lunes, 16 de noviembre de 2009

PIERROT, LE FOU

Hay ocasiones en que una película es un milagro.
Corps à coeur” de Paul Vecchiali es una de esas películas. Para mí, una revelación y una de las mayores emociones de los últimos años, que reconforta especialmente porque demuestra que donde todo podía y hasta debía salir mal, también cabe lo maravilloso.
Ni la historia, ni su desarrollo ni tal vez su conclusión habrían pasado el filtro de muchos que se llaman a sí mismos profesionales del medio (y no hablo sólo de productores, también guionistas y hasta actores, que condenan al ostracismo tantos proyectos “pensados para ellos”) y que a saber la cantidad de películas importantes que nos habrán impedido contemplar.
El corso Paul Vecchiali, que yo conozca (por tres film más y "Trous de mémoire" del 85, permite ponerlo en duda) o intuya por pistas fiables, y siendo un director apreciable, no parece que pueda ser el genio que anuncia “Corps à coeur”, lo que otorga al film un carácter aún más excepcional, engrosando esa lista de obras que (teniendo en cuenta que es un proceso que no termina hasta conocerlo absolutamente todo y nuevas revisiones pueden hacer cambiar de opinión) superan con mucho al resto de las realizadas por sus respectivos directores (con distancias a la segunda mejor que pueden acercarse a un abismo), como “L´important c´est d´aimer”, “The strange love of Martha Ivers”, “Queen Christina”, “Barocco”, "Strangers when we meet", "Shakespeare-Wallah", “El mundo sigue”, “Dance, girl, dance”, "They all laughed", "The burglar", "Huang tu di", "Enchantment" o "Once upon a time in America" de entre los muertos y vencidos y supongo que algunas recientes; el tiempo dirá.
Corps à coeur” propone otra realidad. No la vida paralela que tanto gusta poner en escena a Rivette, más bien una total subversión de las reglas del juego en que se mueven sus habitantes y nos movemos todos cada día. Tal vez esto sea el puro surrealismo.
La historia de amour fou de Pierrot y Jeanne (¿o se llama Michèle?), las andanzas cotidianas de la encantadora y malhablada Emma, los apuntes filosóficos del altísimo Platon (el crítico Michel Delahaye), la relación que vuelve con su antigua novia y la que no termina de irse con Melinda, ese Requiem de Gabriel Fauré (a quien está dedicado el film también; el primer homenaje, emocionado - y pertinente a poco que se pone en marcha la proyección - es para Jean Grèmillon) y el arriesgado montaje de Franck Matthieu (que un año antes y también con Hélène Surgère como protagonista, hizo el de “Las belles manières” de Jean-Claude Guiguet, que desde este mismo instante se convierte en mi film más buscado), componen un canto vibrante y divertido pese a su gravedad, a la libertad de pensamiento y sentimiento y a la expresión, qué importa lo que diga nadie, en público y en privado, de los mismos.
La vida es esto que vemos y aquí empieza y se termina todo. No hay en "Corps à coeur" amores más allá de la muerte como en Borzage o Dreyer pero tampoco asomo de frivolidad o egoísmo; nadie necesita "espacios" ni libertades afectivas, ni se queja de que no recibe lo que merece. Los personajes, y no sólo los protagonistas, quieren hasta más allá de los límites “aceptables” y persisten en su empeño, aún sin esperanza de recompensa y hasta si hacerlo implica ir en contra de sus propios intereses, con un efecto de contagioso entusiasmo que recuerda a cómo Jean Rouch nos explicaba en sus películas que otras formas de vivir y no sólo la occidental, eran y debían ser posibles. “No se puede decir que no cuando se tienen sentimientos tan fuertes” o “Vámonos, esta mujer está completamente loca” son dos diálogos a propósito de la negativa de Jeanne a las proposiciones de Pierrot.
Es admirable que la única mención en todo el film a un elemento que hubiese vertebrado todo el film en manos menos diestras, la diferencia de edad entre los amantes, sea un bellísimo y doloroso diálogo sobre el cuerpo desnudo de Jeanne, que es para Pierrot “la vida, la fatiga y la reserva”. Jeanne le pide más palabras hermosas y Pierrot responde “No sé ninguna más” y ella la insta a que hable con las palabras de otros. Él las recita y ella casi desfallece, dándose cuenta de que si no las dice es por no causarle más daño. Es la clave del film. Este planteamiento de no recurrir a los convencionalismos a no ser que sean estrictamente necesarios y armar la película entera sobre otra forma de ver el mundo me parece, dentro del terreno del romanticismo en que se puede enmarcar, revolucionario.
Pero "Corps à coeur" no es adelantada a su tiempo ni tiene nada de progresista ni de moderna y poco o nada debe al cine de su época ni a todo lo que ha venido después. Si sorprende su tono es porque el mencionado Grémillon, Buñuel, Tourneur, Ophüls, Cottafavi o Godard son en el fondo, menos clásicos de lo que deberían.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Caramba, Jesús, te dedicas a hablar de mis películas favoritas (y mencionas otras cuantas de pasada). Eso sí, no entiendo qué dices a propósito de "Trous de mémoire", que yo encuentro magnífica, como varias más de Vecchiali... salvo las últimas. "Les Belles Manières" no es para mí una de las dos mejores de las cuatro que hizo Guiguet, aunque recomendaría ver todas.
Miguel Marías

Jesús Cortés dijo...

Lo que digo es que no está tan lejos del nivel de "Corps à coeur"; supongo que me expliqué mal.
Yo más bien diría que me dedico a hablar de películas que nadie parece haber visto salvo tú y de verdad que me gustaría referirme a otros films más conocidos y que mucha gente entrara aquí para decir lo que piensan. Veo mucho cine actual y siempre estoy a punto de publicar algo y al final no me sale, sobre "Singularidades...", "35 rhums", "Tin shui wai..." (Ann Hui), etc.
Mi tendencia natural es a hablar de cosas de las que no haya leido nada, opine otra cosa muy distinta o no tenga demasiadas referencias porque si no me siento un amanuense, me desmotivo y para eso preferiría dedicarme sólo a ver y me callaría. No tiene un gran mérito, cualquiera que viera esta joya diría lo mismo.
De Guiguet me pareció fabulosa "Les passagers", estoy desenado verla de nuevo.

Sire dijo...

yo prefiero que sigais hablando/escribiendo sobre pelis que casi nadie haya visto porque asi nos aprovechamos los demás y se motiva nuestra natural "curiosidad" por descubrir cosas nuevas, que por otra parte es uno de los mayores placeres del cine.

por cierto que lei por ahi a Adrian Martin citando al pobre Alexis Tioseco sobre lo que era esto de la critica y reconozco que es la definicion mas exacta y con la que mas identificada me siento y se referia precisamente a eso de compartir y de "despertar la curiosidad".

saludos

bruno andrade dijo...

Jesús, já assistiu Rosa la rose? Tive essa sensação de "milagre" ao vê-lo; é um filme que me toca profundamente por uma série de razões (dentre as quais a beleza de Marianne Basler), e me parece que dos filmes de Vecchiali, junto de Corps à coeur, é o mais próximo em espírito dos filmes de Guiguet, assim como Les Belles manières me parece dos filmes de Guiguet o mais próximo em espírito dos filmes de Vecchiali.

Jesús Cortés dijo...

Sire, sí leí lo que decía Adrian Martin sobre la larga carta de Alexis a Nika y estoy de acuerdo, se leen por ahí demasiadas críticas "literarias" que a mí particularmente no me sirven para nada; de hecho no acabo muchas veces de saber si a quien la escribe le parece buena o mala la película, mejor o peor que la anterior y esto hasta llega a quitarme las ganas de ver algunos films que realmente están muy bien, en un efecto parecido al de los malos trailers, supongo. Hay poco tiempo y tanto circunloquio aburre.
La idea es compartir, sí, pero esto de los blogs no te permite saber con cuánta gente compartes las cosas, ni siquiera has visto nunca a la gente con la que hablas. Conozco a Roberto por ejemplo desde hace unos 7 u 8 años o más, ya ni me acuerdo y no sé si se parece a Fred Astaire o a Meat Loaf, si tiene un marcapasos o corre la marathon de Chicago. No es que saberlo cambiara mi opinión sobre lo que dice, pero al menos me parecería dirigirme a una persona y no a la pantalla de un ordenador.
Bruno, recuerdo tan vagamente "Rosa, la rose" que ni la cuento entre las que conozco. Está en el cofre que editaron junto a "Corps..." y "Haute des marches" y debo encargarlo para verla. Gracias (obrigado) por la recomendación.

Francisco Algarín Navarro dijo...

Jesús, no es difícil encontrar la película de Guiguet (yo prefiero "Le Mirage" a "Les Passagers"), pero en cambio "Trous de mémoire" es una de mis más buscadas, especialmente desde que he visto la magnífica "Femmes-Femmes" (¿habrá un Vecchiali mejor que este?). Me alegra muchísimo que escribas sobre los diagonales. ¡A ver si te animas con Biette!

Jesús Cortés dijo...

No he buscado aún "Les belles maniéres", espero tener suerte.
Biette lo tengo pendiente, sí, necesito ver más cosas, sólo conozco las dos últimas, que me parecen extraordinarias.
Tengo un deficit de Civeyrac y todos estos directores muy grave. Hasta muchos Eustache (y Rozier hasta hace poco) son invisibles.

Anónimo dijo...

Sí, Rosa la Rose, En haut des marches, Femmes Femmes son también de los grandes Vecchiali, de quien todavía, por lo demás, me faltan por ver unas cuantas, sobre todo de las primeras, inencontrables. De Guiguet he vuelto a ver recientísimamente los 4 largos y algunos cortos, y tengo claro que prefiero, a mucha distancia, Les Passagers y Le Mirage, luego Faubourg St Martin y ya más abajo (el tramo que procede de un suceso me hace casi incomprensible el final) Les Belles Manières. Lástima que muriese con 57 años (los Diagonale y cercanos han caído como chinches y prematuramente, Davila, Frot-Coutaz, Biette, Guiguet) y que por ningún sitio aparezcan sus últimas obras, el corto Métamorphose(2003) y el mediometraje Portraits, traits privés(2005). A mí me parece un escándalo (y prueba de la anómala situación económico-cultural del cine) que no sean famosísimos (ni nunca lo fueran) y que Guiguet se fuera al otro mundo sin lograr rodar (no iteresaba a las TV) Le Printemps du monde, cuando han hecho algunas de las películas más emocionantes, hermosas y audaces de las últimas décadas.
Miguel Marías

Maitetxu dijo...

Una corrección: Aparna Sen no es la hija de Mrinal Sen.


Un saludo.