Ausente seis años de ese vasto territorio pacificado con pequeñas conquistas y grandes sacrificios como el hecho por su último protagonista, el General Custer, el espectacular retorno de Raoul Walsh al western en 1947, no es sino uno más de los desconcertantes combinados de tonos y ritmos que venía cultivando durante toda esa década.
De entre los nuevos modelos de thriller y con el recuerdo de literaturas decimonónicas en alta mar, buceando en el pujante melodrama freudiano-psicoanalítico-amnésico o con ecos a tragedia shakespeariana, aparentemente, una temeraria aleación para un western, aparece a la luz de la luna "Pursued", un acontecimiento nada extraño en el cine de quien hizo posible mixturas tan o más imposibles como las de las recientes "Uncertain glory", "The horn blows at midnight" o "The man I love", indefinibles e impronunciable su naturaleza en todo salvo por el calificativo que comparten: ser grandes películas.
Como hasta en novelitas de bolsillo que sirvieron de base a tantos westerns, no digamos en argumentos con más enjundia, la exactitud geográfica, temporal e histórica suele ser alta, el único dato extraño respecto a "Pursued" es que no parece haber rastro de ningún lugar llamado Bear Paw Butte en Nuevo México. Los dos únicos lugares hoy día localizables con el nombre del "lugar de los hechos", donde se sitúa la casa en ruinas que es el corazón del film, están uno al norte de California, casi en la frontera con Oregón y otro en Alaska.
La diferencia con esas obras inmediatamente anteriores que mencionaba puede estribar en que ni el propio Walsh supo bien ubicar su creación. De lo muy escueto y poco clarificador referido por su autor sobre el film, puede deducirse a lo sumo que se produjo un cruce de fascinaciones.
Casi desposeída de una característica inherente a su cine como es la del sentido del humor y aún más arrebatadora visualmente que expresivamente precisa, quizá "Pursued" estaría en mejor compañía con obras pertenecientes al universo de visitantes ocasionales (y foráneos) del género como Tourneur o Lang, por qué no, dentro de una constelación que se empezaba a formar, la del recién llegado Nicholas Ray y por supuesto sería menos sorprendente si llevase la firma de cineastas bastante o completamente ajenos a este codificado mundo, siendo entonces una rareza sólo por el escenario, como Borzage o Murnau.
De entre los nuevos modelos de thriller y con el recuerdo de literaturas decimonónicas en alta mar, buceando en el pujante melodrama freudiano-psicoanalítico-amnésico o con ecos a tragedia shakespeariana, aparentemente, una temeraria aleación para un western, aparece a la luz de la luna "Pursued", un acontecimiento nada extraño en el cine de quien hizo posible mixturas tan o más imposibles como las de las recientes "Uncertain glory", "The horn blows at midnight" o "The man I love", indefinibles e impronunciable su naturaleza en todo salvo por el calificativo que comparten: ser grandes películas.
Como hasta en novelitas de bolsillo que sirvieron de base a tantos westerns, no digamos en argumentos con más enjundia, la exactitud geográfica, temporal e histórica suele ser alta, el único dato extraño respecto a "Pursued" es que no parece haber rastro de ningún lugar llamado Bear Paw Butte en Nuevo México. Los dos únicos lugares hoy día localizables con el nombre del "lugar de los hechos", donde se sitúa la casa en ruinas que es el corazón del film, están uno al norte de California, casi en la frontera con Oregón y otro en Alaska.
La diferencia con esas obras inmediatamente anteriores que mencionaba puede estribar en que ni el propio Walsh supo bien ubicar su creación. De lo muy escueto y poco clarificador referido por su autor sobre el film, puede deducirse a lo sumo que se produjo un cruce de fascinaciones.
Casi desposeída de una característica inherente a su cine como es la del sentido del humor y aún más arrebatadora visualmente que expresivamente precisa, quizá "Pursued" estaría en mejor compañía con obras pertenecientes al universo de visitantes ocasionales (y foráneos) del género como Tourneur o Lang, por qué no, dentro de una constelación que se empezaba a formar, la del recién llegado Nicholas Ray y por supuesto sería menos sorprendente si llevase la firma de cineastas bastante o completamente ajenos a este codificado mundo, siendo entonces una rareza sólo por el escenario, como Borzage o Murnau.
Dos fascinaciones apuntaba; un guión irresistible (sobre un argumento bastante infilmable en manos de la mayoría) de Niven Busch y un actor.
Puede sonar a poetización de la realidad o quizá fuese una apropiada coincidencia, pero parece bastante plausible que efectivamente Robert Mitchum decidiera echar un vistazo a ese sitio, Hollywood, un día que los tumbos que daba su vida le acercaron, wellmanianamente, en tren por allí.
Los trenes. No había desde luego western o film de cine negro en el que un trayecto en tren fuese utilizado como elemento funcional: siempre ocurría algo, inesperado, a menudo importante, tal vez porque toda una tradición americana desde el siglo XIX había venido identificando a ese medio de transporte, el más barato, sobre todo si no se compra el ticket, como el utilizado por desencantados, parias, aventureros, criminales y buscavidas.
Bastante de alguna de esas cosas tenía Mitchum, sedimentadas en sus movimientos, esa relajación dubitativa y tensa que le caracterizaba y que encajaron esplendorosa y adecuadamente en dos personajes, este inocente marcado desde niño, Jeb Rand, y recordemos ese mismo año también el que incorporó en otro film que es un puro "exceso" de virtudes, "Out of the past" de Jacques Tourneur - encumbrada como canónica en su campo conteniendo nada menos que varias amistades, fidelidades y hasta un par de sacrificios, una posición que no ha alcanzado ni de lejos esta aún más insólita, emotiva, honda y arriesgada "Pursued" -, el inolvidable Jeff Bailey.
Y es defendible que Teresa Wright o Dean Jagger están aún mejor que él.
Ella, más carnal y turbia que nunca, aniñada y frágil en ocasiones, pero transfigurada entre Buñuel y Fuller en esas impresionantes escenas tras la boda, con la voz rasgada por la pasión y el odio, confundidos en su mente. El plano en que dispara y estalla un quinqué a un metro de la cabeza de Mitchum, que no mueve un músculo, es antológico.
Jagger, como una presencia fantasmal, frío por estar reforzado por la distancia (la emocional: no es un asunto estrictamente personal, no hay prisas), un Mefistófeles en busca de algún Fausto (la guerra, su hermanastro, el imberbe pretendiente de Thor...) que le ahorre la tarea de ejecutar él mismo una venganza tan antigua como desproporcionada. Con cada "fracaso", se alimenta su desquiciamiento, que en el fondo es lo que busca, un antagonista a su altura, que "merezca" ser ajusticiado por su propia (y única) mano.
Las ambiciones de "Pursued" pueden parecen desmedidas.
Pocos rastros de teatro griego (o actualizaciones posteriores) o de ascendencia en la pluma de Stevenson, de surrealismo - excepto en lo que tiene de irrealidad - o expresionismo parecen encontrarse en el cine de Walsh antes de 1947, cuando aún no habían llegado sus grandes films de aventuras, de piratas y otros westerns emparentables con este pero más austeros y esenciales, aunque no por ello superiores, como "Colorado territory" o "Along the great divide"
Nada sin embargo parece forzado y todo perfectamente cristaliza cuando llegan los momentos que otorgan al film su auténtico valor, que no es ni teórico ni procede de sus especiales texturas.
Momentos cumbre en la carrera de Walsh como ese en que suena completa en una caja de música una de las más grandes canciones que se han escrito, la tradicional irlandesa "Londonderry air" - o en realidad su reinterpretación "Danny boy", la letra toma de ambas -, con un llamativo plano en el que Mitchum inclina su cuerpo desde la izquierda. Ellos, los Callum (un apellido gaélico, muy extendido) son los que poseen la "legitimidad" sobre ese folklore, pero él, adoptado, se ha hecho dueño de la situación, ha vuelto de la guerra convertido en héroe y destacándose en solitario, canta la canción penetrando en el encuadre y arrancando un dueto, no muy deseado, a Adam. En otra escena, hacia el final, esa misma caja será tapada por él de improviso, porque ya no se puede evocar más ese recuerdo, ese fugaz instante de armonía.
Escenas que son modelos de utilización de puntos de vista y tamaños de plano, como la del baile o la del cortejo fúnebre, construidas sobre un juego de miradas que asimilan y "enseñan" a utilizar la influencia de Orson Welles, descartando todo lo superfluo.
O esas dos asombrosas escenas vistas en plano general, con la cámara impertérrita, aguardando la llegada de dos balas: la que acabará con la vida de Adam cayendo desde un risco, sin un sólo contraplano y la que finiquitará al diabólico Grant, tras una desaforada carrera de Thor hacia Jeb cuando están a punto de ahorcarlo.
Puede sonar a poetización de la realidad o quizá fuese una apropiada coincidencia, pero parece bastante plausible que efectivamente Robert Mitchum decidiera echar un vistazo a ese sitio, Hollywood, un día que los tumbos que daba su vida le acercaron, wellmanianamente, en tren por allí.
Los trenes. No había desde luego western o film de cine negro en el que un trayecto en tren fuese utilizado como elemento funcional: siempre ocurría algo, inesperado, a menudo importante, tal vez porque toda una tradición americana desde el siglo XIX había venido identificando a ese medio de transporte, el más barato, sobre todo si no se compra el ticket, como el utilizado por desencantados, parias, aventureros, criminales y buscavidas.
Y es defendible que Teresa Wright o Dean Jagger están aún mejor que él.
Ella, más carnal y turbia que nunca, aniñada y frágil en ocasiones, pero transfigurada entre Buñuel y Fuller en esas impresionantes escenas tras la boda, con la voz rasgada por la pasión y el odio, confundidos en su mente. El plano en que dispara y estalla un quinqué a un metro de la cabeza de Mitchum, que no mueve un músculo, es antológico.
Jagger, como una presencia fantasmal, frío por estar reforzado por la distancia (la emocional: no es un asunto estrictamente personal, no hay prisas), un Mefistófeles en busca de algún Fausto (la guerra, su hermanastro, el imberbe pretendiente de Thor...) que le ahorre la tarea de ejecutar él mismo una venganza tan antigua como desproporcionada. Con cada "fracaso", se alimenta su desquiciamiento, que en el fondo es lo que busca, un antagonista a su altura, que "merezca" ser ajusticiado por su propia (y única) mano.
Las ambiciones de "Pursued" pueden parecen desmedidas.
Pocos rastros de teatro griego (o actualizaciones posteriores) o de ascendencia en la pluma de Stevenson, de surrealismo - excepto en lo que tiene de irrealidad - o expresionismo parecen encontrarse en el cine de Walsh antes de 1947, cuando aún no habían llegado sus grandes films de aventuras, de piratas y otros westerns emparentables con este pero más austeros y esenciales, aunque no por ello superiores, como "Colorado territory" o "Along the great divide"
Nada sin embargo parece forzado y todo perfectamente cristaliza cuando llegan los momentos que otorgan al film su auténtico valor, que no es ni teórico ni procede de sus especiales texturas.
Momentos cumbre en la carrera de Walsh como ese en que suena completa en una caja de música una de las más grandes canciones que se han escrito, la tradicional irlandesa "Londonderry air" - o en realidad su reinterpretación "Danny boy", la letra toma de ambas -, con un llamativo plano en el que Mitchum inclina su cuerpo desde la izquierda. Ellos, los Callum (un apellido gaélico, muy extendido) son los que poseen la "legitimidad" sobre ese folklore, pero él, adoptado, se ha hecho dueño de la situación, ha vuelto de la guerra convertido en héroe y destacándose en solitario, canta la canción penetrando en el encuadre y arrancando un dueto, no muy deseado, a Adam. En otra escena, hacia el final, esa misma caja será tapada por él de improviso, porque ya no se puede evocar más ese recuerdo, ese fugaz instante de armonía.
Escenas que son modelos de utilización de puntos de vista y tamaños de plano, como la del baile o la del cortejo fúnebre, construidas sobre un juego de miradas que asimilan y "enseñan" a utilizar la influencia de Orson Welles, descartando todo lo superfluo.
O esas dos asombrosas escenas vistas en plano general, con la cámara impertérrita, aguardando la llegada de dos balas: la que acabará con la vida de Adam cayendo desde un risco, sin un sólo contraplano y la que finiquitará al diabólico Grant, tras una desaforada carrera de Thor hacia Jeb cuando están a punto de ahorcarlo.
22 comentarios:
Una maravilla de recuerdo no muy lejano, al contrario que esa trompeta con la que terminó su carrera. Muy de acuerdo con los trenes. En unos dóas pondré uno de tantos donde no se pasaba por allí de casualidad.
A ese nivel está "A distant trumpet", más amplia y sabia. Imposible escoger un solo western de Walsh, que ya meses después de esta "Pursued" fue capaz de filmar otra joya, "Silver River", que enlaza con esa totémica obra final que citas.
"A distant trumpet" me impresiona mucho, sí.
Es curioso que no se asocie por lo general a Walsh con el "western", cuando hizo un montón de obras maestras y de lo más variadas, desde muy clásicas a totalmente excéntricas, además de algunas situadas más bien al Este del Mississippi. Y, para mi gusto personal, me sorprendo siempre al ver que mis 5 Walsh preferidos son "westerns", y quizá el primero el más "impuro", "mestizo", híbrido de melodrama, tragedia griega y cine negro, "Pursued".
Casi de acuerdo. Mi salvedad sería "Gentleman Jim", que acompaña a "Pursued", "A distant trumpet", "Colorado territory" y mi perenne favorita, "They died with their boots on".
Hola, qué tal,
Por razones personales que no son incompatibles con el mérito de la película, siempre me quedaré con "Battle Cry". También "Colorado Territory", aunque esta hace mucho que no la veo, pero no creo haberla idealizado ni nada parecido.
Pero es que como hizo tanto y tan bueno... Dejando a un lado algunas más visibles, en su día también me interesó mucho el Walsh de los 30 en dos caminos: la comedia "policíaca" algo híbrida y peculiar (Me and my gal, Big brown eyes, etc) que resulta muy interesante para ver cómo, siendo diferente a sus colegas, no era nada tosco en el asunto. Y las pelis de arrabal (Under PRessure, The Bowery) donde va casi sin cadena y donde se pueden ver auténticas burradas que todavía hoy llaman la atención. Después ves el Bowery de Rogosin y en ese diálogo con décadas, sucesos y estilos por medio, crecen todos.
Un saludo.
¿Y qué me dices de "The red dance" del 28?
De "Battle cry" es precisamente de la única otra película de Walsh que he escrito y también está entre mis favoritas, que son tantas (más de 25 me parecen obras maestras) y tan variadas que es difícil ordenarlas.
El film de Rogosin me pareció bien y capta una realidad que te parece ya habías visto en billares de Rossen, en garitos de Siodmak o en callejones de Fuller.
"Colorado territory" es aparte de una variación (muy superior) sobre un film propio uno de los más grandes remakes a secas, una cosa comparable al "All along the watchtower" de Dylan visto por Hendrix.
En fin, muy lejos no andamos: "Battle Cry" es mi 6º Walsh y "Gentleman Jim" el 7º. Yo incorporo otro "western" entre los 5 primeros, "Along the Great Divide", usualmente muy poco apreciado, pero para mí uno de los más grandes, desnudos, llenos de humor y trágicos a la vez que se han hecho, y que anuncia (y supera) los Boetticher-Randolph Scott.
Bueno, ya que estamos, pongamos un poco de orden:
1. THEY DIED WITH THEIR BOOTS ON
2. PURSUED
3. COLORADO TERRITORY
4. A DISTANT TRUMPET
5. GENTLEMAN JIM
6. ALONG THE GREAT DIVIDE
7. THE TALL MEN
8. CAPTAIN HORATIO HORNBLOWER
9. BATTLE CRY
10. THE KING AND FOUR QUEENS
Y aparte de otras muy conocidas, hay que mencionar joyas como "Glory alley", "The man I love", "The naked and the dead", "The red dance", "The revolt of Mamie Stover", "Salty O'Rourke", "The enforcer", "Silver river", "Artists and models", "Fighter Squadron", "Sea devils"...
La que sigue sin poder verse en cinemascope es "Esther and the King".
Es una pena lo de Esther y el rey. Yo me niego a verla mutilada. Ya vi mutilada A Private's Affair y fue una pena. No entiendo porqué esa y Marines Let's Go son películas tan oscuras. Parece que hay un prejuicio hacia esas comedias ligeras de los 60, porque las de Minnelli tampoco están bien editadas (Goodbye Charlie, The Reluctant Debutante).
Esbozo una sonrisa (de empatía) al ver que nadie cita The Roaring Twenties, White Heat o High Sierra, todas grandes películas, pero yo creo que sobrevaloradas en el total de la obra de Walsh.
Dos poco citadas y para mi obras maestras, son The Tall Men y, sobre todo, The Revolt of Mamie Stover, para mi la más extraña de las películas de Walsh (al menos para lo que entendemos de Walsh), y mejor melodrama que Band of Angels (que hace mucho que no veo). Saskatchewan, The Lawless Breed o Gun Fury también me parecen fantásticas, que tienen también mucho de trágico.
La última que descubrí ha sido The Yellow Ticket, y también me encantó. The Red Dance todavía la tengo pendiente... y con el tiempo que estuvo parada en el emule no sé cómo no la he visto todavía
A mí me gusta mucho "Band of angels", que sí creo una de las obras maestras de Walsh (también "White heat", aunque no a ese nivel) y una rareza (diría que total, es el único caso que conozco aunque imagino que habrá más, pero es muy llamativo para un film de 1957 y con Gable de por medio) en el sentido de que ni en los créditos ni en ninguna información de artículos, diccionarios, webs etc., figura productor alguno.
"The roaring twenties" ha enlazado la popularidad que tuvo hace años como especie de "último" film de gangsters antes del cine negro, además ambicioso sociológicamente (para mi gusto a base de hacerlo todo muy evidente y por momentos aparatoso, problema que ya tenía "The regeneration" en 1915 y que comparte con "The public enemy" de Wellman, "Little Caesar" de LeRoy y casi con "Scarface", diferente al estar planteada como una comedia) con el impulso que le dio el culto subsiguiente promovido por Scorsese, De Palma & co.
"High Sierra" me parece muy bien, pero empequeñece al lado de "Colorado territory"; de todas formas prefiero una inmediatamente anterior, "They drive by night".
Otra que creo peor que la fama que tiene es "The strawberry blonde".
Puestos a precisar órdenes, y encontrando que, desde mi punto de vista, Walsh tiene más de 30 obras maestras en su haber, las que yo prefiero serían, por supuesto en este momento (puede cambiar con que vuelva a ver alguna):
1.Pursued(47), "They died with their boots on"(41), Along the Great Divide(51), Colorado Territory(49);5.A Distant Trumpet (64), Battle Cry(55), Gentleman Jim(42), The King and Four Queens (56), Captain Horatio Hornblower, R.N.(50), The World in His Arms (52), The Tall Men(55), Distant Drums(51);13.The Naked and the Dead(58), Band of Angels(57), Silver River(48), Uncertain Glory (44), The Man I Love(46), The Horn Blows at Midnight(45),*The Red Dance(28);20.Artists and Models(37), The Enforcer(50), Sea Devils(52), Esther and The King/Ester e il Re (60), Northern Pursuit(43), They Drive by Night(40), Manpower(41), Glory Alley(52), The Big Trail(30);29.Going Hollywood(33), White Heat(49), Objective, Burma!(45), Salty O'Rourke(45), The Thief of Bagdad (24). En cualquier caso, una imponente montaña de buen cine, muy variado y divertido, nada pretencioso, nunca pesado, a lo largo de por lo menos cuarenta años. Es de lo que me temo no vuelva a ser posible.
Ah, una aclaración para alguno que me sabe gran entusiasta de "The Revolt of Mamie Stover"(en algún momento una de las cinco que prefería) y que puede extrañarse de su súbita ausencia: no es un olvido, y me sigue gustando mucho, pero no ya en la primera línea. No sé si es que fue (no recuerdo haber leído quejas al respecto, pero parece verosímil y hasta inevitable en esa fecha) mutilada atrozmente, por razones censoriales (probablemente) o de otro tipo, pero no me ha "subido" con sucesivas visiones, y en las dos últimas le encontré un agujero narrativo muy decepcionante. Y es lástima, porque tiene cosas maravillosas y es muy original (quizá en exceso para la época) como historia.
A mi todo el principio en el barco me parece gigantesco, y luego la famosa escena de la playa, me resulta extraño que no se haya convertido en parte de la iconografía del Hollywood clásico. Quizás tanto Walsh como Jane Russell eran demasiado rudos y toscos para la mitomanía. Si hubiera sido Rita Hayworth... precisamente en la escena de la playa, cuando al final se besan los dos en el agua es posible que haya algún toque de censura, ya que hay un corte muy brusco que apenas permite ver cómo se tocan los dos personajes. Y luego habría problemas más generales, por el hecho que trate de una mujer independiente que se enriquece gracias (o debido a) al ataque a Pearl Harbor.
Es una película a la que es fácil tener cariño, porque siempre las más desasistidas son las que más lo necesitan. En general, la filmografía de Walsh está bastante infravalorada, quitando las películas de gangsters y las de guerra de los 40, donde Walsh practica un "humanismo" que es fácilmente identificable con la mayoría bienpensante, por la "izquierda" mediática demagoga que domina la cultura, mientras que a sus westerns siempre se le buscan ideas misóginas y retrógradas, siendo el mejor ejemplo They Died with the Boots on cuando, en mi opinión, no hay nada de eso...
Mi lista de Walsh: The Man I Love, The Horn Blows at Midnight, The Red Dance, Artists and Models, Northern Pursuit, Manpower, Going Hollywood, Salty O'Rourke. Son los grandes Walsh que citáis que aún no he visto, feliz falta a la que iré dando remedio. Y otros que vi hace tanto que ya no recuerdo bien, como Glory Alley o Sadie Thompson (aunque los impresionantes primerísimos planos de Gloria Swanson en esta última película no los he olvidado en treinta años).
En cuanto a Pursued, me gustaría dedicar un pequeño homenaje a Alan Hale, que interpreta aquí un personaje recio, firme e inteligente. Era un actor muy versátil, como War Bond (y tan infravalorado como éste). Uno y otro podían hacer de patanes, de bobos, de rufianes y también de líderes, de tipos serios o de amigos jaraneros y entrañables, es decir desde canallas a (lo que es muchísimo más difícil hacer bien) personajes encantadores, nobles y llenos de humor. Igual que Bond lo es en el mundo fordiano, Hale es un elemento sustancial en el mundo de Walsh. En el mundo inmenso de Walsh.
¿A ninguno os gusta "A lion is in the streets"?, tengo uno de esos imprecisos pero muy buenos recuerdos juveniles.
Me decepcionó cuando la vi. Me da la impresión de que Walsh se desinteresó del proyecto que había puesto en marcha Cagney, quien sí parece creer en la historia (creo recordar “seria” y “crítica”) y en la presunta fuerza y complejidad del protagonista. La película es correcta pero previsible y, lo que es peor en una obra de Walsh, sin vigor. Y tuvo una consecuencia penosa: Cagney y Walsh no volvieron a trabajar juntos.
Una curiosidad.
Si alguna vez veis o volvéis a ver “Come September” (una muy simpática comedia de Robert Mulligan), fijaos en los planos sobre los que se desarrollan los créditos. Estoy convencido de que los filmó Walsh.
Son vistas de monumentos, plazas y calles italianas captadas con una rotundidad, precisión y sentido de la belleza puramente walshianas. Y en cada uno de esos planos aparecen mujeres guapísimas, sensuales, francas y seguras de sí… inequívocamente walshianas, vamos (del Walsh de la última época, para ser exactos).
Walsh figura como uno de los productores de la película. Es raro que la produjera y no la dirigiera ¿no? Quizás puso en pie el proyecto y luego lo pasó (o le obligaron a pasarlo) a otras manos.
La explicación de que Walsh figure como productor en Come September se debe a que él tenía determinados derechos sobre el contrato de Rock Hudson. Walsh le había vendido el contrato a la Universal, pero el rodaje comenzó antes de que el acuerdo comenzase, así que Walsh retuvo los derechos sobre una película más y tuvieron que ponerlo como productor.
Además, en aquella época Walsh estaba haciendo películas para la Fox, realmente casi toda su carrera transcurre entre la Warner y la Fox, así que sería difícil que realizase un proyecto en la Universal. Puede ser, en todo caso, porque cosas más raras se han visto y en aquella época cada vez le era más difícil hacer sus películas en el sistema de estudios, por la edad y por su amor hacia el peligro, así que quién sabe. No sé si dirá algo en sus memorias, que no he leído. Pero en principio, la presencia de Walsh en los créditos es por lo que dije antes.
Otro western de Walsh que, aun siendo más ligero, me parece divertidísimo es Mando siniestro. En cambio Cheyenne me dejó más bien frío en la única oportunidad que le he dado hasta el momento.
Por otro lado, Walsh si que hizo varias películas para la Universal en los 50: El mundo en sus manos, Historia de un condenado, Rebelión en el fuerte... Incluso realizó una para la Columbia, Fiebre de venganza.
Si nos metemos en el tema de su participación en otras películas, y dejando al margen Sin conciencia, según mis indagaciones, en los westerns Montana y San Antonio no pasó más allá de verse ligado a estos proyectos durante la preproducción y no llegó a rodar nada. En el caso de Montana, durante el tiempo que Walsh fue asignado a ella, iba a protagonizarla Ronald Reagan. En San Antonio, Harry Carey se iba a encargar de interpretar al "sidekick" de Flynn, pero se desentendió del proyecto al no gustarle el papel, que pasó a manos de John Litel. Lo que no he encontrado nada es de la implicación de Robert Florey en esta última película.
Y hablando de los Carey, en Pursued tiene uno de sus primeros y más destacados papeles Harry Jr., recientemente fallecido.
Jesús, sobre lo que comentas de la rareza de la ausencia de productor en La esclava libre; te comento que otro film de la Warner similar es Yellowstone Kelly, de Gordon Douglas. Recuerdo haber leído una entrevista por la red al guionista Burt Kennedy en que explicaba en qué consistía esta práctica ocasional de la Warner, pero no he logrado encontrar de nuevo esa entrevista. Comentaba también Kennedy que escribió el guión de dicha película para Ford y Wayne, pero que el proyecto pasó a otras manos porque a Wayne no le llegó el guión mientras rodaba The Barbarian and the Geisha en Japón.
Sin desmerecer el trabajo de Douglas, cuya trilogía de westerns con Clint Walker me parece estupenda, uno se lamenta de lo que podría haber sido la película con la otra pareja.
En alguna entrevista tardía, no recuerdo ahora cuál, Walsh explicó que su poco aprecio/respeto por los productores en general le llevó a no firmar como tal cuando ejercía, ocasionalmente, esa función. Si no recuerdo mal, además de "Band of Angels" hay alguna otra que parece "no producida", también en los años 50, juraría que "Battle Cry". Y puede que "Salty O'Rourke"(1945) la produjera sin crédito. Sin embargo, en "The Lawless Breed" (1952) creo figuraba como productor ejecutivo, y como productor tanto en "Esther and the King"(1960), con su propia productora, y en "Marines, Let's Go!"(1961), de la que firmaba también el argumento.
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