lunes, 10 de mayo de 2010

EL ÚLTIMO TREN DE PERUGIA

Unos años antes de que el libertador neorrealismo irrumpiera en los cines de Italia y poco después en los de medio mundo, ya finalizada la Segunda Guerra Mundial, el director, guionista, montador, escenografista y músico Francesco de Robertis rodó dos films que dormitan en el cajón del denostado cine de propaganda que tan poco valor añadido ha cosechado en cualquier parte y lugar.
Uomini sul fondo” en el 41 y “Uomini e cieli” en 1943 - aunque estrenada en el 47 y así aparece en los pocos libros que aún se dignan en mencionarla - son hoy día dos anticuallas del simplón y tendencioso cine fascista, la mitad de una tetralogía que completan "Alfa Tau!" y "Marinai senza stelle".
Verlas, como análogamente pasa con la filmografía de Veit Harlan en Alemania - del que yo al menos tengo "Opfergang" en un pedestal - es para muchos cinéfilos, perder el tiempo, cosa de arqueología a lo sumo, para comprobar lo burdo o sutil de las manipulaciones históricas y políticas perpetradas.
Todavía “Uomini sul fondo” (en la que trabajó Mario Bava, que lo defendió y admiró cada vez que le preguntaron por él), por aquello de que es un film prácticamente documental (de Robertis era Oficial de Marina), sin actores, que recoge las maniobras de unos buzos para rescatar a compañeros atrapados en un submarino - y por tanto más asimilable a lo que hicieron Aleksandr Dovzhenko en Rusia  o más certeramente Humphrey Jennings en Inglaterra -  habría resistido mejor (se entiende que sin verla) el paso del tiempo. No estarían muy contentos los grandes teóricos soviéticos del mudo si pudiesen comprobar lo penalizado que ha sido el montaje (todo lo que vemos en un documental es “lo que sucedió en realidad”) con la evolución de los gustos cinematográficos, sobre todo frente a la interpretación y la música y el escaso poder que es capaz de detectar una gran parte del público en la forma y el orden en que se disponen las imágenes.
Si además uno se decide a verla, quedará recompensado y quizá sorprendido por la precisión y fuerza de sus imágenes. Como muchos Ford enmarcados en el género bélico, será fácil sentir emoción - y estéril tratar de evitarla - cuando, sin épica de pacotilla, se eleve esa bandera en el último rollo del film. Para entonces puede que nos hayamos dado cuenta que no es el servicio prestado a la patria, ni el elogio de la milicia lo que trata de destacar de Robertis al filmar las acciones de estos hombres, sino que lo que le interesa es documentar el compañerismo reforzado por la urgencia, el sacrificio exacerbado por la amenaza y hasta el buen humor que puede haber cuando se trabaja a gusto, términos que hoy día quizá nos parezcan que no pueden ir ya en la misma frase.
Uomini e cieli”, también con una mayoría de actores y actrices no profesionales, es otro gran film, uno de mis favoritos de esta década en Italia, de equilibrio tan delicado que  constantemente parece estar a un paso de caer en el más absoluto panfleto, del que milagrosamente escapa siempre gracias a su inteligente estructura. Es una película de gestos sencillos y poco transcendentes, sin la más mínima referencia "oficialista", de carácter finalmente optimista y sin gran cosa que ver con las grandes obras del neorrealismo, aunque curiosamente más veraz y menos melodramático que muchas de ellas, quizá porque documenta la parte de la guerra en que aún no se combatía en terreno italiano y para cualquier transalpino movilizado tenía lugar en Albania, Grecia, Libia o Yugoslavia.
Así, la manera en que son contadas las peripecias (parece que nada aventureras ni valerosas y siempre en off: no vemos un solo combate aéreo) de estos cuatro amigos que ya no parece que puedan seguir siéndolo, tienen mucho que ver con el espíritu pacífico y cívico de las dos mejores películas de  Wiliam Wyler, "The best years of our lives" y la muy olvidada y subvalorada "Mrs. Miniver", y también con "This happy breed" de David Lean.
Se trata tanto de vivir con los estragos de la guerra cómo de afrontar el futuro, todo visto a través de la mirada apesadumbrada del Teniente Nurus (y en la curiosa y alegre que le devuelve Elena, la chica que lo idealiza), que debe poner a prueba su capacidad para encontrar motivos para mirar al futuro, aún viviendo rodeado de motivos para perder la esperanza.
Son muchos los momentos privilegiados en "Uomini e cieli" y quizá lo mejor sea invitar a quien no la haya tenido en cuenta a tratar de verla sin ningún tipo de prejuicio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesantes reflexiones. Has conseguido intrigarme por las películas no vistas de De Robertis, y hasta por las vistas y no apreciadas en exceso hace muchísimos años.
Miguel Marías

Ventura dijo...

Recogo tu invitación y me pongo a buscarlas...
Tanteando desde la intuición: ¿se les podría comparar con los films de los 40 de Mark Donskoy?

Saludos.

Jesús Cortés dijo...

No puedo opinar mucho, de Donskoi de esa década sólo conozco tres: "Raduga", "Selskaia uchitelnitsa" y "Kak zakalyalas stal" y creo que ninguna tiene mucho que ver. Intuyo que en su cine cuenta mucho más el factor temporal (y el recuerdo) y de Robertis era más un cineasta del momento. Ya me gustaría encontrar "Romantiki", la última parte de Gorki y las otras. Es una canallada que sea tan inaccesible alguien con ese talento y haya por ahí packs de tanto mediocre.