Es interesante contemplar ahora las primeras obras de un cineasta tan aclamado (y poco estudiado) como Philippe Garrel. "La cicatrice interieure" del 71 la rueda Garrel con sólo 21 años en plena efervescencia de su rápida fama adquirida desde el principio, cuando se le tildó como "el nuevo Godard", un director con el que en relaidad nunca tuvo el menor parecido.
La película, una de las menos parecidas a lo que ahora hace Garrel (un sueño, una poesía visual, sin diálogos, sin línea argumental clásica) plantea varias cosas bastante interesantes.
Primero, la posibilidad que alguna vez tuvieron los directores de cine de probar cosas, de hacer ensayos sobre el color, las texturas de la imagen, la profundidad de campo, la adecuación de la BSO a las imágenes. Esto hoy es ya imposible. Cualquier director debe esforzarse en no equivocarse en no errar el tiro porque su carrera siempre vale lo que su última película. Ni siquiera un Tsai Ming-liang o un Raya Martin cuentan con la paciencia de la crítica. Al menor bajón se mira para otro lado y basta. Aquí Garrel filma una alucinación oa l menos algo que sólo debía tener todo su sentido en s cabeza y en la de Nico, que escribió el guión y puso canciones para la película. La luz de la Velvet Underground todavía brillaba con fuerza y puedo imaginarme la película en un pase neoyorkino con su música o la de Mothers of Invention de fondo.
Otra cuestión interesante es la doble influencia de Michelangelo Antonioni en el cine de Garrel. Primero fue visual (es fácil detectar aquí elementos de "Il deserto rosso") y luego fue argumental. A partir de "L´enfant secret" del 79 retoma una serie de constantes poco apreciadas del cine del gran director italiano: no tanto la soledad y la incomunicación pero sí la función del plano en el discurso cinematográfico (su duración es proporcional a su significado y quizá a su importancia o al menos al tiempo que debemos pensar en ese plano), el uso del travelling (siempre se dice que como marca de estilo pero yo diría más bien como forma de no desprenderse nunca de los personajes, de sentir la cámara como una sombra).
Por último es interesante pensar en como sobrevive al tiempo una película celebrada "por moderna y experimental" en su día y que hoy seguro que se atraganta bastante a un buen número de espectadores. No diré que el film haya ganado con el paso del tiempo, hay muchas mejores películas en su filmografía (incluso anteriores, como "La lit de la vierge" del 69), pero sigue siendo misteriosa y visualmente atractiva, quizá porque no se postula como un enigma ni cae en manierismos (los movimientos de cámara son sobrios, precisos), muy alejada en ese sentido de, como se ha dicho, experimento lisérgico trasnochado. En todo caso, sería un cuelgue de drogas bien estructurado, una boutade bien pensada.
5 comentarios:
Hola,
A ver si no meto la pata pero, ¿eres Jesús Cortés, de Arahal? Al margen de esto, seas o no, voy a darle un vistazo al blog que pinta muy bien, Garrel, Peckinpah, Jennings... casi nada.
Un saludo.
El mismo, señor.
El mundo es pequeño.
anoche vi "Le berceau de cristal" del que me abstengo comentar porque es soporífera y ningún fan de Garrel encontraría nada más que un mal cuelgue de drogas y unos bellos planos de Dominique Sanda en un bosque.
See ya
Ya ves si es pequeño el mundo,
Te vi en el blog de nuestro aristócrata más melenudo y era difícil que nos juntáramos más de uno con las mismas aficiones y los mismos nombres en el mismo sitio.
Voy a leer lo de Setsuko, he estado tentando más de una vez de escribir algo sobre Chishu Ryu, soy fan suyo, no lo puedo remediar.
Un abrazo.
Interesante tu artículo sobre Guy Maddin.
Yo por ahora no acabo de tener una opinión muy definida sobre lo que le he visto.
Lo último fue "The saddest music in the world" y me pareció interesante, pero no me dan muchas ganas de volver a verla y eso es mala señal.
Thank you for Posting & I got to read nice information on your site.
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