La recompensa de contemplar un film como "The Alligator People" para los que no coleccionamos memorabilia, ni "action figures", ni somos mitómanos de la ciencia ficción 50's o el terror de cualquiera de sus épocas doradas - aunque admiremos más a Forrest Ackerman que a cualquier deportista o visionario de la informática - no será tan merecida, pero sí seguramente igual de placentera.
No seremos tan dignos de un premio así quiero decir, por no dedicar tanto tiempo a rebuscar entre docenas de films entusiastas, si bien a menudo demasiado pobres, como para alzarlo con parejo orgullo.
Imagino que la escasa fama que precede a "The Alligator People", incluso entre "fieles", aparte de su poca o nula difusión fuera de esos circuitos, tiene que ver con la circunstancia de que no viene asociado a ningún director, actor o actriz, compañía productora (es un film obra de independientes aunque hecho para la Fox), estrella de los efectos especiales o trucajes o hasta maquillador incluso, etc. que pueda servir de "enganche" para atraer miradas.
No tiene apenas erotismo y no aporta nada espectacular o novedoso, ni un gimmick divertido, aunque cuente, eso sí, con un papel para el hijo de ese actor extraordinario que fue Lon Chaney, muchos años después de haber sido (y sobre todo de haberse: me refiero a su cambio de nombre hacia 1941) aceptado como vástago y sucesor de su legendario padre, con lo que el hilo del que se tira para llegar a esta película fascinante es más plausible que sea la inspección de la obra de un director todoterreno tan interesante como Roy del Ruth.
Además, muchas de esas posibles bazas no le otorgarían respeto o suscitarían interés alguno entre muchos cinéfilos y hasta es normal que se pueda pensar que "The Alligator People" puede ser a lo sumo simpática, pero que se le verán en algún momento clamorosamente las carencias, los delirios de cómic y las simplificaciones camp, si es que toda ella no es precisamente eso.
Los musicales, las comedias y dramas, los misterios o policiacos y demás films facturados por su director desde los lejanos años 20 y quizá con la única excepción del tridimensional éxito "Phantom of the Rue Morgue" del 54, un lustro antes de este "The Alligator People", que es su penúltima realización, pueden proporcionar escasos indicios para animar a encontrar y desenterrar ávidamente esta gema del sci-fi pantanoso, tan austera (pero hermosa visualmente, en un prístino cinemascope) y tan poco efectista como las mejores de Terence Fisher.
Una buena vía de aproximación, sin desvelar ninguno de sus atractivos, puede ser la que proporciona una imagen y la que despierta un recuerdo.
Primero la estampa.
La enfermera Jane Darvin / Joyce Webster (Beverly Gerald) sentada tranquilamente, mientras espera en una estación de tren, sobre una caja que contiene cobalto 60.
Una instantánea que remite directamente a "Kiss me deadly" de Aldrich, cuatro años antes o también doce más atrás a "The beginning or the end" de Norman Taurog, todas ocupando ese lapso de años en que, sabiendo de Hiroshima, la radioactividad tenía aún insospechados efectos secundarios y era habitual ver actores (u operarios reales, como pasa en el insólito y excelente film de Taurog) manipularla sin advertir todo su potencial peligro.
Ahí tenemos una clave antes que una excusa.
Un personaje con estudios, una chica inteligente y adulta, totalmente ajena a esa nueva fuente de energía que llegaba incontroladamente en auxilio de la ciencia tras fracasar muchos métodos anteriores.
Con esa misma mirada ordenada están contemplados todos los elementos del film.
Hay muchos más ejemplos, visuales y sonoros, emocionales y contextuales, pero el mero hecho de que no sea usado ese plano, que choca visto hoy día, más que como otro elemento de la inquietante construcción del film y no haya alarma visual o musical ni subrayado alguno, unido al recurso usado posteriormente de exponer una pequeña fabulación técnica para justificar un método curativo utilizado, prueba que Roy del Ruth (como Allan Dwan en su fabulosa "Most dangerous man alive") y sus colaboradores pudieran ser acusados de ser unos perfectos iletrados científicos, pero no de utilizar esa nebulosa - seamos oscuros ya que no somos doctos - para enredar, asustar burdamente, elucubrar o confiar efectos y atajos, de paso tomando por ignorantes a los espectadores.
Y como digo hay muchos más ejemplos: el doctor no será un mad doctor sino alguien apasionado y dentro de lo que cabe bastante razonable; no habrá conspiraciones, todo será explicado; no proliferarán personajes esquemáticos o copiados en serie de otros films, todo parece visto por primera vez; habrá un final sensato y autenticador de lo narrado, sin abreviaturas ni fuegos de artificio.
Brilla así, limpiamente, el muy interesante esquema de cajas chinas que tiene el film, donde una intriga incluye otra, donde cada puerta sirve de puente entre la normalidad y la fantasía, separando la seguridad de lo más inesperado. Tenemos la puerta de la consulta de la apertura, la del tren por donde desciende sin mediar palabra Paul Webster, la de la habitación donde es recluida ella, la de la choza inmunda en que duerme las borracheras de moonshine como un animal salvaje Manon, la que comunica la casa donde vive Mark Sinclair (George Macready) con el laboratorio donde lucha contrarreloj...
En segundo lugar decía que tenemos una conexión con un recuerdo: "The Alligator People" mantiene curiosas concomitancias con un film especial, "Cry Wolf" de Peter Godfrey (1947), también con su mansión hostil, su laboratorio secreto y su turbia peripecia. Y más que por esas coincidencias argumentales, porque son el fruto de una misma actitud.
Otro realizador sin predicamento ni estilo identificable como Godfrey (pero ojo, también servirían otros mucho más reconocidos como Tourneur o el antes citado Fisher) en lugar de los en teoría más cercanos y apropiados Jack Arnold, Joseph M. Newman y compañía porque también Roy del Ruth se curtió en una época donde el cine de bajo presupuesto no estaba ahí para aprovechar un "nicho de mercado" y entablar competición con otro medio emergente, la televisión, sino que servía conceptualmente para aprender (y me refiero a todos: directores, actores, técnicos) a hacer cine "en encrucijadas", sin un territorio propio, produciendo dramas con ropajes de musical, comedias hiladas a partir de bases de melodrama, dramas madurados a partir de inofensivos films familiares, etc.
No puede extrañar por tanto que "The Alligator People" y "Cry Wolf" tengan en todo momento aspecto de poder tomar casi cualquier camino, cambiar de tono e instalarse en el antagonista al hasta ese momento presentado.
No seremos tan dignos de un premio así quiero decir, por no dedicar tanto tiempo a rebuscar entre docenas de films entusiastas, si bien a menudo demasiado pobres, como para alzarlo con parejo orgullo.
Imagino que la escasa fama que precede a "The Alligator People", incluso entre "fieles", aparte de su poca o nula difusión fuera de esos circuitos, tiene que ver con la circunstancia de que no viene asociado a ningún director, actor o actriz, compañía productora (es un film obra de independientes aunque hecho para la Fox), estrella de los efectos especiales o trucajes o hasta maquillador incluso, etc. que pueda servir de "enganche" para atraer miradas.
No tiene apenas erotismo y no aporta nada espectacular o novedoso, ni un gimmick divertido, aunque cuente, eso sí, con un papel para el hijo de ese actor extraordinario que fue Lon Chaney, muchos años después de haber sido (y sobre todo de haberse: me refiero a su cambio de nombre hacia 1941) aceptado como vástago y sucesor de su legendario padre, con lo que el hilo del que se tira para llegar a esta película fascinante es más plausible que sea la inspección de la obra de un director todoterreno tan interesante como Roy del Ruth.
Además, muchas de esas posibles bazas no le otorgarían respeto o suscitarían interés alguno entre muchos cinéfilos y hasta es normal que se pueda pensar que "The Alligator People" puede ser a lo sumo simpática, pero que se le verán en algún momento clamorosamente las carencias, los delirios de cómic y las simplificaciones camp, si es que toda ella no es precisamente eso.
Primero la estampa.
La enfermera Jane Darvin / Joyce Webster (Beverly Gerald) sentada tranquilamente, mientras espera en una estación de tren, sobre una caja que contiene cobalto 60.
Una instantánea que remite directamente a "Kiss me deadly" de Aldrich, cuatro años antes o también doce más atrás a "The beginning or the end" de Norman Taurog, todas ocupando ese lapso de años en que, sabiendo de Hiroshima, la radioactividad tenía aún insospechados efectos secundarios y era habitual ver actores (u operarios reales, como pasa en el insólito y excelente film de Taurog) manipularla sin advertir todo su potencial peligro.
Ahí tenemos una clave antes que una excusa.
Un personaje con estudios, una chica inteligente y adulta, totalmente ajena a esa nueva fuente de energía que llegaba incontroladamente en auxilio de la ciencia tras fracasar muchos métodos anteriores.
Con esa misma mirada ordenada están contemplados todos los elementos del film.
Hay muchos más ejemplos, visuales y sonoros, emocionales y contextuales, pero el mero hecho de que no sea usado ese plano, que choca visto hoy día, más que como otro elemento de la inquietante construcción del film y no haya alarma visual o musical ni subrayado alguno, unido al recurso usado posteriormente de exponer una pequeña fabulación técnica para justificar un método curativo utilizado, prueba que Roy del Ruth (como Allan Dwan en su fabulosa "Most dangerous man alive") y sus colaboradores pudieran ser acusados de ser unos perfectos iletrados científicos, pero no de utilizar esa nebulosa - seamos oscuros ya que no somos doctos - para enredar, asustar burdamente, elucubrar o confiar efectos y atajos, de paso tomando por ignorantes a los espectadores.
Y como digo hay muchos más ejemplos: el doctor no será un mad doctor sino alguien apasionado y dentro de lo que cabe bastante razonable; no habrá conspiraciones, todo será explicado; no proliferarán personajes esquemáticos o copiados en serie de otros films, todo parece visto por primera vez; habrá un final sensato y autenticador de lo narrado, sin abreviaturas ni fuegos de artificio.
Brilla así, limpiamente, el muy interesante esquema de cajas chinas que tiene el film, donde una intriga incluye otra, donde cada puerta sirve de puente entre la normalidad y la fantasía, separando la seguridad de lo más inesperado. Tenemos la puerta de la consulta de la apertura, la del tren por donde desciende sin mediar palabra Paul Webster, la de la habitación donde es recluida ella, la de la choza inmunda en que duerme las borracheras de moonshine como un animal salvaje Manon, la que comunica la casa donde vive Mark Sinclair (George Macready) con el laboratorio donde lucha contrarreloj...
En segundo lugar decía que tenemos una conexión con un recuerdo: "The Alligator People" mantiene curiosas concomitancias con un film especial, "Cry Wolf" de Peter Godfrey (1947), también con su mansión hostil, su laboratorio secreto y su turbia peripecia. Y más que por esas coincidencias argumentales, porque son el fruto de una misma actitud.
Otro realizador sin predicamento ni estilo identificable como Godfrey (pero ojo, también servirían otros mucho más reconocidos como Tourneur o el antes citado Fisher) en lugar de los en teoría más cercanos y apropiados Jack Arnold, Joseph M. Newman y compañía porque también Roy del Ruth se curtió en una época donde el cine de bajo presupuesto no estaba ahí para aprovechar un "nicho de mercado" y entablar competición con otro medio emergente, la televisión, sino que servía conceptualmente para aprender (y me refiero a todos: directores, actores, técnicos) a hacer cine "en encrucijadas", sin un territorio propio, produciendo dramas con ropajes de musical, comedias hiladas a partir de bases de melodrama, dramas madurados a partir de inofensivos films familiares, etc.
No puede extrañar por tanto que "The Alligator People" y "Cry Wolf" tengan en todo momento aspecto de poder tomar casi cualquier camino, cambiar de tono e instalarse en el antagonista al hasta ese momento presentado.
9 comentarios:
La vi hace unos años y no me pareció gran cosa, la revisaré pronto. ¿Qué otras películas de Del Ruth recomendarías?
Saludos.
He visto muy pocas, unas 14, con lo que no puedo decir mucho. Todas me parecieron claramente inferiores a esta, pero al menos interesantes ("Red light", "DuBarry was a lady", "My past", "Bureau of missing persons", "Topper returns", "The Babe Ruth story"...) quizá más las de después de la guerra en adelante, pese a que las que pueden ser más afamadas tipo "Kid millions" o "Broadway melody" sean de los 30.
Una de las más atractivas, la última, "Why must I die?" del 60 es la que más me gustaría encontrar.
Si estas muy interesado en la película "Why must I die?" te mando una copia en cuanto tenga un poco de tiempo. Saludos
Como quieras, pero siempre creo que es mejor colgarla en algún sitio accesible para cualquiera y dejar aviso, así la puede ver todo el que quiera.
ok, tienes razón.
El diccionario del cine que tengo por casa (Jean Lup Passek, dir., 1986) dice que su mejor película es Grato suceso (Blessed event, 1932), y lo pinta, sobre todo, como un buen director de musicales y comedias. No menciona la película del post.
No me sorprende ni lo uno (ya decía que son las de los 30 las más valoradas aunque no haya visto esa "Blessed event") ni desde luego lo otro.
Ya que estamos hablando de directores "menores" de Hollywood, me gustaría preguntarte / preguntaros sobre Archie L. Mayo, del que de lo poco que he visto, lo que más me ha gustado a sido "Svengali". ¿Tiene más películas interesantes?
Carlos C.
Sí, tiene cosas interesantes. Creo que era Borges quien dijo ser un gran fan de "The petrified forest", ¿no?
Para mi gusto siempre le falta algo o no encuentra el tono del todo, pero tampoco he visto horrores.
Me gustaron "Moontide", "Bordertown", "Vengeance", "Desirable", "Street of women", "They shall have music" (como cualquier película donde salga Andrea Leeds, una debilidad), etc.
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