lunes, 2 de marzo de 2015

LOS QUE VIVIERON

Que de una película pueda decirse que todas y cada una de sus escenas reafirman sin énfasis la razón para haber compuesto así y no de otra manera sus imágenes, no parece gran elogio.
La audacia sólo estribaría en que es el punto límite de un hecho que debiera ser un principio válido para casi cualquier película: se trata de modular, dosificar, el convencimiento en las soluciones, las respuestas a las preguntas que continuamente nos hacemos los espectadores.
Obviamente, si no hay un desarrollo ni una "seducción", tan sólo más y más rimas y estribillos a añadir a la idea de partida, si esta no nos interesó o nos pareció temeraria, el margen es exiguo; a los pocos minutos, segundos tal vez, la película debe funcionar o ya no lo hará.
"Tri presni Leninie" es por ello, una prueba de fuego, incluso para un consumado "sublimador" como Dziga Vertov.
Su primer film sonoro - con sonido, más apropiadamente y este segundo tampoco es otra cosa que una obra musical no narrativa y en un gran porcentaje muda, interrumpida por algunas voces directas -, "Entuziasm (Simfoniya Donbassa)" sobre los mineros ucranianos, aún partía y superponía muchos de los brillantes hallazgos de "Chelovek s kino-apparatom" para, como ella, tratar de elevarse sobre su propia materia fílmica. Han resultado mayoritaria y justamente vitoreadas.
"Tri presni Leninie", que abunda y progresa en esa línea, que no es esencialmente diversa de ellas salvo en el tema, no lo ha sido. Las razones no parecen muy cinematográficas.
Otras películas, horas y horas de documentales, mil testimonios y aportaciones contemporáneas o sucesivas (hay donde elegir y derecho a no hacerlo, derecho solo a pensar) abordan cuanto, sin dilucidarlo, trae a primer plano.
Para la Historia quedarán las controversias acerca del personaje, las discusiones sobre las medidas, las contramedidas, las cumbres y las simas de su mandato; para otros queda, en definitiva, la tarea de desentrañar - y ya que vivió gran parte de su vida con el cine, con renovadas "pruebas" - los hechos como verdaderamente sucedieron, si tal cosa es posible.
Porque el lugar que debía o debiera ocupar V. I. Lenin preocupa muy poco a Vertov, que prefirió mostrar al líder bolchevique y a su ya prolongada ausencia - por desgracia, remontajes posteriores aplanaron algunas de sus bellezas - como lo hubiera hecho un buen amigo suyo de haber sido cineasta, Maksim Gorki.
Desde luego "Tri presni Leninie" deja atrás la propaganda, traspasa la hagiografía y accede directamente al culto porque no mira hacia la devoción profesada a Lenin, sino desde la que le tuvieron cuantos le idolatraron.
Estas nuevas huellas visibles sobre la memoria de aquel tiempo que trae Vertov, que podrían ocupar su lugar en la rigurosa crónica de cuanto aconteció en los diez años posteriores a la muerte del "padre", están dispuestas sobre todo para impresionar conmociones anónimas - con ellos, con esta gente sencilla, los lemas se materializan o dejan de tener sentido -, de esas que no esclarecen absolutamente nada.
Tártaros, uzbekos y otras abrumadoras minorías sin voz ni voto, de las que muchos pensarán que no se enteraron de la misa la mitad, iletrados, con el árbol genealógico avasallado desde las ramas que la memoria alcanzaba, gentes que nunca vieron ni las coronaciones ni las barricadas de la Plaza Roja, que pedían un trozo de tierra del vastísimo horizonte o lo que quiera les hiciese creerse libres.
Y Vertov, irreprochablemente, es incapaz de filmarlos "en prosa".
Ese folklore oral que debe ser traducido a imágenes, le sirve para adelantarse por ejemplo sesenta y seis años a Apichatpong Weerasethakul ("Dokfa nai meuman"). Y además borró las huellas de su trabajo.
Interesante - revelador como experimento y para equilibrar y elevar aún más al resto del metraje - sería suprimir el segundo movimiento (que no canción: están sólo apuntadas estas ignotas melodías que inspiran cada una de las tres partes de las que se compone el film) de la obra, el más "indiscutible" de los tres por recoger conocidas imágenes de archivo.
Es decir, no estaría mal imaginar el film si no apareciera siquiera Lenin - bueno, ya asoma al final del primer bloque y testimonialmente lo hace en el tercero - una utopía realmente si se trataba de un encargo para conmemorar su muerte... ¿lo hizo Vertov?

38 comentarios:

Rodrigo Dueñas dijo...

Hola, Jesús. Podría aceptar tu sugerente propuesta de que la película “deja atrás la propaganda, traspasa la hagiografía y accede directamente al culto porque no mira hacia la devoción profesada a Lenin, sino desde la que le tuvieron cuantos le idolatraron.” Pero en ese caso ¿cómo es posible imaginar (como preguntas al final) un “Tri presni Leninie” sin Lenin?
Porque Lenin no sólo aparece, copándola, en la segunda canción, sino de modo recurrente en la primera y en la tercera, y en el prólogo y en el epílogo. Imaginar la película sin Lenin es más difícil que pensar en un “Triumph des willens” sin nazismo.
Si se recurre a planos de campesinos, de paisajes, de fábricas, de pobres gentes y de masas es para invocar y aplaudir a Lenin, son objetos que se usan para engrandecer (y tras ello, se olvidan) al líder.

Jesús Cortés dijo...

Bueno, es fácil. Las imágenes de Lenin obviamente no son de Vertov, tuvo que recopilar todo lo que había rodado sobre él y así satisfizo a la productora, que sólo quería un film de propaganda.
Pero el verdadero interés para Vertov no era el de entregar un panegírico, sino el de incorporar a un personaje otra visión, la del pueblo que continuaba cantándole y no olvidando alguna de las cosas que llegaron con él y antes no tuvieron. Por muy acrítico que fuese el material que encontró, trató de plasmarlo haciendo de vehículo, de altavoz de esas voces que nadie nunca escucha.
¿Por qué no pensar entonces en olvidar incluso al destinatario de tales rimas - ya que era tan conocido, nadie necesitaba su imagen para identificarlo - y dar todo el protagonismo a quienes le recordaban?
Precisamente una de las cosas que más me interesan del film es que esos rostros o detalles (el guarda congelado de frío al lado del ataud por ejemplo), de de gente de quienes no sabemos ni los nombres, se adhieren automáticamente a esa memoria colectiva gracias a su talento visual, musical y coreográfico.

Anónimo dijo...

Aprovecho la entrada rusa para anunciar el proyecto de traducción ruso-español por una cinéfila moscovita de Poyezd idyot na vostok, película que mencionaba Miguel Marías en este blog hace algunos años. Perseguimos incansablemente las recomendaciones de buen cine.

Ángel

Jesús Cortés dijo...

Una maravilla vista con los rudimentarios subtítulos autotraducidos de momento.
Buena iniciativa.

Luis S. dijo...

La verdad es que, por muy interesante que pueda ser una película en sus formas, estética o influencias, o por muy atractiva desde un punto de vista histórico, sociopolítico o meramente cinematográfico, me cuesta trabajo sentirme atraído a priori por un tipo de cine propagandístico, ya no digamos hagiográfico o de culto a la personalidad, dedicado a un señor como Lenin. Menos aún cuando en estos tiempos se sabe que, no ya sólo con Stalin (lo cual ahora admite ya todo el mundo, hasta los más sectarios), sino ya con el propio Lenin, el comunismo en Rusia en los años treinta era una pesadilla, un crimen organizado y generalizado, un horror revolucionario.
Respecto de la "memoria colectiva", no sé, tengo muchas dudas sobre ese concepto, pero bueno, es discutible, supongo.
Me disculpo por opinar, claro, sin haber visto la película.

Jesús Cortés dijo...

Por las muy diversas facetas del cine "intervenido" (escrupulosamente atendido o brillantemente eludido) han pasado cineastas con talento (a veces mucho) como Curtiz, Eisenstein, Harlan, Arévalo, Alessandrini, Del Carril, Xie Jin y un largo etcétera que debieron lidiar con asuntos tan o más controvertidos aún que los de Lenin y compañía.
Son demasiados dictadores, censores y plutócratas los que hubo en el siglo XX o proliferan como setas en lo que llevamos de este, para perder de vista el cine hecho bajo su manto.

Anónimo dijo...

A Luis S.:
¿En la "pesadilla comunista" que era Rusia se morían de hambre como en Estados Unidos?
No lo digo yo, lo decían Steinbeck o el gran John Ford.
Saludos.
Julio Ortega

Anónimo dijo...

Otra cosa, Sr. Luis S.: Lenin se murió en 1924.
Saludos
Julio

Rodrigo Dueñas dijo...

Me ha sido preciso un nuevo visionado para empezar a apreciar las efectivas bellezas de “Tri presni Leninie”: rimas, enlaces, contraposiciones, armonías y choques entre planos, entre escenas, entre bloques-cantos (además del respeto por las gentes sencillas, sin historia) emergen una vez que uno se olvida del fin primero, oficial, de la obra. Y es que me parece que es tan excesiva y abusiva la hagiografía que acaba siendo contraproducente como propaganda: sólo los convencidos de antemano -como tantas veces sucede en el mal cine político- apreciarán el contenido, buena parte de los espectadores reaccionarán a la contra.
Tienes razón, Julio; Lenin murió en 1924. Y Stalin en 1953. Para entonces cientos de miles de rusos habían fallecido a causa de las purgas, de las hambrunas o de las deportaciones al Gulag (allí perecieron, como bien sabes, muchas más gentes que en los campos de exterminio nazis).
Steinbeck y Ford pudieron criticar las injusticias cometidas en su sociedad. No por ello acabaron en un campo de concentración. Y es que la democracia, con sus imperfecciones, es preferible a la dictadura.

Anónimo dijo...

Rodrigo Dueñas, me está atribuyendo una simpatía por la dictadura estalinista que no he sentido nunca. Por lo que se ve no se pueden poner los puntos sobre las íes que muchos enseguida clasificáis. Señalé la fecha de la muerte de Lenin y que en Estados Unidos la gente se moría de hambre en los años treinta. Hechos objetivos. En la polémica política no quiero entrar. La URSS era una dictadura deplorable pero es discutible que fuera comunista y también es discutible que Estados Unidos sea una democracia.
La película que comenta Jesús no la he visto pero trataré de llenar esa laguna.
Un saludo sin mala onda.
Julio Ortega

Jesús Cortés dijo...

Me parece Julio que Rodrigo no te atribuye nada. Entre no ver como una pesadilla y simpatizar hay un trecho demasiado grande que no hace falta que abrevies de las palabras de nadie, menos aún de las de quien ha demostrado siempre ser inteligente y mesurado.

Anónimo dijo...

Su comentario sobre las purgas estalinistas, dirigiéndose a mí, es obvio.

La URSS fue una pesadilla para mucha gente como Estados Unidos lo ha sido siempre para mucha otra.

El capitalismo liberal acumula más crímenes, guerras y expolios que ningún otro sistema, y no veo que ningún cinéfilo diga: "no voy a ver esa película porque es estadounidense o porque justifica el orden establecido". En cambio, sí al revés. Por algo será. Mucha propaganda y poco conocimiento de la historia es lo que hay en España.

Pero yo encantado de debatir sobre la URSS, si se tercia. Con datos.

Julio Ortega

Jesús Cortés dijo...

No es este un foro para esos debates, Juliio.

Juan Canseco dijo...

Hablando de cine soviético, ¿podéis recomendarme algo de las ex-repúblicas de Moldavia y Bielorrusia, época URSS?
Gracias anticipadas.

Juan Canseco dijo...

Voskhozhdeniye tengo entendido que es bielorrusa?
De Ucrania hay films identificables, pero de otras ex-repúblicas no hay demasiadas referencias.

Aprovecho para felicitaros por el blog.

Jesús Cortés dijo...

No sé si más rumano o más moldavo es Emil Loteanu y (sin olvidar a Otar Ioseliani, claro) georgiana es Leila Abashidze de los que se me ocurren interesantes.
Me parece que bielorruso es uno actual más renombrado que realmente valioso para mi gusto, Sergei Loznitsa.
Letón es precisamente uno mencionado indirectamente antes por Ángel, el excelente Yuli Raizman.

Juan Canseco dijo...

Los apunto, Jesús.
De Loteanu y Oselliani he oído hablar, pero no he visto nada.
De los otros ni hablar. Buscaré algo.
Saludos

Jesús Cortés dijo...

Ioseliani es grande y no sólo como director, también como guionista. Me encantan "Lundi matin", "Brigands, chapitre VII", "Les favoris de la lune", "Adieu, plancher des vaches!", "Et la lumière fut", "Jardins en automne", "Iko shashvi mgalobeli"...

Juan Canseco dijo...

Apuntadas.
¿De Loteanu qué busco?
A Loznitsa lo descarto.
Saludos

Rodrigo Dueñas dijo...

Si me permitís intervenir, quisiera añadir a los largos de Ioseliani recomendados por Jesús, "Giorgobistve" ("La caída de las hojas"), mi favorita junto a "Iko shashvi mgalobeli" ("Había una vez un mirlo cantor").
Grande (en su modestia), muy humano, único es Ioseliani. A ver si hay suerte, Jesús, y algo suyo te motiva y le dedicas una de tus entradas.

Luis S. dijo...

Sí, Lenin se había muerto antes, es cierto; me referí a los años treinta porque esta película que comenta Jesús es de los años treinta y, por lo que parece, es propaganda, hagiografía y tributo a Lenin.

Para Julio: Parece que aún hoy día hay personas más o menos equidistantes entre la democracia (todo lo imperfecta que se quiera, como señala Rodrigo) y un régimen totalitario. Llegar a esos extremos...

Por supuesto, Jesús, no digo yo que no pueda interesarme por el cine hecho en países dictatoriales, etc. Sería muy obtuso por mi parte. Lo que sí digo es que, a priori, me interesa menos una película tan "obviamente", por lo que cuentas, propagandística.
Lo cual no es óbice, desde luego, para que no pueda ser una obra atractiva o sugerente de muchas maneras, como "El triunfo de la voluntad" y tantas otras.

Jesús Cortés dijo...

Algo sobre "Lundi matin" hice, pero ni yo lo conservo. La recuerdo como una de las mejores tardes de mi vida en un cine junto a una fuga de un examen para ver "Manhattan murder mistery".
En cuanto a Loteanu, todo un personaje, vale la pena ver cualquiera que se encuentre, preferentemente las que están antes de "Tabor ukhodit v nebo". Se le ha relacionado con Kusturica, pero era mucho más consistente y no por ser más serio.

Jesús Cortés dijo...

La propaganda está en todas partes, Luis.
Hollywood produce montones de películas para proteger su estauts, docenas de cineastas y productores de todas partes para consolidar su "marca"... no hace falta pensar en política siquiera.

Anónimo dijo...

De Bielorrusia, todavía como república soviética, se puede ver Alpiyskaya ballada con subtítulos en español. Está bastante bien.

Ángel

Juan Canseco dijo...

Hola, Jesús. Esa Tabor ukhodit tiene buena pinta. De las anteriores que vienen en la Wikipedia está disponible para descarga Lautari. Voy a ver esas dos.

Saludos y gracias

Juan Canseco dijo...

Gracias, Ángel. La apunto la bielorrusa. ¿Lautari qué tal está? Tabor está en torrent, dos archivos en HD.

Saludos

Anónimo dijo...

Perdone, Luis S., pero es que sigo buscando donde dije yo algo que pueda llevarle a usted a pensar que defiendo la dictadura soviética. Quedo yo de malo por discutir, pero es que cuando se imputa a los demás algo injustamente o se dice que dicen lo que no dicen, es muy molesto. Todo por recordar que en Estados Unidos había gente que se moría de hambre. Que si llamamos "pesadilla" a la URSS, que pareciera que la Rusia zarista fuera idílica, tendremos que ser consecuentes y usar términos parecidos para otros sistemas que también han triturado al género humano, dentro de sus fronteras o fuera de ellas con guerras imperialistas y genocidas. Y para no llevarnos a engaño, la pasión por el cine debería estar por encima de la política. Pero es que fue usted quien le hizo ascos al film de Vertov y empezó con comentarios políticos ("pesadilla").

Julio

Jesús Cortés dijo...

"Lautarii" como todas las vistas de Loteanu es bastante sencilla y sensible, aunque también enfática - un problema que es difícil saber si es de presupuesto, de miedo a no perdurar o de simple limitación de recursos a la hora de filmar, pero que se da en muchas películas de la Europa del Este desde los 60 para acá - y quizá pueda resultar por ello más teórica y hasta pretenciosa de lo que realmente es.
Debe haber doble versión, en rumano y en ruso.

Luis S. dijo...

Disculpa, Julio, hablé de aparente equidistancia entre democracias y dictaduras, nada más.
Sobre lo del hambre en los EEEUU, "Las uvas de la ira", etc., claro que la habría (entre los pobres), no lo dudo, allí y posiblemente en todos los demás países del mundo por aquella época.
Sí, por estar, estaría dispuesto a sostener incluso que "todo cine" es político, pero en fin. Yo pensaba que eso era un argumento del post-estructuralismo o de ese palo, pero vaya.
En todo caso, sí parece obvio que hay mucho cine de propaganda, también en los EEUU, por supuesto. Nada que objetar.

Juan Canseco dijo...

Pues sí, el cine soviético me parece un tanto enfático también a mí, me pasa como con el cine italiano (el moderno también), se sueltan mucho la melena, tienen la sangre demasiado caliente para alguien como yo.

Saludos

Jesús Cortés dijo...

Se puede ser apasionado sin ser enfático. Subrayar, ralentizar, sobreexplicar, dirigir demasiado la mirada del espectador suponiendo que de otra manera no va a ser capaz de detectar lo "importante" o lo que quiere comunicar con esmero... nada de eso hay en los mejores italianos ni por supuesto en Barnet, Donskoi, Raizman, Vertov, Solntseva, Romm, Bauer, Ekk, Ioseliani, Room y compañía.

Anónimo dijo...

No pasa nada, Luis. Igual me excedí yo. Un saludo cordial.
Y sobre lo que comentáis del énfasis, yo creo que es cuestión de gustos y la prueba está en que las preferencias cambian según los espectadores y los países. A mí no me gusta demasiado Ioseliani y sí me gusta Loteanu, al menos las dos que he visto suyas. O Eisenstein, que era todo "énfasis". La contención de los clásicos no es el único camino abierto en esto del cine. Aunque cada uno tiene sus gustos.

Julio

Jesús Cortés dijo...

Nada de acuerdo en que Eisenstein fuera enfático. Esa arquitectura y esa concepción del montaje caminaban a un ritmo donde nada decisivo era dicho ni dos veces ni detenido para ser mejor comprendido.

Anónimo dijo...

Pues pon algún ejemplo de cine soviético donde se dice dos veces lo mismo para saber a qué te refieres.

Julio

Anónimo dijo...

Alguna escena, algún episodio concreto para saber lo que quieres decir con enfático, que por lo que has comentado es lo que yo llamaría redundante.

Un saludo
Julio

Jesús Cortés dijo...

Dije de la Europa del Este y me refería sobre todo a checos, polacos y demás, pero con los rusos no hace falta ni irse a alguno mediocre o falto de talento. Grigori Chukhrai sin ir más lejos, que tiene películas muy buenas, suele ser - como tendencia natural o no reprimida - cansino y machacón y forzar mucho estéticamente lo que sin tanta composición sería más efectivo. "Sorok pervii" por ejemplo es un film que me cuesta mucho ver, que me resulta monótono en el uso de picados e insertos porque están superpuestos siempre a la puesta en escena, que sólo "los necesitaría" a veces. O quizás nunca.
Y no por ser énfasis conmovedores, sinceros - se trata de un film de debut, tantea terreno, prueba cosas - funcionan.

Anónimo dijo...

OK, Jesús, todo aclarado. Aunque a mí Chukhrai no me parece mejor que Loteanu (aunque del rumano o moldavo solo vi dos films, excelentes bajo mi punto de vista) si te referías al mismo como mediocre.
¿Tarkovsky qué te parece, eres fan? Yo tengo sentimientos encontrados.
Un saludo
Julio

Jesús Cortés dijo...

Tarkovskii me gusta, sobre todo "Soliaris" y "Ivanovo detstvo". Ya un poco menos "Andrei Rublev" y "Stalker".
Pero ni a esas ni, lógicamente, a otras que me parecen menos inspiradas, las echo de menos si hace tiempo que no las veo.
Creo entender qué parece tan grandioso a sus fans, pero yo me conmuevo (y vuelvo) con otros muchos antes.
No me parece desde luego, como podrás suponer, ni de los cinco ni de los diez ni de los quince mejores cineastas rusos.