"The unsuspected" (1947) es la película con la que culmina Michael Curtiz una serie de films donde el grado de estilización y depuración de la elegancia de la puesta en escena, la brillantez de los diálogos y la perfección de los resortes del argumento son los elementos no que resultan de la película sino que son su base, de donde parte. Después de "Casablanca" del 42, "Passage to Marseille" del 43, "Mildred Pierce" del 45 o la deliciosa "Life with father" del 47, por poner los ejemplos más destacados, "The unsuspected" riza el rizo de los fuegos de artificio del cine de intriga-noir-alta comedia en un ejercicio de virtuosismo nunca visto antes ni después.
Realmente es una película confusa, vacía e inverosímil pero es tan increíblemente brillante, inteligente y deslumbrante que resulta un gran film de todas formas. José Luis Guarner la adoraba y es comprensible. Se ve la película con una media sonrisa bobalicona y se experimenta un placer especial con cada giro de su muy enrevesada trama a pesar de que cuando termina la proyección no sepas casi nada de los personajes y tengas una sensación de que han estado jugando contigo. En ese sentido, "The unsuspected" enlaza con "Psycho" de Hitchcock o con algún film del menos dotado Mario Bava, vehículos de culto al cine como ilusionismo.
No hay actor más perfecto para estos papeles que Claude Rains, que curiosamente es también soltero como en "Notorious"; casi se diría que la gran diferencia entre los maquinadores de intrigas imposibles de antaño y los de ahora es que antes eran solteros y hoy son padres de familia numerosa. Ted North, un actor de poco recorrido, borda su imitación de Clark Gable y la siempre genial Audrey Totter tiene reservadas algunas de las mejores líneas de diálogo de la época.
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