No es mi comedia favorita pero, desde hace muchos años, una de ellas.
“You´re never to young” de Norman Taurog es tan divertida e imprevisible (a pesar de ser un remake de “The major and the minor” de Wilder), tan delirante y perfecta como las mejores que poco después empezaría a dirigir Jerry Lewis.
Abundan las películas de media sonrisa, la mayoría comedias, pero también de aventuras, de cine negro y hasta bélicas; tienen diálogos chispeantes, gracia e ironía.
También hay muchas de carcajada, de gag brillante, de las que hasta hacen una pausa para permitir al espectador reirse a gusto sin perderse nada importante.
“You´re never too young” es las dos cosas a la vez. Y además es una lección de inventiva visual, un musical sorprendente y un monumento a la puesta en escena libre.
La manera en que se engarzan los sucesivos gags con canciones, coreografías y escenas de puro armazón de la historia, produce el curioso efecto de que hace que estas últimas sean en sí mismas tan divertidas como los momentos especialmente preparados para provocar la risa. Cualquier alusión de Dean Martin, cualquier plano en apariencia “de pegamento” entre dos loquísimas performances de Jerry Lewis, genera tal expectativa que acaba siendo un gag aún mejor. No hay más que ver la increíble escena del consejo escolar que la cursi Nina Foch organiza para expulsar a Nancy y la irrupción de Wilbur colgándose de la araña del techo y gritando al oído de los profesores o la pataleta de éste último en la estación de autobuses que llega a escandalizar a un tipo porque Dean Martin no quiere pagarle el billete al falso niño en que se ha transformado Jerry. Son escenas que parecen improvisadas o al menos dirigidas por el propio Lewis, pero que enriquecen sobremanera la puesta en escena, que de otro modo sería entrecortada.
“You´re never to young” de Norman Taurog es tan divertida e imprevisible (a pesar de ser un remake de “The major and the minor” de Wilder), tan delirante y perfecta como las mejores que poco después empezaría a dirigir Jerry Lewis.
Abundan las películas de media sonrisa, la mayoría comedias, pero también de aventuras, de cine negro y hasta bélicas; tienen diálogos chispeantes, gracia e ironía.
También hay muchas de carcajada, de gag brillante, de las que hasta hacen una pausa para permitir al espectador reirse a gusto sin perderse nada importante.
“You´re never too young” es las dos cosas a la vez. Y además es una lección de inventiva visual, un musical sorprendente y un monumento a la puesta en escena libre.
La manera en que se engarzan los sucesivos gags con canciones, coreografías y escenas de puro armazón de la historia, produce el curioso efecto de que hace que estas últimas sean en sí mismas tan divertidas como los momentos especialmente preparados para provocar la risa. Cualquier alusión de Dean Martin, cualquier plano en apariencia “de pegamento” entre dos loquísimas performances de Jerry Lewis, genera tal expectativa que acaba siendo un gag aún mejor. No hay más que ver la increíble escena del consejo escolar que la cursi Nina Foch organiza para expulsar a Nancy y la irrupción de Wilbur colgándose de la araña del techo y gritando al oído de los profesores o la pataleta de éste último en la estación de autobuses que llega a escandalizar a un tipo porque Dean Martin no quiere pagarle el billete al falso niño en que se ha transformado Jerry. Son escenas que parecen improvisadas o al menos dirigidas por el propio Lewis, pero que enriquecen sobremanera la puesta en escena, que de otro modo sería entrecortada.
Este “control interno del caos” si se me permite la definición, me hace pensar más en Godard, que aún no había debutado (estamos en 1955) que en Van Dyke o Clair, pues habla de una concepción nueva (incluso si involuntaria) de la comedia tradicional, algo que luego el propio Jerry Lewis elevaría a una potencia superior (pudiendo defenderse que esta película es tan buena como aquellas) en sus obras de la década posterior y que ya anuncia al Blake Edwards de “The party” o al gran Tati de “Playtime” y “Trafic”. Es la materia de la que está hecha, más que los aditivos que la endulzan lo que la diferencia de la comedia sonora tradicional, aunque parta de ella. No estaría mal mirar de nuevo “A King in New York” o “The Countess from Hong Kong” de Chaplin a la luz de esta película, para comprobar que, en un tono mucho más sentimental, esas películas estaban más vivas de lo que creían sus muy poco considerados detractores. Chaplin no era pop, ese fue su “pecado”.
Nunca he entendido el culto a “Hellzapoppin´” de H.C. Potter. No me parece ni la mitad de surrealista ni tan delirante como se suele decir, básicamente porque es un film de mecánica “conservadora”, adornada pero no concebida ni ejecutada con verdadero espíritu anárquico. Se podría hablar mucho de las películas que se postulan como cantos a la rebeldía y la liberación de las costumbres, la mayoría de ellas son aburridas y adocenadas y rápidamente quedan datadas, viejas. y sin embargo y por mencionar sólo varias comedias que podrían reunirse bajo aquel lema capriano "vive como quieras" de los decenios anteriores, ¿pasan los años por “Holiday” de Cukor? ¿alguien ha podido dejar de reirse con “Duck soup” de McCarey? ¿se le notan las costuras a “The lady Eve” de Sturges? ¿ha envejecido un ápice “Unfinished business” de La Cava?
"You´re never too young" está muy cerca del cine de dibujos animados y realmente impregnada del espíritu destroyer de los más enloquecidos cortos mudos de Oliver & Hardy, Harold Lloyd y compañía, esto es, del verdadero screwball, de la auténtica subversión cinematográfica, respetando una máxima tan sencilla como inteligente: el contagio (de la risa, de las ganas por hacer lo que a uno le plazca) es mucho más efectivo que la inoculación, algo que en cualquier género cinematográfico funciona igual de bien, a pesar de los que se empeñan en manipular los sentidos del espectador para que acabe opinando algo en lo que tal vez nunca pensó.
1 comentario:
Si nada supiéramos de esta película y casualmente leyeramos que se llama "Sin aliento" y que obedece más o menos a lo siguiente:Un joven y alocado peluquero que trabaja en un Hotel de L.A. se ve involucrado en un robo de diamantes, huye perseguido por el delincuente para refugiarse en un colegio femenino.
Con estos antecedentes pensaríamos que estamos, una vez más, delante del glorioso cine negro americano; pero nada más lejos de la realidad, o a lo mejor no tanto, ¿quien sabe?.
Aún teniendo una trama de cine negro, con D.M, Y J.L. como protagonistas masculinos, rápidemante intuimos que no hay cloros-oscuros, ni garitos ni tugurios. Sí hay un ladrón, con una novia muy rubia y un diamante gigante que pasa de mano en mano...
Abundan los números musicales pero tampoco es un musical, y los gags propios de dibujos animados, pero obviamente tampoco es estrictamente un comic.
Aunque los personajes pueden ser tan reales y creibles como los que aperecen en los comics( para los que nos credemos las historia de los comics).
El estilo de la obra se la dan sus actores masculinos,y no se me ocurre qué otros podrían haberlos sustituido (no creo que ni siquiera Walter M. ni Jack L.
El color de la película es preciosista (de la escuela de los años cincuenta),que resaltan los rosas muy rosas, azules preciosos, noches claras con luna sobre estanques, enredaderas verdes sobre balcones por la que los personajes trepan, alegres bañistas en un lago,etc.
La película contiene momentos divertidísimos, como la carrera a través del jardín del internado de Dean Martin,la persecución del lago, cuando Wilburg dirige al coro, etc,etc,etc.
A pesar de ser una "loca historia", no es una "historia loca" las aventuras viajan de plano en plano con la misma rapidez e inventiva que lo hacían cuando éramos muy pequeños y TV española la pasó a finales de los setenta y nosotros la vimos por primera vez...
Ahora la disfruto doblemente; por recordarla mientras la veo y entender qué buena película es.
B.
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