lunes, 8 de agosto de 2011

LA PERDICIÓN DE LOS HOMBRES

Perdido durante mucho tiempo, incompleto durante otros cuantos decenios más, al fin recuperado hace menos de diez años e innecesariamente retintado para la posteridad, "Phantom" no ha dejado de ser nunca uno de los más olvidados y subvalorados films de la carrera de F. W. Murnau.
No habían pasado más de dos meses desde su gran triunfo con "Nosferatu eine symphonie des grauens" en marzo cuando Murnau acomete la realización de dos nuevos films sobre los primeros guiones que Thea von Harbou completaba para él.
Ese mismo año de 1922 filmaría también "Der brennende acker".
Con el cine de Murnau sucede que la pérdida, definitiva si un milagro no lo remedia, de siete de sus nueve primeros trabajos, impide conocer si "Nosferatu..." fue un gran paso adelante o la culminación de una evolución sostenida desde tres años atrás.
Sólo hemos podido ver de los anteriores a él "Der gang in die nacht" y "Schloß Vogeloed", lejos ambos pese a sus bellezas de esa obra magna, para algunos incluso la cumbre del cine mudo y lejos no debe andar de serlo.
El nivel de la filmografía de Murnau es tan exageradamente alto que invita a pensar que algunos de esos films perdidos - y no sólo su otra adaptación "bastarda" por problemas de derechos, "Der Januskopf", el film más anhelado y soñado por los fans del cine de terror y fantástico - pueden ser extraordinarios.
Tanto se han echado en falta esas míticas bobinas, tanto se ha escrito y especulado a partir de sus argumentos o alguna crónica hallada de los afortunados que pudieron contemplarlas (si es que llegaron a estrenarse, que no todas lo hicieron) y tanto ha volado la imaginación prendada de un aura necrófila tan irresistible... que paradójicamente se han dejado un poco de lado algunas de las cintas supervivientes.
No hace falta remontarse muy atrás en el tiempo, apenas unos meses con motivo del estreno de una de las películas capitales de los últimos años, "O estranho caso de Angélica" de Manoel de Oliveira, para comprobar la débil presencia en el imaginario colectivo de un film como "Phantom", que tampoco ha tenido la suerte de ser recordado a propósito de las mil vueltas dadas alrededor de "Vertigo" de Hitchcock y sus precedentes o inopinadas conexiones o cuando se habla de cualquiera de las versiones filmadas de la novela "La femme et le pantin" de Pierre Louÿs (Baroncelli, Buñuel Sternberg y de este último también "Der blaue engel") ni cuando Rivette estrenó "Histoire de Marie et Julien", ni que yo recuerde se estableció conexión alguna con motivo del revival de Feuillade iniciado hace relativamente poco; con todas ellas algo, bastante o mucho tiene "Phantom" que ver. 
Tampoco se la menciona cuando se recuerdan las carreras de los actores que en ella intervinieron, que fueron los mismos que también aparecen en diversos papeles de las tan conocidas "Metropolis", "Dr Mabuse, der spieler" o "Die nibelungen", "Das cabinet des Dr Caligari", "Die Straße" y hasta muchos años después "Casablanca".
En todo caso y dejando de lado sus múltiples atractivos colaterales, esta película apasionante hubiese merecido otra suerte.
La historia del ordenado y tranquilo Lorenz Lubota, poeta ocasional, decían que bueno, y su enamoramiento fortuito e irremediable por una chica - esa extraña vamp con cara de arpía, Lya de Putti - y nuevamente con su doble, en apariencia, el más convencional melodrama rodado por Murnau, es una historia de amor fou, o quizá ni siquiera de amor, pero obsesiva (y de obsesiones está lleno su cine desde probablemente "Der knabe in blau"), desesperada y dualmente platónica y compulsiva, tan cercana al cine de uno de sus muy contados iguales, Kenji Mizoguchi; el vértice donde confluye una portentosa puesta en escena "de fondo" y al mismo tiempo la excusa para armarla y exponerla ante nuestros ojos, admirados.
No estaría de más recordar para situar mejor cualquier obra de Murnau, que este cineasta inició su singladura justo en el momento en que nacen la Bauhaus y el surrealismo y cuando se inicia la gran época del cine mudo, pasados los primeros dos decenios ricos en múltiples corrientes estilísticas y asentándose un estilo clásico que proporcionaría en ese último tramo - aunque en esto hay "puristas" que entienden que la contaminación literaria o el auge del star system eran ya insoportables - la mayoría de grandes obras silentes.
Quiero decir que no se le puede llamar a Murnau estrictamente pionero ni seminal arquitecto de formas - ya se habían completado dos terceras partes del camino recorrido por el cine mudo cuando rodó su primer largometraje - y que por muchas veces que se haga referencia a aspectos como el expresionismo al que sigue asociándosele, Hermann Warm y sus trucajes e inventos inverosímiles, Pommer, las leyendas de la UFA y su poder omnímodo o las consabidas habladurías sobre su vida privada, si el cine de Murnau sigue tan vigente como en su día es porque latía vivamente sin grandes maniobras para ocultarlo, un profundo conocimiento del ser humano y sus pasiones.
Sí, estaban Mélies, Carl Mayer, Robert Reinert, Paul Leni, Richard Oswald, Lupu Pick o sus contemporáneos Lang y Von Harbou pero difícil se hace entender su obra y difícil resulta valorarla en su justa medida sin tener en cuenta la huella de Griffith ("Intolerance", pero también sus adaptaciones de Poe y otro material) o los maestros nórdicos.
Uno de los decorados del film
"Phantom" es quizá el film más cerrado del maestro. El más largo de cuantos filmó, no contiene apenas situaciones dejadas a interpretaciones ni rimas libres ni siquiera un momento en que podamos imaginar "otra película", qué hubiese sido del film de haber tomado alguna de las interesantes variantes que en su desarrollo se presentan.
Todo está perfectamente expuesto, narrado y cuidadosamente clausurado.
Cómo puede ser entonces misterioso y tener una sostenida incertidumbre (especialmente cuando no hay efectos de ningún tipo, en cualquier apertura de plano o en esos lentos fundidos que anuncian una transición o una pequeña elipsis) creo que sólo encuentra respuesta desde el encuadre y el ritmo, como en Evgenii Bauer o Victor Sjöstrom, que hallaron esa fórmula mágica acerca de las distancias (afectiva, espacial, moral y una cuarta que bien podría llamarse demostrativa, desde la conciencia de captar con una cámara, unos actores y un decorado, un sentimiento) a lo que se cuenta.

34 comentarios:

Miguel Marías dijo...

Buena idea, Jesús, recordar esta película de Murnau, la más olvidada de las suyas, sin duda sepultada por el prestigio, la fama, la belleza de otras (incluso de algunas no tan buenas como "Phantom", aunque sí, quizá, más espectaculares o llamativas, como "Der letzte Mann"), suponiendo que aún seamos muchos (y me temo que no) los que revisamos y consideramos vigentes las películas de Murnau. Y es cierto cuanto dices, incluído su lado "fantástico" o "vertiginoso" oculto tras su apariencia de realismo melodramático, y sus múltiples "conexiones", la mayoría casuales (nunca parece haber sido muy célebre y mucho tiempo fue tan absolutamente invisible que se dió por perdida, como tantas otras permanecen, y no sólo las primeras). También es cierto que es mucho más larga de lo que suelen ser las otras obras de Murnau, y que además de menos vista, se visto menos veces, se tiene con ella menos familiaridad, infinitamente menos que, por ejemplo, con "Nosferatu", a la que no es inferior, y por eso se recuerda menos nítidamente, se piensa en ella menos.
Miguel Marías

Sergio Sánchez dijo...

Siento un verdadero sobrecogimiento con el primer tramo de "Phantom" y su expresión sublime de ese "amor sin cruzar una sóla palabra", tampoco puedo oculta cierta decepción cuando el relato se va escorando claramente hacia el tema del hombre manipulado por una femme fatale,que me parece haber visto tantísimas veces sobre todo en el cine silente, y que me produce un cierto agotamiento como espectador.

La temática no puede ser una objección seria al trabajo de Murnau, claro, pero siempre me pareció además que era un director que mejoraba vertiginosamente (si aún era posible) a lo largo de su carrera, y que sus últimos años llegaban a tales niveles de perfección cinematográfica, que sólo puede considerarse esa muerte como una de las más lamentables tragedias que ha padecido y padecerá la historia del cine. No pocas veces ha fantaseado uno con lo que podría haber sido un Murnau sonoro y qué tipo de películas habría regalado, las expectativas cruelmente truncadas que despiertan películas como "Sunrise", "Tabu" o "City girl", que yo prefiero a "Nosferatu" o "Phantom",me sugieren que podría haber sido más que glorioso.

Jesús Cortés dijo...

No estoy seguro de si Murnau hubiese mejorado su cine aún más con la llegada de los nuevos tiempos, si habría habido transición como en la mayoría o una adaptación instantánea como en Lubitsch y unos pocos más.
Me cuesta imaginar un film mejor, más emocionante que "Tabu" y de hecho nunca lo he encontrado. Igual de buenos, algunos.
Para mí basta con su plano de apertura, esa música, el mar rompiendo al fondo, no hay nada más ni necesito nada más de un film, ahí está todo.
Con Murnau o Stroheim prefiero quedarme con lo que hay y disfrutarlo como está o como estaba, sobrándome restauraciones tan espectaculares.
Después de media vida cinéfila viendo films en condiciones digamos poco óptimas (idiomas, calidad, formatos) me han terminado fascinando los restos borrosos y maltrechos de un Stiller o un Murnau más que mil blue-rays y similares.

Sergio Sánchez dijo...

Las restauraciones hay que cogerlas con pinzas a veces, porque ese abuso en el inserto de foto-fija no pocas veces es el verdadero anti-cine. De todas formas el caso Stroheim es particularmente cruel, y los restos no hacen justicia a lo vibrante y apasionante que sigue resultando ese director:en la época del vhs vimos en España un "Foolish wives" de 70 minutos, y francamente me parece más disfrutable y emocionante el del 140 minutos que nos ha traido el dvd.

Miguel Marías dijo...

Es pura especulación, claro, pero igual que es imposible no soñar con que apareciera "Four Devils", resulta difícil no preguntarse lo que hubiera podido hacer un Murnau maduro, de 60 o 70 años. Nada en su estilo hace pensar que no se hubiera adaptado maravillosamente al sonoro. Y cuando se piensa en las obras de madurez o vejez de Ford, Mizoguchi o Renoir, no deja de parecer injusto que Murnau no tuviese esa oportunidad.
Miguel Marías

Anónimo dijo...

En cierta ocasión Truffaut escribió que si Murnau hubiese muerto unos años más tarde (y, claro está, hubiese realizado alguna película sonora) el cine sería hoy distinto. Un amigo al que cité la frase me comentó que, desgraciadamente, él no creía que las indudables aportaciones que hubiese hecho Murnau hubiesen modificado significativamente la trayectoria del cine: el grueso de la producción en lo que se fija es en los argumentos y en la forma de contar las historias. Pero no en la continua búsqueda de hallazgos formales propia de Murnau.
Pienso que en quien hubiese influido, y mucho, habría sido en los grandes directores, quienes, desde “Der Letzte Mann”, seguían su obra con absoluto interés.
Por desgracia, la llegada del sonoro, sepultó (al menos durante casi tres décadas) al cine mudo. Aunque seguramente no volvieran a ver obras de Murnau su influencia (tan determinante como bien asimilada) se hizo patente en los trabajos (incluso en los últimos) de Hitchcock y de Ford.
Rodrigo Dueñas

Jesús Cortés dijo...

Seguramente se trata del cineasta más creativo que ha dado el cine, el que no se conformaba con ninguno de los asombrosos hallazgos que fue acumulando en apenas diez años de carrera.
En ese sentido, no tiene igual, superando incluso a Lubitsch o Griffith de entre sus contemporáneos. Tendrían que pasar muchos años para encontrar en Hitchcock, Ford, Naruse, Rossellini, Renoir, Mizoguchi, Godard y compañía un periodo de concentración de fertilidad comparable.
Verdaderamente uno de los pocos que pueden llamarse genios para devolverle la categoría a esa palabra.

Miguel Marías dijo...

Tanto como cambiar el curso del cine, que es trazado por la mayoría más que por los genios, quizá no, pero sospecho que Murnau hubiese hecho avanzar el cine sonoro, igual que lo hizo con el silencioso, mucho más deprisa, solo con que hubiera vivido hasta 1939. Ya había ido prescindiendo de los rótulos, y pocas obras tan interiormente musicales hay como las suyas. Además, en su breve periodo americano, su evolución, siempre veloz, se acelera. Me gustaría que hubiera podido hacer su "Vertigo", su "Liberty Valance", su "Gertrud"; no creo en absoluto que, de haber seguido en vida, se hubiera quedado quieto.
Lo qe no quita para que lo que nos ha llegado de su no muy vasta obra sea de lo más grande, y que abarcase un terreno amplísimo y profundo. Siempre he pensado que, de verme forzado a resumir en una sola obra lo que para mí puede el cine, escogería "Tabu".

Anónimo dijo...

Acabo de volver a ver “Phantom”, una película que, efectivamente, se tiende (aún reconociendo su valor) a dejar a un lado y a olvidar.
Quizás se deba, como apunta Isak, a que “el tema del hombre manipulado por una femme fatale” es previsible y, ciertamente, a los espectadores nos causa una cierta irritación el comprobar que va pasando lo que, poco más o menos, nos imaginamos que va a pasar. Y el otro problema (también desde el punto de vista del espectador) es que tenga un protagonista tan irresoluto e iluso, que hace que nos pongamos nerviosos ante sus reacciones (o, mejor aún, su faltas de reacción).
Pero vista una vez la película y sabiendo ya seguro lo que sucede, las siguientes veces que disfrutamos (a los pocos por desgracia que se nos ocurre hacerlo) la película nos fijamos entonces bien en los caracteres y en la lógica de sus acciones y es cuando comprobamos que no sobra ni falta nada. Y que, fuera de los protagonistas, hay otros personajes riquísimos: la tía de Luba y su amante, y la hermana.
Y cuanto más la vemos, más podemos recrearnos en su belleza formal y en la continua consecución de hallazgos formales. Ver cómo todos los planos están pensados, muy pensados: son hermosos y, a la vez, están llenos de información, y son muy expresivos y, por último (por si fuera poco), Murnau consigue realizarlos de forma novedosa. Esto lo hace en TODOS los planos. Y además, a lo largo de cada escena, aportará tres, cuatro, cinco o más descubrimientos visuales. Y paro para no entrar en los hallazgos narrativos o en la relación, rimada, entre las secuencias.
Sólo un pero: el protagonista, que me molestó mucho la primera vez que vi la película, hace veinte años. Entonces pensaba que un personaje tan pasivo era excesivo y que no podía protagonizar una película; hoy pienso que puede que sea desesperante, pero que no es un personaje irreal y también hoy soy menos reacio a ver películas protagonizadas por personajes mediocres o que para mí (a veces tengo que forzarme) no tienen ningún atractivo. Quizás el problema fuese Alfred Abel, actor que, aunque bueno (supongo que debía estar muy bien considerado), no me provoca ninguna simpatía y que pese a su valía (algo tendría cuando también lo eligieron Lang y Lubitsch) me parece que es un error de casting: con frecuencia se nota el esfuerzo (aunque casi siempre conseguido) de estar realizando una interpretación. En cambio, los otros actores (comparémoslo por ejemplo con el que hace de amante de la tía) no parece que estén interpretando personajes sino que son esos seres.
Rodrigo Dueñas

Jesús Cortés dijo...

Yo no recuerdo casi ningún film anterior a "Phantom" con ese tema del hombre títere en manos de una mujer. Posteriores sí muchos, empezando por Pabst y demás, aunque quizá ando desmemoriado.
En cuanto al estilo de interpretación de Abel y otros actores (Lil Dagover) y por alguna entrevista antigua que recuerdo con Camilla Horn, la protagonista de "Faust", Murnau - y no era el único - elegía a sus actores por aspectos muy determinados de su físico o incluso sus gestos, cosas que incluso ellos mismos ni controlaban o no utilizaban conscientemente. Es la vieja diatriba de ser y además parecer.
Este Lorenz Lubota parece un hombre despejado y dulcificado en el primer plano antes que entre el flashback y un zombie persiguiendo a Veronika por la calle apenas cinco minutos después y esa dualidad seguramente es lo que Murnau necesitaba.
Creo que en Murnau importan mucho los conjuntos, esa musicalidad de la que habla Miguel y que es interpretada por cada actor, cada decorado, cada movimiento dentro del plano, nada puede disociarse ni hay mucho espacio para "quedarte" con una parte del film, entresacar lo que te atrae y obviar el resto, es imposible.
Esa concentración (y vuelvo de nuevo a Mizoguchi) reclama tal atención que el paso del tiempo y las modas ha desplazado en la valoración crítica, más proclive a dividir en partes que a unirlas

Miguel Marías dijo...

Algo hay de cierto en lo que apunta Rodrigo, pero es un rasgo común - en grado variable - a otros protagonistas de Murnau, a menudo un tanto pasivos, o volubles, y a menudo exasperantes (el de "Sunrise", el de "Nosferatu", el de "Der letzte Mann", el propio "Faust", etc. -; por otra parte, el cine de Murnau (sobre todo en Alemania) no se basa nunca en la idetificación con los personajes, sino en la observación minuciosa de todos ellos, a menudo víctimas (más o menos resistentes) de la fatalidad; por eso, tal vez, el drama que más me conmueve es el de Reri y Matahi, que luchan con todo en su contra... hasta la muerte.

Sergio Sánchez dijo...

Eso es cierto, Jesús, y yo también lo pensé en su momento, que no se me ocurría ninguna película anterior a "Phantom" que tratara el tema del hombre títere, y sí bastantes posteriores. Por eso esa cierta fatiga experimentada como espectador no se la puedo achacar al trabajo de Murnau, y ni si quiera si existieran precedentes sería motivo suficiente para rebajar el trabajo visual de la película.

Jesús Cortés dijo...

Si hay un cineasta previo a Murnau, trágicamente desaparecido también, de una altura cinematográfica si no pareja sí camino de serla y que tiene su escasa obra llena de obsesiones, amores imposibles y extrañas fantasías por muy discreto que fuese siempre su tono e incluso aspirase a ser en cierto modo realista, adelantándose cuarenta y cinco años a lo que después tanto se alabó en Antonioni y media nouvelle vague, ese es Evgenii Bauer, del que sólo conozco para mi desgracia 13 películas.
Relacionable con "Phantom" y de propina con "Vertigo" es desde luego "Grezií" del 15 y algo que ver con "Phantom" tiene "Posle smerti" y alguna otra. Coincidencias todas, no creo que Murnau - nadie en realidad, ni los rusos hasta hace poco como quien dice - supiese de su existencia.

Anónimo dijo...

Jesús, ¿por qué dices que la película ha sido innecesariamente retintada? En los rótulos que la preceden se señala que se ha restaurado con cuidado: deduzco que los virados se asemejan lo más posible a los que determinó Murnau para el estreno, ¿no?
Rodrigo Dueñas

Jesús Cortés dijo...

¿Qué van a decir?
Yo prefiero el film (y todos los suyos y los de la mayoría silente) sin color añadido, ni intertítulos reconstruídos a partir del guión ni nada, pero es mi opinión, otros preferirán tintados por doquier.
Me molestan las fotos fijas que rellenan los agujeros perdidos porque una foto fija es o puede ser tan cine como si está en movimiento y nadie excepto su creador tiene derecho a decir algo tan simple como cuánto debe durar la exposición de ese plano o a hacer zooms como en aquella horrible reconstrucción de "Greed".
El cine parece que se presta a manipulaciones que en música o la literatura nadie osa ni plantear.

Anónimo dijo...

Bueno, Jesús, yo creo que las películas mudas no deben verse ni totalmente viradas ni sin ningún virado sino como su autor lo quiso. Y por lo que sabemos, Murnau decidió virar parte de su obra (y también conocemos de sobra cómo Murnau cuidaba el más mínimo de los elementos expresivos que utilizaba).
Y confío, mientras no se demuestre lo contrario, en que los restauradores (de la fundación "Friderich Wilhelm Murnau Stiftung", como se señala en la copia) lo han hecho bien.
Otra cosa es, como dices, ese tipo de restauración que destrozan más el ya destrozado ritmo de la incompleta película incrustando fotofijas, intertítulos que explican la restauración o incluso planos (recuerdo una restauración de los 80, muy celebrada, del "A Star is Born" de Cukor que incluía planos de todas las secuencias perdidas, pero dicho planos eran los hechos por la segunda unidad -planos generales panorámicos para insertar al principio para ubicar la secuencia-; pues bien, dicha restauración lo único que servía era para contar lo que faltaba, interrumpiendo así continuamente la película y dañándola mucho más aún que con los cortes que originalmente había sufrido).
Rodrigo Dueñas

Jesús Cortés dijo...

Sí, pueden acertar con lo que Murnau quiso o pensó - con la prerrogativa de haber podido cambiar de opinión y donde ves un plano ocre lo pensase luego verdoso por imaginar algo - pero se hace todo esto por motivos puramente económicos y nada más, porque se vende mejor el cine mudo coloreado, no por preservar la grandeza o la integridad de una obra, igual que cuando les dio por colorear las películas en blanco y negro o esta tontería actual del 3D. El futuro puede ser Corman y el Odorama, quién lo hubiese pensado.
Las cosas son como son o el tiempo les ha permitido ser.
La producción de "Raw power" es una birria porque Bowie tuvo una idea estrambótica y la reedición de los masters te permite escuchar cómo podría haber sido pero desde luego no cómo debe ser ni como REALMENTE es. Es es el matiz que me importa. Si quedara preservada una copia lo más limpia posible de "Phantom" y otra retintada, yo no tendría nada que objetar, pero me temo que dentro de cincuenta años, si aún alguien se interesa por el cine de Murnau, sólo podrá acceder a la copia coloreada y hasta le dirán que siempre fue así.

Anónimo dijo...

A no ser que se demuestre lo contrario, la copia del estreno de “Phantom” es, ni más ni menos, la obra original de Murnau y lo que él decidió que se virase (poco, mucho o todo) ha de mantenerse así. Que los motivos de los editores sean comerciales o altruistas me es indiferente mientras respeten el original. Ojalá consigan restaurar el colorido primigenio de los clásicos mudos y, si encuentran las partituras originales, añadir esa música. Y, por supuesto, ojalá logren restaurar los negativos originales y limpiar -y completar con lo que se vaya rescatando- aquéllas películas de las que sólo queden copias. Imagino Jesús que, al menos hasta lo que he escrito hasta aquí, estamos de acuerdo: en que hay que respetar el original y, por tanto, no hay que quitar ni añadir nada. Así pues “Un Chien andalou” nunca se ha de virar (ni tampoco se debería haber acompañado, como se hizo en una reciente edición, a “Nosferatu” de música electrónica).
Por la misma razón el coloreado de películas en blanco y negro es una salvajada.
En cuanto al 3D ¿por qué estar en contra de él? Si se mantiene, pronto aparecerán creadores (si no lo están haciendo ya) que sabrán desarrollar sus posibilidades. ¿No crees? Seguro que si a Godard le ofrecen a dirigir en ese formato, firma al instante el contrato.
En cuanto al futuro, aunque a veces retrocedamos, al menos desde el punto de vista cinéfilo, creo que vamos a mejor: puedo asegurarte que hace treinta años nadie hubiese soñado con poder acceder (¡incluso tener!) en tu propia casa a cualquier película de Hitchcock (¡o de Ozu!).
Rodrigo Dueñas

P.D. De The Stooges no digo nada porque, vaya por Dios, los he oído poco.

Jesús Cortés dijo...

No estoy "en contra" del 3D, sólo digo que es una cosa que ya se probó por las mismas razones que ahora y todo lo que se logró, como ahora, es puro efectismo, pero tal vez alguien sea capaz de sacar algo de provecho. Todo el 3D que conozco es hacia dentro del plano, no veo necesidad de invertir eso y si interesaría a Godard o a quien sea.
De los Stooges - qué curiosa conexión mental, "Los Títeres" en la traducción - yo que tú escucharía todo, "Fun house" sin falta, pero también "The Stooges", "Raw power" y "Metallic KO". Yo pude verlos en vivo cuando se reunieron y estuvo muy bien aunque era imposible restituir las condiciones de hace tantos años.
El disco de reunión es sin embargo muy flojo. Ya se murió Ron Asheton y se ha acabado la historia. Supongo.

Anónimo dijo...

"Fun House" es lo poco que oí (y no mucho, creo que me parecía demasiado fuerte). El disco debía de ser de un hermano al que le gusta música más dura, yo he ido más por el lado pop. Sí escuché mucho (y me gustó bastante) "The Idiot".
Rodrigo Dueñas

Jesús Cortés dijo...

"Fun house" es un disco dañino, malsano, un monstruo. Mezcla Thelonious Monk, Sun Ra o el Coltrane más fuera de control con The Doors, el sonido psicodélico de la costa oeste, Johnny Cash...
De Iggy en solitario me parecen fenomenales ese "The idiot" o "Lust for life", algo menos "New values", adoro "Kill city" (casi más de James Williamson que suyo) y muy buenos también "Brick by brick", "American Caesar", "Instinct" y de los últimos sólo una parte de "Beat'em up", nada "Avenue B" ni "Skull ring". Lo he visto en vivo tres veces, siempre fantástico aunque a veces con bandas poco brillantes.

Sergio Sánchez dijo...

La restauración que comentáis de "A star is born" me parece monstruosa. Me echa para atrás pensar que el dvd que se ha editado hace poco de "Queen Kelly" es también con fotos fijas. Como ya comenté, las detesto.

El 3D debería ser como el sonido, como el color o el scope, otra formato del que explorar las posibilidades, pero no lo está siendo. Las películas se están rodando planas y se "convierten" a 3D.

Sólo James Cameron en "Avatar" parece tener una cierta inquietud explorando el formato al inicio de la película, pero pasados los minutos se cansa y el grueso de la interminable cinta es tan en 2D como su planísima, insignificante historia. Es un formato que no ha tenido suerte, en resumen, 20-30 minutos de tentativa en toda una década.

También me pregunto por qué el IMAX ha de estar reservado a documentales de animalitos.

Anónimo dijo...

Jesús, tras tamaña recomendación (concisa, aclaradora y entusiasta), voy a procurar hacerme de nuevo con “Fun House”. Y con “Lust for Life”, que no cité por haberlo oído también poco.
Isak, me temo que la restauración de la que hablo debe ser la misma que se ha editado en DVD hace unos meses. Si la consigo, mañana te confirmaré si es ésa.
La versión restaurada que ha salido en DVD de “Queen Kelly” efectivamente incluye fotos fijas. Cuando se estrenó en la Filmoteca hace unos veinte años, me puso de los nervios. Ahora, como ya sabía lo que iba a encontrar, he procurado fijarme y disfrutar de las escenas recuperadas, las del burdel sobre todo.
Rodrigo Dueñas

Sergio Sánchez dijo...

Si dura 180 minutos, creo que no hay ninguna duda, es ésa, hay que taparse los ojos con esos "extras" y disfrutar de James Mason y de sus escenas finales.

Ah, espero que Clint Eastwood se deshaga de Beyoncee como se deshizo de Sandra Bullock en "Million dollar baby", intuyo que ese proyecto de "A star is born" puede ser muy buen tema para él.

Me voy mentalizando para soportar la versión de "Queen Kelly" y quedarme con lo mucho de bueno que pueda haber en ella.

Miguel Marías dijo...

Rodrigo, no me consta que ni un solo cineasta rodase - salvo escenas sueltas, como en "The Wedding March" - "primigeniamente" en color. Los tintados se añadían después. Y tampoco me consta que rodasen contando con que se iban a tintar; dentro de las pocas entrevistas que hay con ellos o con sus directores de fotografía, no veo por parte alguna ni alusión a ello. Mucho me temo - y me parece más verosímil - que fueran añadidos de productores y/o distribuidores. Y de las (cada vez más numerosas) restauraciones "coloreadas" que he visto no hay ni una que me parezca preferible a la copia en blanco y negro: en todas ellas se ve menos y peor, además de parecerme una adición arbitraria e inútil, lo mismo que muchos rótulos "perdidos" (quizá inexistentes) que se han "recuperado" a partir de la obra literaria que les sirvió de base, frecuentemente innecesarios y ralentizantes (hay películas con más metraje de rótulos que de imágenes). La maravillosa fotografía en blanco y negro queda casi siempre oscurecida y empastada por unos rojos, ocres, verdes, azules o naranjas que nada indican o que sirven, si acaso, para algo tan irritante como anunciar prematuramente el carácter o la "tonalidad" de la escena (como tantas veces la música añadida a muchas películas de Hollywood). Hasta me parecen discutibles las músicas basadas en la partitura original del estreno, como la de "Queen Kelly", que por mucho que fuera la original no fue elegida por Stroheim (despedido antes de finalizar el rodaje) y, para colmo, encuentro execrable, como lo son otras músicas, electrónicas o no, añadidas recientemente a muchas restauraciones. Cada vez prefiero más claramente ver las películas mudas sin música alguna: el silencio, por lo menos, no se carga su ritmo ni añade toques "humorísticos" ni "melodramáticos". Es una opinión personal, tan discutible como se quiera, pero en general prefiero ver un fragmento VISIBLE, sabiendo que son RESTOS, que una simulada reconstrucción absolutamente insufrible y privada de continuidad. Intercalar fragmentos de guión y fotos fijas (prefiero leer el guión aparte) me destroza tanto "Greed" como "Lost Horizon" entre otras. Y también prefiero la primera restauración de "Touch of Evil" (con la llamada telefónica de Heston desde la tienda de una ciega) que la última y hasta ahora única visible (parece que sale ahora una con las tres versiones en dos formatos de pantalla).

Jesús Cortés dijo...

Ya que hablábamos hace poco de Segundo de Chomón no muy elogiosamente, hay que decir en su defensa que su mujer y él trabajaron en el taller de tintado artesanal fotograma a fotograma de los films de Mèlies, que parece que sí tuvo siempre el deseo de que sus films fuesen así.
Luego han intentado imitar digitalmente - o algo parecido, no conozco la técnica exacta - esos efectos cuando se han deteriorado los originales, pero con resultados discutibles.

Anónimo dijo...

Miguel, parto (como cualquier cinéfilo) de la base de que hay que respetar la voluntad del director. Y si dices que los virados son un añadido posterior de productores o de distribuidores, entonces, como es lógico, deben eliminarse.
Dicho esto me pregunto (y seguramente me equivocaré) si nunca los directores ni los directores de fotografía contaban con el virado. En muchas ocasiones las escenas nocturnas (sobre todo las que se desarrollan en exteriores abiertos) me parece que están realizadas contando con el virado azul: muestran amplios cielos despejados y todo está tan iluminado como al mediodía.
El virado generalmente no aporta mucho: puede ser redundante o, como dices, adelantan el carácter o la tonalidad de la escena, pero, al ser un efecto cinematográfico, me extraña que no hubiese creadores que quisieran utilizarlo, entre ellos precisamente (es el primero que se me ocurre por ser el que más investigó los efectos expresivos) Murnau.
Pienso ahora mismo en la amenazante escena de la carroza fantasma de “Nosferatu”, que me pareció redonda cuando la vi con virado azul: hasta entonces parecía que se desarrollaba a pleno día. No podré hacerlo hasta el martes, cuando abrirán de nuevo las bibliotecas, pero entonces procuraré conseguir la versión restaurada que se editó hace unos tres años y que hacía hincapié en que ofrecía el color (o el virado o el tintado) original (esta versión es la que incluye el acompañamiento de música electrónica). Y de paso consultar el primer tomo de Luciano Berriatúa para ver si hace alguna referencia a esto en la obra alemana.
Y respecto a las partituras originales (o a las selecciones musicales) pienso igual: si fueron dadas por buenas por el director, deben mantenerse (aunque dichos casos deban ser los menos).
Una digresión. La mayoría de las veces que veía una película muda con acompañamiento musical (un pianista normalmente) deseaba su ausencia; pero como no tenía alternativa (y veía que era el único disconforme, pues todos aplaudían encantados al final) me consolaba pensando que ver las películas mudas en silencio como lo había estado haciendo hasta el momento era una anomalía: a fin de cuentas en los tiempos del mudo, desde muy pronto, las películas se acompañaban siempre con música, desde las grandes orquestas para los estrenos de las grandes producciones al piano de las salas de tercera. Seguramente tienes razón, Miguel: seguro que todos los grandes directores (los mediocres quizás no) hubiesen preferido (si no se respetaba la música seleccionada por ellos –o incluso ni siquiera en ese caso--) el silencio a la música ideada o improvisada por un tercero. Pienso ahora en las quejas de Chaplin respecto a la música “graciosa” que se creía muy oportuna para sus comedias.
Así pues, fuera de los casos excepcionales señalados, supongo que lo mejor (y sobre todo con las grandes obras) es no incluir música, aunque en su momento siempre así se hiciera. Claro que en su momento en las proyecciones también había un encargado de leer en voz alta los rótulos y que, horror de los horrores, en bastantes casos añadiría comentarios (chuscos en el caso de las comedias) de su cosecha. En Japón (ya concluyo) como sabéis, el gremio era tan influyente que consiguió frenar la entra del sonoro durante unos cuantos años (para felicidad, eso sí, de Ozu).
Rodrigo Dueñas

Miguel Marías dijo...

Rodrigo, es evidente que, llegado un cierto puto, la experiencia de lo que (quisiera o no) iba a suceder aconsejara a directores de fotografía e incluso cineastas a prever el oscurecimiento de las imágenes. Para saber cuándo sería preciso comparar con copias en blanco y negro bien tiradas a partir de material no deteriorado, lo que es raramente el caso, sobre todo si se parte de un contratipo oscuro que se "aclara".
Mucho me temo que pocos cineastas y en pocas ocasiones han tenido ALGÚN grado de control sobre cómo eran exhibidas sus películas y sobre la música (y menos todavía en el mudo), y que, aun si sus "deseos" se satisfacían en el estreno en Berlín, Hollywood, Nueva York o París, en cuanto pasaba ese día o se proyectaban en otras ciudades los exhibidores hacían lo que querían o podían permitirse, a menudo un pianista, organista o violinista que improvisaba lo que le daba la gana a partir de un repertorio más o menos amplio y de moda, a menudo totalmente inadecuado. Si es cierto que en lo referente a condiciones de exhibición el cine mudo fue casi siempre acompañado de músicas y (no en todas partes ni siempre) de lectores de rótulos (en parte porque entre el público abundaran los analfabetos, en parte para dramatizar o explicar o embellecer o interpretar), y muy a menudo coloreado de un modo u otro, me temo que no lo fuera casi nunca por deseo de los directores ni con su aprobación, por lo que la "reproducción" de las "condiciones originales de recepción" me parece una idea orientada al espectador y más próxima a reconstruir las (a veces bárbaras) decisiones de productores, distribuidores y exhibidores que las de los "autores" o artífices de las películas, que no siempre han tenido buen criterio ni han soportado las presiones: el mismo Chaplin (también productor) perpetró la (para mi gusto) espantosa versión abreviada y sonorizada de "The Gold Rush" para su reposición.
Bien qe lo siento, pero desde hace años tiendo a temer la mayor parte de las restauraciones, con sonido 5.1, con música durante todo el metraje, con cada vez más colorines y más y más rótulos a menudo patentemente innecesarios.

Anónimo dijo...

Gracias, Miguel, por tus aclaraciones: a partir de ahora considero las restauraciones mudas de otra manera.
Isak, acabo de ver la edición de “A Star is Born” y desgraciadamente es la restaurada: aquélla en la que mezclan en las escenas que faltan fotos fijas y algunos planos rodados por la segunda unidad (aunque con la banda sonora –voces de los actores, ruidos y música- completa); a pesar de que da la sensación de que es la obra íntegra, su duración es de 168 minutos (catorce minutos menos que la versión del estreno). Aunque no se señala en la caja, pues sólo anuncia un segundo disco con extras, hay un tercer disco (supongo que incluido en el último momento) con la copia que hasta ahora conocíamos (y que dura 146 minutos). Por desgracia, la calidad del color no es muy buena: no se puede comparar al esplendoroso Technicolor (ése sí que es el original) de la versión restaurada. Está última (aparte de dos bloques de escenas “reconstruidos” como ya he contado) incluye dos nuevas secuencias: una en la que la petición matrimonial de Mason es grabada por los técnicos de sonido y otra del rodaje de un número musical de Garland (y dentro de la cual se incluye la escena en que ella cuenta sus sufrimientos a Bickford ). Pero, atención, resulta que esta versión “restaurada” ¡tiene los laterales recortados!
En fin, espero que cuando dentro de diez años saquen la “edición definitiva” ésta elimine las secuencias con fotos fijas (y también la de “Born in a Trunk”), incluya las dos completas y, por supuesto, respete el color y el formato de Cinemascope.
Y una última nota a propósito de restauraciones sonoras: no hace mucho, volviendo a ver “Night of the Demon”, me dije que, con los medios con que se cuenta hoy, no sería muy complicado restaurarla eliminando al principio y reduciendo bastante al final las apariciones del ser infernal (y de paso los planos que no dejan lugar a duda de que el gato se transforma en una fiera). Sin la visión (sobre todo al principio, a pesar de la opinión de Fieschi) del demonio (tal y como deseaba Tourneur), la película sería perfecta, ¿no os parece?
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

No se preocupen por la falta de ediciones en nuestro país. En internet se encuentra casi todo. Aprovechen mientras puedan. Es un consejo, fíjense en que hoy me siento generosa. ;)

Angéles González Sindescrúpulos

Miguel Marías dijo...

La edición "restaurada" en 3 discos aparecida hace poco en España es para mí un misterio. Recomiendo ver la aparentemente no restaurada (en VO) de uno de los discos (estoy fuera de Madrid y no tengo aquí nada), que está bien y en Scope. La versión dupuestamente más completa está escandalosamente cuadrada, y creo recordar que es más corta que la edición USA de hace un montón de años y que estaba en Scope, y tenía como extras otras tomas de algunos números musicales y una de "Born in a Trunk" (dirigida por Charles Walters) más larga.

Sergio Sánchez dijo...

Gracias por las informaciones, en amazon sale esa edición de 3 discos, llamada Deluxe edition.

abbascontadas dijo...

Bueno, Jesús, me sumo con retraso a los comentarios porque acabo de volver a ver Phantom después de bastante tiempo, animado por tu entrada, y me ha parecido absolutamente extraordinaria, si bien mi lectura es diferente a lo que he leído en tu entrada y en los comentarios, lo que, claro, no tiene mayor importancia.
(El azar ha querido que poco antes me haya visto A woman of Paris, que guarda apasionantes similitudes con el film de Murnau, un programa doble descomunal).

FG dijo...

A la de Murnau que he vuelto recientemente yo es "Der brennende acker", que se me ha revelado ante mis ojos como una auténtica joya, aunque creo que mi entusiasmo no es muy compartido. A por Phantom voy.
Un amigo siempre me dice que nuestras fases cinéfilas están marcadas por aquellos momentos en que preferimos a Murnau antes que a Lang y viceversa. Y puede que tenga razón.
Y llega a mis oídos que el batería de los stooges se ha quedado sordo.