La leyenda impresa dice que lo primero que se le ocurrió a John Ford cuando conoció a Akira Kurosawa fue decirle que realmente le gustaba la lluvia de sus películas.
Semejante halago - falseado o simplemente embellecido, ya que la frase textual al parecer fue "You really like rain" - es un buen argumento para defender que el joven director japonés adoptara incluso los hábitos de vestimenta del maestro, que nunca estuvo muy pendiente de la moda, todo sea dicho. Poco después le tomaron una foto a Akira donde efectivamente usa gorra, gafas oscuras, calza unos zapatos de gamuza (marrones, no como las de Carl Perkins; el rock n' roll no debió impresionar mucho a Ford) y un bonito pañuelo al cuello. No se tienen noticias de que mordiese también el pañuelo.
Mucho después de ese encuentro, cuando a Kurosawa le faltaban apenas unos meses para perder la fe en todo y pensar en abandonar este mundo, hecho que hubiese acaecido dos años antes de la partida del maestro y que nos hubiese privado de su triunfal vuelta con la maravillosa siberiada "Dersu Uzala" en 1975 - que bien pudo haber sido un gran Ford en esa década por cierto - rueda su muy tardío primer film en color y el último de bajo presupuesto de su carrera, por la que no apostó nadie más hasta la llegada de Milius y Coppola para rescatarlo diez años después.
"Dodes'ka-den", que fue un fracaso de público y crítica, ha quedado abandonada entre los dos últimos periodos de su obra y como mucho se ha establecido como el "necesario" eslabón experimental y expansivo que une la algo falta de ritmo, repetitiva y parsimoniosa "Akahige" - no obstante, ceremonialmente recibida y considerada por el propio Kurosawa como un punto de llegada - con esa esplendorosa aventura rusa que inaugura su triunfal etapa final.
Lo cierto es que la prolongada ausencia de las carteleras por primera vez de ninguna obra suya en casi un lustro, de 1965 a 1970, y el gran recuerdo dejado por el film precedente a "Akahige", "Tengoku to jingoku" invitaron a pensar que Kurosawa tomaba aire, se pensaba el próximo golpe y quizá preparaba algo así como su obra definitiva.
Esas circunstancias personales complicadas a las que aludía y diversos problemas frustraron los grandes proyectos en que estuvo trabajando ("Tora! Tora! Tora!", que finalizó Fleischer y otro que retomó Konchalovsky en los 80, "Runaway train") y cristalizaron en cambio en un laborioso, fatigoso financieramente hablando y mútliple film que aglutina un torrente de ideas y sueños cosidos en uno de los más hermosos entelados posibles.
Así, esperando ver coloristas ornamentos elaborados para decorar realistas y sucios muros quizá es como mejor puede cualquiera prepararse para descubrir o rememorar esta película infinita que apenas encuentra eco en su obra anterior - quizá sí en personajes o situaciones de las tempranas "Nora inu" o "Yoidore tenshi", mucho menos estructural y emocionalmente hablando - y sí en cambio se verá reflejada en alguna de las últimas que hizo al final de su vida.
Si de cada cinco films con los grandes asuntos descritos hay un gran Kurosawa, casi de cada acercamiento a los "pequeños" contratiempos y las vivencias cotidianas de sus más llanos compatriotas, sale un film extraordinario. Sin ellos, mucho menos nos importaría a algunos su carrera.
La emoción que desprende el film desde que el inarredrable Rokuchan pone en marcha por primera vez su imaginario tranvía, donde casi puede oirse la voz de Kurosawa, con un travelling hacia delante como contraplano - uno de los grandes momentos del cine -, es tan duradera como difícilmente verbalizable.
Semejante halago - falseado o simplemente embellecido, ya que la frase textual al parecer fue "You really like rain" - es un buen argumento para defender que el joven director japonés adoptara incluso los hábitos de vestimenta del maestro, que nunca estuvo muy pendiente de la moda, todo sea dicho. Poco después le tomaron una foto a Akira donde efectivamente usa gorra, gafas oscuras, calza unos zapatos de gamuza (marrones, no como las de Carl Perkins; el rock n' roll no debió impresionar mucho a Ford) y un bonito pañuelo al cuello. No se tienen noticias de que mordiese también el pañuelo.
Mucho después de ese encuentro, cuando a Kurosawa le faltaban apenas unos meses para perder la fe en todo y pensar en abandonar este mundo, hecho que hubiese acaecido dos años antes de la partida del maestro y que nos hubiese privado de su triunfal vuelta con la maravillosa siberiada "Dersu Uzala" en 1975 - que bien pudo haber sido un gran Ford en esa década por cierto - rueda su muy tardío primer film en color y el último de bajo presupuesto de su carrera, por la que no apostó nadie más hasta la llegada de Milius y Coppola para rescatarlo diez años después.
"Dodes'ka-den", que fue un fracaso de público y crítica, ha quedado abandonada entre los dos últimos periodos de su obra y como mucho se ha establecido como el "necesario" eslabón experimental y expansivo que une la algo falta de ritmo, repetitiva y parsimoniosa "Akahige" - no obstante, ceremonialmente recibida y considerada por el propio Kurosawa como un punto de llegada - con esa esplendorosa aventura rusa que inaugura su triunfal etapa final.
Lo cierto es que la prolongada ausencia de las carteleras por primera vez de ninguna obra suya en casi un lustro, de 1965 a 1970, y el gran recuerdo dejado por el film precedente a "Akahige", "Tengoku to jingoku" invitaron a pensar que Kurosawa tomaba aire, se pensaba el próximo golpe y quizá preparaba algo así como su obra definitiva.
Esas circunstancias personales complicadas a las que aludía y diversos problemas frustraron los grandes proyectos en que estuvo trabajando ("Tora! Tora! Tora!", que finalizó Fleischer y otro que retomó Konchalovsky en los 80, "Runaway train") y cristalizaron en cambio en un laborioso, fatigoso financieramente hablando y mútliple film que aglutina un torrente de ideas y sueños cosidos en uno de los más hermosos entelados posibles.
Así, esperando ver coloristas ornamentos elaborados para decorar realistas y sucios muros quizá es como mejor puede cualquiera prepararse para descubrir o rememorar esta película infinita que apenas encuentra eco en su obra anterior - quizá sí en personajes o situaciones de las tempranas "Nora inu" o "Yoidore tenshi", mucho menos estructural y emocionalmente hablando - y sí en cambio se verá reflejada en alguna de las últimas que hizo al final de su vida.
A medio camino entre una invitación a contemplar lo visto y oído - pero a lo que cuesta acercarse: nadie quiere tener nada que ver con el desamparo y la miseria - y una indagación sobre lo oculto o en lo que nunca se reparó - la belleza, la humanidad entre una montaña de basura -, transcurren las imágenes de "Dodes'ka-den", que complementa por oposición pura a esa tensa y acaudalada "Tengoku...", que como se recordará, ya anunciaba el nacimiento de su antagonista con aquella nota de color surgiendo de los laberínticos extrarradios en los que tenía lugar la resolución de su misterio aunque "oficialmente" la culpa la tuviera Langlois, que le mostró la tintada escena del baile de "Ivan Groznyy" de Eisenstein.
Relajada y pobre, sí, pero exultante.
Imagino que lo más inmediato es asimilar "Dodes'ka-den" a sus impulsores (Ichikawa y Kinoshita) o a su tiempo, a algún Fellini de otrora gran fama ("Giulietta degli spiriti" especialmente), a un muy marginal Ettore Scola ("Brutti, sporchi e cattivi"), probablemente a algún Satyajit Ray al que tanto admiraba Kurosawa, a varios próximos Lino Brocka o hasta a los últimos coletazos del musical, que es lo que en gran medida es pese a la ausencia de canciones o números coreografiados; incluso puede ser pertinente ligarlo al Renoir de la última etapa y, por qué no, al postrero Guiguet de casi treinta años después.
Son conexiones de todas formas un poco a posteriori porque las raíces, el tronco y parte de las ramas de este coral film vienen de mucho antes que se inventara el cine, del medievo, en la frontera de los siglos XIV y XV y deben mucho a la visión que del arte y la vida tuvo el dramaturgo Zeami Motokiyo, del que siempre fue entusiasta Kurosawa y con el que finalmente se decidió a "dialogar" sotto voce, sin proclamarlo, en una relación de inspiración y readaptación - más que actualización, pues poco se moderniza - pareja a la que ha desarrollado Straub con Pavese o la que tuvo obsesionado a Welles con Shakespeare.
Por todo ello, la maquinaria de la malhablada y mugrienta "Dodes'ka-den" poco se alimenta de algunos temas que habitual y recientemente rondaban y casi copaban su cine: el poder, la venganza, la guerra, la corrupción, el honor, etc., retornando a la senda de su obra en los años 40, recuperada en "Ikiru" e interrumpida desde entonces, de forma más violenta y negra (casi siempre por culpa de las palabras, que son dardos, tan agudos a veces como las de los más afilados Mizoguchi) de lo que nunca fue, no importa cuántas grandes tragedias hubiese recorrido desde entonces. Si de cada cinco films con los grandes asuntos descritos hay un gran Kurosawa, casi de cada acercamiento a los "pequeños" contratiempos y las vivencias cotidianas de sus más llanos compatriotas, sale un film extraordinario. Sin ellos, mucho menos nos importaría a algunos su carrera.
La emoción que desprende el film desde que el inarredrable Rokuchan pone en marcha por primera vez su imaginario tranvía, donde casi puede oirse la voz de Kurosawa, con un travelling hacia delante como contraplano - uno de los grandes momentos del cine -, es tan duradera como difícilmente verbalizable.
34 comentarios:
Sin duda, la más extraña y "vanguardista" película de Kurosawa. Aunque prefiero varias otras - Dersu Uzala(75), Hakuchi(51), Ikiru(52), Tengoku to jigoku(63), Waga seishun hi kui nashi(46), Warui yatsu hodo yoku nemeru(60) - es una de las que hacen de él (y no hay que olvidarlo, hasta si preferimos otros cineastas japoneses) uno de los grandes. Quizá no por sus películas más reputadas, ni las más "típicas"
Sí, yo incluiría ahí a "Ran". Tengo poco apego por "Yôjimbô", "Ikimono no kiriku", "Shichinin no samurai", "Kumonosu-jô" o la fundacional "Rashomon", que me parece son casi las más aplaudidas. Todas tienen cosas buenas y de todas me desentiendo bastante conforme avanzan.
"Tsubaki Sanjûrô" y alguna de las tempranas me gustaría volver a verlas.
Soy muy fan de "Los canallas duermen en paz", quizá no sea mi favorita del todo, pero parece claro que ha sido una de sus películas menos reconocidas, y es soberbia. Es curioso que sí se valore El infierno del odio, con absoluta justicia, y en cambio esa otra suela pasar desapercibida. Siempre las he visto casi como peliculas hermanas.
Un saludo Jesús, muy buen texto.
Magnífica.
¿Alguien ha contado cuántas obras maestras hay en 1960?
Es una de los cinco mejores cosechas de la historia.
Por curiosidad, ¿cuáles son las otras cuatro mejores cosechas?
Kumonosu-jô cuenta con una escena que, seguramente, se incluiría en un resumen de un minuto de la historia del cine, me parece impresionante. Por cierto, ¿es el mejor "MacBeth"?
Enhorabuena por el blog. (Aunque muy a remolque Le triomphe de Michel Strogoff, muy buena). Saludos
Fernando C.
PS: Jesús, ¿para cuándo tu lista de 50 o 100 westerns preferidos?
Pues supongo que andarían todas cerca: 59, 58, 54, 56, 57, 62, 47, 48, quizá el 32 o el 28, recientes 2001 y 2002 tampoco están aguadas precisamente...
Lo del film de Tourjansky no lo entiendo.
100 westerns favoritos si no quiero que haya mucho desnivel me obligarían a repetir director y esos listados se me dan mal; se comerían todo el espacio entre apenas 10.
Se me ocurren así rápidamente y seguro que me dejaré alguno importante por el camino: THEY DIED WITH THEIR BOOTS ON (Walsh), YELLOW SKY (Wellman), RED RIVER (Hawks), THE MAN WHO SHOT LIBERTY VALANCE (Ford), RUN FOR COVER (Ray), THE TALL T (Boetticher), RUN OF THE ARROW (Fuller), DAY OF THE OUTLAW (De Toth), WINCHESTER 73 (Mann), TENNESSEE´S PARTNER (Dwan), THESE THOUSAND HILLS (Fleischer), FROM HELL TO TEXAS (Hathaway), MAJOR DUNDEE (Peckinpah), MAN WITHOUT A STAR (Vidor), CANYON PASSAGE (Tourneur), THE PLAINSMAN (DeMille), THE WIND (Sjöström), THE OUTCASTS OF POKER FLAT (Newman), THE WONDERFUL COUNTRY (Parrish), THE HANGING TREE (Daves), NO NAME ON THE BULLET (Arnold), THE BRAVADOS (King), THE NAKED DAWN (Ulmer), GUNMAN´S WALK (Karlson), THE GUN HAWK (Ludwig), RIVER OF NO RETURN (Preminger), THE LAST SUNSET (Aldrich), RIO CONCHOS (Douglas), THE LAW AND JAKE WADE (Sturges), HELLER IN PINK TIGHTS (Cukor), COPPER CANYON (Farrow), ANGEL AND THE BADMAN (Grant), THE PROUD ONES (Webb), BLACK BART (Sherman), APACHE DRUMS (Fregonese), THE HALLIDAY BRAND (Lewis), FOUR FACES WEST (Green), RANCHO NOTORIOUS (Lang), TELL THEM WILLIE BOY IS HERE (Polonsky), PALE RIDER (Eastwood), FLAMING STAR (Siegel), THE MISFITS (Huston), PO ZAKONU (Kuleshov), THE BIG TREES (Feist), LONELY ARE THE BRAVE (Miller), C’ERA UNA VOLTA IL WEST (Leone), THE STALKING MOON (Mulligan), PAINT YOUR WAGON (Logan), THE WESTERNER (Wyler), MCCABE & MRS. MILLER (Altman), DALLAS (Heisler), DAKOTA INCIDENT (Foster), THE MOONLIGHTER (Rowland), LA RESA DEI CONTI (Sollima)…
Es una película increíble, bravo por dedicarle este artículo.
Como me temía se me pasaron algunos y no menores precisamente tipo Cimino ("Heaven´s gate" y en cierto modo también "The sunchaser"), Brooks ("The last hunt"), Fenton o Curtiz y otros valiosos como Werker, Marin, Keller, Kennedy, Mankiewicz, etc.
De Heisler debí elegir "The burning hills" ahora que lo pienso.
Y no están Griffith, Keaton, Chaplin o Ince no por olvido.
¡No has puesto ningún western de John Ford, Jesús!
Corrijo, has puesto uno.
Hola Jesús, me gustaría preguntarte (a ti y a todos los que nos leen) qué te parece "The Big Cat", de Karlson, para mí una magnífica película que anticipa en varios aspectos a "Track of the Cat" y que me gustaría volver a ver en mejores condiciones (la vi en un pase televisivo doblada y con cortes publicitarios constantes).
Saludos.
Sí, segruo que no las olvidaste, pero me extrañaba mucho que no hubieras incluido THE BATTLE AT ELDERBUSH GULCH o THE MASSACRE de Griffith, dos piezas maestras siempre olvidadas cuando se habla del western, cuando en realidad siguen hoy en día igual de palpitantes. O que hayas preferido la maravillosa THE WIND frente a la no menos maravillosa BERG-EJVIND OCH HANS HUSTRU. Seastrom ganó a Sjöström. Y luego están las certeras y tiernas parodias de Keaton...
Y coincidimos en nuestro western favorito, sólo que en mi caso el primer puesto lo ocupan compartido Walsh y THE SEARCHERS. En el segundo puesto está LIBERTY.
Por cierto, mis problemas de sueño me han hecho ver de nuevo hoy de muy madrugada una fascinante y modelicamente equilibrada obra maestra de Stiller, GUNNAR HEDES SAGA, cuya impresionante secuencia del traslado de renos por la nieve y posterior estampida podría estar en una buena antología de western. Y pensar que Stiller murió con sólo 45 años.
Muchas gracias Jesús. Tengo deberes porque no he visto bastantes. Siento que no incluyas My darling Clementine (la preferida de Méndez Leite), por no entrar a hablar de la eterna discustida "The Searchers". Saludos
Fernando C.
No conozco ese film de Karlson, Carlos.
Mario, dije que no olvidé porque o bien no me parece ninguno tan bueno como los citados o están en otro registro de cine histórico, bélico o simplemente drama rural o campestre. Intenté acotar, a pesar de saber lo discutible del asunto y "contradecirme" con "The misfits" o, si los hubiese puesto, "The lusty men" o "Junior Bonner". "Civilization", "The birth of a nation", "The gold rush"... no creo que sean westerns, como tampoco me lo parecen varios de Henry King, Tod Browning, Borzage, ni lo es "Ruggles of Red Gap" u otros.
Puse "The wind" por ser un film americano y en América, pero me gusta más "Berg-Ejvind..." y creo haberlo dicho alguna vez, pero por las mismas razones o parecidas, tampoco creo que sea un western.
Por ese criterio, podría haber puesto "Orgullo", "Uomini e lupi", "Pampa bárbara", cosas de Emilio Fernández, etc.
La de Kuleshov, aún interpretada por actores rusos, se desarrolla en Canadá y se "camufla" casi perfectamente.
Es un tema que da para muchas interpretaciones.
"My darling Clementine" no es de mis Ford favoritos, aún pareciéndome una obra maestra.
"The searchers" es mi segunda favorita e intercambiable con "the man who shot..." prácticamente.
Ah, el orden es mental, no pensado ni corregido, pero las primeras obviamente surgen antes por algo.
¡Fantástico! Este enriquecedor repaso de oestes B que nos hemos marcado a cuenta de George Sherman debería tener una continuidad. Propongo cine negro. Y sospecho que saldrían muchos directores de los ya citados.
Felicidades y gracias a todos los que hacéis este blog.
Gran película Dodeskaden, con ese punto arcaizante, o antimoderno, pero sin aspavientos ni arrogancias, que tiene.
Desconocía la pasión de Kurosawa por Zeami, el (considerado) padre del teatro Nô; diría que, donde más se nota es en, curiosamente, Ran.
Hola, Jesús. Releo tu comentario sobre “Dodes’ka-den” (y el que le dedicó Lourcelles en su diccionario) tras volver a ver la película y, aunque lo que decís es justo y revelador, pienso que os falta por señalar la que considero (debo ser el único: he leído otras críticas y nadie hace la menor referencia) su grave limitación formal. Sí, formalmente me parece una película descuidada.
Sé que lo que digo puede resultar paradójico puesto que “Dodes’ka-den” siempre ha sido celebrada, con toda justicia, por su audaz uso del color que abarca tanto a la luz como a los decorados como a alguno de los personajes (el padre y el hijo moribundos). Pero si las imágenes son deslumbrantes, los planos son, por el contrario, de una pobreza lastimosa. Da la impresión de que la cámara se ha colocado en un punto como podría haberse hecho unos metros a un lado o a otro o adelante o atrás. El plano en sí (hablo en general) no está compuesto: el operador se centra en el personaje principal y se olvida del resto; la belleza, precisión y expresividad de la composición de cada plano tan propia del cine clásico (y que el mismo Kurosawa, sin hacerlo de forma genial, dominaba en su obra anterior) ha desaparecido. Ello se debe en gran parte a que buen número de las escenas se ha rodado con varias cámaras, limitándose los operadores a seguir a los actores.
Y en cuanto a la narración, me resulta tosco el engarce entre los episodios que protagonizan los distintos personajes. La unión entre una escena y otra es abrupta ya que parece que no se ha decidido cómo iban a sucederse. Da la impresión de que se hubieran montado las escenas y luego se hubieran puesto una tras otra, sin tener en cuenta el momento del paso de una a otra. Y, por supuesto, menos aún se ha tenido en cuenta el cuidado del último plano de una escena y el primero de la siguiente para que encajen de forma precisa.
Rodrigo Dueñas
Rompe con su pasado, eso es evidente. Parece que ya no le va interesar más contar una historia de una forma clásica y se desmentirá al poco en "Dersu Uzala". Es importante tener en cuenta que rueda contrarreloj, con poco dinero, con ansiedad por la larga espera y considera el film como un film de todos los que ayudaron a que naciera: técnicos, otros cineastas, el productor que tuvo la paciencia necesaria, etc.
Quizá por eso su huella se ve sobre todo en los aspectos de finalización: color, montaje y banda sonora y menos en la típica perfección obsesiva de encuadres que esta vez debe sacrificar. Delega y eso se nota. La belleza se escapa por los bordes de encuadres, que a veces no captan lo más "jugoso", resultado de concebir concienzudamente el marco y tratar de aprehender con libertad de mirada las escenas, que a mí me parece un concepto hermoso en manos de creadores de esta capacidad, claro.
Si se llama vanguardista al film hay que tener presente que lo es por accidente.
Jesús, es hermosa la forma en que expresas tu concepción de la última etapa de Kurosawa: la belleza surgiendo del deseo de ruptura y de la libertad de la mirada.
Yo en cambio creo que el descuido formal es o por dejadez o por querer de manera forzada cambiar de estilo (si fue así me temo que por afán de parecer más moderno) o por creer que basta con preparar las fases anteriores al rodaje (una buena e importante historia o argumento –más que un guión-, una holgada y eficaz producción) para obtener una buena película, cuando lo decisivo es la puesta en escena (que incluye, además de lo dicho ya antes, la dirección de actores).
No consigo comprender por qué por esa época (aunque ya antes lo había hecho en “Yojimbo” –y por el contrario, como señalas, poco después volviera excepcionalmente al clasicismo con “Dersu Uzala”-) desdeñó la elaboración de los planos: desde luego no fue por falta de medios (lo que tampoco hubiera sido excusa) porque “Dodes’ ka-den” no es, en absoluto, una película de bajo presupuesto. Y ese desaliño formal abarca tanto las grandes producciones épicas (“Kagemusha” y “Ran”) como las más “pequeñas”, las más íntimas y humanas (las dos últimas).
Rodrigo Dueñas
Bajo presupuesto comparado con el que manejó en esos años perdidos en el proyecto de Pearl Harbor, reducido número de días de rodaje... unas estrecheces que le eran desconocidas desde hacía casi veinte años.
Y no sé hasta qué punto quiso ser un "moderno" o, como Hitchcock, cayó en la cuenta por esos años que los modos de producción habían cambiado por completo y probó a ver cómo se apañaba a otra velocidad, dejando sus bien ganadas comodidades y sus apoyos habituales a un lado.
Rodrigo, yo no veo ese descuido ni desaliño por parte alguna. Si acaso esa aparente indiferencia a lo perfecto que se detecta en muchas obras finales de viejos cineastas - Ford en "Two Rode Together", "The Man Who Shot...", "Donovan's Reef", "7 Women", Hitchcock desde "Marnie" a "Family Plot", Lang en el último "Mabuse", Chaplin en "A King in New York" y "A Countess from Hong Kong", Renoir -, esa aparente "facilidad" que es ir sólo a lo esencial y prescindir de lo no imprescindible. Lo que no hay es afán de crear bellos planos y encuadrarlos a la perfección - un reproche que a veces le haría a alguna de sus obras más celebradas -, como si andarse con exuisiteces para filmar a gente miserable y desdichada, en esos lugares, fuera un esteticismo casi obsceno. No es un documental fingido, ni siquiera se presenta como realista o verosimilista, y en eso creo que es una película realmente muy moderna, como "Les Carabiniers", por ejemplo.
Miguel, me parece excesiva la comparación con las últimas obras de Ford o de Hitchcock. En ellas, como bien dices, se va a lo esencial y no hay tiempo para momentos (o planos o escenas) deslumbrantes. Pero es que cuando veo “7 Women” o “Topaz” en ningún momento caigo en la cuenta que no existen dichos momentos (tan habituales en sus obras más celebradas) porque lo que estoy viendo me resulta claro y justo. Puede que sean planos de una belleza discreta, nada llamativa (tal como lo fueron siempre los de Buñuel o de Rossellini) pero son planos, en cualquier caso y sin lugar a dudas, bellos porque han sido pensados, trabajados; son planos que han sido decididos (y no han sido delegados). Viendo estas películas nada me chirría a nivel formal, al contrario de lo que me pasa con “Dodes’ ka-den” y con las películas finales de Kurosawa.
En cuanto a que la película (que describe una realidad sórdida, que a nadie nos apetece conocer) no es realista ni busca la verosimilitud, tienes toda la razón. Por ello (y por otras cualidades que habéis muy bien señalado) es una obra que, aunque su aspecto formal me distancie, también a mí me parece válida.
Rodrigo Dueñas
Y tanto, y tanto. Cómo roncan incluso, aquí en una España desangrada...
Muy acertado el artículo. A mí también me gustan más las películas desconocidas de Kurosawa que las más afamadas.
Saludos
Marcos
Sí hay planos deslumbrantes en Topaz y 7 Women: la muerte de Juanita de Cordoba desde la planificación irreal (que acaba en un plano cenital que rima con la explicación inicial en la fábrica de cómo se fabrican las flores artificiales), la última secuencia del film de Ford con el suicidio de la Dra Cartwright, pocas secuencias resultan tan hermosas estética y éticamente como la que cierra la obra de Ford.
Por lo demás comparto con Rodrigo sus dudas (relativas) hacia esta notable película pero no entiendo a Rodrigo cuando habla de desaliño formal en otras obras como Ran, la mejor de Kurosawa en mi opinión junto a sus dos policiacos de los 60 y a Ikiru, aunque a ésta no le falten admiradores. Como curiosidad Susan Sontag cuando votó sus 10 favoritas en un libro de John Kobal votó El infierno del odio lo que me sorprendió porque este duro policiaco no me cuadra con la formalista (y a menudo elitista) intelectual norteamericana.
Bueno, Rodrigo: Kurosawa era más "joven", n tanto por edad sino por empezar a hacer cine en los 40, no en llos 10 ó 20. Pero creo que la actitud es la misma. Y yo no veo esa "delegación" de la que hablas (como no la hay en "Le Testament du Dr. Cordelier", igualmente rodada con varias cámaras), y sí en "Los siete samurais" (o en "Bonnie & Clyde"). Veo claro que Kurosawa montaba sus películas, y elegía cada toma de cada cámara. Posiblemente con menos precisión que - a la fuerza -cuando se rueda con una (y se cuida el encuadre). Pero esos "desaliños" suelen ser tan aparentes (y engañosos) como la "espontaneidad" o la "improvisación" en otras películas (por ejemplo, las de Rohmer, o las de Renoir, o las de Rossellini). El "deshilachamiento" espacial de "Dodes'ka-den" es paralelo al narrativo y al vital de los personajes. Y "Ran" o "Kagemusha" las encuentro, la verdad, al borde del preciosismo.
No he visto la película de la que hablas aunque ya he escuchado de ella, me parece muy atrayente a pesar de que no parece ser redonda o de las mejores de Kurosawa, si bien se intuye que es interesante a pesar de sus fallas y tu escrito la resalta como una opción a tener presente. De Kurosawa me gusta una cinta muy popular Yojimbo, me parece que es perfecta sin muchas dificultades de por medio, un juego constante más bien, se entiende por qué Leone la copió, creo que maneja bien la tensión hasta que lo forzoso se quiebra y en el límite luego llega la gloria casi imposible. Y esa es la virtud que vislumbro en el japonés, la emotividad, con sus reflejos en la condición humana es más clara aún su ideología, incluso no teme exagerar. Me parece que tengo mucho por ver pero me atrae su cine, y agrego que no me gusta tanto su devoción por occidente, le quita personalidad pero habría que estudiar de donde proviene tanta reverencia, sería interesante para estudiar su cine además indirectamente. Me ha gustado lo escrito. Abrazos.
Y como no puede faltar, te deseo que tengas una feliz navidad y lo mismo para quienes te acompañan con comentarios o dentro de tu familia. Abrazos.
PD: Veo que eres de listas, aprovechando los amplios conocimientos que tienes de cine, hubiera sido interesante saber las buenas películas dedicadas a la navidad. Esos clásicos memorables.
Me uno a la última petición
y una vez revisada Run of the arrow de Fuller (que me ha subido aunque sigo prefiriendo Fourty guns), la pregunta es ¿¿Por qué Yuma como título??
Feliz Navidad
Fernando C.
Muy buena la propuesta de Mario. Tengo ganas de ver qué títulos nos descubres.
Lo que son las cosas: hace justo diez minutos he terminado de leer "Canción de Navidad" (A Christmas Carol") de Dickens (cuya historia, como todos, conocía a través de numerosas adaptaciones) y que es emocionantísima como pocas obras (como las grandes de Ford, o de Chaplin). Es sublime de verdad.
Felices Navidades a todos.
Rodrigo Dueñas
No descubro nada reivindicando una de las películas más conocidas, pero al mismo tiempo más menospreciadas y malinterpretadas (empezando por su título en español), de Capra: IT'S A WONDERFUL LIFE. Pero, con los tiempos tan convulsos y llenos de inseguridad que corren, habría que ver cada poco tiempo la que considero la gran obra maestra de Lubitsch: THE SHOP AROUND THE CORNER.
Felices fiestas para todos. Para mí serán distintas este año.
En películas navideñas o con esas fechas de fondo (in extremis o muy parcialmente) abunda lo lacrimógeno-hipócrita y son pocas las obras valiosas que yo recuerde.
Mario nombra dos de las mejores americanas y no son muchas más ("The bells of St. Mary's", algún Borzage, Leisen, Ludwig, Siodmak, Wilder, etc.).
Este año que termina ví una poco conocida y realmente buena, "Christmas in Connecticut" del muy subvalorado Peter Godfrey, del que nadie debería dejar de ver al menos dos de sus films más inquietantes y especiales, "The woman in white" y sobre todo la excelente "Cry wolf", perfectas para una sobremesa.
Y quizá el film próximo del que si me sale algo legible voy a publicar un comentario, el mejor americano que he visto durante 2011, demuestre que el cine de ese país fue también el mas veraz y hasta realista cuando lidiaba con algunos de los soniquetes desgastados y "de un sólo uso" que lo inundan todo de aquí a dos semanas: la familia, el amor, el futuro, la confianza, los propósitos de enmienda.
Hola Miguel, me llamo Heitor y soy de Brasil.
Disculpa por mi pésimo español.
Estoy preparando un video sobre Kurosawa para mi canal de YouTube y traduje tu texto sobre *Dersu Uzala* para comentarlo en el video (con mucho trabajo, calma y atención, ya que no manejo bien el español). Creo que hay excelentes ideas sobre el cine de Kurosawa en ese texto.
Sin embargo, comparando ese texto del 77 con tus comentarios aquí en el blog, ¡noté que tu opinión ha cambiado bastante! Jajaja
Quisiera saber qué ha cambiado y qué te gusta del cine de Kurosawa. Recuerdo la frase de Buñuel, diciendo que Kurosawa es superficial pero un maestro del espectáculo.
Volviendo a ver sus películas, sentí eso; que todo parece estar en juego en la narrativa a través de sus planos desequilibrados, que siempre parecen inclinarse hacia un lado, hacia atrás o hacia adelante. Aunque no siempre sea tan profundo como algunos dicen.
Y ya que viene al caso, ¿tienes buenas lecturas sobre Kurosawa que me puedas recomendar?
Un abrazo.
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