulloso y avergonzado. O
la llegada del personaje sobre el que se van activar diversas expectativas en
“Tsuki wa noborinu”. En la que considero su obra
cumbre - uno de los grandes melodramas del cine -, “Chibusa yo eien nare (Pechos eternos, 1955)", es la protagonista la que llega con sus hijos a casa
tras un par de planos dovzhenkianos o solntsevianos rodados en Hokkaido. All铆
se revelar谩 enseguida la herida de Fumiko.[3] En “Onna bakari no yoru (La chica de la noche, 1961)” el
hogar para redimir prostitutas recibe
la visita y tour de un Club de respetables damas…
Gin no es una excepci贸n a la galer铆a de
personajes en busca de su lugar. Es la 煤ltima de una serie de personajes
femeninos en la filmograf铆a de Tanaka con sentimientos y deseos siempre
postergados y sometidos a sucesivos c贸digos de conducta que deben ser
desafiados. Hay aqu铆, de nuevo, una 铆ntima batalla entre religi贸n y blasfemia
que no ha dejado de aparecer desde la primera pel铆cula que dirigi贸 Tanaka. En
“Koibumi”, cuyas 煤ltimas palabras son los famosos vers铆culos de Juan 8:7,
conviv铆an la idealizaci贸n y la prostituci贸n. “Chibusa yo eien nare” renegaba
del consuelo religioso ante el avance del c谩ncer y del deseo sexual.
“Ogin-sama (Amor bajo el crucifijo, 1962)” es el 煤ltimo eco del “God isn’t enough” que la devota y excitada
Agatha Andrews musitaba en la 煤ltima obra maestra que Ford rodar铆a cuatro a帽os
m谩s tarde. Plagada de escenas de simbolog铆a cristiana, Tanaka es capaz de
combinarlas tan armoniosa como audazmente: el 煤nico encuentro sexual de los
protagonistas viene precedido de un lavado de pies y sucedido por un ba帽o casi
bautismal; la cruz, el s铆mbolo supremo del cristianismo, aparece y reaparece
para ser escondida, arrancada rabiosamente, observada en procesi贸n o colocada
orgullosamente…
Pero es que, adem谩s, “Ogin-sama” es un
prodigio de modulaci贸n desde su genial pr贸logo. Donde unos ver谩n pulcritud, otros
veremos precisi贸n: en una historia que cuenta los amores prohibidos entre un
samur谩i cristiano y la hija adoptiva de un prestigioso maestro de t茅 con el
tel贸n de fondo belicista del Canciller de turno no se ve el filo desnudo de ni una
katana. Bresson no lo hubiera hecho mejor: con tres planos y el sonido de fondo
de gritos, armas y relinchos de caballos est谩 resumida una batalla. Con dos m谩s
est谩 planteado el meollo pol铆tico del asunto, los intereses creados donde
comercio, religi贸n y poder se entrecruzan y amalgaman para ce帽ir los destinos
de los amantes. Por 煤ltimo, un genial plano elevado rasgado diagonalmente por
las ramas de un 谩rbol es capaz de transmitir un di谩logo imposible, la ominosa
amenaza que pesa sobre la delicadeza. Mizoguchi no anda demasiado lejos.
Si viendo “Ogin-sama” no podemos evitar
acordarnos de Mizoguchi no es s贸lo porque haya escenas, motivos o situaciones
que podr铆an remitir a las geniales “Chikamatsu monogatari (Los amantes crucificados, 1954)” o “Yokihi (La Emperatriz Yang Kwei-fei, 1955)”, entre las m谩s
evidentes, si no por el papel predominante que los sentimientos tienen por
encima de cualquier 谩mbito pol铆tico. Tanto Tanaka como Mizoguchi son capaces de
simplificar hasta el extremo la exposici贸n del tema pol铆tico en tramas sencillas,
casi ingenuas en su planteamiento, pero capaces de ahogar sin miramientos la
compleja red, esta s铆, sentimental donde sus personajes se agitan. El mayor
tab煤 en estas tres pel铆culas no es otro que el amor, pero creo que hay una
importante diferencia entre ambos cineastas. Muchos personajes mizoguchianos se
encuentran o descubren el amor. A veces sin pretenderlo, a veces demasiado
tarde. Es una emoci贸n que los revoluciona y altera oblig谩ndoles a reconocer
algo dormido o anestesiado que no sab铆an que pod铆an experimentar. En las
pel铆culas de Tanaka no hay letargos, sino anhelos. La emoci贸n y la excitaci贸n
no sobrevienen porque ya est谩n alojadas, solamente se liberan. ¿De d贸nde salen
esos planos casi desquiciados, que
Fuller o Ray pod铆an rodar en esa 茅poca, en la primera ocasi贸n que vemos
juntos a los poetas Fumiko y Mori en “Chibusa yo eien nare”? Poeta del
reencuentro, Mizoguchi traspasa todas las fronteras; Tanaka -la misma cuya voz
acompa帽aba y consolaba desde la otra
orilla en “Ugetsu monogatari (Cuentos de la Luna p谩lida despu茅s de la lluvia, 1953)” y “Musashino fujin (La dama de Musashino, 1951)” de Mizoguchi- es tan
rom谩ntica como terrenal y culmina
estremecedoramente “Ogin-sama” exactamente una etapa antes que el final de
“Yokihi”.
Hay tambi茅n en “Ogin-sama” un elogio de la
perspectiva que equilibra magistralmente la historia de la pasi贸n de Gin y Ukon
(magn铆ficos Arima Ineko y Nakadai Tatsuya). Se trata del 煤nico personaje no
coincidente en la esforzada y mucho m谩s piadosa versi贸n que Kumai Kei rodar铆a
16 a帽os m谩s tarde.[4] La
criada de Gin, lejos de ser una figurante confundida con el decorado tiene
aut茅ntica entidad, trascendiendo el limitado y determinista papel subalterno
para alcanzar una personalidad casi raciniana. Es una digna heredera de algunas
interpretaciones de la propia directora donde encarnaba maravillosamente la
humildad y la lealtad. Como aquella
criada que entraba por la puerta de servicio y asist铆a con discreci贸n y
confidencialidad a una convulsa colmena
femenina, a la vez que, desde esa posici贸n, desde ese 谩ngulo, era testigo principal de la desintegraci贸n
del negocio familiar de geishas en “Nagareru (Corriente, 1956)” de Naruse.[5] En “Ogin-sama” Tanaka
Kinuyo integra a la criada en la mayor铆a de las situaciones recurriendo a un
doble movimiento, el de la c谩mara y el de la propia actriz. El primero
demuestra el talento de la directora en el manejo de situaciones en interiores,
uniendo miradas y ensamblando presencias, logrando reunir a criada y se帽ora
para compartir id茅ntico sentimiento; el segundo nos hace recordar la
superlativa actriz en movimiento que siempre fue su directora, pues dise帽a y
registra la coreograf铆a de su humilde personaje acompa帽ando, rodeando y
asistiendo a su se帽ora en tres travelling magistrales en tres momentos
diferentes, cruciales. Es el personaje que formula la pregunta clave con la que
Tanaka Kinuyo cerr贸 su filmograf铆a.
[Tengo que
agradecer a Kawabata Yukari, Asai Yoko, Karin Wascher, Jos茅 Andr茅s Dulce,
Marcos G贸mez, Markus Lang, Nacho Cagiga y Jes煤s Cort茅s sus imprescindibles
aportaciones y compa帽铆a al lado de
Tanaka Kinuyo. Domo arigato].
[1] Ambas representaron un cierto ideal de belleza en sus respectivos mundos,
un ideal proyectado hacia el pasado. Las dos est谩n asociadas en primera
instancia a dos titanes como Griffith y Mizoguchi, pero tienen una tremenda
carrera alejadas de ellos (Vidor, Ozu, King, Naruse, Laughton, Gosho, Dieterle,
Kinoshita…) Si bien Tanaka alcanz贸 la silla de direcci贸n, Gish fue capaz
durante un periodo de su carrera de decidir qui茅n se sentaba en esa silla
(suponemos que con la excepci贸n del propio Griffith). Ambas eran menudas, casi
insignificantes pero representaron como nadie la entrega, el sacrificio y la
resistencia. Y las dos tienen a mitad de los 50, con la madurez ya inaugurada
(Tanaka, 47) o asentada (Gish, 62) sendos papeles de hadas madrinas en dos
obras maestras que hablan de la infancia, la inocencia y el (re)descubrimiento
de la paternidad (qu茅 pena que s贸lo una de ellas sea mundialmente famosa): “The night of the hunter (La noche del cazador, 1955)” y “Kiiroi karasu (El cuervo amarillo, 1957)”. En las dos sus protagonistas acaban
mirando al firmamento como el 煤nico lugar a salvo de las pasiones y veleidades
humanas. Por 煤ltimo, son dos actrices cuya perfecci贸n t茅cnica no deja de lado
una enorme percepci贸n y emoci贸n er贸tica, invisible y discreta seg煤n los
par谩metros normales, pero comunicable en muchos de sus gestos y miradas, lo que
las convierte contra todo pron贸stico en presencias con aut茅ntica “conciencia
del cuerpo”.
[2] La pel铆cula de Tanaka deber铆a mencionarse muy
cerca de la famosa trilog铆a de Noriko, pues Ozu y Ryosuko la escribieron en
1947, antes de rodar “Banshun (Primavera tard铆a, 1949)", aunque “Tsuki wa noborinu” se rod贸
despu茅s de la trilog铆a, en verano de 1954. El 9 de diciembre de ese a帽o Ozu
escribi贸 en su diario: “Proyecci贸n privada de ‘Tsuki wa noborinu’. La pel铆cula
es buena. Osaka. Regreso en el 煤ltimo tren.”
[3] En un plano general fijo la abuela
recibe a hija y nietos; ella cansada, ellos hambrientos. Los dos ni帽os se
lanzan a la comida. La abuela sale de cuadro con ellos para que se laven antes,
y cuando va a salir Fumiko, sin variar el encuadre y sin aviso una severa voz
masculina le llama. En el contraplano vemos al irritado y mezquino marido, un
personaje que ya estaba ah铆 anteriormente, pero al que ning煤n personaje se
hab铆a dirigido. En ese contraplano comienza para
nosotros el drama de Fumiko.
[4] No coincidencia equivalente a su pr谩cticamente nula presencia en una
pel铆cula que dura 50 minutos m谩s que la de Tanaka, destacando por el contrario
los encuentros entre Canciller y maestro de t茅 (dos viejos c贸mplices como Mifune
Toshiro y Shimura Takashi), casi en igual n煤mero que los de los frustrados
amantes.
[5] Posici贸n y 谩ngulo que Tanaka no desaprovech贸 en las discret铆simas, pero
jugosas, apariciones en sus tres primeras pel铆culas, donde sus humildes
personajes eran capaces de otorgar perspectivas interesantes por los matices
que repentinamente iluminaban. Pensemos sobre todo en la pat茅tica prostituta de
“Koibumi”, el primer personaje en recriminarle a Reikichi (Mori Masayuki) su
hinchado orgullo, o la criada de “Tsuki wa noborinu”, que, en un pirandelliano
giro, aparece dirigida por la actriz que dirige Tanaka, Kitahara Mie (una
maravillosa presencia rohmeriana).
8 comentarios:
"Ogin-sama" se puede encontrar en karagarga y en youtube sin subt铆tulos. Si todo va bien antes del pr贸ximo viernes habr谩 en youtube una copia subtitulada en espa帽ol con el oportuno aviso y enlace desde este blog.
Hermosa tu carta de presentaci贸n de Tanaka, Mario.
Cada una de las obras suyas que conozco (las tres primeras y la 煤ltima) me parece un acierto absoluto y a la vez provocan mi sorpresa al compararlas con las otras. Tan distintas, y tan ricas, son.
Hermoso el personaje de Gin. Enamorada primero en silencio, luego (al ser rechazada) vive un amor sin esperanza; finalmente, cuando es correspondida, su pasi贸n es obstruida, impedida por terceros. Rebelde, dura, terca, orgullosa, valiente, vehemente bajo una apariencia controlada y fr铆a, Gin es hermana de Gertrud, Lisa y Anne Providence. Tambi茅n de Judy, y de Amy Jolly.
S铆, Rodrigo, es una de las caracter铆sticas de las pel铆culas dirigidas por Tanaka Kinuyo, su variedad de tonos y registros. "Ogin-sama" aparece como una delicada historia de amor contada en cuatro encuentros (con uno pr谩cticamente mudo entre los amantes), pero su anterior pel铆cula, "Onna bakari no yoru" (1961), que cuenta los esfuerzos de una prostituta para acceder a una "reinserci贸n" permanentemente negada, no ahorra detalles escabrosos y duros, que, como siempre trat谩ndose de su directora, van m谩s all谩 del mero apunte sociol贸gico o de denuncia.
Buena comparaci贸n con esos personajes femeninos que mencionas, porque creo que el orgullo puede ser la principal caracter铆stica de los protagonistas de sus pel铆culas.
Este Rikyu, maestro de t茅, es el mismo personaje de la ceremoniosa e interminable pel铆cula de Teshigahara, ¿verdad? No parece que las tendencias actuales sean favorables para reivindicar la serenidad de Tanaka, pero bienvenido sea tu entusiasmo y dedicaci贸n en buscarle un lugar en el mundo. Muy agradecido,
脕ngel
No he visto la pel铆cula de Teshigahara, pero veo que el personaje de su mujer se llama igual que en la pel铆cula de Tanaka, interpretado por la gran Takamine Mieko.
Seguramente no ser谩n los tiempos adecuados para recomendar a la enorme Tanaka, como a Hara Setsuko, que hace tres meses hizo su 煤ltima despedida a la francesa.
Aqu铆 est谩:
https://www.youtube.com/watch?v=gEEsvsZ6sF4&feature=youtu.be
Aunque con m谩s retraso del debido, no quiero dejar de daros las gracias, Mario, Jes煤s, por compartir esta pel铆cula.
Si me permit铆s la referencia ex贸tica, veo en ella una cercan铆a espiritual a los surrealistas por su visi贸n casi blasfema del amor como la religi贸n m谩s poderosa: las escenas que mencionas del lavatorio de pies (que habr铆a encantado a Bu帽uel), y la del ba帽o bautismal humeante de vapores infernales.
Al final los sentimientos y los deseos terminan imponi茅ndose. Eso lo sab铆a muy bien tu alter ego, Jeremy Fox...
Con Tanaka esto es evidente: hay un anhelo, mezclado con una desgarrada urgencia, que hace que sus personajes, sin ser ejemplares pero sin dar lecciones tampoco, pongan por delante los sentimientos en todas las situaciones. El personaje m谩s radical de su obra es, tal vez, Fumiko en "Chibusa yo eien nare", cuyo aut茅ntico problema no empieza con el c谩ncer, sino con los sentimientos y deseos frustrados que almacena y que el c谩ncer activa y potencia sin barreras. En aquella pel铆cula Dios tampoco era ning煤n consuelo, y tambi茅n ofrec铆a una perturbadora secuencia "bautismal" donde 煤nicamente el deseo era el que se reafirmaba. Espero que alg煤n d铆a contemos con una copia decente que le haga algo de justicia a semejante maravilla.
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