Ya han pasado varias décadas desde que debía ser habitual contemplar "The song of Bernadette" con normalidad, como una de esas grandes películas del pasado aunque ya gustaran menos entre las cinefilias de nuevo cuño, alejadas cada vez más sus huestes vital, educacional, geográfica (y no me refiero a la parroquia sino a la vida en pueblos sin futuro: basta con caer en la cuenta de que aparte de Lourdes, el otro que se menciona en el film es Nevers, de donde huirá años después un símbolo de la modernidad, el personaje de Emmanuelle Riva en "Hiroshima mon amour") y temporalmente de los acontecimientos allí narrados.
Era aún, nada menos o sin duda, un producto de la maquinaria hollywoodiense en plenitud, aunque supuestamente perteneciese a esa categoría que alguien se sacó de la manga y que ahuyenta al más dispuesto: cine piadoso, lo más opuesto a los nuevos aires de autor.
Narrativa impecable, secundarios perfectos - y además con debut de campanillas incluido, el de Jennifer Jones -, un modélico trabajo de equipo y sobre todo una obra presidida por un concepto moral, de justicia, del mundo. Y una de las películas favoritas de John Ford, repetían sus defensores, no sé si advirtiendo de paso el antagonismo que se abría con los otros fans de Ford a los que horrorizaba el dato.
En los últimos años, cualquiera puede comprobarlo, "The song of Bernadette" ya no cuenta para nadie, nada se dice de ella.
El relativo incremento de prestigio ganado por su director, Henry King, cineasta complicado donde los haya para hacer proselitismo de sus hazañas de tan discreto y variado, apenas ha dejado réditos sobre este film museo de lo perfecto que llegó a ser el cine en la década de los cuarenta, pero sin apenas asideros para revalorizaciones.
Basta quitarse unos cuantos prejuicios de encima y acercarse sin temor a ser "convertido" o algo similar, emocionado en contra de escepticismos varios, muy justificados todos ellos, a esta película, para recordar o darse de bruces con una de las máximas obras maestras (y defendible como la mayor) de un director que sin duda está para quienes lo admiramos entre los cinco o seis más grandes del cine americano.
Y no sólo eso. "The song of Bernadette" está ahora más vigente que nunca.
Habrá aventuras ceñidas a géneros, westerns, comedias y melodramas ligados a épocas concretas, que sirven para entender cómo era el mundo y cómo las gentes que entonces vivieron en él, pero si hay algo que no cambia un ápice por muchos años que pasen y no hace falta hacer extrapolaciones ni adaptaciones para comprender sus elementos, es un film político, lo que en gran medida es "The song of Bernadette".
Sí, ahí están, retratados con una amplitud extraordinaria todos los engranajes que hacen girar el mundo al ritmo que interesa a unos pocos. Los dirigentes y prohombres que sólo velan por su permanencia en el poder, la Iglesia absolutamente acompasada con ellos y nada dispuesta a someter sus fundamentos a pruebas de ninguna clase, siempre presta a ocultar lo no conveniente, los pobres y desvalidos tomados por masa ignorante y que ya deberían darse por satisfechos si pueden seguir viviendo y trabajando en cualquier parte, los aprovechados que se benefician de la desgracia ajena...
Que Henry King fuese creyente (un dato tan relevante para entender su punto de vista como lo puede ser saber que fue Capitán de Marina) no impide que el film, sin hagiografismos de ninguna clase, cuestione cada centímetro de terreno que pisa (guión modélico, uno de los mejores que conozco, sobre la novela de Franz Werfel por George Seaton) y sea incluso agresivo - alejado por tanto de los éxitos de McCarey con Bing Crosby que llegarían en breve, pero igualmente sin actitud de regañina condescendiente, ni mucho menos queriendo ser "ejemplificante", frontalmente - cuando se ocupa de quienes representan u obstentan responsabilidades religiosas, especialmente el Deán que incorpora ese actor intimidante que fue Charles Bickford y la monja a la que da vida Gladys Cooper.
Así, lo más impresionante del film está precisamente en cómo es capaz de contar con ligereza, sentido del humor, rigor y holgura cómo crece la figura de una niña desnutrida e inocente, ajena a la magnitud de cuanto le acontece, sin sermonear pero sin regatear los aspectos dogmáticos de la revelación y especialmente ese asombroso añadido que sucede a la despedida de Bernadette de su pueblo.
A la renuncia a su familia, sigue la que debe hacer a la incipiente historia de amor que había surgido con el molinero Antoine y en ese punto hubiese quedado cerrado el film con el típico cartel explicativo de lo que fue posteriormente de ella, pero falta la tercera renuncia, la de su propia curación.
En poco más de veinte minutos, lo mejor rodado jamás para mí gusto por Henry King, con una pureza que rivaliza con (ese mismo año) Dreyer, Bresson o (muy pronto) Rossellini, recapitula fulgurantemente, ahonda en las claves futuras que marcarán esta y cualquier otra batalla sin más armas que la verdad contra todo y contra todos y da una durísima semblanza de los que se entregan sin recompensa, egoístamente descreídos y roídos por el odio, pero aún a tiempo de redimirse (inenarrable plano sin subrayado alguno, de Gladys Cooper llevando en brazos a Jennifer Jones).
Y sobre todo, creencias de cada cual a un lado, hace añorar poder ver alguna vez algo así, bajo la forma que sea, acompañado de olor a incienso o a azufre. A los corruptos, los facinerosos, los manipuladores, todos de rodillas.
Revisar "The song of Bernadette" o cualquiera de las joyas ocultas ("The woman disputed", "State fair", "Remember the day", "Wait till the sun shines, Nellie", "The bravados"...) o arduamente reconsideradas de su obra, debería servir para hablar claro de una vez por todas sobre Henry King, desterrar medias tintas y empezar a llamar a este gigante por su nombre.
Habrá aventuras ceñidas a géneros, westerns, comedias y melodramas ligados a épocas concretas, que sirven para entender cómo era el mundo y cómo las gentes que entonces vivieron en él, pero si hay algo que no cambia un ápice por muchos años que pasen y no hace falta hacer extrapolaciones ni adaptaciones para comprender sus elementos, es un film político, lo que en gran medida es "The song of Bernadette".
Sí, ahí están, retratados con una amplitud extraordinaria todos los engranajes que hacen girar el mundo al ritmo que interesa a unos pocos. Los dirigentes y prohombres que sólo velan por su permanencia en el poder, la Iglesia absolutamente acompasada con ellos y nada dispuesta a someter sus fundamentos a pruebas de ninguna clase, siempre presta a ocultar lo no conveniente, los pobres y desvalidos tomados por masa ignorante y que ya deberían darse por satisfechos si pueden seguir viviendo y trabajando en cualquier parte, los aprovechados que se benefician de la desgracia ajena...
Que Henry King fuese creyente (un dato tan relevante para entender su punto de vista como lo puede ser saber que fue Capitán de Marina) no impide que el film, sin hagiografismos de ninguna clase, cuestione cada centímetro de terreno que pisa (guión modélico, uno de los mejores que conozco, sobre la novela de Franz Werfel por George Seaton) y sea incluso agresivo - alejado por tanto de los éxitos de McCarey con Bing Crosby que llegarían en breve, pero igualmente sin actitud de regañina condescendiente, ni mucho menos queriendo ser "ejemplificante", frontalmente - cuando se ocupa de quienes representan u obstentan responsabilidades religiosas, especialmente el Deán que incorpora ese actor intimidante que fue Charles Bickford y la monja a la que da vida Gladys Cooper.
Así, lo más impresionante del film está precisamente en cómo es capaz de contar con ligereza, sentido del humor, rigor y holgura cómo crece la figura de una niña desnutrida e inocente, ajena a la magnitud de cuanto le acontece, sin sermonear pero sin regatear los aspectos dogmáticos de la revelación y especialmente ese asombroso añadido que sucede a la despedida de Bernadette de su pueblo.
A la renuncia a su familia, sigue la que debe hacer a la incipiente historia de amor que había surgido con el molinero Antoine y en ese punto hubiese quedado cerrado el film con el típico cartel explicativo de lo que fue posteriormente de ella, pero falta la tercera renuncia, la de su propia curación.
En poco más de veinte minutos, lo mejor rodado jamás para mí gusto por Henry King, con una pureza que rivaliza con (ese mismo año) Dreyer, Bresson o (muy pronto) Rossellini, recapitula fulgurantemente, ahonda en las claves futuras que marcarán esta y cualquier otra batalla sin más armas que la verdad contra todo y contra todos y da una durísima semblanza de los que se entregan sin recompensa, egoístamente descreídos y roídos por el odio, pero aún a tiempo de redimirse (inenarrable plano sin subrayado alguno, de Gladys Cooper llevando en brazos a Jennifer Jones).
Y sobre todo, creencias de cada cual a un lado, hace añorar poder ver alguna vez algo así, bajo la forma que sea, acompañado de olor a incienso o a azufre. A los corruptos, los facinerosos, los manipuladores, todos de rodillas.
Revisar "The song of Bernadette" o cualquiera de las joyas ocultas ("The woman disputed", "State fair", "Remember the day", "Wait till the sun shines, Nellie", "The bravados"...) o arduamente reconsideradas de su obra, debería servir para hablar claro de una vez por todas sobre Henry King, desterrar medias tintas y empezar a llamar a este gigante por su nombre.
23 comentarios:
Totalmente de acuerdo Jesús. He visto hace pocas semanas por primera vez esta película, y reconozco que casi un poco a la fuerza, por ser de Henry King, pues el tema en sí mismo, a priori, no sólo no me interesa lo más mínimo sino que incluso me echa para atrás. Y para mi sorpresa, desde los primeros minutos me sentí deslumbrado y arrastrado hasta el increíble tramo final dos horas y media después. Es algo que sólo un auténtico maestro puede conseguir, como también dreyer en "La palabra".
Igor Arbizu
Excelente entrada ésta, que nos sirve un poco como regañina a los que hemos pasado por alto esta película por los prejuicios que nombras (yo ni la he visto, de hecho). Me ha encantado, por lo inesperada y rompedora, la comparación de King con cineastas a priori tan lejanos como Dreyer o Rossellini.
Bueno esto de los prejuicios cuando hay curas y monjas de por medio, depende también de quién sea el director. Al pobre Garci, con fama de rancio, pocos le prestaron atención cuando por fin miró a King, Stahl, McCarey y compañía en "Canción de cuna". Si por contra te llamas Almodóvar y hablas de tí mismo, aunque el resultado sea discutible ("La mala educación"), muchos te elogian. No digamos Bruno Dumont con esa cosa sin pies ni cabeza llamada "Hadewijch". Al menos a veces hay una correspondencia y Oliveira un par de veces o la excelente "Des hommes et des Dieux" obtienen el reconocimiento que merecen.
Uf, has nombrado dos películas, la de Garci y la de Almodóvar, que no me gustan demasiado, aunque por razones distintas. Me encantan algunas películas religiosas (el Francesco de Rossellini, o Il tempo si è fermato, de Olmi, y más recientemente, Fuera del mundo, también italiana), pero en el caso de la película de tu post, se unen dos prejuicios: el cine de "curas y monjas", y el cine biográfico. Por cine de curas y monjas, es que me vienen a la cabeza tantas películas religiosas españolas de la época que me bloqueo.
Recordaba sólo lo más reciente, en el pasado hay grandes obras relacionadas de alguna manera con la religión.
Con Garci no hay término medio. Si te gusta "Canción de cuna" y no "Pulp fiction", vas directo al cajón de los carcas o anticuados. Si es al revés, eres normal y puedes seguir con tu vida. Si te gustan ambas y especialmente si te gusta más la primera que la segunda, es cuando debes dar explicaciones.
Y en cuanto a lo del cine biográfico, hay ejemplos tan esplendorosos que compensan a la montaña de películas aburridas dedicadas a glosar la figura de alguien. El propio King hizo "Wilson" y basta recordar las de Rossellini, "Horoki", "The wings of eagles", "Juarez", "Young Bess", "Utamaro o megoru gonin no onna", "Friedemann Bach", "La vita di Leonardo da Vinci", la trilogía de Donskoi, el díptico de Eisenstein, "Montparnasse 19", las de Guitry, Griffith, Sokurov...
Uno de mis vicios cinematográficos, siempre confesado, ha sido las películas "de monjas". He pensado más de una vez escribir algo sobre ello, pero todavía no me he animado.
La última vez que estuve tentado recopilé una lista de 25 obras maestras indiscutibles -para mí-, entre las que estaba esta de King. La lista creo que se doblaba con otras tantas de un nivel inferior o directamente lamentable; sin contar la Nunsploitation.
Hace unos días vi la última del género: "Visión", de Von Trotta. Más convencional de lo que esperaba, con infinidad de aberraciones y anacronismos en la dirección de arte, pero disfrutable; con las pelis de monjas me cuesta ser objetivo.
Con King se podrían hacer debates tremendos sobre lo religioso en ciertas pelis suyas. Me vienen a la cabeza "Ramona" y "Escalaré la montaña más alta".
Un saludo.
Hola Jesùs.
Ayer, precisamente, esos prejuicios me hicieron descartarla, en el camino que estoy recorriendo con el descubrimiento del King reconocido y del menos conocido, y es que el recuerdo que tengo de Bernardette está asociado a otros fantasmas de juventud, como sesión de tarde o el cierre de los bares al paso de las procesiones de semana santa...
Voy a hacer acto de constricción e ir a recuperarla de inmediato despues de tu magnífica, como siempre, entrada, Jesús, y es que esto de los convencionalismos y los escrúpulos es algo tan complicado de dejar atrás.Por eso una vez más gracias.
J.R.
Estaría bien conocer esa lista, Roberto. Si quieres cancha, aquí la tienes. De nunsploitation, a Möller le chiflaba "Storia di una monaca di clausura", que la verdad yo sólo ví por Catherine Spaak.
Haces bien en recordar "I'd climb the highest mountain", una de mis tres favoritas suyas.
Y en cuanto a lo que dice JR de las procesiones, en fin... vivo en Sevilla.
Saludos,
muy buena apreciación de BERNADETTE, Jesús. Henry King ha filmado con maestría varios itinerarios reales: WILSON, STANLEY AND LIVINGSTONE y una que acabo de ver recientemente y que me ha encantado, LLOYDS OF LONDON, primera de sus nueve colaboraciones con Tyrone Power, donde lo que cuenta sobre todo es la leal amistad que desde niños une a Jonathan Blake y... Horatio Nelson.
Tengo pendiente Lloyds of London, pero ayer he visto Alexander's Ragtime Band que me ha parecido espléndida, toda una sorpresa.
J.R.
Sí, Mario, también me encanta "Lloyd's of London".
Mis siete favoritas junto a Bernadette y "I'd climb..." serían "Beloved infidel", "Twuelve o'clock high", "David and Bathsheba", "Love is a many splendored thing" y "Stanley and Livingstone", aunque me dejo fuera otras trece que están a ese nivel o casi.
Por cierto, Jesús o los demás ¿Habeis podido ver su western "Chad Hanna"? Esta si que parece maldita... no hay forma.
J.R.
Con permiso de Fuller y Ray, JESSE JAMES está entre las que más me gustan, y superior a las posteriores de Sam & Nick. Además THE BRAVADOS, I'D CLIMB, BELOVED INFIDEL, WAIT TILL THE SUN SHINES, NELLY, TWELVE O'CLOCK HIGH, LOVE IS A MANY SPLENDORED THING, WILSON. Y lo mismo me pasa a mí con tantas otras, pues las tiene espléndidas, con historias o muy concentradas en el tiempo o muy dilatadas, da igual, sus personajes son de los mejores que yo he visto que lleven a cuesta el peso y el paso del tiempo. Ah, y me gustaba mucho STELLA DALLAS de Vidor, hasta que vi la de King.
"Chad Hanna" no es exactamente un western. Va en la línea de una que mencionaba antes, "State fair", pero es en color y recoge la vida en un pequeño pueblo a mitad del XIX, cercano a New York si la memoria no me traiciona (sería un eastern, en todo caso) donde vive Chad (Henry Fonda), con reminiscencias de los films de Ford con Will Rogers o de algún Wellman como "Small town girl", pero con el circo como trasfondo. Es muy buena película y está Linda Darnell, que siempre es un aliciente.
En cuanto a lo que dice Mario, yo prefiero el Jesse James de Fuller a todos los demás.
Gracias por el comentario, Jesús, aún me da más ganas de verla. Confusión la mia, pensaba que era un Western.
J.R.
Bueno, Jesús, parece que has conseguido que mucha gente se anime a ver "The Song of Bernadette", auténtica maravilla que generalmente se ignora, y de paso otros King, sin duda (entre DeMille, el más famoso pero de mala fama, y Dwan, el más ignorado) el más desconocido y malentendido de los grandes americanos clásicos (y es de los más grandes, con poquísimos fracasos: incluso sus películas más menospreciadas, como "Tender Is the Night" o "This Earth Is Mine", y no digamos "King of the Khyber Rifles", suelen ser magníficas, y da lo mismo que sean de los años 20 que de los 60. Afortunadamente, y aunque siempre faltarán muchas, hay un buen montón actualmente disponibles en DVD, y que por tanto se pueden (y deben) ver y revisar. Basta con no esperar un ritmo como el de Walsh o Hawks, más cerca de los de Dwan, Ford o Griffith, y olvidarse de ciertos prejuicios: lo maravilloso es que puedas detestar el circo o no sentir el menor interés por las monjas o los militares y que una película te pueda apasionar con la historia de un individuo o un grupo que pertenecen a esos mundos tan ajenos, como "The Greatest Show on Earth", "The Song of Bernadette" (y un buen montón, incluso "The Nun's Story" de Zinnemann es magistral) o "The Long Gray Line". Y una cosa son las biopics convencionales y otra las verdaderas biografías (o quizá mejor retratos) de personajes reales, sin que importe demasiado su exactitud (sin duda, es poca la de "They died with their boots on", pero no conozco mejor película sobre Custer).
Miguel Marías
Preciosa entrada, y de lo más convincente, desde luego, yo también voy a salir a buscar el film para verlo este fin de semana (y hasta soy capaz de verme Canción de cuna), si el ciclo de Sirk me lo permite.
A mí (que tengo la Vida de Santa Teresa por la mejor autiobiografía escrita en España) también me encantan las películas de monjas, y también animo a Roberto a que publique su lista.
Sólo quería comentar que se te ha colado una pequeña errata en la entrada, el autor del libro (con traducción accesible) es Franz Werfel, judío mittleeuropeo al que sus colegas más molones (Musil, Canetti) miraban muy por encima del hombro, y al que parece que se le recupera últimamente, como ha pasado con Zweig o Marai.
Un saludo.
Gracias por los comentarios. Correjida esa errata, Abbas y lo mismo te llevas una sorpresa con "Canción de cuna".
Hola, Jesús.
Gracias a tu artículo me he decidido a ver de nuevo "The Song of Bernadette", una más de las grandes películas de King. Me impresiona su gravedad, su contenida emoción, su clasicismo. Me impresiona también cómo consigue que no decaiga el interés a lo largo de 156 minutos (una duración elevada, insólita en su época)de ritmo pausado.
Como tantas obras maestras, es profundamente ambivalente: es una película religiosa (mística incluso, en su parte final) y a la vez (como bien señalas, Jesús) crítica con los poderosos, incluída la Iglesia (a la que se trata con absoluto respeto y ninguna simpatía). Y también es crítica, de foma indirecta, con unas clases populares sumisas y conformistas.
Ciertamente, King realizó un buen número de obras maestras; mis favoritas son "Twelve O'Clock High", "I'd Climb the Highest Mountain", "David and Bathseba" y una que apenas se cita: "The Sun Also Rises".
Rodrigo Dueñas
"The sun also rises" es un gran film desde luego. Ahí está una de las más conmovedoras interpretaciones de Errol Flynn (aún fantástico, más destrozado aún, un año después en "Too much too soon"; un año en la vida de Flynn es como siete en la de cualquiera) y tiene también un gran guión de ese hombre afortunado (marido de Deborah Kerr; una vez le ví en Málaga) llamado Peter Viertel. Aquí, como cualquier película foránea que retrata España (desde "El Cid" a "Vicky Christina Barcelona", nada ha cambiado) fue digamos acogida puntillosamente, siempre señaladas las inexactitudes y las dudosas verosimilitudes antes que las virtudes.
Me mondo con lo de Roberto Amaba y su afición por las pelis de monjas: "me cuesta ser objetivo". Genial. Espero con impaciencia su lista; estará imagino Las campanas de Santa María; sin embargo, los recuerdos que guardo de Historia de una monja no son muy buenos...
Estimado Jesús, acabo de terminar de ver por primera vez «Beloved infidel», me ha encantado y quería darte las gracias por el descubrimiento.
No la conocí por otra persona, ni por otra publicación, ni por otra lista, sino por ti y las tuyas. Por tu lista de Sight & Sound de 2022 y porque fue la película a cuya imagen correspondía la portada de tu libro. Así es como reparé en la existencia de esa película, así que te la debo.
Muchas gracias por pasármela (quiero decir, por pasarme el conocimiento de su existencia).
Es una de las películas que más me han emocionado y deslumbrado. Esa y esta, "The song of Bernadette" fueron decisivas para mi aprecio de King como un gigante, quizá porque eran de las que peor fama arrastraban - por muy distintas razones - y las que más radicalmente mejores me parecieron respecto a lo esperado. Algo así pone ne guardia sobre cualquier cineasta.
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