miércoles, 9 de mayo de 2012

ACCIONES DE GRACIAS

La vida de Neil Young había sido dura desde 1971. 
En el momento en que es llamado como invitado para participar en el concierto de despedida de sus compatriotas canadienses The Band, casi no se sostenía de pie.
La muerte del primer guitarrista de sus Crazy Horse, Danny Whitten, por sobredosis en el 72, de la que se sentía bastante culpable (por no darle importancia a sus problemas o creer que eran como los de los demás), el nacimiento de su primer hijo, Zeke, dos meses antes, con parálisis cerebral, algunas compañías poco recomendables y especialmente la del dulce y ardiente José Cuervo y el creciente espanto de su sello discográfico por el tono que tomaba lo que estaba grabando últimamente, que se alejaba cada vez más de los éxitos de hacía pocos años, le habían dejado en un estado en el que fácilmente cualquier pequeño movimiento hubiese acabado con su carrera.
En esos días de finales de noviembre de 1976 faltaban pocos meses para que la revolución punk estallara a orillas del Támesis y Neil recuperara un inesperado sentido (que no un marco ni un torrente donde dejarse ir; un sentido que no tendrá continuidad hasta la publicación de "Re-ac-tor" en 1981, con la "nueva ola" agonizante en la playa) para su música, porque tras el chasco de "Time fades away", ni la reunión de su banda ya con Frank Sampredro como nuevo guitarrista, ni el muy falso optimismo que desprendía "On the beach" ni siquiera el apoyo del propio Rick Danko (Reprise archivó sirviéndose de su comentario, convirtiéndolo en consejo, las sesiones de grabación de "Homegrown", una colección de canciones acústicas hundidas en la más absoluta oscuridad) parecían poder revertir la espiral en que venía envuelto desde hacía años.
Nada heroico ni épico ni muy significativo tiene todo esto e imagino que es estrictamente superfluo conocerlo para muchos.
Es simplemente la muy manida historia de un hombre con tanto talento y éxito como problemas, entregado a vicios, con más posibilidades de despeñarse que de reconducirse.
Pero desde luego puede ayudar a desentrañar un momento de cine sublime.
Cualquiera que haya seguido más o menos de cerca tanto el rock como el cine de los 70, sabe que una de las anécdotas más comentadas acerca de la película "The Last Waltz" es el hecho de que se adivina un resto de cocaína en la nariz de Young cuando canta junto a The Band el tema "Helpless".
Un detalle minúsculo, aunque llamativo, que ha acabado fagocitando y ensombreciendo esa filmación de "Helpless", que me parece precisamente no sólo la cumbre de Martin Scorsese, sino la más desgarradora y veraz captación que el cine nunca ha conseguido de un músico real ejecutando en directo una de sus canciones.
No porque se trate de una gloriosa resurrección sino porque consigue aprehender la más desnuda verdad.
En apenas cinco minutos y medio, Scorsese registra, sin mover la cámara un palmo, sin que parezca que haya público o no sea importante cuánto ni cómo disfrute, a escasos metros de los músicos, sin adornos ni arabescos que valgan, a un músico, lúcido en medio de su caos vital por mor de una circunstancia especial, que es, muy resumido y sublimado, tanto como todo lo que alguna vez fue el rock and roll.
Ahí está, sin trucajes ni forzados alardes, la camaradería (Neil entrando agradeciendo humildemente la "oportunidad" de estar allí a Robbie Robertson, que no da crédito a semejante confesión; la discreta silueta de Joni Mitchell haciendo coros; las sonrisas de Levon Helm y Danko comprobando lo entusiasmado que está Neil...), el feeling (el estremecimiento de Neil cuando empieza a recordar esa ciudad del norte de Ontario donde su mente suele llevarle, a la que ama tanto como quizá odia; Rick y Robbie mirando instintivamente al techo del local cuando Neil habla de la esa luna amarilla que brilla en la noche; su despedida un poco cortante y absurda, lógica en alguien que perdía el norte cuando la música se apagaba...), la brutal sinceridad, la improvisación y el tanteo... nadie había más helpless que Neil Young aquella noche de noviembre sobre la faz de la Tierra.
Es en esta película donde nace y también donde perece el Scorsese más dotado, no el que hábilmente utiliza canciones como el ideal acompañamiento de tantas escenas (imposible disociar tantas de Ronettes, Clapton, Jeff Beck Group... hasta Devo de "Mean streets", "Goodfellas" o "Casino") o se aprovecha y guía de una portentosa BSO ("Taxi driver", que le debe demasiado en mi opinión a la subyugante balada creada por Bernard Herrman), sino el Scorsese que filma(ba) como pocos o como nadie la música.
No sólo esa electrizante "Helpless", cualquiera de esas canciones modélicamente escenificadas de la banda o sus amigos (una lección constante de ángulos de cámara, conocimiento de las estrofas, carácter y relación de los invitados con la banda...) incluso el hermoso plano desde un coche por las calles de San Francisco que "encuentra" la cola de espectadores esperando para entrar al Winterland Ballroom o hasta la enlatada (en estudio, sin público, patentemente retocada) "The weight", la canción buñueliana por excelencia (cosa que Scorsese no debió advertir o no quiso utilizar), que corta la respiración por un extraordinario travelling lateral de acercamiento a Levon Helm en el primer estribillo.
Pero el rostro de Robbie Robertson al comienzo del film, relajado, enérgico, es una contradicción en sí mismo.
Ni quince años de existencia en una era donde los grupos asentados podían vivir más sin grandes dificultades, un estatus indiscutible en el negocio, una amistad desde finales de los 60 consolidada en alianza nada menos que con Bob Dylan, un panorama aún estable para su abanico musical (por mucho que no incorporara las novedades que traía la música negra), pocas tensiones internas... ¿una banda despidiéndose tan joven? ¿por qué?
El paralelismo que Scorsese parece hacer entre ese final inesperado (justificado forzadamente al comienzo del film, sin gran convicción delante de las cámaras porque debía ser lo primero que cualquier fan se preguntaría) de una banda mítica (pero no tan famosa, muy "local", nada espectacular, un crisol de una parte importante de la música americana desde Charley Patton) y el supuesto final de una forma de entender el rock n' roll tiene un aroma elegíaco un poco gratuito.
Desde la primera vez que se ve el film, se puede ya intuir que las pequeñas entrevistas e insertos entre canciones tienen un aire a veces tenso, otras artificioso, las más de las veces parecen innecesarios.
Todo el escrupuloso respeto y la sobriedad de la parte musical, fulgurantemente plasmada en celuloide con calidez y esmero, se interrumpe con estos interludios, en los que Scorsese parece mucho más consciente de ser cineasta y de "intervenir" en el material que cuando culmina todo el trabajo de disponer luces, micrófonos y todo lo necesario para grabar las canciones, donde se muestra como un privilegiado fan. Toda una declaración de su naturaleza como realizador.
No hace falta conocer mucho de los entresijos del rodaje para advertir que cualquier encuadre (y especialmente reencuadre) al rostro de Robbie Robertson "delata" a Scorsese.
Ni el ya consagrado fuera de la banda Rick Danko, ni el equívoco hippie Richard Manuel ni el líder en la sombra Levon Helm, ni el tranquilo Garth Hudson toleraban que Scorsese, por razones "personales" en las que será mejor no entrar, siempre preguntara y presentara a Robertson como el portavoz del grupo, el que quizá había decidido dar por terminada la aventura de la banda.
Estaba Scorsese practicando, quizá sin ser muy consciente de ello, un ejercicio discutible: filmar la despedida de un grupo que él mismo había estado contribuyendo a propiciar en toda la génesis del film.
Enaltecido por ese joven y entregado cadáver, Scorsese lo vampiriza en "The Last Waltz" tanto como Wenders lo hace con el viejo y aún resistente de Nicholas Ray en "Lightning over water". Lo que una tiene de celebración y la otra de réquiem enmascara una misma voluntad de servirse, un tanto impunemente, de la grandeza exhalada por los protagonistas.
Nada tiene de extraño que la película que ya tomaba forma en su cabeza - aunque se estrenara antes que "The Last Waltz" -, "New York, New York" sea una reconstrucción porque esa será su aspiración recurrente desde entonces, evitando estadíos intermedios.

50 comentarios:

Anónimo dijo...

Pffffffffffffffffffffffffffffff

Jesús Cortés dijo...

Gracias, lo tomaré como un cumplido si no te importa.

Anónimo dijo...

Marty tuvo una década prodigiosa entre principios de los setenta y mediados de los ochenta. Comprende cuatro o cinco buenas películas. Después (será por toda la droga que se metió) parece que se le reblandeció el cerebro. Desde entonces es tan superfluo como siempre (sin los guiones de Schrader nunca hubiera rodado nada reseñable) pero además perdió la chispa, que era lo que lo hizo atractivo un día. Una cosa es ser cinéfilo y otra buen cineasta. Me recuerda a un español al que prefiero no nombrar.

El caballo del malo

Anónimo dijo...

La droga (está demostrado) destruye neuronas. Drogarse es una forma lenta de suicidarse. Qué lástima que tantos talentos se hayan autodestruido así. Algunos, como Marty, sobreviven, pero no son ni la sombra de lo que fueron. De TAXI DRIVER a THE AVIATOR hay como una caída libre, en picado. Y es por efecto de la droga. Pero bueno, siempre nos quedará el Marty de los inicios, para ver en DVD.

El caballo del malo

Rodrigo Dueñas dijo...

Cierto, Neil Young pasaba una mala racha, pero, cuando aparece en la película no da muestras de ello: yo lo veo eufórico y, sí, bastante colocado (puede que con drogas en la primera canción, desde luego con alcohol en la última); quizás (pero… quien lo diría) la procesión iba por dentro. En cualquier caso, eso no disminuye su afabilidad ni su simpatía: es el único de los invitados que agradece (y además efusivamente) que le hayan llamado; al poco, deja su micrófono y se va al de los guitarristas para cantar con ellos. Nada que ver con la suficiencia (¿o lo interpreto yo mal?) de Ronnie Hawkins que luego (¿qué pasaría entre bastidores?) es desplazado a un lado al final.
Me parece una maldad decir que ésta es la mejor película de Scorsese porque como bien señalas lo mejor de ella es el concierto: justo donde Scorsese puede intervenir menos. Cierto: las entrevistas resultan forzadas, con el director cortando y haciendo repetir lo que ya han dicho dejando bien claro quien lleva la voz cantante, asistiendo como un intruso (de espaldas a nosotros, sin hacer gestos, con comentarios cortantes) a las declaraciones del grupo.
Sí, pero como dice el anterior contertulio, en los 70 y en los 80 hizo unas cuantas extraordinarias películas.

Jesús Cortés dijo...

La relación de The Band con Ronnie Hawkins es complicada. Como sabes, fue su "descubridor" o mentor muy al principio, ciando la época de los Hawks y está ahí más por obligación (hubiese sido raro no verlo para todos) que por otra cosa.
En cuanto a las mejores épocas de Scorsese, yo aprecio films suyos de todas ellas e icluso pienso que aún puede hacer algo bueno.
Lo que no comparto mucho es la sempiterna conexión Schrader con sus mejores años. Schrader me parece un guionista simplista y efectista (no digamos como realizador) y encuentro mucho más amplias y mejor construidas "Goodfellas" o "Casino" que las famosas de los 70.
De adicciones no sé mucho. Muchos de mis músicos favoritos y alguno de mis directores han vivido en una nube química o etílica, así que cualquier simplificación o generalización me parece un error. Allá cada cual con sus gustos y con lo que le tolere el cuerpo.

Anónimo dijo...

CASINO y GOODFELLAS son bastante efectistas, incluso en los movimientos de cámara. Además de moralmente dudosas. La verdad, no sé dónde ves la amplitud respecto a sus películas de los setenta y hasta los ochenta, que estaban perfectamente construidas y todavía planteaban conflictos morales con fuerza dramática (gracias a Schrader), no como CASINO o GOODFELLAS, que son de un nihilismo peor que el del Marqués de Sade. Pero bueno, si van a construir Eurovegas en Madrid, de qué nos vamos a extrañar. La decadencia moral es total, irreversible.

El caballo del malo

Jesús Cortés dijo...

En lo de los movimientos de cámara, hay que quedarse con lo que hay, es así en las buenas y en las malas.
Los conflictos morales de las de los 70 ya se los podría haber ahorrado porque me parecen mal expuestos, débiles, esquemáticos, toscos y peor resueltos.
No digo que "Casino" o "Goodfellas" sean una maravilla, quedan muy lejos de los grandes Cimino por ejemplo, pero son divertidas, tienen personajes femeninos atractivos, una variedad y casi coralidad (también de psicópatas y enfermos) que le va bien a su nerviosa forma de dirigir, una combinación de influencias un poco extraña pero que acababa casando bien y buena y adecuada música.
Cuando ha vuelto luego con Schrader puntualmente en quella de las ambulancias con N. Cage, ya predomina ese ir a toda pastilla y ese dinamismo desbocado que cuando el tema no le va o se equivoca de actores o lo que sea, le despeñan desde muy alto sin remedio.

Anónimo dijo...

Pero no me digas que la de las ambulancias (que no me gustó nada) tiene ese ritmo por culpa del guionista. No sé si Marty se habría metido algún tripi de más.

De CASINO y GOODFELLAS ya has dicho tú lo esencial, que son "divertidas" por la galería de chiflados y psicópatas que muestran. Vamos, para ver comiendo palomitas, como si ponen LA MATANZA DE TEXAS (salvando distancias).

Lo que no entiendo es por qué te parecen toscos los desarrollos de MEAN STREETS o TAXI DRIVER, que para mí son lo mejor que hizo. Si Scorsese no hubiera rodado en esa época, sería un perfecto petardo.

El caballo del malo

Jesús Cortés dijo...

Lo que digo de "Bringin' out the dead" es justo lo contrario de lo que entendiste o di a entender erróneamente.
Tobe Hooper las tiene también buenas y simpáticas, aunque no tanto esa tan famosa, que es una comedia hippie.
"Mean streets" me gusta más, es más dura y más pura, más amateur y seca, como "Boxcar Bertha".
De "Taxi driver" o "Raging bull" me gustan algunas cosas mucho y otras nada. Lo que menos es la exposición de la creciente soledad y paranoia de los protagonistas, que bebe de Bresson y de Kazan, de Brando y de Garfield, de los beboppers y de estrellas del rock, en una combinación demencial, tan maravillosamente musicalizada que parece seda.

Sergio Sánchez dijo...

Con Scorsese me pasa algo parecido a lo que comentábamos con Eastwood, no entiendo el por qué de la elección de proyectos. Schrader no es que sea una maravilla de complejidad, pero las cosas que cuenta me interesan más que el biopic de Hughes o esa última que ha hecho que me da tanta pereza pero acabaré viendo por puro fetichismo. Tampoco entiendo que hiciera un remake de una de Hong Kong, de donde saqueó bastante o que usara un guión tan pésimo en "Shutter island". Su talento como director me parece muy por encima de las circunstancias de las que se rodea. Y si algo puedo reconocerle es que como sus errores cada vez son peores las películas de la década anterior van ganando enteros, como "La edad de la inocencia".

De rock sé muy poco por tanto no puedo aportar nada sobre "The last waltz".

Jesús Cortés dijo...

Yo ceo que le beneficia la dualidad, dividir.
Cuando desdobla un personaje torturado o con tendencia a encerrarse en sí mismo en dos, como en "Casino" o "The king of comedy", suele salirse mejor. Si pretende concentrarlo todo en uno, se le presenta el problema habitual de cómo exteriorizar esas inadaptaciones y ahí suele fracasar, hace treinta años, hace no tantos con "The last temptation..." o "The age..." o hace nada con "The aviator", con Schrader o sin él.
Ser (y saberlo reflejar) al mismo tiempo intimista, contenido, taciturno, privado, sobrio, económico, solitario y hasta tímido (lo que aludía antes un poco grosso modo cuando mencionaba a Bresson, John Garfield y los grandes del be bop) y por otro lado expansivo, arrollador, seguro de sí mismo, no escuchar a nadie, no medir los actos y que explote todo si hace falta, requiere unas alforjas cinematográficas muy cuantiosas y muy "naturales", que no se aprenden en ninguna parte, esas que alegremente cargaba un Raoul Walsh o, más lleno de "tendencias" y salidas literarias y mitómanas, un Sam Fuller.

Anónimo dijo...

Ya que mencionas a ese gigante llamado Neil Young, no me resisto a preguntarte -sabiendo tu pasado "populero" y tu buen gusto musical- cuál es tu top five del autor de "Ragged Glory". Con The Band,imagino que como la mayoría de seguidores te decantas por los dos primeros álbumes y el magistral directo, comentado estupendamente por tu pluma -cinematográficamente- diseccionadora.
Alberto de Mieres

Jesús Cortés dijo...

Con Neil Young me es difícil disociar mis favoritos de aquellos primeros descubrimientos. En la misma semana me llegaron por correo el vinilo de "After the gold rush", aquellas melodías de guitarra de otro mundo que sacaba Steve Hunter en el "Rock N'Roll Animal" de Lou Reed y una de las canciones de mi vida como era y seguirá siendo "You can't put your arms around a memory" (del "So alone" de Johnny Thunders).
Por ello prefiero ese "After the gold rush", "Rust never sleeps" o "Everybody knows this is nowhere" a otros igual de buenos.
Luego, ya "en tiempo real" me pasó lo que a tantos fans de Neil con ese "Ragged glory" que mencionas y con otros anteriores que no había oído tipo "Zuma", "Comes a time", "On the beach"...
De The Band me quedo con casi todo: los cuatro primeros, el directo y el extraño "Northern lights / Southern cross".

Rodrigo Dueñas dijo...

Jesús, ya que estamos con Neil Young ¿qué te parece su obra de esta última década?

Jesús Cortés dijo...

No conozco "Prairie wind". De los otros, me quedo con "Greendale" y "Le Noise", pero ninguno me colma; el primero lo encuentro algo monótono y el segundo está excesivamente "condicionado" por Lanois, cosa que obviamente no esconde desde el propio título.
"Chrome dreams II" tenía cosas estupendas y otras no tanto; lo he escuchado poco de todas formas e igual es mejor de lo que me pareció.
"Living with war", como tantos en esa coyuntura (discos enteros y canciones sueltas de Earle, Waters, System of a Down, Springsteen, RATM, Eddie Vedder..) aguanta peor porque para mi gusto y tenía un concepto poco adecuado para él, siempre tan personal.
Asistí a un show de la gira de talk speeches de Henry Rollins anti-guerra de Irak en la que te preguntabas qué sería de su vida cuando aquello terminase y Bush se marchase y lo mismo le pasa a los demás.
De Neil Young, otra vez con Crazy Horse, espero escuchar pronto completo "Americana". Lo oído suena muy bien.

Anónimo dijo...

Aver, caballo del malo, Scorsese es un crack, está más allá de lo que tú puedas decir de él. No tiene nada que demostrar, es un maestro, más que reconocido, y ni tú ni Jesús Cortés sois quienes para poner en duda su trayectoria o su talento, porque todo lo que hace Scorsese tiene un nivelazo que ya quisierais vosotros para esos directores plomazos que seguro que tanto os gustan. Además la droga no tiene nada que ver con el tema, te puedes drogar y pensar como dios, ahí está mi admirado Escohotado o antes Huxley, valga de ejemplo. Estos tiempos son más desengañados, Scorsese vive en su tiempo, no en el país de nuncajamás. Disney pasó de moda.

Anónimo dijo...

Caballito, caballito, contesta.

Anónimo dijo...

¿Son ganas de ir de original criticar "Taxi driver" y elogiar el bodrio de "Boxcar Bertha"? ¿Hay que ensalzar lo pequeño para destacarse en el panorama crítico?

O. R.

Luis S. dijo...

Mi Scorsese favorito, como el de otros participantes aquí, es el de "Malas calles" y "Taxi Driver". El Scorsese que, por así decirse, pisaba calle y miraba el mundo y, posiblemente, el más existencialista.
La influencia de "Goodfellas" sobre el cine más impactante de los noventa y después, Tarantino, los Coen, incluso Fincher, P.T. Anderson, etc. parece innegable. Hay cierta delectación en sobreutilizar la violencia, esa famosa "gratuitad" pirotécnica (que no lo era en Peckinpah, pese a todo).
El tremendo talento (sobre todo, creo yo) coreográfico de Scorsese a veces se deja llevar por su mero virtuosismo, casi una fórmula.
Por otro lado, soy de los raros que disfrutó muchísimo con la hitchcockiana (al menos, en su rutilante inicio) "Shutter Island".

Anónimo dijo...

Subrayo lo dicho por Luis S.

El caballo del malo

Anónimo dijo...

El Scorsese de 'El tren de Berta' todavía estaba ensayando, pero ya en su final, un final con ecos de Peckinpah (esos disparos a cámara lenta), se apreciaba lo que en un principio (efectivamente la década de los 70') parecía constituir su ideario, tanto cinematográfico como "filosófico" (el dolor como purificación, en una línea eminentemente católica).

En 'Malas calles' y 'Taxi driver' en mi opinión estuvo realmente inspirado, "sembrado". Ambas me parecen, técnicamente, un prodigio, y renovaron en cierta manera el cine americano. No hace falta mencionar a todos ésos que han venido copiando el tipo de montaje scorsesiano, su uso de las canciones, etc. Pero Scorsese tenía entonces cierta profundidad, que poco a poco fue perdiendo, limitándose a los fuegos de artificio.

'Toro salvaje', ya se sabe, es una oda al fracaso. '¡Jo, qué noche! (Después de unas horas)' me convenció como comedia, aunque el pulso de Scorsese parecía haber perdido fuerza, como si efectivamente las drogas le hubieran mermado algo más que la salud.

Lo que vino más tarde es, tal y como yo lo veo, la senda de la decadencia. Un cine formalmente muy cuidado, pero sin alma. En 'Uno de los nuestros' o 'Casino' parece deleitarse en la violencia por incapacidad de abordar otras cuestiones. La violencia eclipsa todo lo demás, e incluso, por momentos, resulta gratuita.

'La edad de la inocencia' es un intento (fallido) de imitar a su admirado Visconti. Una película sin espíritu. Cuando hablas de lo que desconoces, a menudo caes en la impostura. Si se quiere, en un tipo de trabajo "artesanal", o mejor dicho, académico, resultón, pero espiritualmente pobre, muerto.

Aquella del conductor de ambulancias parecía recuperar al Scorsese callejero, pero era una obra hiperbólica, tan excesiva que empachaba. Si no recuerdo mal fueron los tiempos de 'Asesinos natos' y otros productos efectistas del estilo.

Y sinceramente, lo que ha hecho en la última década me interesa tanto como la vida sexual de las libélulas del Amazonas. Supongo que a Scorsese no le gusta la época en la tiene que vivir y se abstrae mediante el cine. Pero un autor que no se compromete con su época (y no me refiero necesariamente en un sentido político) se condena a sí mismo. Tal vez no en lo que concierne a sus finanzas, pero sí a su relevancia como artista. En otras palabras, Scorsese es un vendido.

Saludos

Anónimo dijo...

Muy buenas. No sé cuál será la mejor película de Scorsese, no las he visto todas, pero sí puedo decir a cuáles me acerco sin pereza, con ganas de volver a disfrutarla, o las que me producen hastío. Entre las primeras, quizás una de las menos apreciadas, "Cape fear". Me hace gracia. La música de Herrmann es la más cinematográfica que jamás se haya escrito, en un sentido del exceso. De Niro está tan sobrepasado que es como un catálogo completo de tics, al igual que la planificación. Es tan delirante que parece una gran parodia del supuesto Scorsese serio. "Taxi driver" y "Raging bull". De la primera, el muy conseguido clima obsesivo, y de la segunda, los combates, son ejercicios de montaje únicos. No me canso de verlos. En cambio, sus películas de gángsters, son, en mi opinión, mediocres, no porque sean malas, sino que la diferencia entre lo que se propone y su objetivo es sideral. Que creo es el gran problema de este director. Entre lo que quiere ser y lo que está capacitado para ser hay un abismo. No entiendo que la mayoría de sus películas sobrepasen las dos horas cuando tienen material para poco más de una hora. Tal "Hugo", una de las historias más infladas que recuerdo, y cuya interesante base se diluye poco a poco en la más absoluta nada. El relleno, ya lo sabemos, pirotecnia visual, de esa que enloquece a sus fans y seguidores, un poco a lo Kubrick, pero que en realidad esconde el vacío. Y es que este hombre tiene una incapacidad manifiesta para adentrar en sus personajes. Precisamente, cuando más opaco es el personaje, y más opaco el tratamiento que lo envuelve, mejor es la película, "Taxi driver", "The king of the comedy". Cuando intenta explicar esa opacidad, "The aviator", "Shutter island" aquello hace aguas. Pero es que casi todas sus películas tratan de este tipo de personaje. Neuróticos que canalizan a través de la violencia su relación con el mundo. En resumen, Scorsese es un auténtico bluff. Uno de esos directores sobrevalorados por cierta crítica que cree que el cine son movimientos de cámara y tremendismo visual. Yo lo pondría en todas las escuelas de cine por lo contrario de lo que lo utilizan habitualmente, como ejemplo de lo que no se debe hacer.

M.A.Gomez

Anónimo dijo...

"un vendido", "un auténtico bluff" ¿Qué más? ¿Se come niños crudos?

Anónimo dijo...

Las películas de gangsters de Scorsese son buenísimas. Aquí el vicio es opinar.

Anónimo dijo...

"Vendido" es aquél que después de ofrecer una trayectoria personal (más o menos lograda, guste o no) adecuada al mundo, a la época, a la cultura a la que pertenece, se decanta por trabajos escapistas, sabiendo o constatando en la práctica que eso da más dinero (o simplemente da dinero) y te permite seguir en el candelero.

"Vendido" es aquél (al menos en el mundo de las "artes") que reniega de su compromiso para con su tiempo (se retrotraiga o no al pasado, se proyecte o no hacia el futuro) y abraza la causa (a menudo incluso académica) de quienes justifican someter la creación a las leyes del mercado.

El vendido se vuelve nazi si gobiernan los nazis. Estalinista si lo hacen los "comunistas". "Liberal" cuando los oligopolios se imponen.

Scorsese es un ejemplo significativo en el cine americano. Pero hay muchos más: todos ésos que iban de rebeldes hace cuarenta años y, como ya algún tiempo antes, vendieron a sus amigos, sus sueños, su independencia, su dignidad... por una buena piscina en forma de riñón.

Saludos

Jesús Cortés dijo...

Me parece una polémica un poco tonta esta. Cada cual hace lo que puede dentro de lo que quiere, sea por mantener un trabajo birrioso o por mantener abierto un helipuerto en el yate. Tal y como yo lo veo, no se puede exigir una conducta intachable a un tipo que sólo se dedica a alegrarte la existencia, que no te puede robar o decidir tu futuro o cuánto vale tu casa.
Sí me sorprende que haya tanto detractor de Scorsese, que me parece un muy buen director de cine por muchas incongruencias, pasos en falso (el último para mi gusto esa deplorable "Hugo") y cambios inesperados que haya dado, no más que Monte Hellman o Woody Allen.
Prefiero pensar que conserva - aunque "Hugo" me ha preocupado bastante - esa capacidad para poder hacer algo bueno, sorprender, aunque sólo sea por un detalle, eso que tan pocos directores americanos tienen ya. No se le puede haber olvidado todo de repente.
Ojalá el anunciado biopic de Sinatra traiga de vuelta algo.

Carlos Crusoe dijo...

Bueno, para empezar es discutible que el sentido del cine sea alegrarle la existencia a los espectadores.

Dicho esto, la polémica no es "tonta" en absoluto, dado que el poder de conciencación social del cine es enorme, y muchas veces los productos de la industria condicionan totalmente el imaginario colectivo. Además, la integridad, en el cine o en cualquier otro ámbito de la vida, no es una cuestión baladí.

Por otra parte, cuando haces buen cine, te premian, ganas dinero, etc., no se puede hablar de afán de superviencia al referirse a ciertos cambios drásticos en tu trayectoria como autor, sino de ganas de no meterse en líos y dorarle la píldora al "sistema". Así te conocen y tus películas llegan a todas partes.

Sin acritud

Jesús Cortés dijo...

Alegrar la existencia en el sentido más amplio, hombre, no creo que tenga que puntualizar eso. Arte entendido muy genéricamente si quieres, incluído lo que no tiene humor o es doloroso y hasta eso conforta o impresiona hondamente, no castiga.
La integridad lo es todo, pero la tuya para tí o la de las pocas personas en quienes confías, no la del resto y la de quien no conoces más que por lo que hace, porque si no vas listo.
El cine genera dinero, puestos de trabajo... y amistades y contactos no buscados o casuales que marcan a cualquiera.
Yo llevo media vida decepcionándome con bandas de rock, de las que sigo disfrutando lo que puedo. Hasta de los malditos Metallica post-"Some kind of monster" me puede gustar algo ahora.

Carlos Crusoe dijo...

Pero hombre, ya sé que la integridad de los otros (cuando ni los conoces) en principio no te va a quitar el sueño, pero si hablamos de un director, en este caso Scorsese, y observamos (al menos yo lo hago) un cambio en cuanto a "temática"*, pues tampoco me parece que suponga meterse en camisas de once veras el decir que el tipo, en cierto modo, arrió bandera. Que se "vendió". Es decir, que vendió su independencia como autor.

Saludos

*'Malas calles', 'Taxi driver', 'Alicia ya no vive aquí', '¡Jo, qué noche!', etc., se correspondían con la sociedad de su tiempo (siempre según su óptica). A partir de los noventa,o finales de los ochenta(con excepciones), el cambio en este sentido fue radical. No te voy a negar que te puedes ir al pasado sin perder de vista el presente, además de los grandes temas universales (un ejemplo: 'Ran', en la que incluso se escuchan ecos de las guerras, temores, etc., de la segunda mitad del siglo XX), pero en el caso de Scorsese, el "escapismo", la vocación artesanal, ese parecer que se busca un producto menor, a veces aséptico, todo ello combinado con un creciente barroquismo visual, me parece un hecho evidente.

Jesús Cortés dijo...

Estar acorde con la sociedad de su tiempo no tiene mucho que ver con la temática de las películas por suerte.
Ford o Mizoguchi apenas plantearon sus films en el presente que les tocó vivir y nadie que yo sepa que los conociera dijo de ellos que eran unos carcas. ¿No te parece que "Musashino fujin" o "They were expendable" fueron hechas por gente con los ojos bien abiertos a lo que ocurría a su alrededor, libres de modas, rigurosos?
"Hugo" va muy acorde con estos tiempos, donde todo es mentira o está a punto de serlo y es mucho menos barroca en el fondo que "Taxi driver", más que nada porque la mitad de lo que se ve ahí debe estar sugerido o "pensado" por infógrafos y técnicos en marketing.
Ese término de "venderse" es un poco sucio y no suele ser justo. Almodóvar lleva vendiéndose sin rubor a sí mismo desde 1977 y le ha ido bien, le han comprado y muy bien su producto y eso le ha permitido crecer y hacer cosas buenas y personales. Welles o Stroheim actuaron en toda clase de films por dinero, autoparodiándose si era necesario; ahora es fácil verlo con la perspectiva del tiempo y llegar a la conclusión de que a cambio tuvimos un "Campanadas a medianoche", pero imagínate vivirlo.

Crusoe dijo...

La recreación de la historia americana a través del western no es escapista. Se podrá compartir o no, considerarla o no rigurosa, pero escapista, no lo fue. Supuso un intento de dotar de identidad a la joven nación americana.

Mizoguchi se retrotraía al pasado abordando temas universales. Lo mismo que cuando lo hicieron Kurosawa, Kobayashi, Imai, etc. No obstante, ese viaje al pasado se proyectaba sobre la problemática del presente ('Seppuku', 'Ran'...)
De hecho, sólo entonces una recreación histórica tiene pleno sentido. De lo contrario es arqueología.

Por otra parte, comprometerte con tu tiempo no implica en absoluto ir a la moda. Ni circunscribirse al plano del presente. Aunque las comparaciones son odiosas, tendré que hacer una: Visconti rodó 'El gatopardo', que personalmente no me apasiona, pero que hablaba de mucho más que del Palermo de mediados del XIX. Scorsese rodó 'La edad de la inocencia'...

Se ve más claro en el caso de las adaptaciones de "clásicos" de la literatura universal. Kurosawa, por ejemplo, firma 'Trono de sangre', inspirándose libremente en 'Macbeth'. Toma los grandes temas de la tragedia original y los adapta a un contexto propio: Japón (retrotrayéndose al pasado).
Ahora bien, ¿qué sentido tiene rodar un 'Macbeth' estrictamente fiel a la obra de Shakespeare? No sé, hacer caja..., si está bien publicitado. Ganar premios, tal vez. Pegarse el capricho.

La diferencia fundamental entre el cine de ayer (hasta finales de los setenta) y el actual (al menos, el que es visto), está en el compromisto con la realidad (se salte o no a otros planos temporales o incluso espaciales). El cine se convirtió en un fenómeno popular, en una pasión, por su carácter contemporáneo. Ya fuera como catarsis, como fábrica de sueños, como pasión sugestiva..., el cine respondía a los anhelos, temores, ilusiones, frustraciones... del público. Abordaba cuestiones universales e incluso trataba de influir en el presente. Y hoy, reducidos círculos cinéfilos al margen, es puro escapismo. Ya sé que muchos no están de acuerdo con esta afirmación, pero pienso que es porque no quieren ver la realidad. Tanto es así que la pasión cinéfila ha quedado principalmente reducida al ámbito virtual. El espacio público que antes ocupaba ha sido sustituido por la televisión. En cierto modo el cine ha sucumbido a la cultura del ocio, al pensamiento único (dictado por las "leyes del mercado") y a la decadencia general de la sociedad occidental en las últimas tres décadas. Y Scorsese, precisamente, me parece a mí un ejemplo muy significativo, aunque sea como icono de toda una generación de cineastas americanos que no son ni la sombra de lo que fueron (De Palma, Schrader -aunque nunca llegara a ser un virtuoso-, Coppola, etc., etc.)

En cuanto a Almodóvar, si he de ser sincero, ni me gusta ni me interesa nada de lo que haga o deje de hacer.

Saludos

Jesús Cortés dijo...

Yo sí creo que el cine actual refleja lo que ocurre y no es escapista, lo que pasó y se silenció, pero suele ser el más underground y al que menos gente accede.
Eso me parecen "Jiabiangou", "Les neiges du Kilimandjaro", "Odete" o "Yeojaneun namjaui niraeda".
Todos los grandes cineastas y ahora hay unos cuantos, han conectado con los apasionados y con los que piensan por su cuenta.

Crusoe dijo...

Es que si poca gente accede eso ya da muestras de que el cine no es lo que fue.

Te propongo una cosa. Algo que alguna vez hice yo. ¿De cuántos títulos tienes copias en propiedad? Escribe una lista ordenada cronológicamente: de 1913, ó 1916 (sea cual sea el punto de partida) hasta 1999, o el 2008, o el que sea el último año del que guardas algo.

En mi caso, si hiciera una gráfica
quedaría algo así:


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. . . . . .
. . . . . . . . .
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10' 20' 30' 40' 50' 60' 70' 80' 90'

Por ejemplo, hoy el cine italiano está prácticamente muerto. Para mi gusto fue la mejor cinematografía del mundo. El japonés, el bengalí, etc., no son ni la sombra de lo que fueron. El ruso, ídem. Francia resiste, pero sus mejores tiempos pasaron. Polonia o Checoslovaquia (que como tal ya ni existe) no dan ni la décima parte de lo que dieron. Se habla quizá de cines "menores" asiáticos, de un resurgir de la cinematografía rumana (en mi opinión muy inferior a lo que el cine de ese país dio en otra época), etc. Y por supuesto hay figuras independientes que destacan, y festivales..., y pasión cinéfila. Pero respecto a lo que fue, respecto a lo que significó, representa un pálido reflejo. ¿Puedes ir hoy todos los días al cine a ver algo que realmente justifique la entrada? Hubo un tiempo en que incluso familias enteras iban casi diariamente al cine. Sitúate en 1959, 1960, 1966... Imagínate francés... Te pasarías la vida en el cine...

Ya te digo: haz una lista y una estadística. Incluso ponle banderitas a los títulos para revisar el resultado final mediante una vista general. A medida que te acerques a final de siglo, irán menguando las banderitas japonesa, italiana, india, sueca, checoslovaca...

Anónimo dijo...

10': ..
20': ...
30': ....
40': .....
50': ......
60': .......
70': .....
80': ..
90': ..

Jesús Cortés dijo...

Bueno, yo guardo copias de casi todo lo que he visto (un 95%) y hay tantas de los años 10 del siglo pasado como de los del presente, pero es sólo una coincidencia.
Ir al cine en familia es algo que desconozco, pero sé de gente que lo hacía y lo sigue haciendo.
Ya en los 80 leía revistas y se hablaba de los 40 o los 50 como de una época inigualable y lo fue por cantidad y por calidad, pero es que han pasado treinta años más y el gran cine sigue vivo contra muchos pronósticos, no se lo zamparon los videojuegos ni la TV y está mejor que entonces y tan bien como en los 70.
Y verás en la próxima encuesta de S&S como quizá queden relegadas muchas grandes de los 30 a los 60 por debajo de algunas importantes y otras no tanto de los últimos 40 años.

Anónimo dijo...

El cine que se hace hoy es infinitamente mejor que el antiguo. Los medios técnicos son mejores y permiten reconstrucciones que ni se soñaba poder hacer en el cine antiguo, y el ritmo es mucho más dinámico y agil. También es más realista, sin censura por causas religiosas. Y políticamente mucho más libre porque ya no hay tiranías. La verdad, algunos son nostálgicos por ganas de llevar la contraria.

Sergio Sánchez dijo...

No sé, igual peco de frívolo o de superficial, pero me gustan las adaptaciones de Shakespeare de Kozintsev. Son bastante fieles al original y no sé si tienen sentido, pero son bonitas, vibrantes, a mi no me parece que necesiten adaptarse a la Unión Soviética. Quiero decir que personalmente a veces me impresiona la belleza por la belleza, o aquello que yo considero que tiene un atractivo estético. Tengo totalmente en contra a todo el corpus teórico de audiovisuales pero...me han dibujado así.Justo por eso me gustan las pelis de mafiosos de Scorsese de los 90.

Saludos, muy interesante la discusión

Sergio

Jesús Cortés dijo...

Eso son "Ivan Groznii" o "Pandora and the flying dutchman", monumentos a la belleza que tracienden lo que cuentan, sus filias, sus agujeros éticos o sus atajos.
Disfrutar el cine como si sobre todo fuese pintura, música o arquitectura, es una posibilidad tan buena como otra cualquiera y una de las más antiguas.
Unos la perciben mejor en Tacita Dean y otros preferimos Lesley Selander, qué se le va a hacer.

Duke dijo...

Ya que se habla de Selander, hace poco vi uno de sus westerns que me resultó interesante: El imperio del crimen (Panhandle, 1948) con guión de Blake Edwards. De él la que probablemente más me guste sea ese western seco y duro que es War Paint (1953).

Y a propósito de westerns interesantes a revisar, recomiendo Los saqueadores (The Plunderers, 1960) de Joseph Pevney.

Crusoe dijo...

Son fieles a Shakespeare, y visualmente brillantes, aunque a mí personalmente no me apasionan. Ahora bien, Kozintsev es la excepción. Y K. Brannath ('Hamlet'), la regla. En mi caso prefiero revisar a Shakespeare, volver a 'Hamlet, que ver traducidas sus imágenes, a menos que planteen un escenario novedoso ('Los canallas duermen en paz'). Es cuestión de preferencias, pero si un director no "personaliza" su adaptación de un "clásico", difícilmente ofrecerá algo imperecedero. Dicho lo cual, en mi opinión Kozintsev lo hizo bastante bien, sobre todo en lo que concierne a la puesta en escena, los planos, etc., más que en el "alma" (el Hamlet de Shakespeare es mucho más enérgico, iracundo y temperamental que el de Kozintsev, muchísimo más; en realidad, de la pasión de la tragedia literaria apenas llega un eco a la adaptación rusa). En cambio, siempre en mi opinión, con Cervantes sí capturó el espíritu de Don Quijote en su denostada adaptación homónima (otra cosa es que la mayoría no haya leído la segunda parte del libro, donde la aristocracia es duramente retratada por Cervantes).

Saludos

Crusoe dijo...

"El cine que se hace hoy es infinitamente mejor que el antiguo"

También la música. Beethoveen palidece ante Marilyn Manson.

Jesús Cortés dijo...

De Selander mi favorita es una que acabo de ver, "Tall man riding", pero no conozco "Panhandle" ni "Stampede" y recuerdo mal esa "War paint", que debo revisar en breve.
Marilyn Manson a partir de "Mechanical animals" (y eso es muy pronto: el tercer LP) son un chiste, pero en la época de "Portrait of an American family" y toda la creación con Trent Reznor y primera gira por USA de "AntiChrist Superstar" fueron una banda tremenda, que iba a volar en pedazos en cualquier momento, incontrolada.
Alguna canción suelta han hecho decente desde 1996, pero nada comparable a "Lunchbox", "Dogma", "Tourniquet", "Angel with the scabbed wings" o su cumbre absoluta para mi gusto, "Irresponsible hate anthem".
Kozintsev también me gusta, pero sobre todo por esa excelente "Novií Vavilon" del 30.

Anónimo dijo...

Yo no dije nada de músicos, hablé de cine. Ya sé que la música clásica es incomparable. Pero el cine clásico no.

Crusoe dijo...

Anónimo, si llamas cine clásico a todo lo anterior al fin de siglo, entonces debe tratarse de una broma esa afirmación tuya de que hoy se hace mejor cine. Además, no se trata de nostalgia, sino de opinar con conocimiento de causa.

Duke dijo...

Si tenemos que valorar la calidad del cine por los avances técnicos, apaga y vámonos...

Igor dijo...

Esto de valorar el cine por sus avances técnicos y creer que lo "viejo" es prescindible es muy de estudiante de escuela de cine...

Sergio Sánchez dijo...

Lo has clavado, Igor.

Igor dijo...

Yo es que estuve en una y sé lo que es ese ambiente, Sergio.

Sergio Sánchez dijo...

He leído abundantes comentarios sobre el tema de los estudiantes de cine, no hay más que ver la media de edad de los asistentes a la filmo de Barcelona (llenita de estudiantes de cine siempre, jaja) o ver las películas de muchos. Hombre, no se trata de ser Scorsese, pero se nota quién rueda siendo "Regreso al futuro" la película más antigua que ha visto. En concreto parte de los estudiantes de cine deben andar por el Verdi viendo películas de autoayuda o documentales de la 2 y creyendo que es lo más de lo más en cine de autor. Es respetable como espectadores que vean lo que quieran pero da penita si sientes cariño por el legado cultural que ha dejado la historia del cine y te gustaría que hubiese gente que lo continuara con conocimiento de causa, esmero, talento y respeto.