viernes, 2 de septiembre de 2016

DE MÚSICA LIGERA

Cumplidos los sesenta y cinco años con su eterno aspecto de profesor de matemáticas y dedicado a un medio como la televisión en el que siempre pareció sentirse cómodo, le pasó, quizá definitivamente, la oportunidad de llegar a ser "algo importante" en el cine al suizo Jean-François Amiguet. Esa posibilidad de alcanzar prestigio cinematográfico quedó en gran medida hipotecada a una defensa sostenida o al menos a un gran apego que la crítica de su país de adopción, Francia, jamás le tuvo, más aún si es más desconocida su última película (de 2010) que la primera, no se han dado a ver - ni subtitulado siquiera - las que alcanzaron un mínimo eco entre ambas y permanecen inéditos muchos de los cortos y documentales que ha venido rodando desde 1971; lo disponible se reúne en un coffret editado por la Cinemateca suiza.
Como no creo en conspiraciones y de síntomas del "estado de la crítica" nada sé, la mala suerte de Amiguet no me puede parecer otra cosa que el resultado de una sonrojante suma de perezas y miopías. Hay tantos argumentos esgrimidos para ensalzar a otros - mejores y peores, mayores y más jóvenes - que se podían haber repetido cuando se pasaron brevemente, por carteleras y festivales, películas como "La méridienne" o "L'écrivain public", que no queda más remedio que pensar que son las mismas razones por las que ha sido penalizado. La levedad, la vibración "juvenil" de sus personajes cualquiera que sea su edad, el afecto por cuanto esquive lo ordinario o un sentido del humor extravagante, copan la pantalla con toda la intensidad vitoreada en las obras de los justamente reconocidos Jean-Claude Guiguet, Jean-Claude Biette o Éric Rohmer... o inadvertida en el cada vez más marginado Robert Guédiguian.
Precisamente fijándonos en el caso de este último, resulta dramático constatar qué poco importan ya - que es tanto como decir qué poco venden ya - las ideas y las fidelidades, cómo ha perdido vigencia valorar a un cineasta por cómo mira antes que por cómo quiere ser visto y cualesquiera otros elementos "íntimos" en otro tiempo de primer orden para definir a un creador cuando se pretendía intelectualizar su obra. La resistencia, la solidaridad o la compasión, por citar tres de los valores en más franco declive y aún fundamentales para Guédiguian, bullían bajo grandes y pequeños acompañamientos estéticos, prolija o fugazmente, pero siempre de manera nítida y siendo con asombrosa frecuencia los destinos de la puesta en escena, lo escogido de entre lo que se deseaba que permaneciera si sólo pudiese ser una cosa.
Hasta los más poderosos creadores formales no alcanzaron su cénit hasta que consiguieron aprehender la verdad del gesto humano. ¿Qué tiene que hacer la faraónica reconstrucción de Montecarlo emprendida para rodar "Foolish wives" frente a aquel momento en que un primer plano mantiene una decena de segundos el rostro de Dale Fuller a través del piecero de la cama en que yace quebrada de dolor?, ¿no era acaso mucho más apasionante la historia de amor emilybrontiana rememorada, sin un sólo flashback, de "Under Capricorn" que sus deslumbrantes continuidades y movimientos de grúa?, ¿por qué no aminora un ápice la grandeza de "Heaven's gate" si se suprimen las dos escenas más espectaculares del film, la del jubileo en Harvard y la de los patinadores?  
En Amiguet, tan lejos de esos privilegios formales, tampoco tienen fácil defensa ni la utopía estrafalaria de "Au sud des nuages", ni el sobrio y realista encuentro de "Sauvage", ni el romanticismo itinerante de "L'écrivain public" o el encantador juego de corazones que propone "La méridienne". El miedo a ser burlado, que decía Radiguet, supongo.
En su cine, desde la primera carta que se lee en "Alexandre", la emoción no provendrá del asombro y sólo asomará cuando un personaje comprende qué es importante, dónde ha dejado escapar una posibilidad de ser feliz. Ahí se concentran sus modestas "escenas cumbre", siempre con una pareja, planos habitualmente sucesivos y dialécticos, que no parecen llegar a conclusiones, pequeños remedios para dudas que nunca se van.  
 
 

9 comentarios:

Luis S. dijo...

Está bien lo que cuentas sobre Guédiguian (primera vez que oigo el nombre de Amiguet, gracias: con ese apellido no se pueden hacer malas películas) y sobre "la verdad del gesto humano", que me recuerda aquello de (palabras no textuales) "captar la belleza del instante elocuente" que alguien dijo o escribió hace unos años, no sé si M. Marías. Y he pensado ahí en un reciente descubrimiento mío, ¡tan tarde!, "Days of Heaven" de Malick, que me ha entusiasmado.

Hablando de MM. Me uno a la enhorabuena por su premio en Santander. Y es bonito lo que Garci dijo ese día.

Jesús Cortés dijo...

A mí nunca me gustó gran cosa ese Malick, pero comparado con los recientes...

Miguel Marías dijo...

Luis S., la cita no es mía, aunque yo la he mencionado a menudo. Es en realidad "captar la belleza del gesto elocuente", y es de alguien mucho mejor que yo: D.W. Griffith.

Miguel Marías dijo...

Muy bien en lo que puedo juzgar, aunque echo en falta un poco sobre "Sauvage" y "Alexandre", que no conozco. Celebro que al menos los suizos hagan por fin caso a Amiguet, aunque un poco tardíamente; me temo que no ayude a su demasiado breve carrera; parece refugiado en documentales y TV. En los Top de 2006 de "Senses of Cinema" me permití recomendar "L'écrivain Public" y "La Méridienne", y en los de 2008 "Au Sud des nuages", que son las únicas películas suyas que he visto por ahora, y que aprecio enormemente. Lástima que por ello tenga ya buena parte del caro "paquete" de DVDs editado por la Cinémathèque Suisse.

Anónimo dijo...

Primera noticia. Pinta bastante bien. ¿Sería mucho atrevimiento pedir alguna indicación sobre dónde encontrarla?

Muchas gracias y un saludo

Crusoe

Jesús Cortés dijo...

Pues en ese cofre y alguna (no todas ni en las mejores condiciones) en Karagarga (que yo sepa, en otras webs supongo que también). Alguna podría subir a wetransfer si quieres. Con una dirección de mail es suficiente.

Anónimo dijo...

Pues muy agradecido, me viene muy bien, porque hoy mismo llegué a Madrid y estaré por aquí un par de días (en la costa no tengo conexión, lo que echo más en falta de internet es el cine, casi podría decirse que tengo mono). Para aproximarme me conformo con la de Scott Thomas, 'La Méridienne'.

cgqueimadelos@yahoo.es

Gracias y un saludo

Crusoe

Jesús Cortés dijo...

Esa precisamente no la tengo "digitalizada" y la copia de KG es una birria. A mano tengo "L'ecrivain public" si quieres hacerte una idea.

Anónimo dijo...

Perdona, no había vuelto a entrar. En dos horas tengo que irme (unos días antes de lo previsto), así que no te tomes la molestia. Te agradezco el detalle, que es lo que cuenta. Apuntado queda.

Crusoe