𝕦𝕟 𝕓𝕝𝕠𝕘 𝕔𝕠𝕞𝕞𝕖 𝕝𝕖𝕤 𝕒𝕦𝕥𝕣𝕖𝕤
martes, 8 de octubre de 2024
¿HASTA PARÍS?
lunes, 30 de septiembre de 2024
TAN CALLANDO
En la vorágine audiovisual en que malvivimos, aún aparecen algunas pequeñas películas que hacen las veces de uno de esos gratos libros de bolsillo camuflados en la estantería detrás de la de los best seller de turno, esos que venderían su alma al diablo por alargar como sea sus quince minutos de fama. Letra chiquita, colores poco llamativos en la portada, sin ilustraciones ni rastro de ditirámbicas reseñas de dominicales en la faja... libros que no van a disfrutar de una segunda edición y si la tienen, con ese aspecto, sería de mal gusto señalar cuántos millones de lectores ya lo tienen en su poder.
El segundo largo del desconocido cineasta indio Avinash Arun Dhaware, "Three of us" (2023), es uno de esos films intrascendentes.
No se ocupa de ningún tema de actualidad, en realidad no tiene gran cosa que revelar sobre sus "asuntos", que son tan universales y antiguos que, aunque eso sea lo que abunda, sería una insensatez abordarlos sin discreción. Quizá hace años fue posible, pero hoy día costaría agruparla con otras obras para incluirla en algún ciclo de festivales; nadie lo ha debido intentar de todas maneras.
Puntúa una historia estrictamente fuera del tiempo, porque, grosso modo, retorna al pasado porque se le escapa entre los dedos el presente, pero no hay un prometedor futuro al que esperar. Sus personajes tienen poco atractivo, transcurre en escenarios pobres y nadie envidiaría vivir esta historia que versa sobre las claves eternas del melodrama que espantan ya a casi todo el mundo, una a una, no digamos si aparecen juntas: el amor, la enfermedad, la culpa, la sinceridad, el fracaso o la huella que dejaremos cuando ya no estemos.
De entre las innumerables y rara vez memorables películas sobre el regreso a
los lugares en que aconteció la infancia o la adolescencia, adonde se
pertenece afectivamente incluso si los recuerdos amargan o se
huyó sin mirar atrás, "Three of us" se distingue, como en su día lo hizo una de las pocas películas que me vienen a la memoria al contemplarla, "Viagem aos seios de Duília" (Carlos Hugo Christensen, 1965) porque su recorrido es voluntario y su tono crece hacia lo fantasmal cuanto más se profundiza en él.
Al mismo tiempo, lo evocado en "Three of us" restituye la intimidad de su protagonista, que vive una existencia rutinaria, en la que todos saben todo sobre ella y en la que está acostumbrada a que le den el pie para decir su frase, que es la que todos saben y esperan. Su memoria es solo suya y nadie más puede recomponerla.
lunes, 24 de junio de 2024
TODAS LAS NOCHES DE CUALQUIER DÍA
El momento, los años del Taiwan de los grandes cambios políticos (que abriría paso a... la actualidad en que China de nuevo amenaza con invadirla, pero esa es otra historia), afortunadamente no le inspiró una amalgama de pequeñas estampas con grandes aspiraciones sociológicas ni, menos aún, un fresco sobre un tiempo y un lugar, sino lo habitual en su obra, una compleja indagación en relaciones, múltiples y cruzadas, de personajes que vamos conociendo poco a poco y tanteamos de su mano lo que pueden estar pensando de los otros y sobre todo de ellos mismos, de lo que quisieron ser y no pudieron o de lo que nunca serán.
Que Edward Yang ampliara su radio desde contar lo que le sucedió a él personalmente o a sus amigos ("Hai tan de yi tian", 1982), pasando por una "fábula neorrealista" sobre una ciudad ("Qing mei zhu ma",
1985), hasta alcanzar con esta obra ese tipo de películas en las que se
vio reflejado en algún aspecto cualquier espectador de su tiempo, no le invistió de cronista social, ni le convirtió en abanderado o portavoz de nada. Nada que no fuesen sus perfectos encuadres. Se me ocurre una caso similar, un poco posterior, el del cine de James Gray.
La ambición de "Kong bu fen zi", a la que aludía antes, tiene que ver con cómo estructura Yang sus planos, con su riguroso montaje, que llevan al límite esa capacidad suya para otorgar con un mínimo de diálogos un peso dramático a gestos y palabras desconectadas de una narrativa causal, en la que todo sea consecuencia de algo anterior, afirmado o sugerido. Atreverse a ser más prolijo, más hondo y a filmar con mayor determinación utilizando menos elementos o sustituirlos por otros más sencillos.
Ningún documental, por minucioso que fuese, podría restituir la inquietud y al mismo tiempo la sensación de veracidad que la película aprehende de estos personajes a los que conocemos sobre todo por indicios, porque sería precisamente eso, conocerlos, el punto de apoyo para poder registrar con mayor precisión sus circunstancias.
Un elemento realmente raro de esta película es que la confluencia que poco a poco se produce entre las tres principales historias y otras tantas paralelas que fragmentariamente conocemos, no las aclara ni les otorga sentido y en cierto sentido las complica aún más; el hecho de que lleguen a tocarse y contagiarse unas de otras es producto del respeto al espacio, el temporal y el físico, que provoca que varios, si no todos los habitantes del film, acaben encontrándose y entrecruzándose. Qué fácil hubiese sido aprovechar esa libertad de poder dibujar escenarios que no necesitan del progreso general del film, para abandonar cualquiera de los propuestos por capricho o incapacidad para solucionarlo, cosa que nunca hace Yang.
Se esmera por el contrario en la contemplación individual y en la soledad que acecha a sus personajes y "espera" a que piensen y a que actúen, a veces con la suficiente audacia como para que olviden que son parte de algo mayor que ellos mismos. Mientras, filma con elipsis, gestos inesperados y violencia aún mas sorprendente los encuentros y los desencuentros, de ahí la extraña traducción del título del film, "los aterrorizadores", "los que causan dolor" o hasta "los maníacos del terror", que descubriremos que puede referirse a cualquiera de ellos, en la práctica o en potencia.
miércoles, 12 de junio de 2024
OJOS VACÍOS
En su estreno en 2005, "A history of violence" tuvo un relativo éxito entre los espectadores a los que no les importaba nada ni el film ni el cine de David Cronenberg y fue tomada por muchos de cuantos la esperaban ansiosos como una inesperada concesión comercial y una interrupción inexplicable de un ciclo de películas que había tenido en "Crash" (1996) y "eXistenZ" (1999) sus dos puntos más álgidos. El único aspecto de confluencia fue que suponía un replanteamiento de la dirección que su autor se veía obligado a emprender tras el fracaso de "Spider" (2002).
No iba a ser un film aislado, para empeorar un poco más las cosas.
Su desusada amplitud y hondura y cuanto recuperaba y desarrollaba del cine del pasado - ese cine que algunos de sus seguidores se enorgullecían en proclamar que Cronenberg "ignoraba" -, iba a tener sucesivos ecos en sus dos siguientes obras, "Eastern promises" (2007) y "A dangerous method" (2011), también, como ella, dramas con una latente pero fuerte pulsión hitchcockiana, cambiadas de continente y la última de las tres también de época, pero indagaciones en algunas de las ramificaciones que ya habían quedado expuestas de la manera más fulgurante posible en "A history of violence". El poder en "Eastern promises" y el deseo en "A dangeorus method" siempre, como en "A history of violence", con un hombre que no es lo que parece y una mujer que es al mismo tiempo un alma gemela y una enemiga y lo es en función de su credibilidad, la desnuda, la simple y llana verdad.
Desde la frontera "pacífica" de los Estados Unidos, la mirada del canadiense Cronenberg no a una historia sino a la Historia de la genealogía de la peculiar agresividad inter pares de sus vecinos del sur, concita tanto a westerns como a films de cine negro dentro de su gran tradición. Películas situadas a menudo en los tiempos inmediatamente posteriores a la Guerra Civil o la Segunda Guerra Mundial, películas cargadas de duda, de ambigüedad, películas pequeñas incrustadas en la memoria de un puñado de cinéfilos y películas imponentes, como algunas de William A. Wellman ("Yellow sky"), Anthony Mann (especialmente "Man of the west"), John Sturges (sobre todo "The law and Jake Wade"), Jacques Tourneur ("Out of the past"). Sobre esa afilada doble hoja que rasga un escenario abstracto, frío, incomunicado, como es habitual en el cine de Cronenberg, ahí vive "A history of violence".
lunes, 3 de junio de 2024
EL MAL EXISTE
"La manzana de la discordia" no busca agradar ni buscar partidarios. Es un incómodo y vergonzante ejemplo de que no hace falta ayuda ni casi presupuesto, nada más que arrestos y fe, para hacer gran cine, como sucede con tantas películas de Luc Moullet, Júlio Bressane o Jon Jost, que también nacieron con el único fin de llorar, patalear y no dejar dormir a nadie, como un bebé insoportable que nunca será otra cosa que eso y que sin embargo es, nos guste o no, la esencia misma de lo humano.
Ni de izquierdas ni de derechas es el asunto central del film, el exterminio de caciques y déspotas de toda clase, que es (fue) un principio moral de hombres de bien ejecutado por perros, a cambio de mucho dinero o por una asquerosa botella de tequila, tipos sin escrúpulos como estos tres parias que no dudarían en matarse también entre ellos. Cazals no narra su historia, ni está interesado en reflexiones psicológicas de ninguna clase. Registra y corta, a veces cuando el efecto termina, otras para que lo haga y poder pasar a la siguiente estampa. Observa desde una distancia y a continuación pareciera querer introducir la cámara por la boca de estos personajes que no forman parte de nada, ni son síntomas de una enfermedad social concreta.
La decisión de dejar abierta la conclusión y no cerrar con un baño de sangre o la intervención de la autoridad, ahonda el desasosiego. Hay que considerar la inquietud que provocó la falta de ambigüedad de la película, el hecho de que todo sucedía allí y en esos momentos. Y volvería a hacerlo en cualquier momento porque reverberan las palabras de la víctima, recordando que como él los había a docenas y serían cada vez más.
sábado, 27 de abril de 2024
¿QUIÉN ME QUERRÁ?
Mattoli fue más bien un pícaro, un superviviente de los gustos cambiantes del público, un público que en 1942 aún tardaría unos años en sentirse reflejado en "la orgullosa verdad" del cine de la calle y que nunca renegó de la "rutina" de su cine doméstico ni quiso verlo arrasado por otro, un cine que tantas grandes obras - tantas como las derivadas por la revolución que llegaría con "Roma cittá aperta" - había dejado desde mediados de la década anterior.
Reducida a sus líneas de fuerza, "Stasera..." es una canónica y como decía al principio, irrelevante muestra del más exacerbado y sentimental cine que se iba a morir en Italia con el armisticio, pero mirada con detalle, esto es, su planificación, su uso de la música, sus elementos en off, sus insertos o su dirección de actores y actrices, remite a dramas silentes, a películas de avanzadilla del cambio de era o a films expresionistas precursores del cine negro: a Fejös, Cavalcanti y Sternberg, por ejemplo ... y, sin disimulo ni heterodoxia que valga, como si fuese lo más natural del mundo, ¡al cine del enemigo!, al cine americano, que es el que había absorbido e integrado todo ese caudal de influencias.
Hasta que llegue la ola comandada por De Sica y compañía, sentida
más propia, patriótica incluso, que nueva por unos espectadores que de
repente no se habían vuelto cinéfilos modernos ni nada parecido,
películas como "Stasera niente di nuovo" ya incorporaban la mayoría de los elementos que elevaron a sus célebres sucesoras, negando la discontinuidad y la mayor.
lunes, 8 de abril de 2024
BEYOND S&S
Enlace a la lista alternativa al canon de la revista británica Sight and Sound, publicada por la web They Shoot Pictures, Don't They?