jueves, 31 de diciembre de 2009

CAPRA POR DOS

Vuelve "It´s a wonderful life" como todas las Navidades a iluminar las pantallas - si bien ya alargadas y planas - de los televisores de medio mundo y con él, otra vez, como en una pesadilla recurrente sacada de esa extraordinaria obra maestra, el viejo soniquete de director de buenos sentimientos, optimista recalcitrante, asociado al nombre de Frank Capra.
Ver, en programa doble si es posible, dos de sus obras claves en la transición del mudo al sonoro, debería ser obligatorio para ayudar a deshacer el entuerto de una vez y para siempre.
"The younger generation" en 1929, ya parcialmente "talkie" y sobre todo "Rain or shine", bien sonora, un año después, debieran ser el perfecto antídoto contra una etiqueta que deriva de un puñado de películas (algunas de ellas, entre las mejores que hizo, desde luego; quizá el tópico ya ha quedado reducido incluso a la propia "It´s a wonderful life" o incluso a su parte final, el Christmas Carol definitivo para muchos) en la carrera de uno de los gigantes más famosos del cine americano, pero también uno de los directores más encasillados como "estrechos de miras", cuando para colmo la deformación sólo puede atribuírsele a críticos y espectadores perezosos y/o desmemoriados.
La avalancha imparable y contagiosa que supone la contemplación de estas dos películas abre los ojos, anima a romper lanzas, levantarse en armas y subleva al más calmado de los cinéfilos cansados de ver cómo se difumina la grandeza, por acotarla tanto, de uno de los más importantes cineastas clásicos, uno de los pocos que, de verdad y con increíble frecuencia, conseguía, sin aparente esfuerzo, emocionar y deslumbrar.

"The younger generation" (y media docena más de sus sumamente complicadas de encontrar películas mudas y de la frontera final de esa era) es una clase maestra de inventiva visual, de atrevimiento narrativo y anticipación temática a todos los retos que se avecinaban al nuevo cine en los siguientes años.
¿Quién podría viéndola, con su terrible final y su nada halagüeña predicción del futuro de la generación de sus padres, inmigrantes aún a pesar del ascenso social, en una sociedad donde las apariencias lo iban a dominar todo, predecir que su autor iba a ser recordado como el paladín de la defensa de esos mecanismos de integración y del hermanamiento nacional que tan certeramente desnuda y pone en cuestión en esta película?
Volviendo al dichoso tópico y a sus "comedias ideológicas", la verdad es que mucho antes de que su nombre se asociase a la pureza de la América genuina frente a los cambios, muy grosso modo, económicos y la "amenaza" capitalista ("You can´t take it with you"), políticos ("Meet John Doe", "Mr Smith goes to Washington"), sociales ("Mr Deeds goes to town") o que afectaban directamente al corazón de los valores más arraigados que se tambaleaban con la guerra ("It´s a wonderful life"), Capra ya se había ocupado de todos estos problemas con un enfoque mucho más difícil de emparentar con el patriotismo, la bonhomía y la fe en la buena gente que acaba triunfando o al menos saliendo airosa de la batalla contra la maldad, la especulación, la corrupción, el arribismo y la peligrosa inclinación totalitaria que era el reverso (y tal vez algo más allá) del New Deal de Roosevelt.
"The younger generation" o "Rain or shine" ya contienen todos estos elementos. Ése era también Frank Capra. En ambas hay en muy primer plano un entendimiento (y una defensa) de la vida como algo muy alejado de conveniencias, nepotismos, triunfo social y en fin, una adhesión total a aquella máxima de Cary Grant en "Holiday" de Cukor, cuando afirmaba tan tranquilamente (¡un hombre libre!) que su objetivo en la vida NO era ganar mucho dinero.
No sé si se podría hablar de trasvase de aspectos negativos o dobleces de los protagonistas en futuras películas de Capra a los personajes, generalizando, menos simpáticos, pero en todo caso no de maniqueísmo. El equívoco que arrastra su cine podría estribar en ese reparto de aristas y de cómo poco a poco bascula hacia los villanos. Los "malos" de todas las películas por las que Capra se ha hecho más popular son acaso los más recordados malvados de todo el cine americano. El avaro Mr Potter, el embaucador Jim Taylor, el fascista D. B. Norton... (más de uno incorporado por Edward Arnold) y los buenos, imagino que de tan rectos, pintorescos para un espectador actual que no sepa una palabra de Buster Keaton, Griffith, Borzage, Vidor, Fejos o Murnau.
Esa dicotomía - que fácilmente es tomada por simplificación - no ha calado tanto en la consideración de las obras antinazis de Zinnemann o en las de Lang, donde el consenso crítico parece haber llegado a la determinación de que se percibe claramente una mirada más distanciada y objetiva (nada más lejos de la realidad, hay más "superhéroes" en esas obras que en las de Capra) porque sus autores no eran norteamericanos, habían visto caer las bombas y quizá hasta perdido algún pariente y no tenían valores nacionales que ayudar a salvaguardar.
La diferencia de apego con respecto a futuras obras de Frank Capra, imagino que tiene que ver con la empatía que pueda establecerse con esa familia, no muy modélica precisamente, destruida por la riqueza de "The younger generation" o sobre todo con el inolvidable charlatán Joe Cook de "Rain or shine".
Más redonda, "Rain or shine" (que hoy sería muy famosa si fuese una de las películas de los Hermanos Marx, a los que anuncia y en mi opinión supera cinematográficamente incluso con McCarey tras la cámara) es, o debería ser, la quintaesencia del cine del Capra que venía del mudo, el menos conocido y su obra más espectacular y arrolladora, probablemente la segunda que prefiero de su carrera tras la eterna "It´s a wonderful life".
El "Smiley" CursivaJohnson de esta obra total del screwball (antes de que se inventara), es tan de fiar como Longfellow Deeds o Jefferson Smith, pero lleva una vida bastante más dura y no pertenece a ningún sitio. Su palabrería no engañaría más que a un bobo y sus burlas y trucos van dirigidos a ridiculizar aquello en lo que no cree o le parece falso, pero no se lo pensará dos veces antes de jugarse el cuello por quien quiere.
Tanto Smiley como el Eddie Lesser de "The younger generation" o incluso el nuevo millonario que encarna Ricardo Cortez, son más mundanos y menos impresionables que los futuros héroes de Capra, pero no cualitativamente peores individuos, como, en general, no se puede decir que los típicos personajes rurales, tímidos e íntegros que solían incorporar George O´Brien, Gary Cooper o James Stewart fuesen mejores que los urbanitas, mujeriegos y ambiguos a los que daban vida Cary Grant, Clark Gable o Errol Flynn.
El punto de vista de Capra y su empeño en reflejar, como si fuese una misión encomendada por sus compatriotas, tras por fin alcanzar un gran éxito con "It happened one night", lo mejor que podía ofrecer un americano en aquellos tiempos de "reconstrucción nacional" no debe hacer olvidar que su cine antes e incluso durante ese periodo que va desde mediados de los 30 hasta la vuelta de la guerra, como prueba "Arsenic and old lace", era ya amplio, poliédrico, irreducible a unos esquemas fijos y desde luego, tan repleto de humanismo como de asumibles contradicciones. Como el de cualquier cineasta inteligente y crítico.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Estupendo, pero espero que no se te haya contagiado de CduCE el nuevo adjetivo de moda, bastante inaplicable e innecesario, esdrújulo además (poliédrico). Y estupenda tu crítica del último Allen en "Cinetransit"; además, dices casi exacto lo que pienso.
Feliz año,
Miguel Marías

Jesús Cortés dijo...

No estoy libre de contagios, pero sí me parece que de los que provoque Cahiers, que no leo.
Feliz año también para tí.

Sergio dijo...

Yo me quedo con una interpretación muy divertida que hacía de "It's a wonderful life" un viejo amigo mío: "fíjate en lo alegre que está el pueblo cuando él no ha existido, con todas esas luces, esa música de jazz...y lo muermo que es el pueblo con él".

El ejemplo puede ser una frivolidad, pero sí que es cierto que Capra siempre se ha prestado a dobleces interesantes, aunque también da que pensar que su etiqueta de "cineasta optimista" tengo algo de peyorativo y dice mucho de nosotros y de nuestro tiempo que el optimismo sea considerado generalmente ausencia de capacidad crítica y no una muestra de inteligencia, la manifestación más desarrollada y elaborada que existe del instinto de supervivencia.

Filosofadas aparte me alegro que haya alguien que deje bien alto el pabellón de "It's a wonderful life", magistral película que tristemente tiene cada vez peor prensa entre quienes ven y puntuan bajo sola presencia de buenos sentimientos, y me apunto además las recomendaciones caprianas.

Feliz año.

Un saludo

Sergio

pd:por cierto, no conocía cinetransit, un sitio altamente interesante.

Jesús Cortés dijo...

Sí, "It´s a wonderful life" es mejor que la mayoría de las películas. Las opiniones sobre su conservadurismo y su espíritu naive me dan exactamente igual.
Automáticamente mucha gente considera menos interesante una película cuando hay (más o muchas) buenas personas, eso es un hecho.

Roberto Amaba dijo...

Hola, qué tal Jesús,

Recuerdo bien The younger generation y Rain or shine -ambas fabulosas-, como también lo hago con las llamadas películas de "transición" de aquellos años.

Se han despachado con desgana cuando no con dureza, y me da en la nariz que muchas ni se han visto. Ni los goat gland, ni los primeros sonoros completos, se pueden reducir por sistema a lo que han quedado en no pocas historias y revisiones de la historia del cine. Que los hubo malos, pues claro, como hubo películas malas antes y después.

Si empiezan a ser menos invisibles, irán cambiando las opiniones sobre ellas, o eso espero.


Un abrazo y feliz año.

Jesús Cortés dijo...

Sí, Roberto, "Ladies of leisure" o "Dirigible" eran también fantásticas. Pocas veces ha estado la Stanwyck tan bien como en la primera, incluyendo los trabajos con Sirk, Fuller o Wellman (por citar los más personajes más fuertes de carácter).
Feliz año

Anónimo dijo...

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Jesús Cortés dijo...

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