viernes, 29 de septiembre de 2017

SANTA PÚRPURA

La única película dirigida por el actor Alain Cuny - seguramente el debutante más anciano que haya tenido el cine, a sus 83 años - es "una vieja historia". En efecto, parece que fue el poeta Paul Claudel, quien le pidió, justo antes de su muerte acaecida en 1955, que hiciese Cuny la adaptación de su texto "L'annonce faite à Marie", encargo que no se concretó hasta treinta y cinco años después, en 1991.
Investido Cuny de esa atribución por parte del autor, a quien poco antes de acometer esta película, había interpretado (en la nada memorable "Camille Claudel" del 88, obra por cierto de un Bruno anterior a Dumont - que viene a colación porque anduvo por los lares famliares de Paul recientemente -, Nuytten, mayormente camarógrafo y que ahora parece bueno comparado con él), Cuny sin embargo no se acomodó en la silla, seguro de estar bendecido.
Tan lejos está de ese académico extremo "L'annonce faite à Marie", que más bien parece (también lo es, claro) uno de tantos films de despedida, esencializados y atrevidos, realizados sin tener cuentas pendientes ya con nadie, tras una larga carrera, al menos por número de años recorridos, aunque la obra final pueda ser exigua.
Cuando se citan directores valiosos y se hace inventario o se recopilan las sospechas fundadas acerca de los proyectos que no realizaron y que quedaron incluidos de alguna manera - fragmentariamente, un eco de la frustración quizás - en los sí completados, siempre pienso que son los actores y actrices que tuvieron la suerte de trabajar con ellos, antes que los guionistas, los ayudantes de dirección, los fotógrafos y demás, los más indicados para materializarlos o hacer variaciones sobre "sueños" no cumplidos de otros.
Si en otros casos de actores que probaron suerte como directores, es relativamente fácil rastrear cuándo, cómo y con quién prendió la inquietud por filmar la idea que les rondaba o se convirtieron en depositarios de las que vieron malogradas de otros con quien trabajaron, la singular - en todos los sentidos - obra de Cuny, hace complicada la tarea de establecer conexiones con la práctica totalidad de lo hecho a las órdenes de los muy variados cineastas con que actuó.
Pocos nombres de entre la nómina no precisamente mal surtida de cineastas a las órdenes de quienes rodó (Jean Grémillon, Luis Buñuel, Jean-Luc Godard, Curzio Malaparte, Marcel Carné, Michelangelo Antonioni, Marcel Ophuls, Federico Fellini, Mauro Bolognini, Francesco Rosi, Marcel L'Herbier, Pierre Zucca...) podrían anteponerse a los de otros con los que nunca actuó y que probablemente acudan primero a la memoria al ver su película: Robert Bresson, Pier Paolo Pasolini, Mani Kaul, Manoel de Oliveira, Carl Th. Dreyer, Éric Rohmer, Jean-Marie Straub & Danièle Huillet, Raoul Ruiz, Jacques Rivette, Sergei Paradjanov, Noémia Delgado, Jacques Doillon, Carmelo Bene, Werner Schroeter...
Quizá podamos hablar de un film donde trató de utilizar lo que admiró de los cineastas con los que le hubiese gustado trabajar.
 
 
 
 
De unos y otros, no obstante, conviene olvidarse una vez comienza el film y así se corresponde mejor a su noble empeño en ingeniárselas para filmar este místico e intrincado texto de Claudel llevándolo a las puertas de la ciencia ficción, que supongo que es un mérito de doble filo tratándose de una obra de un católico converso simbolista como Claudel, que ya bastantes contradicciones propias tenía.
Con pocos pero embellecidos medios y un gran cuidado de los colores y las texturas capturadas por el objetivo de la cámara de (entre otros técnicos y sobre todos los demás) Caroline Champetier, ni la aridez de algunas partes del texto de partida hacen caer al film a una distancia grave, de la que uno se desentiende mientras contempla los feroces contrastes de la naturaleza, las ropas y los gestos de los actores, el brillo de la piel de los animales (impresionante el caballo fulgiendo con los ribetes azulados de la montura que abre el film) o el declamado tenue de las voces de los actores y actrices.
Será por la inventiva aplicada al tratamiento de la música (minimalista y que suele derivar en extraño new age atonal sin, gracias a Dios, rastro de melodías ad hoc ni del infierno ni del paraíso), por los inesperados cortes y encadenados de planos con ejes cambiados o por ese tono de oración que tiene el film - lógicamente cierra con un particular amén, que parece que es el plano desde el que Cuny piensa toda la película o al menos donde parece encontrarse en ese momento de su vida -, cunde la sensación de que "L'annonce faite à Marie" pasa por encima de la cabeza, a unos pies sobre el suelo.
Si no se puede volver a elevar la mirada para verlo proyectado en una pantalla de cine, probablemente ya no pueda volver a sentirse tal y como fue concebido.

15 comentarios:

José Andrés dijo...

Curiosa transmisión de pensamiento: "L'annonce" era una de las películas que tenía previsto comentar un día de estos, por parecerme una de las más hermosas, raras e inclasificables de todo el cine moderno, no solo francés. Si como actor Cuny se me antojó siempre un poco extraterrestre, al descubrir esta su única película como director (por supuesto, a través del canal Arte) vi algo que casi me parecía imposible: ir más allá de Bresson. Que este hecha en 1991 me produce el mismo estupor que si estuviera hecha hoy: cine fuera del mundo y del tiempo. ¿Quedan espectadores para algo así?

Jesús Cortés dijo...

Yo me fijé en Cuny realmente - lo conocia, claro, pero como a tantos en los que no reparas - cuando vi la insólita y excepcional "Il Cristo proibito".
En cierto modo, algo del rebelde (hasta en el seudónimo) Malaparte prolonga este film, que es tan audaz que tenía todos los números para ser un dislate insufrible y es justo lo contrario.

Luis S. dijo...

Cuántas películas alienígenas hay por ahí. A veces, por los autores que de pronto "surgen" o haces surgir, Jesús, da la sensación de que el Canon habría que agitarlo un poquito, como un cóctel, a ver qué pasa y cómo queda la cosa después. Me pasó recientemente cuando gracias a algunos de vosotros descubrí a Malmros, en concreto "Sorrow and Joy", una auténtica e inquietante maravilla, y me digo: ¿Y cómo esta película es invisible y no se ha exhibido en España? ¿Cómo no ha ganado en Cannes o Berlín o los Oscars o lo que sea? En fin, así parece que ocurre con tantas. La pena, o mi pena, es que no hay tiempo para ver tanto, no sé cómo lo conseguís (encima, algunos tenemos familias y, vaya por Dios, ¡nos gusta el fútbol tanto como el cine!).

Me acuerdo un poquito, por cierto, de "La pasión de Camille Claudel" aquí mencionada, muy intensa, casi hipnótica, y con actores carismáticos; aunque no recuerdo mucho más (la vi hace más de veinte años).

Por último, yo sí querría defender a Haneke, en este foro que parece tan poco afín al director austriaco. Con Haneke hemos pasado de considerarlo el mejor director de los últimos 25 años a denigrarlo en tantos y tantos sitios, cada vez más. De hecho, no hablo de este lugar, tan grato, pero sí he llegado a leer comentarios negativos sobre Haneke de gente que hace solo ocho o diez años lo ponía por las nubes. Lo cual es ilógico pues, que yo sepa, Hanake ha hecho solo dos películas en los últimos ocho años, así que no sé qué ha cambiado, como no sea la corriente de aire favorable. A mí siempre me ha parecido una extensión malsana y quirúrgica de Hitchcock, con fuerte influencia de Kafka (no solo en "El castillo"), un director racionalista que, seguramente (y esto le emparentaría, creo, a un Mankiewicz), es en el fondo un moralista, un crítico de la sociedad contemporánea. Su cine, al que posiblemente el género de "terror" sea el que mejor defina, creo que busca que el espectador esté alerta, reaccione y reflexione acerca de la posición desde la que mira. Un cine que nos presenta la violencia, los tipos de violencia, para pensarla y combatirla sin violencia, desde los argumentos.
En fin, ya sé que a nadie se le convence de nada (lo ha dicho Ferlosio), menos aún cuando hablamos de gustos. A mí también me pasa, claro. No sé, si alguien me viene a hablar de las bondades del cine de Sang-Soo, tras haber visto solo una película, "Ahora sí, antes no" (para mí una nadería), pues me quedaré perplejo.
En fin, nada más, quería decir unas palabras sobre Haneke. Saludos a todos.

Jesús Cortés dijo...

Hong lleva tiempo en un deja vu interminable, con mínimos altibajos. Igual alguna anterior puede gustarte mucho. Mis favoritas son ya de hace quince o trece años y las últimas que me entusiasmaron, de hace por lo menos siete.
Quizás cuando pase el tiempo valoraremos más cada una de las que ha venido haciendo y parezcan mejores, pero ahora, con dos o tres por año indistinguibles y sin que parezca haber motivo para hacer algo salvo la costumbre - como Woody Allen -, todo se confunde en un bucle de chicas borrachas y cineastas en crisis y aún más remojados en esas botellitas verdes de soju, que no es tan distinto del sake como yo pensaba, por cierto.

Anónimo dijo...

Ya que se habla de algún asiático.. Jesús podrias hacer un top de cineastas japoneses post-clásicos, digamos a partir de la famosa Noberu Bagu. Gracias



JP

Jesús Cortés dijo...

Bueno, son pocos y todos inferiores a los grandes anteriores, pero me ha valido mucho la pena seguir a Wakamatsu Koji, Kumashiro Tatsumi, Suwa Nobuhiro, Tanaka Noboru, Hiroki Ryūichi, Ogawa Shinsuke, Miyazaki Hayao, Kawase Naomi, Ito Takashi, Kobayashi Masahiro, Nishikawa Tomonari, Kurosawa Kiyoshi, Adachi Masao, Takahata Isao y otros.

Jesús Cortés dijo...

Se me olvidaron bastantes importantes como Shinoda Masahiro, Yoshida Yoshishige, Ichikawa Jun, Nagasaki Shinichi, Gosha Hideo, Masumura Yasuzo, Oshima Nagisa, Suzuki Seijun, Hashiguchi Ryosukē, Okamoto Kihachi o Kitano Takeshi.
De todas formas repito que en mi opinión andan todos entre bastante y muy lejos de los que, por ahora y a falta de más descubrimientos, me parecen los diez grandes: Mizoguchi, Naruse, Gosho, Shimizu, Ozu, Tanaka, Shimazu, Kinoshita, Yamanaka y Kurosawa.

Anónimo dijo...

Jesús, ¿incluirías a Shohei Imamura, Susumu Hani, Kohei Oguri y Shinji Sômai en tu lista o son omisiones conscientes?


Genjuro

Jesús Cortés dijo...

Imamura, por varias, puede estar. Imagino que me pesaron demasiado en el recuerdo las que menos me gustan. Es el caso también de Yamada o, más débilmente aún, Kore-eda.
Con Hani lo he intentado repetidas veces y no acabo de encontrar la que me incite a seguir con verdadero interés. Igual han sido pocas las vistas. Me pasa algo parecido con Hara Kazuo o con el efímero Misumi Kenji.
De los dos últimos que citas conozco menos aún y de momento sin enganche útil para que me anime a seguir. ¿Hay alguna que piensas puede servir?

Miguel Marías dijo...

Lo más misterioso del rarísimo y admirable film único de Alain Cuny, que ví hace ya muchos años, y que, vuelto a ver, se mantiene asombrosamente vivo, moderno y fuera de cualquier "mainstream", de 1991 como de 2017, es que, siendo tan anómalo, pueda recordar marginalmente a tantos cineastas valiosos. ¿La cristalización subconsciente de la experiencia en la memoria de un actor cinéfilo? ¿Un punto medio impensable entre Godard y Bresson, Rossellini y Oliveira, Straub y Dreyer? Me pregunto qué le parecería a Eugène Green.

Jesús Cortés dijo...

Bueno, yo creo que "Le monde vivant" delata que la conoce.

Anónimo dijo...

De Oguri es difícil no simpatizar con su primera película "Doro no kawa" (Muddy River), que tiene un corte bastante clásico a pesar de ser de 1981 (el blanco y negro ayuda a crear esa sensación). Luego su cine fue tornándose más abstracto y onírico. De Sômai recomiendo efusivamente "Ohikkoshi" (Moving), que abunda en su gusto por mostrar adolescentes en proceso de maduración. Y luego de Hani a mí fascina especialmente "Gozenchu no jikanwari" (The Morning Schedule), con su evocadora utilización del formato Super-8.

Por cierto, la de Cuny tiene una pinta estupenda. Lástima que la copia que hay por ahí sea sólo regulera.


Genjuro

Jesús Cortés dijo...

Pues conozco "Doro no kawa", que me pareció bien. No me convenció mucho "Ohikkoshi", pero debería revisarla. La de Hani no la he visto.
Olvidé - uno más - al muy interesante Sato Makoto.
La copia viva del Cuny es efectivamente mejorable, pero dentro de parecer un vhs o una copia grabada de emisión televisiva, no es de lo peor. Una buena edición le haría mucho bien al cada vez más en recesión cine francés.

Miguel Marías dijo...

Me desconcierta un tanto este intercambio sobre japoneses, a veces más muertos o inactivos que considerables como "recientes", ¿o es que acaso soy víctima de la frecuente homonimia existente en el cine japonés? Porque el Sato Makoto del que he visto algo no me pareció precisamente "interesante", y no creo verosímil que se trate de ningún otro de los tres o cuatro del mismo apellido e idéntico nombre. ¿O se trataba del documentalista, que sólo conozco de nombre? Y de Sômai Shinji lo siento, pero encontré cuanto vi, tampoco mucho, para ser generoso o elegante, persuasivamente disuasorio de mi intención inicial de proseguir la investigación. Hani Susumu sí me parecía interesante, aunque no me encontré tan buenas como en su momento se proclamó sus obras más afamadas en los 60, y no he logrado ver ni su film africano ni el andino, que parecían prometedores. Imamura tiene de todo, desde un par de maravillas a otros tantos horrores, y muchas "intermedias", para mi gusto a menudo más interesantes que logradas.

Jesús Cortés dijo...

Sí, precisamente a ese Sato (no sabía que.hubiese tantos homónimos) me refiero. Al documentalista fallecido en 2007 - antes de cumplir 50 años -, autor de las tan sensibles como poco vistas «Mahiru no hoshi» y «Self and others».