jueves, 22 de marzo de 2012

VIEJO NUEVO ORDEN

Un puñado de intertítulos declamatorios - introductorios y ralentizantes o tan intempestivos que no respetan sentido alguno de lo construído por la cadencia de las imágenes mientras la pantalla no se había fundido a negro - constituyen una de las más curiosas desviaciones del sentido de una película en toda la historia del cine.
Enarbolada por muchos de los muy pocos que aún la recuerdan como ideal de film cristiano, venido de una época con cielo, con infierno y con un buen purgatorio, una época en que preocupaba tanto o más la erosión de valores que acarreaba una lucha armada que cuánta sangre iba a ser derramada, "Civilization", perdido el negativo con el montaje original, es y será si nada cambia, el film denuncia (y tributo al "Príncipe de la Paz") de aquellos hombres-hermanos que se mataron entre ellos en la dolorosa Gran Guerra.
Tal y como puede contemplarse ahora, esta obra firmada por Thomas Harper Ince, Raymond B. West y Reginald Barker - de los que sólo el primero tiene la vitola de ilustre pionero; también cuenta con tres fotógrafos siendo Joseph August el afamado - es un film del que hay que hablar sobre todo y dejando manipulaciones a un lado, porque posee una belleza desarmante que nadie en su sano juicio podría calificar de primitiva sin sentir el peso de su propia ignorancia.
En 1916 el cine aún no se había definido y aunque empezaba a ser tomado en serio por algunos círculos culturales, no tenía experiencia ni casi "permiso" para reflejar qué estaba sucediendo en todo un continente, desarbolado por algo mucho más grande, rápido y mútliple que nada acontecido antes a nivel bélico.
Incluso el propio Griffith, que dos años antes había filmado "The birth of a nation" con descollante éxito y un inusitado interés general, tardaría aún dos más ("Hearts of the world" en 1918, estrenada con el armisticio, pero antes de Versalles) en llevar a la gran pantalla un conflicto contemporáneo de tal magnitud.
Ni las fronteras en juego ni las motivaciones ni los militares y sus tácticas, ni tantas otras cosas podían ser extrapolables ya de la Historia ni eran útiles en el fondo - sí servían cinematográficamente pero anclaban su evolución, que siempre se nutre del presente - los paralelismos que había tratado de establecer en "Intolerance" entre medias.
Aquel orden, que parecía férreo, heredado del siglo XIX y que marca las dos primeras décadas que vieron cómo empezaba a consolidarse un nuevo arte, ensoñadoramente amenazado en las salas oscuras por fantasías de cuero tan atractivas como Irma Vep, de repente se veía asaltado por un drama sin paliativos.
La hora y media escasa que dura la mayestática "Civilization" sirve por ello y sobre todo para hacer encajar piezas.
Vienen a la memoria Woodrow Wilson (con el rostro de Alexander Knox lógicamente), la Sociedad De Naciones y las promesas de que no volvería a suceder nunca más algo parecido tratando de ahogar los panegíricos a los nuevos lideres.
Imagino que la emergente gran Alemania surgida conforme finaliza ese conflicto encontraría risible lo que defiende "Civilization", que es algo tan simple, soslayados los mensajes "celestiales", como la convivencia conforme a un orden moral, sin héroes que sirvan para encarnar y encarar las injusticias y los desmanes que se multiplicaban en cualquier rincón de cualquier pequeño pueblo, sin hablar desde ningún púlpito, mostrando y no reclamando compasión alguna ni por víctimas ni por sus agresores, tan cegados por el odio los unos como los otros.
Porque hemos aprendido a querer a los rebeldes, a los descastados que retornan donde merecen, a los perdedores que se levantan, todos supervivientes en un mundo sin remedio, pero ¿qué postura cabe como espectadores cuando es un mundo - que era el suyo y fue el nuestro -, que plácidamente andaba su camino, el protagonista que ve alterarse todo su presente y quebrarse su futuro por las ansias de gloria de unos pocos?
Mucho se ha hablado de la pérdida de inocencia del cine a raíz del Holocausto y es lógico que se cuente como uno de los factores clave de la modernidad. Después de aquello, "Trouble in paradise", "Bringin´up baby" o "The lady eve" de repente debieron parecer un sueño, un testimonio, distorsionado pero posible, algo que ya no volvería nuca a ser igual.
Pero para todos los grandes cineastas clásicos - a los que obviamente volvió a remover y reorientar de nuevo la 2ª Guerra Mundial -, en su infancia, en su adolescencia, y alguno hecho ya un hombre, fue más decisivo ese siglo XX que duró poco más de una década y que se muere conforme se filmaba "Civilization", esos casi veinte años que desviaron el camino, impresionaron e influyeron en sus padres o en quienes los educaron, que los hicieron "para siempre" inmigrantes, ex-combatientes, cómicos, románticos, humanistas, rebeldes o escapistas; a los de fina formación y a los autodidactas, ya tuviesen vocación de realistas o de poetas, de retóricos o de elocuentes, de rurales o de urbanos, de progresistas o conservadores.
Europeos como Gance, Curtiz, Sjöström, Murnau, Renoir, Hitchcock, Donskoi, Pagnol, Stahl, ChaplinBarnet, Fejös, norteamericanos - diría que en mayor medida, quizá por tener más perspectiva - como DeMille, Ford, Wellman, Capra, Keaton, McCarey, Borzage, King, Dwan, Cukor o Vidor y no olvidemos a Ozu, para quien esta película fue clave.

67 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, Jesús. Brillante manera de aproximarse a una película. Una vez más has conseguido obligarme a rastrear un título desconocido para mi. Felicidades sinceras por tu blog.
Cristóbal.

Jesús Cortés dijo...

Gracias. Merece la pena buscarla y de paso otros westerns y dramas de Ince en solitario desde 1912 más o menos. Otros films del trío, de gran aspecto algunos de ellos, parecen muy difíciles de encontrar. Uno de ellos, R. B. West, murió desgraciadamente muy joven, en 1923.

Miguel Marías dijo...

Creo que el gran problema con Ince, primero eclipsado por Griffith, luego borrado por la griffithfobia de buena parte de los actuales creadores de tendencia americanos, es que, probablemente, era más un productor que un director, y casi siempre eran otros, o él con otros, a menudo Barker, otras veces Clifford, Francis Ford o William S. Hart, no siempre los mismos, los que dirigían "sus" películas, de las que Ince tendía a ser productor y guionista, supongo que supervisor y probablemente el principal "responsable" de su sentido, quizá no tanto de las imágenes ni de la dirección de actores. Es muy probable, además, que a ese sistema tan "industrial" de producción y realización - bastante semejante al actual de la TV - se deba una cierta incoherencia estilística y hasta ideológica. Las pocas "de Ince" que conozco, de las cuales es "Civilization" la que prefiero, aunque todas buenas e interesantes, y todas con defectos y "sermones", no siempre parecen producto de una misma mente ni de un mismo "ojo".

Jesús Cortés dijo...

Viene de una época en que las películas no se hacían para que perdurasen, ni les pertenecían a quienes las filmaban, con lo que sin grandes dilemas, se alteraban sin más. Esta lo sufrió dos veces, porque con la llegada del sonoro se volvió a remontar, se le incluyeron escenas habladas (con lo que resultaba híbrida) y se le cambió el título para el estreno em UK por el de "What every true Britain is fighting for".

Mario Salazar dijo...

Un filme de 1916, que interesante, el más antiguo que he visto fue el corto de viaje a la luna pero no un largometraje tan antiguo (vi Nosferatu que es de 1922); que sea tan decisivo para una época, en medio de la primera guerra mundial y con el compromiso que destacas lo hace más atrayente, parece la radiografía de esa coyuntura. Muy apropiado el título de tu entrada, el comienzo del cine y una nueva era menos inocente como se recalca en Hugo Cabret pero también antiguo en cuanto hoy vemos ese filme. Además, un placer descubrir tu buen gusto por la música fuerte que conjuga audazmente con tus amplios conocimientos cinematográficos. Un abrazo.

oncle Jules dijo...

Excelente artículo.

El asunto de Ince fué muy túrbio:
Fué asesinado por un pistolero contratado por W. R. Hearst y su carrera fue tratada como la de un proscrito. -De ahí su ostracismo-.

Al margen de esto, las obras de estos pioneros del cine silente están rodadas con una mirada tan simplista como directa; que fue lo que sacó al cine de las férias y llevó a las películas a unas salas especiales de proyección con una pantalla enorme.

Pronto apareció otro problema, el público se creía todo lo que aparecía por pantalla.

Un fuerte saludo.

Jesús Cortés dijo...

Lástima que las referencias actuales a estos años, como esa fútil película de Scorsese (cada vez más parecido a Spielberg, quién lo hubiera pensado. Menudo doble cartel con "War horse").
Combinar música, fuerte o menos cruda, y cine lo hacemos todos o la mayoría, no tiene nada de audaz. A mí simplemente me atraen tanto los Replacements o L7 como Shimizu o Herbert Wilcox.

Luis S. dijo...

(pego aquí un comentario que, por equivocación, metí primero en un post previo, sin venir a cuento...)
¿En qué momento o películas diríais que lo que entendemos por cine "clásico", al menos en Hollywood (ya sólido y armónico; con las técnicas cinematográficas de sobra asimiladas y conquistadas y fundidas en un "todo" con sentido) se asentó para no irse? Pienso en el cine mudo y, osadamente, diré que incluso lo más extraordinario y brillante entre lo que he visto (que es poco), es decir, películas como "El nacimiento de una nación" (no así "Intolerancia"), "Lirios rotos", pasando por "Nanook" y "A Woman of Paris", "La fiebre del oro", "The General", "Sunrise", "M", las maravillosas de J. Vigo o Sternberg, etc., no observo aún un arte cinematográfico (cómo decirlo) consolidado narrativamente, equilibrado dramáticamente, digno del calificativo de "clásico" en un sentido de medida y consistencia.
Por decirlo con otras palabras, yo veo "American Madness" de Capara (de 1932), incluso el "Hampa dorada" de M. LeRoy (1930) e, independientemente de mis gustos, creo percibir que ahí están ya los mimbres de lo que en el Hollywood de los cuarenta y cincuenta se entendería como clasicismo....
En fin, no sé si me explico bien, y me disculpo de antemano.

Jesús Cortés dijo...

Es una cuestión muy amplia y sin una respuesta válida, son un cúmulo de circunstancias.
Si clásico es por lo que no pasa el tiempo, lo que siempre es moderno, en los años diez ya hay un buen puñado y en el periodo 22-31 una gran cantidad. Los 40 hubiesen sido la culminación de todo lo andado desde los 30 pero la guerra lo impidió con lo que los 50 quedan como la gran época, donde más obras maestras se concentran, muchas, muchísimas más que en ninguna otra, pero en pocos años de los 60 ya todo cambia y aunque hubiese dado para mucho más, como ese cine mudo ejecutado con la llegada del sonoro en su momento de máximo esplendor, así fueron las cosas.
El sonoro al menos tiene 30 años de esplendor absoluto (33-63, siendo arbitrarios y por redondear; igual vale 32-64, 31-66 , 34-61...) pero el mudo se quedó en menos de la tercera parte de ese lapso de tiempo para alcanzar su plenitud y lo logró.

Anónimo dijo...

Hola, Luis. Leo tu pregunta pero no termino de entenderla porque no termino de comprender qué entiendes tú por “clásico”. Si, como recuerda Jesús, clásico es por lo que no pasa el tiempo y que, como se dice –mejor dicho, se escribe- en “Bande à part”, CLÁSICO = MODERNO, entonces toda gran obra es clásica, como por ejemplo, ya que estamos, “Bande à part”… pero me parece que no es éste el tipo de clasicismo al que te refieres.
Si por clasicismo entiendes el cine narrado con economía, claridad y precisión, que retrata con densidad, y con respeto, a los personajes y que sabe que todo esto se lo está contando a un espectador al que considera inteligente… bien, si por clasicismo entiendes eso, entonces no comprendo por qué consideras que empieza a principios de los 30 y no ya en el mudo. Si puedes, te recomiendo que veas “La carreta fantasma” de Sjöström (por poner como ejemplo una película fácilmente accesible, por supuesto que hay otras grandes películas hechas años antes); en ella encontrarás una historia muy compleja, contada a través de flash-backs, con múltiples personajes que están perfectamente definidos y que además van evolucionando… todo ello narrado con claridad, fluidez y emoción. ¿No es esto lo clásico? Pues es una película muda, y además hecha bastante lejos de Hollywood.
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Clásico:

En lo relativo a las artes (consideraremos el cine como un arte) dícese de aquéllas que respetan las reglas aristotélicas de verosimilitud, acción, etc.

"Clásico" se impone hoy como sinónimo de "tradicional" o de "perdurable", pero se debe a un mal uso del término.

Ejemplo: Godard. Es ya un "clásico" del cine (o sea, una referencia), pero no es, en esencia, "clásico", sino todo lo contrario.

Saludos

Jesús Cortés dijo...

En esa época dorada del clasicismo de los años 50 es donde se concentran mayor número de películas innovadoras, extrañas o directamente imposibles en toda la historia del cine, inestrenables para las compañías productoras o intragables para los espectadores actuales.

Anónimo dijo...

Ya, pero no lo innovador no es "clásico". Creo que en el mundo del cine se ha usado siempre muy mal el término "clásico".

Por otra parte, yo creo que en los sesenta hubo más innovación, sobre todo en Europa y Asia.

Muy interesante el artículo. No he visto casi nada de Ince.

Anónimo dijo...

Vamos a ver el problema es que el término clásico ha ido ampliando su significado y ya no es solo el que se daba en las teorías preceptistas clásicas de Aristóteles u Horacio (que lo desarrolló con mayor profundidad) o renacentistas de Minturno o el plagiario Cascales (desde España) sino que también designa a lo que señala Jesús, desde este punto de vista se pueden entender como clásicos la música de compositores románticos como Wagner, el último periodo de Beethoven o la pintura barroca de Velázquez o Rembrandt pese a que el Barroco o el Romanticismo son movimientos que desde su origen surgieron como oposición a la estética clásica propugnada por Aristóteles o Minturno.
Desde este punto de vista Godard, Vigo, Dreyer, Sirk, Hitchcoch, Ray, Welles, Rossellini o Buñuel son clásicos del cine.
Lo de analizar un supuesto periodo clásico y extraer unas conclusiones que permitan establecer paradigmas cerrados en el cine norteamericano lo intentó Bordwell con su mujer en un libro y las conclusiones eran más que discutibles. Es fácil (o difícil) llegan a conclusiones sobre que periodos han sido más fructíferos para el cine (yo diría 1935-1965) pero definir absolutamente qué es el estilo clásico y qué no lo es es casi imposible.

Anónimo dijo...

Ya, pero yo debo ser un reaccionario del lenguaje, y para mí "clásico" sigue siendo lo que era para Nietzsche, por ejemplo. Y "romántico", "moderno", "posmoderno"... todo lo que vino después de lo "neoclásico". Pero tampoco tiene mayor importancia. La época más fructífera del cine, ahí estoy de acuerdo, tuvo lugar entre los treinta y finales de los sesenta.

Jesús Cortés dijo...

Lo que debemos evitar para que el término no pierda el poco sentido que le queda es esgrimir el factor tiempo o de demora del tiempo para ser más precisos.
En los últimos veinte años se han filmado una cantidad muy importante de grandes películas, más que en los 70 y los 80 juntos y con el aliciente de que han venido de filmografías hasta hora muy poco conocidas.
No deberíamos tardar años en ver que Joao Pedro Rodrigues ha igualado o (para mí) superado a Fassbinder, que "Zhantai" es un moderno y gran heredero de los gigantescos Preminger del periodo 59-65 o que "The bridges of Madison County" es tan grande como "Portrait of Jennie".

Anónimo dijo...

No creo que sea cuestión de plantearlo en términos de reaccionario del lenguaje sino en entender que las palabras no tienen un único (y permanente) significado, la palabra caballero significaba en su origen soldado perteneciente a la caballería y hoy tiene un significado más amplio, el clasicismo es un periodo artístico que sienta sus bases en épocas grecolatinas y se recupera en el Renacimiento y en el Neoclasicismo, y que se basa en unos principios de mímesis, respeto hacia unas normas y preceptos (géneros, decoro...); pero igualmente se utiliza la palabra clásico para referirse a obra cuyos valores perduran en el tiempo (igual que se habla de música clásica), restringir el significado de clásico supone excluir El Quijote, el teatro de Shakespeare, Calderón y Moliere, la poesía de Quevedo, Góngora o John Donne (todas obras barrocas) así como el Fausto de Goethe, la poesía de Keats, Leopardi o Novalis, por sólo hablar de literatura, creo que estas obras son obras clásicas aunque no sean obras que respeten los principios del clasicismo como movimiento artístico en términos nietzscherianos o aristotélicos, son clásicos en otro sentido cercano al que le dan Georges Steiner o Italo Calvino.
Por otra parte no conviene olvidar que el cine es un arte con algo más de 100 años de historia, en este sentido no se pueden asimilar las periodizaciones (sic) de la literatura que superas los 3000 años, a veces utilizamos términos procedentes de la estética como obra barroca en Welles u Ophuls o manierista en Sirk o Hitchcock o modernista en Godard y Resnais pero no se corresponden (como en otras artes) a un programa previo, con unos limites temporales más o menos precisos y con una reflexión teórica son simplemente formas de designar lo que los teóricos del cine llaman escritura fílmica de cineastas que se apartan de la norma (lo que Burch, éste sí reaccionario en este sentido, llamó peyorativamente Modelo de Representación Institucional para alabar después, a menudo gratuitamente, cualquier desvío de esta supuesta norma.
Bueno lo dejo porque creo que estamos complicando algo tan sencillo como que las palabras no tienen un único significado y que por mucho que su significado inicial fuera el que fuera cuando una palabra tiene varios significados todos pueden ser adecuados cuando uno, mediante el contexto, percibe a que se refiere la persona que emplea dicha palabra.

Anónimo dijo...

Reconozco que has sido muy convincente en tu última intervención, si bien no me has convencido. Hay términos para los que yo no acepto una variación de su significado original, pero ya te digo que tu argumentación es irreprochable.

Anónimo dijo...

En los últimos veinte años se han filmado buenas películas, y para algunos se ha hecho mejor cine que en los setenta y ochenta, pero lo que decíamos era que entre los treinta y final de los sesenta se hizo un cine irrepetible.

Anónimo dijo...

Otra polémica referida a perversiones del lenguaje es el uso de la locución obra maestra que en un principio se refería a la obra más importante de un autor o a las principales obras de un periodo y que en el cine se ha generalizado al hablar de que directores como Hitchcock, Ford, Lang, Mizoguchi, Renoir, Hawks, Murnau o Godard (por citar un pocos) que no tienen una única obra maestra, así yo puedo pensar que Rio Bravo es una obra maestra del western o La fiera de mi niña lo es de la comedia pero que la obra maestra absoluta de Hawks es Hatari o Eldorado; igualmente por pensar que Vertigo y Centauros del desierto son obras maestras no significa que Liberty Valance, Siete mujeres, Con la muerte en los talones, Encadenados y tantas otras no sean obras maestras. A partir del siglo XX el término obra maestra se ha redefinido (perdón por el barbarismo) y ya está. Antes era de una forma hoy lo es de otra y mañana Dios dirá. Pero tampoco hay que darle más importancia ni convertirlo en una batalla personal.

Jesús Cortés dijo...

Para que nos entendamos por favor ponedle una firma a los comentarios, aunque sea Ozzy Osbourne, de lo contrario no sabe uno a quien se está dirigiendo y se vuelve todo más confuso de lo que ya es el tema.

Anónimo dijo...

Cortés bórralos todos, son unos pedantes.
Jesús.

Jesús Cortés dijo...

Me dirigía a quien tenga ganas de decir cosas no a quienes descalifiquen sin más, pero bueno.

Anónimo dijo...

Tiene razón el autor del blog. De lo contrario, esto se convierte en una jaula de grillos.

Ozzy Ousborne

Miguel Marías dijo...

Lo siento, pero efectivamente me he perdido en esa discusión - por lo demás civilizada e interesante -sobre lo que debe entenderse por "clásico". Creo que lo importante no es que sean o no clásicas en un sentido artistotélico (que hoy muchos desconozcan probablemente, y en el que probablemente nadie piensa), sino a)que sean buenas y b) que nos lo sigan PARECIENDO, es decir, que al verlas hoy no nos interesen meramente como piezas históricas (aunque lo sean), cosa que a mí me sucede no ya con Griffith (casi siempre), sino hasta con Lumière, pero a otros puede parecerles irremisiblemente "de museo" cualquier película con diez años a cuestas. Por otro lado, lo que es "moderno" en su momento a menudo deja de serlo fuera de él, con el paso del tiempo, la asimilación de sus innovaciones y otros avances progresivos (que no siempre son para bien ni producto del mero paso del tiempo: nada garantiza que lo más reciente sea más "moderno" que lo antiguo). La frase de T.S. Eliot citada por Godard en "Bande à part" refleja muy bien cómo con el paso del tiempo se produce una igualación de ambos términos. "À bout de souffle" era indudablemente moderna en 1959-60, y basta compararla con otras grandes películas rodadas o estrenadas por entonces ("Anatomy of a Murder", "Rio Bravo", "Exodus", "North by Northwest", "Psycho", "Il generale Della Rovere", "Era notte a Roma", "Le Testament du Docteur Cordelier", "Le Déjeuner sur l'herbe", "Die 1000 Augen des Dr. Mabuse", "The Horse Soldiers" o "Sergeant Rutledge"), si es grande es con otros criterios y por otras virtudes; pero hoy "À bout de souffle", aunque siga siendo diferente de las otras citadas - algunas, por cierto, muy atrevidas e innovadoras, como "Cordelier" o "Psycho" o "Era notte", no mucho menos que "Pickpocket" o "Hiroshima mon amour" y bastante más que "Les Quatre Cents Coups" o "Les Yeux sans visage", por ejemplo -, se puede no sólo considerar "un clásico" (lo que es, a su vez, otra cosa que una película de estilo clásico o perteneciente a cualquier tipo de "clasicismo", y no es igual el americano que el europeo o el japonés), sino resultar para un espectador de hoy por el estilo de "clásica" que "The Rise and Fall of Legs Diamond" de Boetticher, que lejos de ser "moderna" es más bien anacrónica y retrospectiva en su estilo. Asunto, pues, complicado, y tremendamente subjetivo. Cada cual entiende y usa los términos como quiere: para mí una obra maestra, antigua o reciente, es la que puede enseñarnos muchas cosas, no sólo a futuros o aprendices de realizadores sino a los espectadores.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con Miguel Marías. Como decía un profesor mío, clásico es aquello que se enseña en clase. Se podría poner el ejemplo de un Kraus en filosofía, o de un Bradley, que sonaban muy modernos en su día y hoy totalmente olvidados salvo por los historiadores. En cambio, Hegel sigue siendo clásico (sin ser clasicista) aunque quizá gracias a Marx y, a su vez, éste, gracias a las vicisitudes del siglo XX. Sin el devenir de los sucesos tal cual los conocemos podría haber sido uno más de aquellos "socialistas utópicos" a los cuales se quería contraponer. Si la filosofía se "formó" gracias a autores como Platón y Aristóteles, mutatis mutandis puede ser que los fundamentos del arte cinematógrafico se apoye en pilares como Eisenstein, Ford, etc...El tiempo sin duda dará una perspectiva más amplia a las futuras generaciones con el riesgo de que estas se "equivoquen" y hagan volver al Hegel de turno en vez de a autores más interesantes ...
Aprovecho para agradecer a Jesús Cortés el haber descubierto Bubù de Bolognini y a Miguel Marías, Él, de Buñuel. Las dos mejores películas que vi el año pasado gracias a este blog. Espero que pronto os animéis a debatir en una tertulia televisada para que podamos seguir aprendiendo a ver películas. Saludos
Por cierto,¿Miguel Marías podría indicar algún escrito de don Julián Marías sobre cine? Me interesa.
Fernando C.

Luis S. dijo...

Casi me siento responsable del debate en torno al clasicismo originado... Para mí interesantísimo, por cierto. Es obvio que hay dos grandes maneras de entender lo "clásico". Tengo un primo jovencito (muy impresionable) para el que "Matrix" es un clásico. En fin, eso.
En cuanto a mi duda sobre cuándo comenzaría el cine a ser "clásico", por así decirse, creo que el que más me lo aclara es R. Dueñas (gracias).
Sí, me refería a clásico en un sentido de armonía, economía, claridad, puesta en escena. Supongo que, siguiendo estos patrones, Ozu sería lo más clásico entre los clásicos, ¿no?
Y me refería a que, en ocasiones, cuando veo películas, noto un enorme "salto" (en un sentido de "evolución" hacia la claridad, armonía, puesta en escena, etc.), digamos, entre un film de 1925 (digamos la maravillosa "La quimera del oro") a uno de 1935 (p.e. "39 escalones", "The Informer"), salto (que no es de "calidad", claro) que acaso no exista en otros decenios de la historia del cine.
Pero mejor me callo para no "columpiarme", habiendo además por aquí tantos expertos. Un lujo de blog.
Un saludo cordial.

Jesús Cortés dijo...

A mí me parecen más "evolucionadas" muchas de las grandes últimas películas mudas que algunas de las más emblemáticas de los 30 (no digamos la rígida y malhumorada "The informer") en cuanto a que llegaron más lejos y establecieron una comunicación de alta densidad con los espectadores de su tiempo, cosa que ya no se volvió a ver hasta los últimos 40 o 50 cuando el cine se hizo más accesible que nunca.
Tanto es easí que no debería sorprender ver como Yevgeníi Bauer se "adelantó" cuarenta años a Antonioni sino que debería ser una más de las pruebas de que pocas cosas eran realmente - menos aún las relaciones de pareja y la incomunicación - nuevas.
Pero en esos años de clasicismo, de innovación casi involuntaria y de alegres saltos sin red que consolidaron eso que ahora llamamos clasicismo hay abundantes películas (muchas más en realidad que de las buenas, como en cualquier otra década) hechas sobre unas coordenadas aceptadas - que son las que señalaba Rodrigo - que no pueden ser más rutinarias y no pueden tener menos vida.
Vincent Sherman, sin querer personalizar en el pobre hombre, hizo por ejemplo un montón de películas irreprochablemente "clásicas" pero ni un sólo "clásico".

Anónimo dijo...

Hola soy el autor anónimo de los comentarios 14 y 17. Matizada, Luis, la acepción del concepto de clásico al que te refieres podemos ampliar la reflexión un poco más el problema es que siempre nos moveremos en la línea de la confusión que nos reprocha Jesús, para ello te recomiendo el libro de Bordwell Luis que cité aunque es un libro muy discutible en el sentido de que él tiene una teoría que quiere demostrar al precio que sea y evita cuidadosamente todas las cuestiones que podrían enturbiar dicha teoría (algo común en los teóricos)
Creo que hay que partir del hecho de que no podemos agrupar como clásico el cine que sigue literalmente los axiomas aristotélicos, algunos de ellos como el respeto a las tres unidades o la armonía clásica (sofrosiné) sólo tienen sentido en el momento en que desarrolló la estética literaria o de las artes plásticas, tenemos que ver que cuestiones se puede asimilar al cine y en este sentido podríamos citar unas cuantas transparencia en el discurso, respeto hacia las normas del género, ausencia de huellas clara de retoricidad (y soy consciente de que no estoy siendo muy preciso pero no sé cómo expresarlo mejor), me refiero a que sea un cine que al contrario que, por ejemplo, Ciudadano Kane no esté continuamente llamando la atención sobre las cuestiones formales que afectan a la propia puesta en escena, hay que entender que un cine que pertenece a una industria con la que para y bien o para mal tiene contraídas unas deudas (a veces, no siempre, servidumbres), estos podrían ser unos rasgos para comenzar que se pueden (que podéis) discutir o criticar (por supuesto), de hecho os invito a que lo hagáis.
Esto no puede llevar a plantear ejemplos de cineastas clásicos aparte del que indica (con cierta maldad) Jesús de Vicent Sherman, por ejemplo (y es un tópico casi) Howard Hawks pero inmediatamente tendremos que ver lo discutible que es todo desde el momento en que Hawks está poniendo continuamente en tela de juicio dicho clasicismo rodando obras como The Big Sleep que utilizan el argumento como mera excusa para hablar de otras cosas que le interesan más (descomposición moral de la sociedad, proceso de fascinación y enamoramiento de una pareja..., o rueda obras como A Song is Born, Man's Favorite Sport o Eldorado en las que parte de una estructura previa (en forma de remake o prolongación) para llevar a cabo variaciones casi jazzisticas sobre cuestiones que en otras obras eran secundarias o para profundizar (él mismo lo reconoció) en cuestiones que no había podido desarrollar, rompiendo en esas obras no sólo con el concepto clásico de trama, subvirtiendo y reflexionando sobre el género y añadiendo opacidad al discurso, por no hablar de esa obra casi experimental que es Hatari! casi su Week End particular o Red Line 7000 quizá la obra que mejor condensa todo lo que fue Hawks a lo largo de su obra (aunque para mí no sea de las mejores). Por lo tanto si Hawks me parece un cineasta clásico discutible (en este sentido de la palabra clásico), qué decir de Lang, Hitchcock o incluso Ford (habrá algo menos clásico en un sentido aristotélico que Liberty Valance, en otros sentidos obra clásica donde las haya) quién podría ser el paradigma como director del estilo clásico Walsh que (al contrario que Hawks) casi siempre trabajó para un estudio pero son clásicas en sentido las sublimes Gentleman Jim o Pursued, Curtiz tal vez, desde luego con V. Sherman es más fácil pero no me parece un elogio aunque tenga películas estupendas.
Definitivamente es mejor refugiarse en el sentido menos clásico de la palabra clásico como obra digna de ser imitada, estudiada, admirada y analizada, como obra que no sea agota nunca, que siempre nos permite descubrir cosas nuevas, en este sentido (y volviendo a Hawks) para mi Bringing Up Baby, Monkey Business y Man's Favorite Sport son una única película que avanza, analiza, reflexiona, deconstruye y reconstruye un mismo discurso (con apasionantes variantes) como algunos Godards o como Resnais intentó hacer en Smoking/ No smoking y no terminó de conseguir.
Roberto B

Luis S. dijo...

No debería haber utilizado el término "evolución". Conste que no me refiero a películas mejores o peores, ni más o menos innovadoras, no es eso. Me refiero a una consolidación narrativa, una consistencia dramática... Bueno, mejor lo dejo.
Gracias, Jesús, en todo caso, por tus puntualizaciones. Aunque no estaré de acuerdo contigo en cuanto a película "malhumorada" en relación a "El delator". Sí es cierto que es menos relajada que otras posteriores, etc. A mí, de todas formas, me gustan muchas películas malhumoradas y crispadas.
Por poner un ejemplo: el hecho de que "El aventurero de medianoche" de Eastwood sea menos malhumorada que "Mystic River", "Sin perdón" o "Gran Torino" no me la hace preferible ni mejor.

Jesús Cortés dijo...

A mí sí, aunque no sólo por eso. De hecho yo prefiero esa que citas o la muy divertida "Space cowboys" a "The unforgiven" (no digamos "J. Edgar", su film más desabrido) por un trecho bastante grande.
Y no es más consistente dramáticamente lo aparentemente más serio o profundo. No conozco ningún cineasta más consistente (y pocos mejores) que Lubitsch o Guitry.

Anónimo dijo...

Había estado dando vueltas a la cuestión del cine “clásico” y constato al leer las últimas entradas de Jesús y Roberto que, en parte, tocan lo que voy a decir. Allá voy:
Veo que los, llamémosles así, aficionados al cine (para distinguirlos de los verdaderos cinéfilos) cuando hablan de cine clásico se refieren exclusivamente al realizado entre los treinta y los cincuenta en Hollywood. Para mí es un misterio que se desdeñe el cine mudo (sobre todo el de finales de esa época) y también que no se cuente, ni por asomo, con las obras de, por ejemplo, Ozu o Rossellini. ¿Por qué? Pienso que los aficionados al cine (que son bastante más numerosos que los cinéfilos –que son, somos, cuatro gatos- y que además, son entre otras cosas quienes escriben en los periódicos, sus opiniones se oyen más por lo que al final dichas opiniones son adoptadas acríticamente por la mayoría) valoran ese cine americano profesionalmente bien hecho, bien narrado, lleno de glamour, etc. Y rechazan lo que rompe esa “perfecta ilusión”: la falta de sonido, el exceso de realismo, el distanciamiento que les produce que venga de un origen excéntrico (Japón por ejemplo).
Me doy cuenta de que valoran la calidad de ese cine (ciertamente su calidad media está por encima de la calidad media de la del resto del cine) y sin embargo creo que no valoran de verdad, como merece, lo mejor y más valioso que tiene (y vaya si tiene) dicho cine. Sí, saben quién es Wilder, o Hitchcock, o Ford, pero no creo que sepan distinguir entre un melodrama de Minnelli y uno de Sirk ni entre un western de Walsh y uno de Dwan.
Algo verdaderamente definitorio para estos aficionados (como precisamente apunta uno de los que antes han participado en este debate) es que lo innovador NO es propio de lo clásico. Si valoran la convención y el recurso a las fórmulas quiere decir que no disfrutan (o que no comprenden) a los grandes. Todos los grandes, sin excepción, son originales: no se parecen a nadie y además lo que hacen (aquello por lo que les distingue y se les valora) no se ha hecho antes (aunque eso sí después se haya copiado y más o menos se hayan asimilado sus descubrimientos). Esto es lo propio de Mizoguchi y Dreyer, sí, pero también (y en eso no caen) es lo propio de Hitchcock y de Hawks. Son tomados como modelos representativos del cine de esa época cuando lo que hicieron era en su momento (y ahora lo sigue siendo) original e innovador. Y además muy personal.
Rodrigo Dueñas

Miguel Marías dijo...

No deja de ser curioso que una película que algunos calificarían de "primitiva" o incluso tal vez "pionera" más que de "clásica" haya suscitado un debate algo (inevitablemente) confuso pero razonable (y no demasiado académico) acerca del clasicismo. Pero las alusiones a Bordwell me preocupan un poco; aunque de vez en cuando encuentre interesantes ciertas "desviaciones" o "travesuras" con lo que él propugna como clasicismo, lo que Bordwell mantiene, ni siquiera sé ya si conscientemente, es una creencia, una fe casi dogmática en lo que yo llamaría - más que clasicismo - academicismo (a menudo nada pesado, entretenido, elocuente, comprensible y hasta muy satisfactorio) del cine americano sonoro, desde más o menos 1934 a 1964, que no es el de los verdaderos "clásicos creadores" (si se me permite tal expresión), es decir, Griffith, Ford, Lubitsch, Lang, Hitchcock, Hawks, Walsh, DeMille, Borzage, Dwan, McCarey, Capra, Browning, Sternberg, H. King, K. Vidor, Wellman, casi todos cineastas que empezaron y aprendieron en el periodo mudo y pasaron al sonoro - aunque algunos con reservas y tardíamente, como Chaplin, o hicieron poco en el sonoro, como Keaton o Griffith -, y todos ellos bien poco academicistas y frecuentes incumplidores (tampoco violadores intencionados; simplemente iban creando ese lenguaje sobre la marcha) de las supuestas normas narrativas y formales que los taxonomistas tratan de hacer pasar - a costa de brutales simplificaciones - por universales. Incluso los cineastas que debutaron ya en el sonoro, hasta cuando éste estaba ya sólidamente implantado, y que eran, por fuerza, epígonos de sus precursores (Sirk, J. Tourneur, Cukor, Minnelli, Preminger, Preston Sturges, A. Mann, Mankiewicz, Wilder, Leisen, Welles, hasta los más "modernos" como Nicholas Ray o Fuller) se siguen moviendo, de una forma natural, dentro de algo que se podría denominar "cine clásico americano", y que además de absorber influencias múltiples (Murnau, los suecos, el expresionismo alemán), es enormemente amplio y variado y permite, por ello, todo tipo de síntesis personales y una gran flexibilidad. Es lo que, por causas variopintas, entra en crisis (junto con otras cosas, y por causas en parte extra-cinematográficas) hacia mediados de los años 60. Lo que dice Bordwell es siempre más aplicable a artesanos (a veces admirables, a menudo interesantes; no como ahora) tipo Hathaway, Curtiz, C. Vidor, E. Goulding, Cromwell o V. Sherman - que tienen más en común -que a cualquiera de los citados antes o algunos otros que no creo haber mencionado, como Stahl (la lista es tan larga como variada), y se acerca a esquemás que quizá estadísticamente sean los más frecuentes en el conjunto de la enorme producción cinematográfica americana del periodo, aunque eso no los convierte ni en obligatorios ni en los mejores; es, simplemente, un marco de convenciones formales y narrativas y dramáticas que el público comprendía e inconscientemente esperaba, y en el que cabía moverse con gran soltura, lo mismo con digresiones (Ford), con bruscos giros (Hawks) o con osadas rupturas con las expectativas de los espectadores (Hitchcock). Lo más curioso es que los que hoy siguen aplicada o imitativamente esas supuestas reglas clásicas no tienen en absoluto ni la inventiva, ni la vitalidad ni la coherencia de quienes tratan de emular (de Spielberg a Bogdanovich o a Scorsese, y conste que los tres, en mi opinión, han hecho alguna película muy buena).

Anónimo dijo...

Sin perdón es, con diferencia, la mejor película de Eastwood y la mejor película americana de las últimas tres décadas. Y por cierto, "clásica".

Ozzy

Ricar2 dijo...

Se ha leido mucho, demasiado quizá, eso de que Eastwood es el último clásico, o algo parecido. De alguna manera que no sé explicar sé lo que se quiere decir cuando se dice eso. Quizá el ritmo, la sobriedad, no lo sé, pero es un cine de un gusto, eso, clásico. Pero que me aspen si tengo que ponerme explicar en qué consiste ese "clásico".

Miguel Marías dijo...

Suponemos que calificar de "clásico" algo es un elogio. Temo que no siempre, no necesariamente. Ozzy plantea como ejemplo (para mí contraejemplo) el caso de "Sin perdón" - para mí, actualmente, una de las menos buenas de Eastwood como director -, que bien podría - como algunas de Bogdanovich, Spielberg, Scorsese - ilustrar esa posibilidad y ese peligro que acecha a los "neoclásicos". Se puede decir que "Unforgiven" es "clásica" porque procede, en gran medida, de otras, éstas sí clásicas en el mejor sentido, pero a mi entender traiciona (y no creo que intencionadamente) ese clasicismo de origen con una serie de aditamentos y excesos barrocos (en el sentido de la palabra que nada tiene que ver, por ejemplo, con Bach) claramente anticlásicos (y tampoco precisamente originales, como pudieran serlo los de un fuller, para colmo), que bordean lo caricaturesco, lo grotesco y hasta lo esperpéntico. Tomar elementos de Anthony Mann, de John Ford y de William A. Wellman, y mezclarlos con lo menos apreciable de Sergio Leone, Arthur Penn, Sam Peckinpah y Donald Siegel, todo ello envuelto en solemnidad subrayona y enfática, me parece de un eclecticismo postmoderno opuesto a la aparente sencillez y naturalidad, a la coherencia y el equilibrio que hasta lo más artificioso tiene en el auténtico clasicismo. De hecho, parece una película esquizofrénica, y eso que creo que Eastwood es uno de los mejores directores americanos de las últimas (ya) cuatro décadas, pero tiene ciertas debilidades, entre ellas aceptar guiones a veces más efectistas que convincentes y con una construcción bastante deficiente en ocasiones, que - como no suele tener un jefe con el que confrontarse y pelearse - tiende a no tratar siquiera de modificar, o no lo suficiente. De ahí que, siendo uno de los dos o tres mejores cineastas americanos del momento, sea muy inferior a no ya Ford, sino a Anthony Mann, y que su trayectoria, en este momento, me parezca (a mí, claro, nadie tiene por qué estar de acuerdo) bastante preocupante. "J. Edgar" me parece lo peor que ha hecho desde "Heartbreak Ridge", que sigo encontrando insufrible, y la premiadísima "Unforgiven", pese a escenas magníficas, muy inferior a "Honkytonk Man" o "Bird", por citar casi la más "clásica" y la menos clásica de las que ha hecho, a "Blood Work" o "The Bridges of Madison County" o "Space Cowboys"... o las muy vilipendiadas "Hereafter" o "Changeling".

Anónimo dijo...

¿Es usted el verdadero Miguel Marías? Perdone la pregunta, pero es que lo dudo, aunque es posible que haya cambiado usted de opinión en quince años sobre algunas cosas.

Miguel Marías dijo...

Claro que soy el verdadero, y que yo sepa el único; y claro que (no muy a menudo, no mucho) cambio de opinión, a veces, a lo largo de quince (e incluso menos) años, entre otras cosas porque sigo revisando las películas y, si siguen rodando, a veces los cineastas evolucionan (o se estancan). Pero hace ya quince años no era "Unforgiven" la película que más me gustaba de Eastwood, ni me entusiasmaba como a casi todo el mundo, ni con ella "descubría" a Eastwood como director. La última vez que la ví me pareció en buena parte insufrible (todo lo de Gene Hackman y Richard Harris). E insoportablemente machacona y retórica en muchos momentos, lo cual, se defina como se defina el clasicismo, me parece incompatible con él.

Igor dijo...

Malo sería que alguien no cambie de opinión en nada durante quince años...

Anónimo dijo...

Pues en su libro doble Unforgiven/Manhattan no se manifestaba así. Vaya si ha cambiado. Yo en cambio la sigo considerando magnífica. En eso estoy de acuerdo con Ozzy.

Anónimo dijo...

Interesante el blog en general y la última entrada en particular, suelo frecuentar las páginas sobre cine y los comentarios que allí se publican y no conozco ninguna que tenga la participación cuantitativa y cualitativamente que tiene éste. No es de extrañar que el señor Miguel Marías participe en ella.

Mi más cordial felicitación al autor del blog que ha conseguido convertir al mismo en un referente y una cita obligada para los buenos espectadores.

Más blog como éste, por favor y menos Fotogramas.

José Miguel Calvo.

Luis S. dijo...

Cambiando de tercio, a mí también me gustaría hacerte (o hacerle) una pregunta, M. Marías. Recuerdo que hace años estabas escribiendo un libro sobre Buñuel, llamado "Otro Buñuel" o algo así... En fin, es algo que oí en "Qué grande es el cine" o que leí en alguna parte, no me acuerdo bien. ¿Es un libro terminado, un "work in progress", cuándo estará...?
Lo pregunto porque, ciertamente, me encantaría leerlo, como también leí con gusto los libros sobre McCarey y Mur Oti. Este último, por cierto, lo descubrí en la Reading Room del British Film Institute (Londres) en mi época becaria cuando andaba investigando y con el doctorado a cuestas (la tesis no fue sobre cine, sino sobre traducción cinematográfica y censura, en todo caso; aunque leí de todo en esas semanas, incluso por placer) y lo devoré. Gracias a él, descubrí películas que luego vi, como "Cielo negro" y "Condenados" (también una con Joselito que me gustó mucho menos, siendo suaves...).
En fin, perdón por el rollo. La pregunta era, principalmente, sobre el libro en torno a Buñuel.
Un saludo cordial.

Anónimo dijo...

Aparte del libro sobre Buñuel, creo que también tenía en proceso un libro sobre Preminger, no?

Antonio Muñoz

Miguel Marías dijo...

Luis, a mí también me gustaría leer mi "Otro Buñuel", lo malo es que antes tengo que escribirlo; llevaba buena parte escrita cuando Buñuel murió, y me negué a terminarlo en el acto para aprovechar el eco de su muerte y el tirón "necrófilo" (que detesto); así que me quedé sin editor. Después se planteó de nuevo, y me encontré con que lo escrito (el original y la copia carbón; era antes de los ordenadores) se lo había dejado a dos amigos, ambos entretanto muertos. Así que he tenido que volver a empezar (y lo que más detesto es "rehacer" algo), y no tenía mucho tiempo, ni ninguna prisa. Además, reviso constantemente sus películas y se mueven inusitadamente en mi lista de preferencias, así que necesito seguir aclarándome a mí mismo por qué encuentro admirables casi todas. Creí que al jubilarme iba a tener más tiempo libre, pero no es así, y pese a que pienso lo que dice Lang en "Le Mépris" ("Hay que acabar lo que se empieza"), tal vez cuando lo termine (ya que no hay editor, y quién sabe si para entonces libros y películas), dado que me va a crear muchas más enemistades de las que ya tengo, lo deje para publicación póstuma. Lo escribo, pero muy lentamente.
En cuanto a Eastwood, desde "Unforgiven" han pasado 20 años y más o menos otras tantas películas dirigidas por él. No me parece que mi opinión haya cambiado tanto; en las páginas 47 y 49 está apuntado básicamente cuanto ahora, más breve y tajantemente, he dicho; el apartado 6. de ese texto se llama "El manierismo al acecho". Lo único que ha cambiado, si me relee un Anónimo, es que la propia evolución de Eastwood y mis revisiones de la película han hecho que lo que ya no me convencía me moleste e irrite, y que vea poco claro que Clint, ya que no escribe él los guiones, sea lo bastante exigente con ellos. Si se revisan las películas dirigidas por sus guionistas, y son bastantes los que han dado el salto, se comprueba que son menos buenos como directores y que algunos defectos de las obras de Eastwood proceden de las estructuras narrativas de sus guiones, víctimas casi siempre de un prurito anti-lineal.

Miguel Marías dijo...

Antonio, sí, también tengo "en proceso" - más que en progreso - otro libro sobre Preminger. Como ninguno tiene editor ni es probable que lo tenga, nadie me mete prisas ni tengo fechas topes. Y soy rápido para escribir cosas cortas, pero muy lento para escribir libros, porque tengo un método absurdo, que es ya, y bien que lo siento, el mío: antes de seguir releo(y reescribo) lo que llevo; cuanto más avanzo, menos tiempo me queda para añadir algo nuevo. Corro al comienzo, a lo mejor escribo de corrido 30 o 50 páginas, y luego voy desacelerando.

Anónimo dijo...

Ojalá acabes pronto el libro sobre Preminger, creo que hay pocos (por no decir ninguno) directores más necesitados de un buen libro que Preminger al menos por los tres o cuatro libros que se han publicado en España sobre él, ignoro cómo serán los publicados en otras lenguas. Parece un cineasta maldito en este sentido, por otra parte es un director al que la fama de su (por otra parte magnífica) Laura ha oscurecido el resto de su obra, su cine negro lo coloca entre los tres directores más importantes del género y su etapa 1959-1966 presenta una sucesión ininterrumpida de obras maestras digna de la Hitchcock entre 1956-1971 o Lang entre 1950-1960.

Anónimo dijo...

Por supuesto que a mí también me encantaría disponer de los libros de Buñuel y Preminger de Marías pero creo que es mejor no insistir pues lo último que haría es meter prisa: tú sabrás Miguel cuál es tu ritmo de escritura y cuál es la mejor forma para que termines con bien tus proyectos. Es una pena que no exista un editor, entre otras cosas para que marque unos plazos. También es una pena que no te reclamen más a menudo artículos que, como ya has dicho en alguna ocasión, escribes sin dificultad. Y últimamente deben solicitar menos tus escritos porque (aunque sea un entretenimiento muy ameno buscarlos, sobre todo si hay hallazgos) me parece que escasean.
En estos últimos años has escrito un poquito sobre Buñuel (al comienzo, en “Nuestro cine”, escribías cuanto podías sobre él) y algo más sobre Preminger (una introducción tan densa -y precisa- a su cine que, afortunadamente lo acabas de desmentir, temí que, publicándola, hubieras decidido aparcar definitivamente el proyecto del libro).
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Miguel, otros dos de tus escritos, largos, que me apetece bastante leer son un artículo sobre Hitchcock y el suspense del que se publicó una versión reducida de 32 holandesas (el original tenía más de 70), en un libro muy difícil de conseguir para quien hoy lo intente; se editó en el 89 por la Fundación Municipal de Cultura de Oviedo y si lo que salió a la luz es fundamental, no sé cómo será la versión completa.
El otro artículo es el que dedicaste a King Vidor (de quien, que yo sepa, nunca antes ni después has publicado nada) y que apareció en un libro italiano que hojeé y que, en vista de mi desconocimiento de ese idioma, dejé con la esperanza de que con el tiempo apareciese una versión (así ha sucedido con artículos sobre Guerín o el que he citado de Preminger) en castellano. Esperanza vana.
A propósito de tu, al menos para mí, increíble facilidad de escritura: al comienzo del recién comentado trabajo sobre Hitchcock dices que una primera versión reducida y treinta y cinco artículos más escribiste –sin que finalmente se publicaran- para “Film Ideal” en…un par de meses. Espero que los conserves y (junto a muchos otros que sospecho también siguen inéditos) que aparezcan un día. En fin…
Señores editores ¿a qué esperan?
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Eduardo Torres-Dulce en su "Jinetes en el cielo" expresaba su deseo de que Miguel Marías se decida a escibir el libro que Ford se merece. ¿Habrá/emos de esperar mucho?
Por otra parte, en el excelente libro de Manuel García Roig y Carlos Martí Arís "La arquitectura del cine: Estudios sobre Dreyer, Hitchcock, Ford y Ozu", MIguel expresaba su deseo de un segundo tomo dedicado a Lang, Ophuls...,etc. ¿Sabe si hay un proyecto real a corto plazo para ese trabajo? Perdón por el interrogatorio. Saludos cordiales.

Fernando C.

Mario Vitale dijo...

1. Si no lo dice Miguel, lo digo yo. Aquí hay, para quien todavía no lo haya leído, un genial artículo about Otto Preminger de Miguel Marías. No sólo es totalmente recomendable, si no absolutamente iluminador. De lo mejor que he leído de él:

http://www.fipresci.org/undercurrent/issue_0306/marias_preminger.htm

2. ¿Qué es un clásico? ¿Y vosotros lo preguntáis? Este año se cumple el centenario del debut de una de las más grandes actrices de todos los tiempos universales: AN UNSEEN ENEMY de Griffith, con Lillian Gish. Y el año que viene será el centenario de una película que podía haberse rodado hace una semana: INGEBORG HOLM, de Sjöström, mi favorita del titán Victor.

Mario Vitale dijo...

Siento el olvido. El artículo sobre Preminger se tradujo después para la filmoteca española:

http://www.mcu.es/cine/docs/MC/FE/NotasalaProgr2010/mayo2010otto.pdf

Anónimo dijo...

Este último artículo es un texto corregido y actualizado del que apareció cuatro años antes en "Undercurrent". Es, pues, más completo. Sin embargo (supongo que por falta de espacio) le falta el final (una cuarta parte del total) del original.
Mario ¿tienes más enlaces de artículos de Marías publicados en los programas de la Filmoteca?
Rodrigo Dueñas

Mario Vitale dijo...

Sí, es una versión reducida, Rodrigo, pero me he acordado de la traducción para los que no lean inglés. Por desgracia artículos tan largos y profundos de Miguel Marías no suelen ser habituales en las notas a la programación de la filmoteca española. Me temo que hay que tirar de bibliografía privada o la paciente navegación para detectarlos. Aquí en Valencia, por ejemplo, el programa del actual ciclo de Nicholas Ray que se proyecta en la filmoteca ha utilizado, precisamente, el artículo que Miguel recientemente escribió para el monográfico sobre Ray que la revista Shangri La publicó hace poco: "Nicholas Ray, la antorcha". Yo aproveché mi estancia en Oviedo hace años para echar unas cuentas monedas en la Biblioteca Pública y fotocopiarme su artículo sobre Hitchcock que perseguía hace años.En la red también está, como sabrás, un artículo sobre Paul Newman director. Y luego, en diversas revistas, Senses of Cinema, Foco... hay buenas reseñas. En el blog de Bruno Andrade está reproducido, no sé si totalmente, el atrevido artículo que un joven Miguel escribió a mitad de los 70 sobre... ¡Cecil B. DeMille! (De paso, merece la pena leer el maravilloso artículo de Douchet sobre James Gray, aunque parece que no a todo el mundo le gustó...)

Carlos C. dijo...

Robert Aldrich:
http://www.mcu.es/cine/docs/MC/FE/NotasalaProgr2011/notas_julio2011.pdf

Stanley Donen:
http://www.mcu.es/cine/docs/MC/FE/NotasalaProgr2010/septbre2010dore_Stanley.pdf

Henry King:
http://www.mcu.es/cine/docs/MC/FE/NotasalaProgr2007/diciembre2007dore_king.pdf

Nicholas Ray:
http://www.mcu.es/cine/docs/MC/FE/NotasalaProgr2012/notas_febrero2012.pdf

Saludos

Miguel Marías dijo...

Siento ver quye hay personas más pendientes de lo que escribo que yo mismo; suelo tener buena memoria, pero no para lo que hago, y así resulta que a veces alguien me pide permiso para republicar algo escrito sobre Keaton, que doy advirtiendo que no creo haber escrito nunca sobre él, para finalmente comprobar que al menos tres. Por otra parte, alguna vez me he visto obligado a reescribir en castellano cosas escritas en inglés; o me las han traducido otras personas, sin que yo sea responsable de la versión. El artículo sobre Hitchcock lo intenté publicar lo menos en tres o cuatro sitios, pero a) era muy largo, b) sobre A.H. ya se había escrito mucho (para algunos, demasiado), y lo fui acortando; creo que esa versión publicada en Oviedo justificaba las cosas menos minuciosamente pero era de mejor lectura, y el original inicial lo he perdido, como casi todo lo mucho que escribí en un mes o así para "Film Ideal" cuando ya no volvió a publicarse. Creo que alguno acabó, años después, en la revista colombiana "Ojo al Cine", que dirigía Andrés Caicedo. Lo de K. Vidor tampoco existe, creo, salvo en italiano; aunque no creo que fuera demasiado interesante. Ya dije en la presentación del último libro de Eduardo Torres-Dulce que nunca ha entrado en mis planes escribir un libro sobre Ford (ni sobre otros cuantos de mis directores favoritos); si acaso, a lo mejor un día me dedico a defender a Richard Fleischer. Y creo haber explicado (en alguno de mis escasos libros) que no soy muy partidario del formato largo: lo esencial, efímero y pasajero por naturaleza, se puede decir en artículos amplios (de esos que ya nadie quiere en revistas impresas, ni tampoco mucho en internet), dejando amplia libertad al lector para que los interrogue, discuta o prolongue por su cuenta.
Si escribo menos es o porque a nadie le gusta lo que escribo, o porque pretenden que escriba de cosas que no me interesan, o porque no me gusta escribir donde no me encuentro a gusto (de joven, uno escribe a veces para impedir que lo haga otro; de viejo, ya no está uno para esos trotes). A lo mejor olvido algo, espero haber dado respuesta a las preguntas personales. Acabo de cumplir 64, así que si no pasa nada acabaré por escribir el Buñuel y el Preminger; lo cual no quiere decir que vayan a publicarse, claro, pero los más jóvenes tienen posibilidades de alguna vez leerlos. Todo ello si no me desanimo: cada vez encuentro más inútil decir cosas que o bien encuentro obvias o que ya las propias películas muestran muy evidentemente. Estoy convencido que ver una vez más una película enseña más sobre ella que lo que (al menos yo) pueda escribir, y que lo fundamental es dar pistas y animar a ver cosas que a lo mejor al lector ni se le había pasado por la cabeza mirar.

Anónimo dijo...

(1)
Lo primero, agradecer a Carlos por los enlaces y a Mario por los artículos aparecidos en los últimos años. Como bien sabrás, Mario, los trabajos que han ido apareciendo en estas fechas son bastantes más: Marías escribe en muchas –aunque de manera irregular y espaciada- revistas y páginas de la web. A ello hay que sumar los comentarios que hace en blogs como, sobre todo (que yo sepa), éste. Si conseguir los artículos (sobre todo todos los artículos) que aparecen en la red cuesta un poco, mucho más cuesta localizar los comentarios (tarea supongo que es poco menos que imposible). Además, en las tres últimas décadas (pero sobre todo tras la desaparición de “Nickel Odeon”), escribe en algunas revistas (esporádicamente en alguna, una única vez en otras) y con cierta frecuencia en obras en colaboración. Al no ser (fuera de alguna señalada excepción) el autor principal de esos libros (catálogos de festivales, prólogos, colaboraciones en obras coordinadas por otros) ni, claro está, de programas, raramente aparece su nombre en las referencias. Así pues es un poco difícil enterarte de sus trabajos si no tienes a mano una buena librería en la que se reciba todo lo que se publica de cine (y en los últimos años se ha publicado en España bastante) y, hojeando los sumarios, compruebes si participa. Si antes seguir a Marías era algo relativamente fácil (leyendo “Nuestro cine” y luego “Dirigido por”, “Casablanca” y “Nickel Odeon” –y de forma menos regular en “El Mundo”-), desde hace tiempo se ha convertido en una laboriosa tarea detectivesca, y enormemente grata cuando ¡bingo! ¡aparece un artículo nuevo!
Carlos, los artículos de esos programas de la Filmoteca por desgracia ya se publicaron en revistas. Lo que yo esperaba conseguir eran los textos que directamente escribió Marías para dichos programas o para las hojas que se reparten para cada sesión. Tengo algunos, como los destinados al ciclo que dirigió, “Fronteras del melodrama”, pero seguro que hizo más a partir de mediados de los 90 y que, como dejé por entonces de vivir en Madrid, desconozco. Sospecho también que Marías se encargaba de seleccionar artículos relevantes y poco accesibles (e incluso de traducirlos) para algunas de dichas hojas. Desgraciadamente me temo que todos estos trabajos no los conserva la Filmoteca (accediendo a sus catálogos no los he encontrado) ni, en fin, tampoco su autor.
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

(y 2)
Miguel, aunque por desgracia me parece que no guardas por sistema todo cuanto escribes (ni de ello aquello que publicas), confío (y no creo que sea un imposible) en que al menos una parte (aunque no sepas dónde) la conserves. Lo editado no es tan difícil de recuperar pues antes o después surgirán referencias y, a partir de ellas, se podrán localizar en una biblioteca (y dentro de unos cuantos años, aunque con los actuales recortes esto se retrase, todos los artículos de las revistas acabarán vaciados en bases de datos: se podrá acceder poco menos que a todo). A día de hoy es difícil saber con certeza qué, cuánto has escrito. Yo también me sorprendo al saber que escribiste en tres ocasiones sobre Keaton. Sé que lo hiciste en “Nuestro cine” y en “Casablanca”, ¿cuál será la tercera? Bien, ya hay materia para la investigación.
Para los que te piden un libro sobre Ford, les diré que has escrito bastante sobre él (imagino que casi tanto como sobre Godard) y que si lo recopilan todo se encontrarán con material suficiente para un volumen respetable (y con, claro, un contenido estupendo).
Lo que a mí sí que me gustaría leer es un trabajo sobre Renoir, el director que junto a Ford ha sido tu favorito, y del que, que yo sepa, sólo has escrito tres artículos (que sin ser, en absoluto, medianos, no son de lo mejor que has compuesto) sobre películas suyas. Aunque lo imagino en parte, me gustaría saber cómo explicas el genio de Renoir.
Por último, excelente la noticia del proyecto sobre Fleischer.
Rodrigo Dueñas

Anónimo dijo...

Ojo al cine si que casi imposible de encontrar, hay un índice de los números de revista en un blog dedicado a ese extraño y fascinante personaje que fue Andrés Caicedo y la verdad es que los artículos parece jugosos, españoles también publicaban Ramón Font y Segismundo Molist (otro suicida como Caicedo, según las cartas de este último que en el blog se recogen), una pena que por aquel entonces se editaran revistas tan interesantes como ésta o como la peruana Hablemos de Cine (imposibles de encontrar ni siquiera en el Rastro o en el Mercado de San Antonio donde sí se pueden encontrar todas las españolas como Film Ideal, Nuestro Cine, Casablanca o Dirigido) y hoy tengamos un panorama tan poco alentador.

Carlos C. dijo...

Rodrigo, en el siguiente enlace puedes escuchar la charla que dio hace poco Miguel en la Fundación Juan March, sobre la película "Nana" de Renoir:

http://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.aspx?id=2803

Saludos.

Miguel Marías dijo...

Eh, no me parece nada bien vampirizar el blog de Jesús con comentarios y preguntas sobre un visitante/lector más. Conste que no juego al Guadiana ni tengo vocación "underground", pero así están las cosas; últimamente escribo más en inglés que en castellano, y más en el extranjero que en España, y hablo más en Barcelona o en Lisboa que en Madrid. Aclaro un par de cosas a los curiosos: aunque, en efecto, es quizá Renoir el director que prefiero tras Ford (aunque con Murnau, Mizoguchi, Hitchcock y Lang), no he escrito casi nunca sobre él, y lo poco casi a regañadientes o a la fuerza, porque, mientras creo comprender a Godard, Hitchcock, Ford o Preminger - y subrayo que lo creo, no que los comprenda -, Renoir se me escapa. No creo posible decir (yo, que otros sí) nada interesante. Misterios. Por otra parte, me molesta y me aburre repetirme, e inevitablemente lo hago cuando escribo varias veces sobre una película o un director; no releo nunca lo escrito, y hasta procuro olvidarlo, pero sin duda se me ha quedado en la cabeza lo pensado mucho tiempo, y me salen, luego veo con horror, hasta frases casi idénticas. Otras veces me he autotraducido, muy libremente, en realidad reescrito, porque no se dicen las mismas cosas en francés o en inglés que en castellano, quitando cosas que habían cambiado entre tanto o no venían a cuento o no cabían en el espacio disponible (p.e., el texto sobre Preminger en el programa de la Filmoteca con respecto al de "Undercurrent" u otros). Llevé una lista de lo que escribía hasta el artículo mil o así, pero eso debió suceder hacia 1970, y desde entonces ni eso. Hay cosas perdidas (y que no aconsejaría buscar) en revistas raras desaparecidas; y alguna cosa curiosa habrá en "El Noticiero Universal" entre, más o menos, septiembre de 1966 y septiembre de 1970, escribía cada dos semanas...
Aparte de algunas cosas con seudónimo o firmadas por algún amigo sin tiempo para escribirla, hay hasta cosillas en "Fotogramas", cuando José Mª Carreño se tomaba vacaciones.

Alberto Sordi dijo...

¿Qué hay del cine portugués anterior a los ochenta? ¿Qué merece ser visto en vuestra opinión? Nada de Oliveira, por favor...

Jesús Cortés dijo...

Yo conozco muy poco. He curioseado algo de Leitao de Barros, Lopes Ribeiro, Brum do Canto y otros pero sin que nada me impresionase de verdad, ni siquiera "Ala-Arriba!", "O grande Elias" y algunas otras de las que tan bien oí hablar pero es probable que las haya realmente grandes a pesar de arrastrar esa cinematografía algunas taras un poco similares a las del cine español de la misma época.
Sí me gusta mucho lo visto (pero no todo) de Antonio Reis.

Alberto Sordi dijo...

En Wikipedia sus películas me salen todas como co-direcciones, Jesús. ¿Cuál recomendarías?

Jesús Cortés dijo...

Conozco un 50%. Muy buenas "Ana" y "Trás-os-montes", ambas hechas con Margarida Cordeiro. Para complementarlas o ampliarlas o entenderlas mejor, aparte de la más obvia "L'albero degli zoccoli" de Olmi, puede ser interesante ver "Torre Bela" de Thomas Harlan, el hijo de Veit. El corto "Jaime" es correcto pero insuficiente. No he visto "Rosa de areia", la última que rodó ni los primeros cortos

Jacques dijo...

De cine portugués anterior a los 80te recomiendo la esencial "Os verdes anos" de Paulo Rocha. Pero te lo dice alguien a quien Oliveira le parece uno de los mejores directores de la Historia del cine, con lo cual no sé si te valdrá la recomendación.

Anónimo dijo...

Hola Jesús, ¿Has visto alguna de las películas mudas que dirigió Francis Ford(que colaboró en algunas ocasiones con Ince)? ¿Destacarías algo?

Jesús Cortés dijo...

No he visto ninguna, lo siento