sábado, 22 de mayo de 2010

MI PADRE

Poco antes de morir, Mario Soldati sufrió afasia.
Esta fastidiosa enfermedad, que impide encontrar la palabra correcta para verbalizar lo que se está discurriendo, debió ser especialmente desesperante para quien muchos años antes - casi cuarenta desde que dirigió su último film "Policarpo, ufficiale di scrittura" en 1959 - había alcanzado una notoriedad siempre en retaguardia; su mente y su obra quedaron cubiertas por el mismo velo de olvido, aquel que casi simultáneamente había caído tras la realización de cada uno de sus trabajos.
Ni las elegantes "Eugenia Grandet" o "Malombra" ni la emotiva e intrigante "Fuga in Francia" ni la trepidante "Jolanda, la figlia del Corsaro Nero" ni siquiera la moderna (de Balzac a Moravia no había tanto trecho) "La provinciale", que anuncia "Il grido", sugirieron conexiones o generaron justas (o exageradas, que también sirven a veces de algo) adhesiones de aquellos que disfrutaban con Ophüls, Tourneur, Hitchcock, Curtiz o el propio Antonioni.  
Es triste e irónico que Soldati sufriera finalmente el mismo mal que sus escasos defensores, que casi nunca supieron ubicar ni valorar en su justa medida a uno de los más interesantes directores italianos.   
Ni siquiera sus colaboraciones, mejor o peor acreditadas y reconocidas, con los emigrantes a Cinecittá, sobre todo King Vidor (la sublime "War and peace", en la que tuvo una importante contribución), pero también William Wyler ("Ben Hur") o John Huston ("The Bible") le procuraron fama alguna.
En 1953 sin embargo, todo pudo cambiar cuando, mil juergas después, codo con codo junto a su amigo Graham Greene, dirigió el film por el que pensó iba a tener un lugar en la historia. 
Pero como todos los rastros que quedan relacionados con su figura, es complicado encontrar hoy día "La mano dello straniero" y aún más difícil hallar alguna referencia escrita que no señale que se trata de la hermana pobre y fallida de "The third man", el mítico film de Carol Reed.
Sin embargo y a pesar de Greene, Alida Valli y su laberíntico escenario - Venecia, en lugar de Viena, que por momentos recuerda a aquella fantasmal ciudad de la estupenda "Don´t look now" de Nicolas Roeg - "La mano dello straniero" tiene, en lo fundamental, bastante poco que ver con "The third man" y puede considerarse en cambio como un film complementario a una de las mejores películas que hizo, la citada "Fuga in Francia" de 1948, que tampoco ha gozado de fama alguna. 
La influencia (estética y algo más afortunadamente; Carol Reed era el primero en "desviarse" de su camino) de "The third man" es tan alargada (y llega a nuestros días: no hace falta más que echarle un vistazo al arranque de "Nuit de chien", la despedida de Werner Schroeter), que hubiese resultado demasiado burdo para alguien como Mario Soldati limitarse a hacer una copia sin gracia.
La peripecia del pequeño Roger en busca de su padre, un oficial británico que ha sido secuestrado cuando volvía de Trieste (todavía bajo dominio de la Yugoslavia de Tito, aunque poco después de su estreno, volvió a soberanía italiana), se convierte en un vibrante relato de aventuras, nada divertidas, ni sin ese componente de (forzado) aprendizaje que sí tendrá diez años después "Sammy going south" de Alexander Mackendrick, quizá por la poderosa influencia de un inolvidable malvado, el doctor Vivaldi - que parece salido de  "Der verlorene" de Peter Lorre - y por el tratamiento que dio a la historia Giorgio Bassani, uno de los grandes "ambientadores" que dio el cine italiano y que, como años después haría de la menos visitada Ferrara en "La lunga notte del 43" de Florestano Vancini, consigue, mediante situaciones confusas, desconcertantes, oscuras, hacer de Venecia un lugar casi irreconocible.
Lograr con la palabra transmutar un tiempo y un lugar, esa vieja aspiración de cualquier escritor.
Hasta esa mano que desanuda una barca bajo un puente, que es la única y evocadora aparición de Greene en la película, resulta sugerente e invita a penetrar en el inteligente entramado que propone el film, que es casi siempre simultáneamente una intriga política y un multinacional film noir.
Ojalá pudiera verse en todas partes.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy intrigante y "aperitivo" comentario, Jesús, de una película de cuya existencia ni siquiera era consciente, pese a mi estima y curiosidad creciente por Soldati, uno de esos cineastas italianos maltitos injustamente (desde Castellani a Bolognini) con el calificativo desdeñoso de "caligrafistas", que por lo general encubre que eran precisos, minuciosos y ambiciosos. Y que a veces eran mejores que sus colegas más famosos y celebrados.
Miguel Marías

Jesús Cortés dijo...

Ese apelativo de caligrafistas, tal y como se ha utilizado siempre, no ha dejado de tener un matiz un tanto reductor y como válido sólo para alumnos aplicados que repiten el mismo renglón hasta que les queda perfecto. Lo mismo si se entiende en su sentido amplio, hablaríamos de Mizoguchi o Anthony Mann como los grandes caligrafistas y cambiaría el concepto radicalmente.

Anónimo dijo...

Hola, qué tal Jesús,

Estoy un poco pez con Soldati, bueno, un poco mucho. Sólo he visto "Fuga en Francia" y ni siquiera estaría en condiciones de hablar con propiedad sobre ella. Aunque tengo algunas más suyas grabadas de la época del vhs a destajo.

Ésta suena muy bien, pero en el primer repaso que he dado en su búsqueda por fondos propios, ajenos y compartidos, da negativo.

Un saludo.

Roberto Amaba dijo...

Ay, se me fue el nombre. El de arriba soy yo ;)

Jesús Cortés dijo...

Te diría que empezaras con esta que comento, pero para eso tendrías que encontrarla y no es fácil. Todavía en VHS...
Cualquiera de las que menciono me parecen fenomenales. También están bien "Donne e briganti", "La donna del fiume" o "Piccolo mondo antico", que es una especie de borrador de la magistral "Malombra". Menos interesantes me parecen "OK Nerone" o "Le avventure di Mandrin". La que nunca he podido ver es "The taming of Dorothy".
De Castellani que mencionaba Miguel, algún día habrá que hablar de aquella maravillosa "I sogni nel casetto".

Anónimo dijo...

Qué maravilla de blog, Jesús, casi increíble en estos tiempos de barbarie. Tanto cine italiano que revisar de Lattuada o Zampa hasta Comencini o Francesco Rosi.
Saludos para todos,
Rafa Bellón

Jesús Cortés dijo...

Gracias por el comentario.
Bueno, Comencini ya se pasó por aquí y más de una vez han salido Zampa y Lattuada a colación. A Rosi le tengo menos cariño, a veces se parece más de la cuenta a Bardem; quedo siempre muy mal cuando digo que prefiero "The Sicilian" de Cimino a "Salvatore Giuliano".