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martes, 3 de marzo de 2020

HOMBRE AL AGUA

Admirada en su d铆a por Langlois y Rouch, justo antes de que acaeciera el "caso" que afect贸 al primero y cesara por unos meses su actividad en la Cin茅mat猫que, "Beleet parus odinokiy" es uno de los grandes ejemplos de pel铆cula complementaria a otra.
En efecto, aunque ni depende ni perfecciona a "Bronen贸sets Potiomkin", es tan diversa su mirada a los mismos acontecimientos, que se acaba echando de menos la una si falta la otra a poco se conozcan.
El nombre del director de la primera de ellas, Vladimir Legoshin poco o nada dir谩 a los que elevaron a los altares el film de Sergei M. Eisenstein; un triste hecho, supongo que cada vez menos deplorable, porque pronto no quedar谩 ninguno de estos 煤ltimos tampoco. As铆 son los caminos del olvido.
Lo cierto es que, haciendo a un lado la cada vez m谩s vetusta importancia adherida al que una vez fue un film insigne sobre la revoluci贸n abortada de 1905 que empezara en el m谩s c茅lebre acorazado de la historia, va a seguir valiendo la pena buscar esta pel铆cula veloz y optimista, infantil desde dos puntos de vista - uno acomodado, otro indigente - y aventurera entre Mark Twain, John Meade Falkner y Sigfrid Siwertz.
Quiz谩 haya que ir m谩s lejos.
Es posible que convenga aproximarse a "Beleet parus odinokiy" olvidando por completo a Eisenstein y a esos u otros referentes de la literatura infantil que puedan venir a la memoria y recurrir a la "ayuda" de un cineasta af铆n a Legoshin, Marc Donskoi, con quien trabaj贸 codo con codo tres a帽os antes de filmar esta pel铆cula.
Las vi帽etas humanistas, a veces alternativa y otras simult谩neamente hilarantes y terribles, las escenas encadenadas sin soluci贸n de continuidad con aspecto improvisado y contagiosa emoci贸n no parece que converjan hacia ninguna direcci贸n mejor que la del cine del maestro nacido precisamente en Odessa y que por estas fechas ya deb铆a estar filmando la primera parte de trilog铆a sobre Gorki de la que "Beleet parus odinokiy" es un antecedente y una variaci贸n, al un铆sono.
Variaci贸n porque falta el elemento retrospectivo y estos ni帽os de los confines meridionales de la Rusia zarista, m谩s o menos menesterosos, al no mediar elipsis categ贸ricas que los excluyan o los transporten m谩s all谩 de los acontecimientos, viven en presente, hacia delante, la efem茅ride sin saber ni que pueda ser tal cosa.
No son f谩cil materia prima los ni帽os porque deben fingir que dicen la verdad y a ellos permanece ligados Legoshin de principio a fin, cercenando muy a prop贸sito la aspiraci贸n de "dar otra versi贸n" de cuanto hab铆a sido descrito por el film de 1925. Un hermoso ejemplo de oportunidad para hablar en voz alta sucumbiendo ante la fidelidad debida a un punto de vista.
Como efecto adicional, cualquier adulto es contemplado con una limpieza y una incomprensi贸n que no embellece ni reblandece el drama, m谩s bien lo potencia al quedar los motivos de uno y otro bando en un segundo plano y en el encuadre solo inquinas, obsesiones, gestos de vano poder o de breve triunfo que quien quiera debe sumar para que signifiquen algo.   
 
Y es que m谩s all谩 de que pertenezcan a dos lenguajes cinematogr谩ficos distintos y de que Eisenstein se distinguiera en el mudo como uno de los grandes te贸ricos, sospecho que es en la nula relaci贸n con el mundo del teatro y el de la m煤sica que consta en los escasos datos sobre la vida de Legoshin - que muri贸 con solo 50 a帽os y parece que dirigi贸 apenas tres largometrajes m谩s - donde puede estar el secreto de tan diferente ritmo e intenciones a las de su eminente predecesor, lo cual no significa que el autor m谩s moderno, por no tener en cuenta a Fibonacci, se preste a fabular sin medida, sino todo lo contrario.
El realismo que surge de la ausencia de patetismo, de la eliminaci贸n de cualquier signo colectivo o de la difuminaci贸n de las fuentes de la autoridad, brilla en "Beleet parus odinokiy" y cuando alcanza al espectador ya se ha reflejado primero en las pupilas de estos chicos que nada sab铆an de nostalgia revolucionaria ni de seguidismo pol铆tico, pero s铆 todo lo que hay que saber sobre simpatizar con los d茅biles.