Tras el masivo éxito de "The Nutty Professor" en medio mundo y la desigual acogida que se dispensó a "The patsy", Jerry Lewis dirige las tres películas que prefiero de su filmografía, que al mismo tiempo son las que más me divierten, las que encuentro más locas y subversivas y las que me parecen más asombrosas a nivel de puesta en escena.
"The family jewels", "Three on a couch" y "The big mouth" no son estrictamente la cumbre de su obra - de hecho para algunos son las tres paletadas de tierra que cavan su tumba - ni ninguna de ellas en particular creo que lo sería o al menos claramente por delante del resto, pero sí que son la culminación (madurez es la palabra adecuada aunque parezca un contrasentido en su caso) de toda su primera etapa (que si no es "conceptual", si es curiosamente donde hay mayor tanto por ciento de films con títulos que comienzen por "The..."; más que en la filmografía de cualquier otro director).
A partir de aquí, llega el súbito y vergonzoso olvido de unos de los últimos grandes cineastas americanos, aún entre nosotros, viéndonos llenarnos la boca con tantas medianías surgidas de su país que palidecen frente a sus numerosas hazañas.
"The big mouth" en 1967, es la primera de sus películas que se convirtió en mi preferida y se ha mantenido ahí por razones que han ido cambiando con el paso del tiempo. No aparecían nuevos fotogramas, pero cada vez parecía más actual, más inteligente, más sorprendente.
Dejarse llevar por lo que se siente es la premisa que define tantas cosas importantes que le pasan a cualquiera en su vida - sin que nadie se detenga a plantearse si debiera pensarlo dos veces - que esas sensaciones que asaltan el estómago, las mandíbulas, el cerebro y las piernas al ver cualquier película suya, no le recomendaría a nadie que tratara de controlarlas por mucho que el (más bien tibio para sus méritos y lejano por desgracia en el tiempo) reconocimiento que alguna vez tuvo su cine, apenas haya calado en nuevas generaciones, que me parece que vuelven a acercarse a su obra con ese tipo de curiosidad prudente y ese rasero premeditadamente bajado por si al final la cosa se convierte, otra vez, en un guilty pleasure.
Sí, Jerry Lewis es puro rock n´roll.
El derroche de inventiva visual, demolición de tópicos, sentido del humor y del espacio fílmico, continuidad, y cambios de tono (como sólo Godard y Buñuel) de la película es tan apabullante y ligero que pareciera que es... sencillo y lógico.
Lejos de los dramas chaplinianos (que se recuerdan como comedias sólo por su presencia), las odiseas que debía atravesar Keaton sin perder la compostura o la complicación del mundo que trataba de simplificar Tati, "The big mouth" y todas las grandes obras de Jerry Lewis, sin detenerse un segundo en explorar la angst existencial de quien se multiplica en varias personalidades - uno de los temas recurrentes de su cine - tocan sin tratar de sacar absurdas conclusiones generalistas, con esa audacia propia de quien no conoce reglas, un asunto importante, transcendente y sobre el que nadie sabe absolutamente nada: qué sería de nuestra vida si diéramos rienda suelta a cualquier instinto para devolver los acontecimientos que nos suceden a un cauce moral visto desde una perspectiva inocente, qué pasaría si quedasen abolidas las convenciones que cortapisan el hecho de que podamos ser exactamente y en cada momento lo que nos plazca.
Su cine (y con otros matices, ese cocktail que combinó con Frank Tashlin) es a la comedia tradicional lo que un Eddie Cochran a la música de los 40, un irresistible estallido adolescente que a poco que se mire dos veces esconde un talento fuera de lo común para la estructura.
Y quizá por eso fue tan efímera su popularidad.
A mediados de la década de los 60, siempre con el maldito progreso entre ceja y ceja (qué poca atención prestaron a Renoir) Jerry corrió la misma suerte que Roy Orbison, que parecía eterno en "Sings lonely and blue" y ya fue tratado como una vieja gloria en "Cry softly, lonely one" siete años después.
Será quizá que el corazón de sus películas tiene un timing y una especial textura "suspendida" que no busca el efecto inmediato, el gag facilón que deriva de unas características dadas a un personaje (que nunca construye y se empecina en hacer siempre imprevisible, que no lo conozcamos), ni siquiera la segunda oleada de risas que llega cuando enlaza una escena con otra, sino la perfección en sí misma de cada una de las múltiples y variadas situaciones que plantea y resuelve constantemente, que podrían ser muy dramáticas, desde la planificación cinematográfica y no disponiendo un decorado al servicio de la habilidad (o la patosidad), gracia o las ocurrencias de los diálogos y acciones allí expuestos.
"The family jewels", "Three on a couch" y "The big mouth" no son estrictamente la cumbre de su obra - de hecho para algunos son las tres paletadas de tierra que cavan su tumba - ni ninguna de ellas en particular creo que lo sería o al menos claramente por delante del resto, pero sí que son la culminación (madurez es la palabra adecuada aunque parezca un contrasentido en su caso) de toda su primera etapa (que si no es "conceptual", si es curiosamente donde hay mayor tanto por ciento de films con títulos que comienzen por "The..."; más que en la filmografía de cualquier otro director).
A partir de aquí, llega el súbito y vergonzoso olvido de unos de los últimos grandes cineastas americanos, aún entre nosotros, viéndonos llenarnos la boca con tantas medianías surgidas de su país que palidecen frente a sus numerosas hazañas.
"The big mouth" en 1967, es la primera de sus películas que se convirtió en mi preferida y se ha mantenido ahí por razones que han ido cambiando con el paso del tiempo. No aparecían nuevos fotogramas, pero cada vez parecía más actual, más inteligente, más sorprendente.
Para los que siempre hemos preferido las películas "con los pies en la tierra" ("Man´s favorite sport?" antes, por muy poco eso sí, que "Bringing up baby" para entendernos en términos hawksianos), que defenderíamos con los puños "Holy matrimony" de Stahl frente a cualquier miope que no la encuentre superlativa por caminar entre varias texturas, donaríamos nuestros órganos a la ciencia porque hubiese más Lubitsch dramáticos y hasta podemos incluir entre nuestras comedias favoritas sin dudarlo un instante a películas que algunos ni considerarían pertenecientes a ese género, encontrar tan geniales las películas de Lewis supuso un considerable cruce de cables.
Pero como pasa con la música de AC/DC, Ramones, Motörhead, Redd Kross o T. Rex, no hay intelectualización posible con Jerry Lewis.Dejarse llevar por lo que se siente es la premisa que define tantas cosas importantes que le pasan a cualquiera en su vida - sin que nadie se detenga a plantearse si debiera pensarlo dos veces - que esas sensaciones que asaltan el estómago, las mandíbulas, el cerebro y las piernas al ver cualquier película suya, no le recomendaría a nadie que tratara de controlarlas por mucho que el (más bien tibio para sus méritos y lejano por desgracia en el tiempo) reconocimiento que alguna vez tuvo su cine, apenas haya calado en nuevas generaciones, que me parece que vuelven a acercarse a su obra con ese tipo de curiosidad prudente y ese rasero premeditadamente bajado por si al final la cosa se convierte, otra vez, en un guilty pleasure.
Sí, Jerry Lewis es puro rock n´roll.
La tremenda "The big mouth" (no discutiré con quien la considere una de las mejores comedia de todos los tiempos) pulveriza las expectativas de cualquiera. Si alguna vez existió el cine libre, fue esto.
En términos de aceptación colectiva, Jerry Lewis y cualquier autor expansivo, original, iconoclasta sin escuela, de espaldas al mundo de la "creación", cotiza a la baja.El derroche de inventiva visual, demolición de tópicos, sentido del humor y del espacio fílmico, continuidad, y cambios de tono (como sólo Godard y Buñuel) de la película es tan apabullante y ligero que pareciera que es... sencillo y lógico.
Lejos de los dramas chaplinianos (que se recuerdan como comedias sólo por su presencia), las odiseas que debía atravesar Keaton sin perder la compostura o la complicación del mundo que trataba de simplificar Tati, "The big mouth" y todas las grandes obras de Jerry Lewis, sin detenerse un segundo en explorar la angst existencial de quien se multiplica en varias personalidades - uno de los temas recurrentes de su cine - tocan sin tratar de sacar absurdas conclusiones generalistas, con esa audacia propia de quien no conoce reglas, un asunto importante, transcendente y sobre el que nadie sabe absolutamente nada: qué sería de nuestra vida si diéramos rienda suelta a cualquier instinto para devolver los acontecimientos que nos suceden a un cauce moral visto desde una perspectiva inocente, qué pasaría si quedasen abolidas las convenciones que cortapisan el hecho de que podamos ser exactamente y en cada momento lo que nos plazca.
Su cine (y con otros matices, ese cocktail que combinó con Frank Tashlin) es a la comedia tradicional lo que un Eddie Cochran a la música de los 40, un irresistible estallido adolescente que a poco que se mire dos veces esconde un talento fuera de lo común para la estructura.
Y quizá por eso fue tan efímera su popularidad.
A mediados de la década de los 60, siempre con el maldito progreso entre ceja y ceja (qué poca atención prestaron a Renoir) Jerry corrió la misma suerte que Roy Orbison, que parecía eterno en "Sings lonely and blue" y ya fue tratado como una vieja gloria en "Cry softly, lonely one" siete años después.
Será quizá que el corazón de sus películas tiene un timing y una especial textura "suspendida" que no busca el efecto inmediato, el gag facilón que deriva de unas características dadas a un personaje (que nunca construye y se empecina en hacer siempre imprevisible, que no lo conozcamos), ni siquiera la segunda oleada de risas que llega cuando enlaza una escena con otra, sino la perfección en sí misma de cada una de las múltiples y variadas situaciones que plantea y resuelve constantemente, que podrían ser muy dramáticas, desde la planificación cinematográfica y no disponiendo un decorado al servicio de la habilidad (o la patosidad), gracia o las ocurrencias de los diálogos y acciones allí expuestos.
30 comentarios:
¿No se entendería hoy mejor a Jerry Lewis que a finales de los 60 y en los 70, después de tres décadas de olvido y silencio (dos generaciones que ni lo conocen, creo), si estuviesen más películas suyas (sobre todo, las doble o triplemente suyas, es decir, las dirigidas por él) al alcance de todo el mundo? Espero que tu acertada y oportuna vindicación anime a alguno a echarle una ojeada. Algunos se pueden llevar grandes (y muy gratas) sorpresas, porque sigue sin haber un solo director americano tan moderno y audaz como él, tan inventivo y tan divertido al mismo tiempo, con tanto talento para usar el color como el sonido (hay que verlas en V.O., claro). Como a tantos de los mejores, en todas partes, le han hecho desperdiciar décadas de vida activa: ¿por qué será?.
Miguel Marías
Aunque la excusa no sirva para otros países y menos para el suyo, claro, creo que es uno de los actores más perjudicados por el doblaje aquí en España, donde siempre ha sido visto como un payaso. No decía cosas "inteligentes" como Groucho o Woody Allen que pudieran atravesar ese filtro para muchos cinéfilos, que tampoco parecen haber percibido todo su increíble talento visual (y sonoro como apuntas), que es más grave.
El problema con Jerry Lewis es que muchas de las películas que dirigió no están accesibles. Para la que comentas no existen subtítulos en ningún idioma, tampoco he conseguido para Three on a couch y otras.
En fin, es de esos autores con muy mala suerte.
Igor
No, no los hay, tienes razón.
Se edita constantemente de todo con extras que nadie necesita y estas obras permanecen inasequibles.
Si Gerardo Herrero dirige un film cada año y Jerry lleva treinta sin hacerlo es que el cine funciona exactamente igual que cualquier podrido partido político.
No sería exagerado (y es lo que yo ahora mismo defendería, puede que equivocadamente pero quién sabe) afirmar que Jerry Lewis es el mayor cineasta norteamericano vivo. A veces también pienso que es el cineasta más infravalorado e incomprendido de la historia del cine. Me gustaría ver "Three on a couch" y "The Big Mouth", además de todas las posteriores, que son difíciles de ver. Una pena. Las que he visto las ordenaría de la siguiente manera: "The Patsy", "The Family Jewels", "The Ladies Man", "The Nutty Professor", "The Bellboy".
¿Alguien ha visto "One More Time", película que dirigió pero no protagonizó?
Un saludo
Antonio
Sí, hasta que se murió Paul Newman, podía haber dudas. Ya no. Y no me estoy olvidando de Coppola, Ferrara, Gray, Duvall y Cimino.
Ese país se autofagocita. Fíjate en Clint Eastwood, con la inmunidad crítica aceptada a regañadientes por algunos a los que les ha faltado tiempo para atizarle hasta por películas tan excepcionales como "Hereafter". Habría que ver qué pedantería habrían hecho algunos con ese material.
Respecto a Lewis, no conozco (le voy a poner remedio estos días) "One more time". "Which way to the front?", "Hardly working" y "Smörgasbord" son también fantásticas y prácticamente inencontrables en buenas copias las dos últimas.
"Three on a couch" es mi segunda (o primera) favorita y la primera que conocí. Es su film más armonioso y en cierto modo "feliz", de los que hubiese hecho veinte igual de buenos a poco que le hubiesen acompañado las circunstancias.
Ah, y no he visto ni conozco a nadie que lo haya hecho, "The day the clown cried" del 72, esta sí creo que totalmente inasequible.
"One More Time" es una película muy rara, y bastante decepcionante, hecha al parecer como un favor a Sammy Davis,Jr. y Peter Lawford. El tema (de dobles) es bastante lewisiano, pero hace aún más notable y rara su ausencia. El guión de "The Day the Clown Cried" estaba en internet, y es fascinante, aunque temo que fuera (mal) saqueado por Benigni.
Aquí editaron (en USA no) "Three on a Couch", si no recuerdo mal... sólo con subtítulos en portugués.
Miguel Marías
Bueno creo que sería un poco injusto no considerar a Scorsese entre los grandes directores americanos vivos, aunque para mi gusto lleve más de 15 años sin hacer una película merecedora del tal consideración.
Saludos
Jerónimo.
Scorsese nunca ha sido un grande para mi gusto, aunque imagino que no es una opinión muy compartida.
Ninguna película suya ni de ahora ni de los 70 me parece a la altura de las mejores de esos que nombraba ni tampoco de las respectivas cimas de De Palma, Monte Hellman, Woody Allen, David Lynch, Tim Burton, Vincent Gallo o Stephen Dwoskin, el asimilable (canadiense) Cronenberg, emigrantes como Jonas Mekas y alguno se me debe olvidar.
Que Scorsese no es uno es uno de los grandes es la opinión minoritaria de algunos cinéfilos. Porque la mayor parte de los cinéfilos, los estudiantes de cine y muchos directores lo consideran uno de los más grandes directores vivos (y, de ellos, los más jóvenes lo cuentan directamente entre los más grandes de la historia).
Sí, algo excesivo. Lo que no obsta para que considere extraordinarias a "Raging Bull", "The King of Comedy", "New York, New York",
"After Hours", "Goodfellas", "The Departed" y una que sólo recibe menosprecios: "The Color of Money".
Rodrigo Dueñas
Yo no trato de menospreciarlo, me gustan mucho algunas (mis favoritas son "The last waltz", "Boxcar Bertha" y el díptico "Goodfellas"/"Casino"), he visto casi todas con agrado y me ha caído siempre bien; simplemente otros me parecen mejores.
Qué bueno que haya directores que, como Jerry Lewis, generen apasionamientos tan encontrados, que provoquen tantos pros y contras entre espectadores de aquí y más allá. Por mi parte, estoy de acuerdo en el talento sonoro, visual y cromático de Lewis, pero no en el que se refiere a la estructura y al ritmo. Me apasionan secuencias de varias de sus películas (la transformación y la cruda de Nutty, las mariposas cobrando vida de Ladies, la nota alta provocada por la cola del piano aplastando la mano del maestro de The Patsy, la pesca del buzo agonizante de The Big Mouth...), pero ninguna de ellas como un todo. Sin ritmo, sin progresión, las secuencias afortunadas son seguidas por otras terriblemente fallidas, patosas, de trazo grueso o, lo que es peor, concebidas sólo con el propósito de exhibir el ego mayúsculo de su autor (el soliloquio de Hamlet ante un Buddy Love humillador es uno de los momentos cinematográficos más lamentables que conozco). La recurrentes críticas a Lewis por su "sangre pesada" me parecen bastante justas, aunque tiendan a olvidar varias virtudes de puesta de escena que en él eran moneda corriente y que, en cambio, resultan bastante escasas en directores incluso más completos y mejores.
Three on a Couch es mi preferida entre sus películas precisamente por carecer de momentos deslumbrantes, que no hacen parecer simas a otros que simplemente son hiatos o que significan pequeñas fallas de ritmo o construcción; todo es más discreto y armonioso, como señala Jesús, y además, lo que no es poco, por fin aparece en su filmografía una actriz por encima de la media (Janet Leigh). La peor, The Family Jewels, sobre todo porque la niña actriz es la más detestable que me ha tocado ver en una película, y también porque, aparte de la secuencia inicial del robo frustrado -sin embargo muy mal resuelta-, me parece un aglomerado de refritos y malas ideas de situación y narración.
¿Lewis el mejor director estadunidense vivo? Prefiero, de lejos, a Cimino y Scorsese porque, a diferencia de aquél, tienen al menos dos o tres obras maestras en su haber; y a Hellman y Ferrera, porque son por lo general menos autocomplacientes. Pero hay que recordar que Stanley Donen aún está vivo, y es el autor de media docena de OMs y otras varias películas memorables.
Ignacio.
Ya sabía yo que se nos olvidaba alguien. Donen. Y Blake Edwards por muy poco.
En cuanto a lo que dices Ignacio de los "fallos" de los films de Jerry Lewis, esos "fallos" son precisamente lo que más me interesa de su cine.
Comentaba Mick Jagger que ahora que van a girar los Stones para conmemorar los 50 años de la banda, tal vez puedan de una vez corregir el típico caos stoniano al inicio y final de cada canción. Cualquier fan de ellos sabe que han sido siempre incapaces de ponerse de acuerdo para empezar o terminar una canción todos a una. Seguro que los idiotas de Coldplay les superan en eso. Pero tendrían que morir y renacer cien veces para llegar a siquiera concebir algo como "Hand of fate", que es la mejor canción de la historia, por cierto.
Toda tu argumentación me recuerda a los diagnósticos de las enfermedades causadas por ese virus llamado Jean-Luc Godard. Qué ocurrencias. No aspirar a la coherencia de los demás sino a la propia. Planificar en función del brillo del pelo de la actriz aquella mañana que llega al decorado tan bonita. Cortar de repente la música porque estaba resultando demasiado emotiva, por pudor.
En "The big mouth", para no alargarme mucho, hay momentos así. ¿Te acuerdas de ese momento cuando están los "malos" decidiendo si aquel hombre-rana que han matado ya dos veces, la segunda con un misil, segurá vivo?. En un camarote, Lewis arranca el plano desde la fea cabeza de un matón. al fondo está el jefe y la chica guapa. En cada conversación, la cámara se acerca a un personaje, incluso si es otro el que habla. Ella no ha abierto la boca hasta que cuando tiene la cámara a un palmo, dice algo. En la siguiente escena, Jerry se encuentra con la otra chica en el hotel, la que hará pivotar todo el film sin que nos acordemos que se llamaba Susan Bay. Es uno de los close-ups más hermosos, sorprendentes, excéntricos que haya visto en mi vida y no recuerda a nada, como sí pasa con cualquier escena que haya rodado en su vida Scorsese, nadie la necesitaba, es perfectamente prescindible.
Sólo un eco.
No puedes llamar ego a eso, porque es el "Ello" en su forma más pura.
El cine americano ha perdido una oportunidad única defenestrando a Jerry Lewis. Pero a quién le interesa el riesgo o atiborrar una película de ideas que no todos y hasta casi nadie entenderá, que los actores, técnicos y sindicatos te miren mal porque les jodes la agenda y cada día debes hacer algo que nunca habías hecho, que los críticos que se salen a mitad de película porque te odian o son demasiado perzosos para hacer su trabajo no sepan qué decir de tu película y NUNCA puedan esgrimir la perfección de aquella o esta de más acá. Eso se paga.
Jerry Lewis me parece un genio absoluto, y "The big mouth" la película más libre y extraordinaria que yo haya visto en el cine americano. "The family jewels" me parece muy buena, aunque a veces su peculiar ritmo me resulta incómodo. Es una película que va a saltos, no es nada fluida, y tiene numerosos altibajos. Pero eso, de manera contradictoria, creo que le da un encanto único. "Three on a couch" es otra obra maestra. Es la más clásica de estas tres, la más comprensible, y la que tiene una estructura más asequible. Son tres películas únicas, revolucionarias, tanto como las de Godard de esos mismos años. Creo que el público que le adoraba en los 50, dejó de existir en los 70. Su revolución era solamente cinematográfica, no se apoyaba en muletas sociológicas o políticas, y esas muletas son básicas para la mayoría de la gente. (Así se ha vendido "Hereafter", con unas muletas que luego no tiene, y por eso muchos la han condenado al infierno: no saben ver películas sin unas ojeras bien puestas)
Ante la imposibilidad de acceso a "The Big Mouth" he vuelto a ver "Three on a Couch", la película precedente de Lewis (aunque en versión doblada, ya que la única edición en DVD sólo ofrece subtítulos en portugués... esperemos que cuando editen "The Big Mouth" o "The Patsy" o "Smorgasbord" nos tengan un poco más de respeto).
Frente a las frecuentes críticas de irregular y episódico, Lewis demuestra en "Three on a Couch" (de forma aún más patente que como ya lo hiciera en "The Nutty Professor") que es también capaz de contar una historia en la que todas las escenas son necesarias y donde el ritmo de la narración ha de ser perfecto. Está a la altura de los grandes de la comedia de enredo y su sentido de la planificación (y el uso del color, de los movimientos de cámara, etc.) no se parece al de nadie. Así pues, Lewis es tan fabuloso cuando hace obras revolucionarias como cuando se enfrenta a relatos más clásicos.
Rodrigo Dueñas
"The big mouth", doblada rayando en lo delictivo, puede encontrarse como "La otra cara del gangster", Rodrigo, por si quieres echarle un vistazo y hacerte una idea.
Jesús, ¿es posible que te haya leido un artículo sobre Vida difícil, de Risi?
A través del buscador no doy con texto ninguno...
José Antonio
No, nada sobre Risi, tal vez algún día cuando revise toda la parte final, que tiene buenas cosas.
Esa es de mis favoritas, junto a "Il sorpasso", "In nome del popolo italiano", "I mostri" (con lo poco que me suelen gustar los films de episodios), "Profumo di donna"...
De todas formas la mencionaría al hablar de Alberto Sordi, porque es una de sus cumbres.
Tengo por ahí un comentario sobre "Isn´t life wonderful" de Griffith llamado así, "Una vida difícil"; eso tal vez sea lo que te haya confundido.
Pues no sé, me habré confundido. Suelo apuntar tus recomendaciones y tengo Una vita difficile entre las primeras. Quizá la vi en alguna lista o leí en otro sitio un comentario y te lo adjudiqué a ti. Llevo meses revisando a los directores italianos y llevándome sorpresas, no siempre buenas. Se me han caído bastante Fellini y Bertolucci, incluso sus primeras películas, que tenía por excelentes. Por contra, he digerido mucho mejor a Antonioni, cosa curiosa. He descubierto (¡por fin!) a Matarazzo, con Catene. También Sotto il sole di Roma; Roma ore 11; Mafioso; Le Orme; Vincere. Me han gustado más que nunca Incompreso, Malombra, Un maledetto imbroglio y casi todos los Monicelli. Y sigo revisando. Hoy tocan Scola y Freda.
José Antonio.
Eso sí, porque la puse en la lista de Beyond the Canon para la web de Iain Stott, One line review.
Del pasado urge reconsiderar a Luciano Emmer y probablemente a Giorgio Ferroni.
Los primeros Fellini y Bertolucci me siguen gustando casi todos, sobre todo "La strada" y "Prima della rivoluzione".
Como en una pesadilla, ahora que se murió Maria Schneider han vuelto a la carga los defensores de esa película horrible que hizo con el peor Brando y se han vuelto a olvidar de las dos realmente grandes en las que estuvo, "Merry-go-round" de Rivette y "Professione: reporter" de Anotonioni.
Gracias, Jesús. El primer rastreo ha sido infructuoso, pero me quedo con los tres nombres. Solo he visto Le Ragazze di Piazza di Spagna. Y doblada...
Creo que me animaré a ver Three on a couch y The big mouth en español, a pesar de que escuchar a Lewis doblado em resulte especialmente duro.
Igor
Celebro el rescate de Lewis porque me parece que se infravalora demasiado a la comedia incluso en este mismo blog donde veo que le dan poca cabida a la comedia disparatada y se copa la lista con puros dramas trágicos. He incluso escuchado por ahí que muchos prefieren al Lubitsch dramático que al Lubistch de por ejemplo "La octava mujer de Barba Azul" será que estamos tan enfrascados en dramas cotidianos que todo lo vemos tragedia, no hablo por todos por supuesto, pero yo quiero reírme con comedias disparatadas que no tengan ni pizca de drama ni tragedia y las de Lewis son bestiales sólo o con Tashlin.
A mí me gustan mucho Jerry Lewis y las comedias, pero no por ser disparatadas o ser ligeras, sino por que son grandes películas.
Cuando escucho el término cine "de evasión" me suena siempre a fuga de cárceles.
Bueno yo disfruto por igual una de Mikio Naruse con una de Van Damme o Jet Li lo que no quiere decir que las ponga al mismo nivel sé que Naruse es un genio y los otros dos son buenos artistas marciales en películas alimenticias pero siempre dentro del género que corresponda me parece que ambos tanto el genio de Naruse como los ágiles Van Damme y Jet Li cumplen con creces sus cometidos y el público al cual van dirigidos. Más de lo mismo con los slashers y las comedias juveniles como productos de entretenimiento o evasión como se quiera llamar y son subgéneros que han dado algunas películas llamativas y un tanto más de bodrios pero ahí siguen vigentes como se puede apreciar en ese homenaje al slasher ochentero que es "It Follows" recientemente estrenada y alabada por los fans del terror o en las comedias de la factoría Apatow influenciadas por John Hughes y su troupe ochentera del Brat Pack. Saludos.
Hola,¿que te parece el cine de Frank Tashlin? ¿Tienes algunas que prefieras? A mi me gustan mucho varias, tanto las que dirigió con Jerry Lewis como con otras estrellas como Debbie Reynolds, Jayne Mansfield, Tom Ewell, Doris Day...
Me gusta mucho. Las que prefiero son "Artists and models", "Who's minding the store", "The disorderly disorder", "Hollywood or bust", "The girl can't help it" y "Rock-a-bye-baby".
Hola Jesús, me gustaría saber cual se sería tu orden de preferencia actual de las películas que dirigió Lewis. Muchas gracias.
P.D: Por cierto ¿has podido ver algo de "The day the clown cried"? Dicen que hay algunas escenas por internet
Sigo más o menos prefiriendo las mismas de siempre: "The big mouth". "Smorgasbord", "The family jewels", "The ladies man", "Three on a couch"...
No he visto más que algunas fotos del rodaje de "The day..." como cualquiera mínimamente interesado en su obra y no sé si algún pequeño extracto. Supongo que es un caso perdido, pero, no sé por qué, nunca me dio la impresión, ni leyendo acerca de ella ni contemplando esos planos que no se sabe si estarían o no en el montaje o son de copiones o de dónde salen exactamente, que iba a ser ni su gran película ni siquiera una de las mejores. Ya sabes que a veces se reúne una mística exacerbada por lo que no se puede ver o lo que se perdió o prohibió y se mira en oblicuo lo que sí está disponible.
Hay que aceptar la mala suerte y el film simplemente no existe. O incluso sentirnos afortunados porque no es un caso de cineasta con porcentaje de obra mínima disponible tipo Yamanaka Sadao.
Publicar un comentario