Una carrera como la suya, donde no faltan las buenas películas y hasta abundan las irreprochables, por muy poco excitantes o memorables que a algunos nos hayan resultado incluso las mejores entre ellas (la otra excepción: la magnífica "Intruder in the dust"), siempre tan en consonancia con la "política" del estudio con el que trabajó, la MGM, se cierra con "Plymouth adventure", el film sobre el viaje del Mayflower desde la impía Inglaterra a la por entonces virgen América.
No, desde luego ni Clarence Brown ni su asombrosa obra final han sido muy recordados, juntos o por separado.
A veces parece que no haya nada que decir de los directores que no fueron tan brillantes como otros más renombrados y no digamos como los elevados al rango de autores.
Si acertaron, sería por casualidad o poca culpa tuvieron en ello; tal vez la confluencia de buenos técnicos, un buen guión, una partitura inspirada...
Una pequeña bula suelen tener las obras finales, sobre todo si lo son conscientemente, por aquello de que igual incorporan últimas voluntades que vienen muy bien para esquelas y retrospectivas o presentan audacias que antes pudieron haber condicionado el futuro, libres por fin de la esclavitud del porvenir.
A veces parece que no haya nada que decir de los directores que no fueron tan brillantes como otros más renombrados y no digamos como los elevados al rango de autores.
Si acertaron, sería por casualidad o poca culpa tuvieron en ello; tal vez la confluencia de buenos técnicos, un buen guión, una partitura inspirada...
Una pequeña bula suelen tener las obras finales, sobre todo si lo son conscientemente, por aquello de que igual incorporan últimas voluntades que vienen muy bien para esquelas y retrospectivas o presentan audacias que antes pudieron haber condicionado el futuro, libres por fin de la esclavitud del porvenir.
Nada de esto último parece casar con "Plymouth adventure", perfectamente "camuflada" en el grueso de su obra y hasta se puede pensar a priori que un final previsible a treinta años de melodramas y comedias "sin genio", por ser otra biografía o hecho histórico más de los muchos que filmó y por ser Clarence Brown oriundo de Boston y conocer desde su infancia el viaje de los peregrinos anglicanos al nuevo mundo.
Pero sólo hace falta verla con calma o revisarla con más atención de la que se le prestó cuando, presumiblemente, se confundió con uno más de las entretenidos films en technicolor que prolijamente se hicieron en los 50, para decir, gritar si es necesaro para restituir lo que ha sido negado a esta obra, que es una de las más grandes películas de aventuras y uno de los grandes melodramas.
Extraño film este.
No es la peripecia del viaje, ni la espectacularidad con que fueron rodadas las múltiples dificultades con que se encontraron, ni tampoco el objetivo, la llegada a las playas de Cape Cod, lo que verdaderamente importan a Clarence Brown, pese a que en pocos films bañados en agua salada se han plasmado mejor ni más realistamente tales cuestiones.
Ni siquiera es la historia de amor que, violentamente, cada uno contra su conciencia, circunstancias y esperanzas, viven el Capitán al que da vida Spencer Tracy y la dulce Dorothy, la más taciturna Gene Tierney, en una subtrama absorbente.
Es "Plymouth adventure" sobre todas las cosas, la historia de la redención de un hombre, un desalmado que se vende al mejor postor, a quien nada ni nadie importan y que cree a todos de su misma condición.
De una belleza abrumadora, es el film más sobrio y anticlimático imaginable, llegando a momentos de esplendor de la verdad cuando parecía el guión de Helen Deutsch agotado, en cuatro momentos sublimes: ella acariciando la chaqueta de él colgada en una silla, un simple plano del barco fondeado, pacientemente vigilante y habiendo servido de sustento en la bahía meses después de la arribada, un gesto de Tracy con Leo Genn, que incorpora extraordinariamente al marido de Dorothy, reconociendo cúanto lo quiso ella y un paisaje que William Daniels pide prestado a Turner para la última secuencia.
Pero sólo hace falta verla con calma o revisarla con más atención de la que se le prestó cuando, presumiblemente, se confundió con uno más de las entretenidos films en technicolor que prolijamente se hicieron en los 50, para decir, gritar si es necesaro para restituir lo que ha sido negado a esta obra, que es una de las más grandes películas de aventuras y uno de los grandes melodramas.
Extraño film este.
No es la peripecia del viaje, ni la espectacularidad con que fueron rodadas las múltiples dificultades con que se encontraron, ni tampoco el objetivo, la llegada a las playas de Cape Cod, lo que verdaderamente importan a Clarence Brown, pese a que en pocos films bañados en agua salada se han plasmado mejor ni más realistamente tales cuestiones.
Ni siquiera es la historia de amor que, violentamente, cada uno contra su conciencia, circunstancias y esperanzas, viven el Capitán al que da vida Spencer Tracy y la dulce Dorothy, la más taciturna Gene Tierney, en una subtrama absorbente.
Es "Plymouth adventure" sobre todas las cosas, la historia de la redención de un hombre, un desalmado que se vende al mejor postor, a quien nada ni nadie importan y que cree a todos de su misma condición.
Una auténtica derrota que poco tiene en común con la toma de conciencia del carismático sinvergüenza que interpreta Kirk Douglas en "The big trees" de Felix E. Feist (que comparte con "Plymouth adventure" un conflicto religioso respecto a la explotación de recursos y un personaje femenino impenetrable) o con la renuncia de Chandra (Walter Reyer) en "Das indische grabmal" - y a medio camino plásticamente de ambas se encuentra -, pues pueden volver ambos a ser lo que eran finalizada la aventura y aprendida la lección.
El Capitán Jones queda totalmente vacío, en absoluta soledad al haber comprendido que hay hombres mejores que él, más fuertes, los más insospechados, esos santurrones que lo han arriesgado todo embarcando con las alforjas apenas llenas de ideales que él cree pura hipocresía.De una belleza abrumadora, es el film más sobrio y anticlimático imaginable, llegando a momentos de esplendor de la verdad cuando parecía el guión de Helen Deutsch agotado, en cuatro momentos sublimes: ella acariciando la chaqueta de él colgada en una silla, un simple plano del barco fondeado, pacientemente vigilante y habiendo servido de sustento en la bahía meses después de la arribada, un gesto de Tracy con Leo Genn, que incorpora extraordinariamente al marido de Dorothy, reconociendo cúanto lo quiso ella y un paisaje que William Daniels pide prestado a Turner para la última secuencia.
16 comentarios:
Recuerdo vagamente esta película por un lejano pase televisivo. Supongo que los motivos que en aquella ocasión me acercaron a la cinta de Clarence Brown fue la presencia en ella de la embelesante Gene Tierney. Siempre he sido un perseguidor incansable de las películas en las que la actriz intervenía (algunas, en verdad inolvidables).
Brown fue un realizador al que nunca presté gran atención, salvo por un título que me parece el mejor de los que conozco de él, "INTRUDER IN THE DUST", con un excelente guión de Ben Madow como base (no conozco la novela de Faulkner) y una realización ciertamente inspirada que sin embargo no dieron una obra redonda, debido a un perceptible endulzamiento del asunto que afecta a algunos pasajes de la película. Se trata, no obstante, de un interesante ejemplo de cine social escurrido del filtro hollywoodense de la época.
Aprovecharé una reciente edición de "PLYMOUTH ADVENTURE" en DVD para revisarla, y tu comentario del film me servirá de lección para huir de ideas preconcebidas y prestar más atención a ciertas películas camufladas entre las demás.
De momento, lo dejamos en este punto.
Hablaba en el artículo en primera persona, yo también la minusvaloré, pareciéndome cuando la conocí sólo muy buena y habiéndoseme revelado al revisarla como una obra maestra.
Muchos films tienen una vibración especial, que a la primera lo mismo se escapa al más avisado y avispado.
Cualquiera ha tomado por menor o poco distinguido algún film maravilloso y luego no te explicas cómo pudiste hacerlo.
"Intruder..." es excelente, nada dulzona para mi gusto, seca y sobria, íntegra, sin tensión añadida, a medio camino entre "To kill a mockingbird" y "The sun shines bright".
Creo que hay una comodona tendencia a "despachar" a Clarence Brown como "siervo de la Metro" (parecida a la que aún persiste hacia Henry King, "siervo de la Fox"), y no ver sus películas. Desde luego, no pretenderé que sea comparable a King, pero no creo que se pueda despreciar a la ligera a un hombre que, junto a películas, sí, blandas, aburridas, académicas y convencionales (entre ellas "Conquest" o "Anna Christie", famosas por contar con Greta Garbo o, la segunda, además, "adaptar" a Eugene O'Neill), ha hecho, a mi entender, por lo menos cuatro obras maestras: cronológicamente, "Flesh and the Devil"(1926), "A Woman of Affairs"(1928), "Intruder in the Dust"(1949) y "Plymouth Adventure"(1952); pero, además, encuentro excelentes por lo menos "Possessed"(1931), "Sadie McKee"(1934) y "The Rains Came"(1939), y sólo un poco inferior "Song of Love"(1947). También son buenas "Last of the Mohicans" (codirigida por su maestro Maurice Tourneur, 1920), "The Eagle"(1925), "Inspiration"(1931) y "The White Cliffs of Dover"(1944). Y no carecen de interés "Romance"(1930), "A Free Soul"(1931), "Anna Karénina"(1935), "Wife vs. Secretary"(1936), "The Human Comedy"(1943) y "The Yearling" (en la que intervinieron igualmente King Vidor y Victor Fleming, 1946), de cuya desmedida fama no tiene Brown la culpa.
No conozco "A woman of affairs", pero no tengo tan buen concepto de "Flesh and the devil" o "The rains came", que no reviso hace mucho, como otras de las que citas.
Las de la Garbo tampoco me gustan; al parecer hay dos versiones de "Anna Christie" y leí en alguna parte que ella dijo que la alemana (pero dirigida por Feyder), que no he visto, era la mejor de su carrera.
Otro que se apunta a una revisión de "Plymouth Adventure" que, aun siendo la que más me gustó de las posteriores a "Intruder in the Dust", no me convenció. Aparte de la adaptación de Faulkner las que más me gustan son "Flesh and the Devil", un melodrama mucho más intenso de lo habitual en Brown, y "The White Cliffs of Dover", quizá un producto de la época pero muy convincente.
¿Sabemos algo de "Smouldering Fires"? Lo digo porque es de las más votadas en el viejo libro-encuesta THE MOST IMPORTANT AND MISAPPRECIATED AMERICAN FILMS y nunca he llegado a verla.
Ángel
Yo conozco mal la etapa muda de Browm, sólo "Last of the mohicans", "Flesh and the devil" y "The eagle", aquella con Valentino.
"A woman of affairs", que creía no haber visto, he recordado que sí lo hice cuando me ví la filmografía entera de la Garbo (salvo las suecas), pero no recuerdo nada.
Tengo la vsga impresión de haber visto "Smouldering Fires", pero no recuerdo nada, lo cual sería, en principio, si la ví, señal no muy positiva. Aparte de las citadas, he visto otras 7 u 8 de Brown que no me gustan nada o muy poco; también me faltan por ver cuatro o cinco que en tiempos tuvieron cierto renombre o prestigio, como "Kiki" o "The Goose Woman". En cuanto a la versión alemana de "Anna Christie" realizada por Feyder, es ciertamente algo mejor que el original de Brown... pero no mucho, y desde luego mil veces peor que muchas películas de Greta Garbo, empezando por "Queen Christina" y siguiendo por "Camille", "Ninotchka", "The Two-Faced Woman", las de Brown citadas, las de Goulding, Stiller y Pabst... o "The Kiss" del mismo Feyder (cineasta, por lo que he visto, bastante más interesante en el mudo que en el sonoro).
Acabo de ver esta película que desconocía animado por tu recomendación y me he encontrado con una obra excelente. Me gusta mucho, en todos los sentidos y en alguno más que haya podido inventar, Gene Tierney pero se me había escapado esta película sorprendentemente quizá porque al verla siempre con el título inglés en las filmografías pensaba que no había llegado a este país (no se me escapo sin embargo cierto rollo titulado La mano izquierda de Dios que no se la recomendaría ni a mi peor enemigo); haciendo memoria y viendo la filmografía recuerdo con agrado Intruder in the dust que vi en TCM (cuando se llamaba TNT) hace bastantes años y Vinieron las lluvias y El despertar las vi en mi infancia y la recuerdo como una película interesante. Poco más conozco de Brown salvo María Walewska que me aburrió soberanamente en una sesión de Clásicos del Blanco y Negro de los viernes de madrugada de TVE2 en la que habían programado The Thing de Nyby (y Hawks) y debido a la muerte de la Garbo acabaron emitiéndola. Eso sí tomo nota de las recomendaciones de Miguel, Ángel y de Jesús Song of Love, The Eagle, Inspiration, The White Cliffs of Dover, y en menor medida Romance, A Free Soul, "Anna Karénina, Wife vs. Secretary", y The Human Comedy.
Por cierto soy la única persona a la que la visión de El despertar en la infancia lo dejó tan destrozado como la de Bambi, se habla mucho del efecto Bambi pero ver El despertar con 8 o 10 añoses bastante desolador.
A decir verdad, Gene Tierney ganaba mucho con la fotografía en B/N. Observen, por ejemplo, cómo se la ilumina en LAURA. El cine hace milagros en ese sentido; a una mujer simplemente atractiva la convierte en una beldad. Pero si te la encontraras en el ascensor, o en la tienda en la esquina, difícilmente te llevarías la misma impresión que viéndola en LAURA. Es el tratamiento fotográfico, el envoltorio, lo que te embelesa, no el objeto, lo envuelto. Lo siento pero hubo pocas actrices norteamericanas realmente bellas. El cine europeo gana por goleada. Saludos.
Sibarita
Yo encuentro muchas: Ava Gardner, Mary Duncan, Laraine Day, Wanda Hendrix, Barbara Rush, Paulette Goddard, Julie London, Rita Hayworth, Patricia Neal, Debra Paget, Angie Dickinson, Kim Novak, Grace Kelly, Pam Grier, Eleanor Parker, Jennifer O’Neill, Anne Bancroft, Suzanne Pleshette, Paula Prentiss, Felicia Farr, Cyd Charisse...
Grace Kelly y Jennifer O'Neill, OK. La Novak era de origen checo. O sea, casi importada.
Pero siendo Estados Unidos la Meca del cine, un país pequeño en comparación como Italia, tiene más. Y sin operaciones, Norma Jean.
Ya las suecas, esas ni usaban maquillaje.
En Francia echo a contar y me salen a porrillo (algunas eslavas).
Nada, nada, y sin trampa ni cartón.
Sibarita
Sibarita, sin pasar a discutir en materia de gustos femeninos -un terreno forzosamente subjetivo si no queremos convertirlas en objetos químicamente puros de belleza- te diré que uno de los mejores primeros planos de la historia del cine para mí consiste en el de Gene Tierney emergiendo por el encuadre sobrenaturalmente muerta pero joven en THE GHOST AND MRS. MUIR. Sí, no está sola, Charles Lang y Bernard Herrmann aportan lo suyo, que no es poco, pero, Gene tiene al menos 1/4 de responsabilidad en ese plano, junto con Mankiewicz que supongo diseñaría el encuadre vacío que su actriz iba a rellenar al "levantarse" muerta de su asiento. Gene aportó, además de pómulos, boca, peinado, etc, etc, MIRADA.
Bueno eso de que Gene Tierney no era guapa y el blanco y negro la mejoraba me parece cuanto menos discutible. Estoy pensando en Que el cielo la juzgue donde estaba tremendamente bella y en Casado y con dos suegras de Leisen, aunque ésta no recuerdo si era en color o en blanco y negro y alguien decidió colorearla. Tierney era muy bella en color y en blanco y negro lo que pasa es que su belleza se marchitó a mitad de los años 50. Parece ser que tuvo un vida complicada y que desapareció de la pantalla unos años hasta que Preminger la rescato para su excelsa Tempestad sobre Washington.
Estoy con Mario, se trata de algo subjetivo. Si bien la belleza tiene sus condiciones: algo así como simetría en las facciones, cierta lozanía (que no necesariamente juventud), etc.
También puede suceder que alguien con belleza carezca de atractivo (por culpa de sus gestos, o porque la amargura le sale a flote, o por cualquiera otra cosa). O su contrario, es decir, que haya fe@s con encanto.
Por ejemplo, la Magnani era fea, pero su gran personalidad la dotaba de un carisma, de un atractivo, especial. Yo me enamoraría antes de la Magnani que de cualquier chavala plastificada del Jolivú actual.
Cinéfilo compulsivo
(Gran blog, gran ambiente y grandes recomendaciones).
Es cierto que el encanto de una actriz es más importante que la fineza o rotundez de sus rasgos. Barbara Stanwyck nunca me ha parecido una mujer bella, pero no he visto ser más hermoso en pantalla que la entrañable Jean Harrington (o Sugarpuss O'Shea o Ann Mitchell).
Y volviendo a Clarence Brown, siento que hay un desprecio excesivo por National Velvet, que tiene momentos muy logrados, consigue evitar lo meloso en casi todo su metraje y, por si fuera poco, ofrece una de las pocas actuaciones realmente buenas de Elizabeth Taylor.
Interesante discusión sobre la belleza de las actrices americanas. Para mí la más bella de la historia del cine no está en el cine clásico americano ni el cine clásico europeo sino en el cine de la década de los 80's me estoy refiriendo a la esposa de Kevin Kline la increíblemente bella Phoebe Cates protagonista de "Gremlins", no ha existido mujer más bella en una pantalla de cine con el permiso de Anouk Aimée, Claudia Cardinale, Pier Angeli, Jacqueline Bisset, Emmanuelle Béart, Hedy Lamarr, Ava Gardner, Gene Tierney o Natalie Wood que también me gustan mucho. Me apunto la de Clarence Brown del que conozco muy poco pero rescataría "Of Human Hearts". Saludos.
Publicar un comentario